XV; ᴡʜᴇɴ ʏᴏᴜ ꜰᴀʟʟ

Jason apreto el gatillo, Billy contuvo el aliento sintiendo el corazón abrirse paso por su garganta, arañandola y escalando queriendo escaparse por su boca. Su estómago se revolvía impulsando el acto asqueroso provocando arcadas secas que pudo retener.

Su corazón dolia, estaba apretado sufriendo en silencio. Con labios entreabiertos solto todo el aire contenido por el ardor, sentía la calidez de su propia sangre descendiendo hacia su mandíbula.

Temia levantar la mirada y con lo que se encontraría, que esa mirada fría ya no lo recibiera aún si fuera con un falso afecto.

No tuvo que levantar la mirada, no fue necesario cuando él uso el arma para alzar su mentón chocando una vez más sus miradas. Un suspiro abandono sus labios, él lo miraba de la misma forma que siempre, fue un gran alivio verlo casi sonreír.

—es hora—murmuró como si fueran a oírlos cuando estaban rodeados de meros cadáveres, la única que podría oír sus pecados era la reportera Gale Weathers que se ahogaba en su propia sangre tras recibir un disparo de Jason en su cuello.

Por momentos estuvo aterrado, llegaron al final de la película y lo único que podía pensar era en que si Jason seguiría estando con él cuando el juego de Ghostface terminará, temia aburrirlo, no soportaría que eso pasara. Pero viendolo con ese brillo morboso, incluso el ardor y la pequeña sordera por el rozar de la bala de Gale en una de sus orejas, pasaba a un ultimo plano.

El rubio solto el arma dejándola caer en un ruido seco al suelo, Loomis agarro temblante el cuchillo de carnicero pues ahora venía la parte difícil de todo esto; herirse para fingir ser las víctimas.

Kepner no se veía ni un poco nervioso, tampoco lo estaba, observaba con seriedad como Billy acercaba el cuchillo repasando mentalmente donde debía hacer la herida lo suficientemente profunda para sangrar sin que fuera mortal. Un gesto burlesco se escondía en él, a pesar de tener que atravesarlo con el filo, el castaño solo corto los botones de su camisa dejándo libre su pecho y su abdomen, la mirada no disimulaba ni un poco su deseo tentado a coger aún con los cadáveres de su ex-novia y de su ex-suegro al lado.

Jason solo miraba, esta era su recompensa ¿cierto?

Un gemido gozoso escapo de sus labios, sus manos temblaban de la sola idea, Jason Kepner era todo suyo ahora y podría hacer todo lo que quisiera con él.

—no te emociones demasiado—la voz nula del rey de sus pensamientos se oyó, con los brazos caídos como si fueran ajenos a él, mostrando sin problemas la vista de su torso semi-desnudo—tenemos que acabar con esto rápido

Quería tocar su pecho, saborear sus pezones como si fuera el maldito néctar de la vida pero sabia que Jason tenía razón, con todo ya hecho tendría el tiempo suficiente para resolver sus fantasías convirtiéndolas en una realidad excitante.

—¿puedo... —trago en seco—hacer algo antes?

Kepner lo observo por segundos, esta era otra forma de tener control sobre su juguetito, una forma más experimental que nada y debia admitir que no le disgustaba por ahora.

El rubio asintió viendo como Billy dejaba el cuchillo al lado de la pistola, luego, se arodillo frente suya, tan cerca del cierre de su pantalón. Contrario a lo que suponía, Loomis beso con lentitud por arriba del cinturón provocando un escalofrio extraño en él. Dejo otro beso por arriba del anterior, así subió con lentitud hasta llegar a su pecho donde se tomó su tiempo desplazando su lengua húmeda sobre sus protuberancias, bien dedicado a succionar como si de un seno lechero se tratase.

Las manos inmóviles de Jason estaban hechas puños reteniendo los impulsos animales de tomar a Billy por la cabeza y funcionar sus labios con sus pezones, ansiando una sensación más fuerte y grotesca, como sus dientes aprentandolos hasta dejarlos en un estado de irritación deplorable.

Billy era ajeno a lo que provocaba en él pero no a los gemidos que buscaba ocultar, eran un cruel golpe a su orgullo por esta sensación nueva de ser el aperitivo de otro en vez de el degustante.

