#4 Mask Kiss (Indirect kiss)

La mayoría de su figura se encuentra oculta detrás del mueble indivual ubicado en el centro de la pequeña sala, su espalda permanece curvada mientras sus rodillas se unden en el mullido colchón, la mala posición le provoca un leve dolor en la espalda baja a causa que lo hace removerse de incómodo cada tanto; sin embargo, a pesar de la incomoda posición no parece haber intención alguna de querer cambiarla, pues sabe bien que, si lo hace, será oído y descubierto, poniéndole fin a su misión, aquella que se había propuesto dar por finalizada el día de hoy.

Habían sido varios los intentos de la misma, eran tantos que ya había perdido la cuenta a este punto, no obstante, dispuesto a salir victorioso seguía en la lucha para alcanzar su rotundo éxito, aquel que lo llevaría a la obtención de su premio, ese con el que tanto fantaseaba.

Para distraer no concentrase en la punzada que recorre su columna, Jake fija su mirada en aquella puerta de grisasea madera ubicada al final del pasillo, ese mismo que es decorado por un sinfín de fotos donde se podía apreciar la inconfundible figura de a quien esperaba junto a otro chico que no se lograba ver con claridad debido a la distancia y a sus orbes cansados pues es de noche, por no decir casi madrugada, hora en la cual ya su cuerpo pedía a gritos tomar un descanso.

Sus casados orbes caen en el reloj a un lado del espejo a su izquierda, de sus labios sale un ruidito quejoso.

¿Quién demonios toma una ducha de 3 horas? Está casi seguro que el chico en el baño ya se acabó toda el agua de la ciudad en esa simple ducha.

Apoya el mentón en la apoyadera del sillón, sus ojos empiezan a cerrarse y su postura se vuelve más perezosa, mas, aunque quiere cerrar los ojos por aunque sea algunos segundos se obliga a si mismo a permanecer con  la vista pegada a la puerta, misma que, después de unos minutos, se abre finalmente.

Ante el sonido todos sus sentidos se ponen en alerta. Debido a la apertura puede escuchar con mayor claridad el sonido que produce la voz ajena al entonar aquella canción que es producida por su teléfono, esa misma que viaja por el pasillo y, al ser capatadas por su sistema auditivo, le envían una señal a su cerebro para que, después de una larga espera, le diera inicio a su plan.

Dandole un descanso a su espalda, cambia de posición, su pierna izquierda es estirada hasta que sus pies descalzos tocan el mármol del piso, su cuerpo entero se sacude por los escalofríos que provoca el choque de temperaturas, baja el otro pie con el mismo cuidado y, finalmente, abandona el sofá para posarse a un lado del mismo.

Mirando en cada momento por el pasillo, caminó de puntillas, haciendo su camino con lentitud directo hacia aquella esquina donde aguardaría el momento indicado para saltar sobre el chico.

Sus pies se arrastraron por el suelo y su mirada permaneció fija en aquella puerta entreabierta, son pocos los pasos que lo separan de su objetivo por lo que sonríe con triunfo, sin embargo, antes de que pudiera llegar, más específicamente, al pasar por el frente del pasillo, es iluminado por una brillante luz, misma que lo obliga a tirarse con prisa detrás de la mesita de noche más cercana para no ser descubierto.

—¿Hola? —La voz ajena pregunta. —¿Hay alguien ahí?

Un pequeño silencio se forma en la sala mientras el azabache oculto detrás del mueble muerde sus labios para no soltar ningún sonido que lo delate pues, al saltar, su rodilla izquierda se ha estrellado con fuerza contra el suelo. Aguanta las ganas de llorar rogando que el rubio no venga pues solo se necesita que traspar el pasillo para ver su lastimera figura detrás del mueble.

—Supongo que fue esa traviesa cachorra.

El sonido de la música vuelve a inundar el pasillo y, ante esas palabras, el azabache se permite soltar todo el aire contenido en sus pulmones mientras se soba la rodilla con un puchero.

Bien, ¿para que mentir? Era un hecho que se había olvidado por completo de la existencia del nuevo sistema de luces que, irónicamente, el mismo había visto como instalaban el día anterior. Por suerte en aquella casa vivía una Golden retriever que se la pasaba de aquí para allá y que por ende, vivía activando las luces al pasar por debajo de ellas, debido a ello el rubio había pensado que había sido esta y no Jake; su error por poco le cuesta el triunfo pero suerte no había sido así, podía continuar.

