8- Will me persigue y me convierto en una planta
Normalmente los semidioses tenemos sueños proféticos o que nos muestran algo importante que está pasando en el mundo de las divinidades. Por suerte, esa fue una pérdida de consciencia tranquila y sin pesadillas.
Me desperté con Will acariciándome la cabeza, donde tenía la herida. Estaba medio dormido. De una ojeada a la ventana comprobé que ya era de noche. Hazel dormía tranquila en su cama.
Intenté incorporarme, pero Will salió del trance y me obligó a quedarme tumbada.
—No me vuelvas a pegar estos sustos —susurró—. Si te hubiera pasado algo... ¡No puedes hacer eso!
Parecía asustado de verdad. Normalmente yo salía bien de las peleas. También es verdad que normalmente yo iba armada y atenta.
Me senté en la cama y me llevé la mano a la parte palpitante de mi cabeza. Notaba la venda empapada de sangre seca.
Will me abrazó. Estuvimos un rato así, hasta que vi que el despertador de mi mesita ponía que eran las cinco de la mañana.
—Solace, deberías ir a tu habitación. No creo que nos perdonen tan fácilmente que nos pillen por segunda vez en la misma habitación. Además, necesitas dormir.
Él asintió bostezando, me dio las buenas noches y me dijo que no dudase en llamarle si me pasaba algo.
Seguía algo mareada, por lo que ni me planteé ponerme a leer. Cogí un MP3 y me puse a escuchar Bon Jovi hasta quedarme dormida de nuevo.
Me desperté por las sacudidas de Hazel.
—Eh, Annie... No sabía si despertarte. ¿Vas a ir a clase o...?
—Sí, por supuesto —respondí rápidamente.
Me levanté rápidamente e ignoré el fuerte dolor de cabeza.
Me vestí y fui a desayunar a la cafetería, esta vez, con mi daga guardada en mi cinturón y oculta por la sudadera que llevaba. No había señales de la pelea de ayer. Me senté y vi a Will de lejos. Me vio y vino corriendo.
—¡Chase! ¿Qué haces fuera de la cama? ¡Un día de reposo mínimo! —se quejó.
—Y una mierda, Solace. Una pequeña pelea no me hará desperdiciar un día.
Él siguió insistiendo en que debería descansar, hasta que llegó su croissant, entonces se calló y se puso a zampar.
Me terminé mi bizcocho y me levanté para pedir un zumo. Vi a Percy y lentamente me giré, pero no iba a tener tanta suerte. En ese momento, Percy cogió su bandeja con comida y me vio.
—¿Annabeth?
Me giré lentamente, queriendo evitar una conversación.
—¿Sí?
—Tenemos que hablar. Además, creo que deberías descansar.
Suspiré frustrada. Había tenido heridas mucho peores, viniendo de cosas peores que los monstruos.
—¿Sobre qué? —dije, haciéndome la tonta.
—Ya sabes el qué. Sobre lo que pasó ayer y te causo esa herida.
Lo miré con confusión fingida.
—No veo de que hay que hablar. Un perro bastante grande se me abalanzó encima —contesté encogiéndome de hombros.
Percy levantó una ceja, lo que le daba un aire de duro. De repente, noté que hacía mucho calor.
—No intentes engañarme, sé lo que vi, y sé que tú también lo viste, aunque seas la única otra persona que lo ha visto.
Me quedé sin saber que hacer. Odiaba no tener planes. ¿Esto me estaba pasando de verdad? ¿No tenía un plan B? ¿Un plan C? ¿Al menos un plan? Al parecer, no. Tendría que improvisar. Por suerte, la primera hora del día era artes y yo iba a escénicas.
—Hablaremos luego, no quiero llegar tarde a clase —y me escaqueé de los problemas.
Fui corriendo por los pasillos hasta llegar al salón de actos, donde teníamos teatro. Siempre me había gustado la idea de actuar, al final, muchas de mis estrategias de ataque necesitaban improvisación para engañar a monstruos. Además, en cada misión estaba constantemente actuando, acercándome a mi presa poco a poco para poder cazarla. Sentí repulsión hacia mí misma. Los dioses me estaban comiendo la cabeza (no literalmente, dejemos el canibalismo a Cronos).
Entré en la clase y vi a un grupo de alumnos en el escenario, rodeando a una profesora que tenía varios guiones en la mano. Fui hasta el escenario y poco después llegaron Will y Percy. Este último me miraba de reojo de vez en cuando, algo agitado.
—Buenos días, clase —sonrió la profesora—. ¿Alguien sabe algo de cultura clásica griega?
Tuve que reprimir una carcajada. Will hizo lo mismo.
Levanté la mano.
—Bien, porque vamos a representar algunos mitos clásicos. ¿Sabrías explicar el mito de Dafne y Apolo? —me preguntó la profesora.
Will puso los ojos en blanco. No debía de hacerle mucha gracia oír una y otra vez historias de como su padre se enamoraba enseguida.
Expliqué el mito lo mejor que pude y la profesora me aplaudió.
—¡Magnífico! Como te lo sabes tan bien, no te costará representar a Dafne... —miró a Will—. Y tú, serías un Apolo perfecto.
Will puso una mueca no muy alegre en su cara. No le gustaba mucho que lo comparasen con su padre.
Empezamos a actuar y yo tenía que contenerme la risa cada vez que Will/Apolo hablaba.
—¿Por qué la hermosa Dafne escapa? ¿Es que mi belleza y grandeza es demasiado para ella? ¿Se siente intimidada por mi fuerza divina? —hacía gestos exagerados mientras corrías detrás mío por todo el escenario.
Todo el mundo se reía y yo estaba un poco roja, porque no tenía muy claro que tenía que hacer. Entonces me paré y me empecé a convertir en laurel. Unos chicos aparecieron y pusieron una cartulina con forma de árbol delante mío.
Después de que Will estuviese llorando y rodando por el suelo unos cinco minutos, terminamos la obra y todos nos aplaudieron. Will me cogió de la mano y me hizo hacer una reverencia al público junto a él.
—¡Bien hecho! ¡Muy bien! —aplaudía la profesora. Varios alumnos representaron otras obras. Entonces, ella anunció—: Haré grupos de cuatro personas. Tendréis que prepararme una obra, como tema principal —pausa dramática—, ¡el amor!
Empezó a hacer los grupos.
—Annabeth Chase y Will Solace... Habéis hecho muy bien vuestra obra, por lo que estaréis juntos, con... Percy Jackson y Leyla Schuyler.
Una chica de ojos muy bonitos pero muy repelente se acercó, sonriendo a Will y a Percy. Era la misma que había querido bailar con Will y había acabado con el segundo. Genial.
Vaya, he actualizado antes de que se terminase la semana, pensé que no podría. Goals.
Bueno, tampoco estaba muy inspirada, ya habrá más acción próximamente.
Se me acaba la batería y tengo que estudiar, así que au revoir.
~Pau
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