¿Podría decirse que este era su punto débil?

¿Una de las pocas cosas que lo hacía humano?

Un deseo carnal que solo era saciado por el hombre frente a él.

La sensación de los fríos y sangrientos dedos de Billy sobre su pecho era tan placentera, las veces que lo hicieron y él tenía el completo uso del cuerpo de Loomis no experimento este mismo grado de placer negándose a cualquier toque que no fuera necesario para su satisfacción.

—William...

Billy dejo de saborear su pecho, prestando total atención a sus palabras demostrándolo con su vista fija en sus orbes.

Jason inclino su cuello, con esa inexpresión tan característica suya, con sus manos tomó ambos lados de la cara de Loomis acercandolo con brusquedad a su cuello. Quería sentir más, se sentía tan jodidamente bien que se preguntaba si la boca de Billy sería capaz de hacerlo sentir bien en otros lugares.

Billy entendió de inmediato, sus propias manos acercaron a Kepner sujetándolo por la cadera dando un choque abrumador con su pelvis, Jason gimió contra su oído enloqueciendolo.

Por primera vez sintiendo una extraña libertad, el Ghostface original beso con desespero aquel cuello limpio dejado a su merced, con cada mordida sentía una presión rozar con la suya, besaba, lamia y succionaba pero lo que lo ponía era el clavar de sus dientes contra su piel.

—se siente bien, muy bien—no espero oír palabras de su boca, con esa voz ronca deseosa alentaba sus movientos atreviéndose a masajesar su trasero restregando sus cuerpos en un acto desesperado de obtener más fricción.

Una de las piernas de Kepner iba alzándose con el vaivén agitado de sus caderas, encontrando más placer al prenderse de esa manera, pronto Billy lo ayudo a saltar y colgarse de su cintura estrellándose con la pared más cercana.

Con los gritos transformándose en gemidos chillones, Billy reafirmo que el género de la película podía ser elegido.

No deberían.

Mierda, que no deberían.

Se supone que se heririan y luego llamarían a la policía, pero ahí estaban, el deseo y la excitacion por el fin de la película los había llevado a caer en un aló de lujuria que no pudo ser contenida.

—lo quiero, William, lo quiero—le ordeno entre tanto ruido hecho por él mismo—¡hazlo!

Billy no necesito de más, dándole apenas espacio para respirar, bajo sus pantalones y los de su amante de un tirón desechando también sus boxers.

Sentía que era un sueño, Jason tenía desde su cuello hasta el inicio de su vientre repleto de chupones, saliva, sangre y mordidas.

Su jodida obra de arte.

Todo hecho por él.

Elevandolo con sus manos y las manos de Kepner aferrándose a sus hombros, apoyado sobre la pared, comenzó a enterrarse en su profundidad soltando gruñidos mientras se deleitaba con los ruiditos del rubio.

No importaba si dolia, lo sabía, eso solo lo haría mejor.

El moviento lo iniciaron ambos provocando un sonido húmedo en toda la silenciosa mansión, ya no había nadie que pudiera interrumpir, todos estaban muertos o se fueron antes de que la verdadera fiesta inciace. Dudaban que alguien encontrara el cuerpo del camareografo debido al desierto en que se habían convertido las calles de Woodsboro por los recientes asesinatos.

Después de todo, la unión brusca y ruidosa de sus labios los llevó al extasis total.

Jason trataba de regular su respiración, se sentía tan raro, su cuerpo estaba pegajoso por su propio semen, Billy aun no salia de su interior provocando que con cada moviento su cuerpo extrañamente sensible se estremeciera.

—voy a salir... —con el susurro de Loomis en sus labios, otra nueva sensación lo inundó cuando el semen comenzó a caer desde su trasero.

Se sostuvo clavando sus uñas en los hombros de su juguetito, aferrándose por el tambaleó de sus piernas.

Billy le acariciaba el cuello con su nariz tiernamente, disfrutando el momento.

Se sentía bien.

Muy bien.

Un suspiro abandono los labios de Kepner al volver a unir sus labios de forma más lenta y descuidada, con sus respiraciones acelerandose por el toque indebido.

Demasiado bien.

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