Asomó su cabeza por una de las  esquinas inferiores del mueble. Notó como el muchacho después de la falta de contestación había vuelto a entrar al baño, así como también ahora tenía una toalla en la cabeza, la mitad de su rostro era tapado por ella al ser usada para secarse el cabello por lo que, muy seguramente, no lo vería si salía. Aprovechando la ceguera momentánea, rueda desde su desvio hacia la zona destinada; justo cuando su espalda se apoya en la pared se oye el sonido de la puerta ser cerrada.

Lleva sus manos hacia su pecho donde su corazón golpetea con fuerza debido al momento de adrenalina, por poco y es descubierto. Tene que tomar varias respiraciones profundas para calmarse.

Los pasos se oyen cercanos. Intuye que el mayor esta a solo algunos pocos pasos de él. Despega la espada de la pared y toma posición para hacer su jugada, no es mucho lo que tiene que esperar para toparse con la mitad del rostro que sigue siendo cubierto por la toalla.

"Es ahora o nunca" Se dice a si mismo.

Con rapidez sale de su escondite, salta en frente del chico, quien, ante el sonido para sus pasos en signo de alerta pues no puede ver nada por la toalla en su cabeza. Los brazos de Jake  son estirados hasta posarse sobre los hombros contrarios, sus manos se enrredan en la parte posterior del cuello de quién aún no sabe que demonios es lo que sucede, debido a que aún una pequeña diferencia de estatura tiene que estirar un poco el cuello para estar a la altura de su objetivo, levanta la toalla que cubre la cabeza ajena y pone sus labios en forma de pico para poder besar aquellos blefos que no ha podido tocar, sin embargo, todo su plan se ve arruinado al momento, tras alzar la toalla que cubre el rostro ajeno y encontrarse con aquel pedazo de tela azul que cubre la mayor parte del rostro del rubio.

Da un paso hacia atrás.

—¿Qué haces? —La voz del mayor suena amortiguada por la mascarilla que lleva puesta, esa misma que hace Jake lanzarse con dramatismo hacia el chico quien, un poco divertido por la situación, lo abraza por la cintura.

Game over.

Otro fracaso más a la lista.

—¿Quién en su sano juicio se ducha con mascarilla? —Lloriquea molesto mientras apoya su cabeza en el hombro que vibra a causa de la risa ajena, levanta la mirada molesto.

—Adivine que harías algo como esto así que lleve una antes de entrar. —Respondió el mayor mientras se encogía de hombros como si aquello no hubiese arruinando su plan.

Por su parte, Jake no hizo más que pucherear mientras le dirigía una mirada de odio a aquella mascarilla en el rostro de su novio.

¿Era si quiera posible odiar un pedazo de tela? ¿Lo era? Esperaba que sí pues estaba seguro que era poco lo que le faltaba para cometer un crimen de odio contra aquella colección de material hipolargenico que había estado siendo usado por todos en el último año, esa misma que no solo detestaba por tener que llevarla puesta durante sus horas de trabajo sino que también porque lo había estado privabando de hacer eso que tanto le reconfortaba, aquello que lo hacía sentirse en el mismísimo cielo:

El fundir sus labios con aquellos dos divinos pedazos cielo pertenecientes al amor de su vida.

Jake en realidad no era un fanático de los besos, aquella acción de la cual todos presumían y deseban realizar no le habían llamado la atención en sus primeros años de vida, ni siquiera en la secundaria donde todos parecían querer realizar la acción, vivió parte de su vida universitaria sin preocuparse por ello hasta que, en medio de una inocente partida de la botella, probó el dulce nectar de aquel par de blefos pertenecientes al, en aquel entonces, desconocido muchacho.

Al sus labios rozarse a causa del reto, Jake había experimentado un montón de emociones, se sintió elevar por los cielos, siendo soltado al llegar a lo alto para caer en un mar de sabores casi idílico que lo hicieron desear jamás dejar de probar esos bellos. Aquellos que, una vez a su disposición, lo habían convertido en un adicto, uno que adoraba pasar sus mañanas, tardes y noches embriagandose por la dulzura de los mismos.

