7- Una vida normal, relajada... Mierda, que me muero

—Pas de bourrée y plié en tercera, muy bien —indicaba la profesora.

Llevábamos cincuenta y cinco minutos de clase y he de admitir que estaba muy cansada. Aunque nada comparada con Will, que prácticamente se arrastraba por el suelo agotado y se había terminado su botella de agua hacía media hora.

Y sí, si os lo estabais preguntando, Will llevaba mallas puestas, y he de decir que le quedan bastante bien, aunque es gracioso de todas formas.

Yo también llevaba unas mallas y una camiseta suelta y pensé que debería llevar eso más a menudo, porque era comodísimo.

La profesora nos dio los cinco últimos minutos que quedaban de descanso, para luego empezar la parte de baile moderno de la clase. Will y yo nos sentamos en un banco y me puse a beber mi botella de agua. El chico me puso ojos de cachorrito, rogándone por unas gotas de agua.

—Yo me lo hubiera pensado antes de dejarme sola en el comedor, Solace —contesté y le di la espalda.

De reojo vi el arrepentimiento en su cara.

—Yo... Lo siento, me dejé llevar, y todos me hablaban de música y de lo divertida que era la banda y de repente estaba ahí sentado y no me había dado cuenta de que ya no estabas, así que... —lo dijo todo de golpe sin pararse ni a respirar.

Me di la vuelta y le interrumpí:

—Está bien. Además, eres tú el que se ha perdido probar unas galletas azules buenísimas.

Me miró con confusión y yo solo me reí por lo bajo. Busqué a Percy con la mirada y lo vi estirando en la barra. Me había fijado en él durante gran parte de la clase, ya que no se le daba nada mal. Y pensaba que él solo hacía natación.

—¿Por qué se tomarán los dioses tantas molestias en que matemos a ese pobre chico? —preguntó susurrando Will—. Ya sé que Zeus puede incumplir el juramento de no tener hijos si le da la gana y eso, pero Hades tampoco lo ha cumplido y Nico está a salvo... ¿Verdad?

Noté una chispa de miedo al final de la frase. Will quería demasiado a Nico, no creía que pudiese soportar que le pasara algo.

Intenté calmarle.

—Sí, pero Hades y los Olímpicos no se llevan muy bien, y Zeus sabe que el mínimo acto contra su hijo puede desencadenar una guerra que Zeus no quiere. Además, ya viste como se puso Hades con lo de Bianca... —mi cara se contrajo en un gesto de nostalgia, no había conocido a Bianca muy bien, pero no merecía lo que le había pasado.

Will pareció entenderlo y dejó su paranoia a un lado. O eso parecía.

—¿Luego me dejas tu portátil? —me preguntó.

—Claro —aunque no sabía a qué venía eso.

La profesora nos mandó ponernos en parejas y que practicásemos pasos, siento nuestro compañero el espejo.

Fue muy divertido bailar con Will y la clase se me pasó volando. Fuimos a los vestuarios y nos cambiamos, para luego dirigirnos a mi habitación.

Él cogió mi portátil rápidamente y lo encendió. Entró en Skype y llamó a Nico.

Parecía que no iba a responder, cuando se conectó a la llamada.

—Annabeth, se supone que no puedo usar aparatos tecnológicos en el... —se calló cuando se dio cuenta de que el que llamaba era Will, y que estaba abrazando la pantalla del ordenador. Me mordí el labio para no morirme de risa ahí mismo.

—Te echo de menooooos —dijo Will, con la cara todavía aplastada contra la pantalla.

Vi que Nico se ponía rojo y apartaba la mirada. ¿Podían ser más monos?

Will empezó a contarle lo que habíamos hecho durante todo el día y su novio le escuchaba atentamente. A mi mejor amigo le brillaban los ojos y sonreía como un tonto. Se notaba que estaba muy enamorado.

Con cualquier otra pareja me hubiera sentido fuera de lugar, una intrusa. Pero ellos siempre me habían dicho lo contrario, y yo ya estaba acostumbrada a verlos ponerse ojitos o pillaron en medio de una sesión de besos en la cabaña del pelinegro.

Vi que su conversación se iba a alargar, así que cogí un libro y me puse a leer. Veinte minutos más tarde, entró Hazel y se sorprendió al ver a su hermano a través de la pantalla del portátil.

—¡Nico! —sonrió—. ¡Cuánto tiempo! No nos vemos desde que empecé el curso. Pensaba que no podías usar el portátil en el Campamento Mestizo. Aunque yo todavía no sé usar el mío...

Siguieron hablando, hasta que Nico les dijo que tenía que ir a entrenar un rato. Nos despedimos todos de él.

Decidí salir a dar una vuelta mientras Will se iba a hacer sus deberes.

Se me hacía raro parecer una adolescente normal, sin tener que cargar mis cuchillos a todos lados y tener que entrenar todos los días en el campamento. En parte echaba de menos a mis amigos del campamento y las actividades divertidas. Pero estaba bien parecer normal.

Me dirigí a una cafetería que había cerca de la residencia del instituto. Tomé un café y aproveche para relajarme. Hacía mucho que simplemente me sentaba y ya. Me hubiera gustado estar así durante horas. Por desgracia, los mestizos no tenemos esas ventajas.

Debería haber estado más atenta. Pero tenía la guardia baja y no llevaba siquiera mi daga. La empusa salió de la nada.

Grité y me levanté tirando la silla. La gente me miraba extrañada y se alejaba poco a poco. La Niebla.

El demonio se me echó encima y me dio una patada con su pierna de metal en la cabeza. Caí al suelo, no del todo consciente de lo que pasaba. Oí una escalofriante carcajada que venía de la empusa, a punto de desgarrarme el cuello. Entonces, algo la empujó y se cayó al suelo. Me giré para mirarla y vi como una figura de pelo oscuro luchaba con una silla para contenerla.

Me levanté mareada y fui dando traspiés hasta la pelea. Perseus Jackson era el chico que forjeceaba con el monstruo. Intenté pensar con claridad. No podía cargarme a la empusa con las manon desnudas y Percy no aguantaría mucho más. Fui corriendo hasta una mesa de la cafetería y cogí un tenedor. Cargué contra el monstruo.

Percy se apartó justo a tiempo, y yo clavé en el pecho de la empusa el tenedor. Soltó un grito desgarrafor y se deshizo en el aire.

Me tambaleé y me senté en el suelo antes de caerme involuntariamente. Percy se me acercó. Estaba sangrando por un arañazo en el brazo.

Me miró con algo de miedo en los ojos. Al principio pensé que a lo mejor le había intimidado mucho con un tenedor, pero luego me di cuenta de que no tenía miedo de mí, más bien por mí. Me puso una mano en la parte posterior de la cabeza, que me palpitaba de dolor. Cuando la separó, la tenía llena de sangre.

—Tienes que ir a la enfermería —dijo, ayudándome a levantarme.

Negué e insistí en ir a mi cuarto.

—¡¿Estás loca?! ¡Te estás desangrando por la cabeza!

Yo solo murmuré «Will» y me ayudó a llegar hasta mi habitación. Se fue mientras yo me echaba en la cama y de repente mi mejor amigo apareció escandalizado.

Cogió un botiquín de su habitación y me vendó la cabeza. Me dio ambrosía y acabé desmayándome.

_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-

Pue no sé que decih :v

¿Os gusta la idea de que vayan a baile contemporáneo?

Intentaré tener otro capítulo pronto, pero no prometo nada xD

Taluego

~Pau

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top