Los labios de Jay eran la definición de su propio e idílico paraíso, su amada utopia. Una que había tenido que abandonar por al menos 2 meses.

40 días eran los tortuosos días en los cuales tenía que someterse a la muy temida abstinencia, esa que lo único que hacía era volverlo una persona impaciente, una que lo hacia crear planes, que siempre terminaban en fracaso claro esta, con el fin de forzar su entrada al mundo idílico que tanto añoraba.

Jake quería besar a Jay. Fundirse en aquellos labios y derretirse ante su tacto, sin embargo, aunque lo desea y va en búsqueda de ello siempre es detenido por aquel pedazo de tela que se había vuelto uno con el rubio tras ser obligado a realizar cuarentena a causa de su imprevisto viaje a Seattle.

El padre del rubio se había contagiando con aquella odiosa enfermedad que tenía el mundo entero en un estado paralítico y nervioso, por suerte el señor Park salió asintomático, sin embargo, a causa del nerviosismo familiar, Jay había tenido que viajar hacia su ciudad natal para calmar a sus familiares, teniendo que someterse a una cuarentena al volver, misma que había estado intentado de ser rota desde la segunda semana por el azabache que justo en ese momento lo observa con ojos tristes, esos que tiene que ignorar para no caer en la tentación.

Obligandolo a tomar distancia el rubio guía a Jake hasta el sofá, obligandolo a tomar asiento. Imita la acción pero en la otra esquina.

El silencio reina por un momento la sala antes de que el rubio decida romperlo.

—Sabes que hago esto porque no quiero enfermarte. —Explicó en un intento por animar al azabache quien se veía sumamente derrotado por la situación.

—Pero si ni siquiera estas enfermo—Respondió, o más bien, se quejó mientras jugaba con uno de los hilos salientes de la manga de su suéter.—Eres cruel. —Murmuró.

Jay asintió dándole razón a ello pues, por suerte, al ir y venir no había logrado infectarse. Sus pruebas desde hace unas semanas habían salido negativas, pero aún así debía de tener precaución, en especial cuando había la posibilidad de que pudiera, de alguna forma, infectar a Jake.

Y si algo como eso llegaba a pasar jamás se lo perdonaría.

—Quizas lo soy. —Admitió.—, pero no quiero arriesgarme. No me miras así. —Regañó al esos ojos parecidos a los de un cachorro triste posarse sobre su persona. Tuvo que resistir las ganas de acercarse y acunar aquel rostro. —Sabes bien que a mí tampoco me gusta esta situación. —Levantó las manos y señalo la distancia entre ambos. —No tienes ni idea cuántas veces debo luchar para no mandar todo al demonio e ir a nuestra habitación por el simple hecho de que
extraño tenerte entre mis brazos toda la noche. —Expresó con pesar.

Para él tampoco era fácil el permanecer alejado de Jake, era el doble de difícil conciliar el sueño por las noches pues, al sentir el espacio vacío a su lado, las ganas de descansar rehuían de él.

Extrañaba poder tirarse en el regazo ajeno para poder tomar una merecida siesta mientras los dedos ajenos acariciaban su cuero cabelludo en un masaje relajante, extrañaba los finde semana de películas hechos unas bolitas de mantas y almohadas en el sofá, pero sobre todo, lo que añoraba hasta el punto de poderlo de mal humor al no poder tenerlo, era el disfrutar de aquel choque de labios que, a pesar de ser constante, jamás eran suficientes; eso simples y a veces apasionados besos eran capaces de mejorar su día, sin embargo, por el bien de ambos no podía hacer otra cosa más que renunciar a ellos.

El azabache quien, ante las palabras ajenas se había quedado sin habla volvió a llenar el silencio con su voz.

—Lo siento. —Se disculpó.

El rubio negó pues sabía, por experiencia propia cuan frustante podía ser todo aquello.

Jake siguió hablando. —Se que haces esto para cuidarme, así que no debí de ser tan terco al respecto, no pensé en que también la estas pasando mal y que mis intentos no hacían que empeorar todo esto. —Declaró mientras enrredaba entre sus dedos el hilo colgante y jalaba de él para desprenderlo. —Soy un idiota.

—No lo eres.

—Claro que lo soy. —Volvió a afirmar esta vez observando directamente a Jay. —¿Sabes porque lo soy? —Ante la negativa prosiguió. —porque a pesar de ser consciente de ello no puedo evitar extrañar besarte. —Confesó mientras dejaba salir un profundo suspiro y se dejaba caer hacia atrás en el sofá. —, pero supongo que tendré que vivir con las ganas, al menos por dos semanas más..... Oficialmente declaro esto como una misión fallida.

Hizo una mini explosión con sus manos tal y como si una bomba se hubiera activado, voltea a ver al rubio y hace una mueca que intenta de ser una sonrisa mas parecer ser más una mueca llena de pesar.

—Me iré a la habitación principal, así puedes terminar tu trabajo con tranquilidad. —Hizo saber mientras se levantaba del sofá y buscaba sus abandonadas zapatillas. —Buenas noches. —Termina por decir en un murmullo que hace doler al corazón del mayor pues sabe que, aunque intenta de verse comprensivo, una gran tristeza inunda el interior de su castañito.

Deseaba hacer algo al respecto pero
¿Cómo podía hacerlo feliz sin tener que romper la cuarentena?

Toca sus labios encima de la fina tela en una pose pensativa, con sus dedos los delinea y siente a través del material, más no hace contacto directo con ellos.

Toque indirecto.

"¡Eso es!" Se dijó a mi mismo mientras alzaba la vista para posarla en el castañito que hacia su camino por el frente para así llegar a la habitación que solían compartir.

Sí que había una forma.

Jake resignado a tener que aguantar otras semanas más sin los blefos ajeno
rodea las piernas del mayor para abandonar la sala y poder llegar al pasillo que alberga la habitación principal y la de invitados, al verse enfrente del mayor pasa cabizbajo, rehuyendo de los orbes ajenos para que su deplorable estado de ánimo no sea notorio, sin embargo, antes de poder pasar por completo, su brazo es atrapado de imprevisto, detiene sus pasos y desvía la mirada del piso hacia el rubio, abre la boca con el fin de preguntar el porqué de aquella acción, mas cualquier intento de habla se ve interrumpido al ser jalado hacia abajo, su cuerpo se inclina y sus labios se estrellan contra la tela de la mascarilla.

A pesar de la estorbosa tela en medio de ambos puede sentir la forma y calidez de los labios ajenos sobre los suyos, aunque sea solo una ilusión creada por la conocida sensación, puede volver a saborear aquel divino néctar, la sensación por alguna razón es más fuerte que antes hecho que hace a sus piernas flaquear, que provoca que los colores se le suban al rostro al momento de separarse.

Jay lo mira con arrugas en las esquinas de sus entrecerrados orbes por aquella sonrisa oculta debajo de la mascarilla, no puede ver mucho de aquella expresión pues sus pasos se apresuran a la habitación, cerrando de golpe la puerta para apoyarse en ella mientras toca sus labios, esos que indirectamente, han vuelto a tocar los del rubio.

Una boba sonrisa se dibuja en sus labios.

Jay le ha dado un beso indirecto, uno que lo hizo, aunque sea por algunos pocos segundos, volver a su utópico lugar.

Bien, quizás su misión no había sido un fracaso después de todo.

🙊👨‍❤️‍💋‍👨

*Inserte voz de Jake*
Hi everyone 👋🏾

De nuevo yo con otro oneshote sin trasfondo but yolo

4to día del flufftober y ruego pq esto termine ª esque las ideas se me están acabando JAJAJA 😂

Btw

🥺 A esas 5 personitas fijas que me leen, gracias ✨✨

Me hacen re feliz y por ustedes esque uno sigue aquí en la lucha a pesar de tener mil altos y bajos aghgshs

Tomen, une baguette 🥖

Aghgshs

Bueno, el quinto lo tengo escrito pero creo que lo voy a cambiar, no sé si lo pueda publicar justo el martes pq ese día y al otro tengo examen y bueh, se me puede ir la volada peroo en todo caso, tendrían tres oneshote/viñeta, o lo que sea que se me ocurra, el jueves 🥺

¿Trampa? Maybe pero shhh 🤫 nadie tiene que saberlo ª

Buenoooooo

Yo me despido hasta aquí pq debo de hacer la moricion 🥺

Cuidense, usen mascarilla y vacunense si pueden, aquí yo les echo porras 🤸🏽‍♀️

Je les aime beaucoup ✨

Nos vemos por ahí~

Att: Yanii 🐰

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