#10 Drunk confession
Un fuerte olor a alcohol se esparcía por la pequeña sala del desastroso departamento lleno de botellas agua marinas y abrigos tirados a lo largo del suelo, el sonido de las voces en la televisión hacían eco y llenaban el silencio característico de la noche, las imágenes a color pasaban a toda velocidad mientras alumbraban con su resplandor a aquellos 3 cuerpos tirados en diversas partes del living, aquellos que, tras una gran, por no decir inmensa, ingesta de alcohol, habían terminado por caer en un estado casi comatoso, aquel que era visto, justo en aquel momento, por el segundo dueño de la casa donde se había hecho la tan esperada reunión.
Soltando un suspiro cansino, Jay terminó por quitarse sus zapatos para así colocarse las pantuflas, con un gesto peresoso, jaló de su pesada y felpuda chaqueta, esa que, a pesar de haberlo protegido del frío durante toda su jornada, a aquellas horas de la noche no hacía más que provocarle molestia debido a su exceso de material, con pasos parecidos a los de un zombie, arrastró sus pies enfundados en unas pantuflas de cachorros hasta el perchero al final del pasillo, sin embargo, al estirar el brazo para colgar la prenda notó que, misteriosamente, este no se encontraba en su lugar, sino que para su sorpresa había sido removido de su lugar para terminar siendo abrazada por un pelirrojo a unos pocos pasos de la esquina donde debería de estar puesto.
El pelinegro bajó la mirada, viendo como el susodicho parecía muy comodo abrazando al mueble, incluso podía decirse que tenía un buen sueño gracias a él pues una sonrisa tonta se dibujaba en su rostro lleno diversos garabatos. Podía quitárselo y colgar su prenda, sin embargo, estaba tan agotado que, desistió de la simple idea y en su lugar, estiró sus piernas para, con un pequeño salto, pasar sobre el pelirrojo, dejando caer su chaqueta encima que quien no hizo otra cosa más que quejarse entre sueños.
Posiblemente su Hyung se ahogaría al tener la prenda en la cabeza pero ya mañana se encargaría de llamar a la funeraria, lo único que quería hacer en aquel momento era llegar a su cama para dormir unas 10 horas continuas.
Con pasos inestables, Jay arrastró su ser por el suelo, aquella que parecía una combinación entre botellas azul marino y prendas, la cabeza de los cachorros de lana en sus pies varias veces chocaron contra ellas al hacer su camino hacia el sofá, mismo lugar donde el televisor permanecía en emición sin ningún televidente pues, en el mueble donde debía de estar su audiencia, se encontraban un par de chicos completamente derrotados por el alcohol.
Negó con la cabeza pues aquellos dos muchachos se suponiam que eran los mayores de aquel cuarteto de amigos, siendo los "supuestos", cabe resaltar las comillas pues eran en realidad los dos más infantiles del grupo, responsables, aquellos que le habían prometido, antes de irse a su trabajo, cuidar a los más jóvenes y tampoco pasarse de copas.
-Vaya, idiota fuí al creerles. -Se autoregañó mientras se agachaba para recoger la manta del suelo y así poder arropar al japonés de larga cabellera y al vietnamita de mejillas llenas de restos de frituras.
Tomó el control que reposaba en la mesa de noche y apagó el televisor, dando por finalizada el show visto solamente por los muebles, una vez y lo hizo, se dió la vuelta para ir hacia su habitación.
Aunque su sala parecía un chiquero no tenía la energía suficiente como para limpiar todo ello justo en aquel momento, ya mañana se encargaría de que los amigos de su Roomie, lo hicieran por él; no dejaría que nadie se fuera a su hogar hasta que el suyo estuviera tan limpio que fuera capaz de ver su propio reflejo en los azulejos de la isla de la cocina.
Y hablando de su Roomie ¿Dónde estaba ese chico? Había encontrado a sus invitados pero no había rastro alguno del anfitrión, ese que, sabiendo que no manejaba bien el alcohol había insistido en hacer una fiesta con sus tres amigos que parecían en cualquier momento ser posibles candidatos para una intervención.
Su Roomate no era nada más y nada menos que Sim Jake, un chico de ascendencia coreana pero residencia Australiana que había venido al país al ser aceptado en la universidad de Seul.
Jay lo había conocido a causa de su publicación en el muro de noticias de la universidad, ese que ponía un muy urgente, en letras negritas y en mayúsculas cabe resaltar "Se busca Roomie". Para ese entonces el rubio estaba pasando por problemas financieros a causa de su falta de trabajo fijo por lo que requería de un compañero de piso para poder pagar el alquiler, habían sido unas semanas sin ninguna llamada, o bueno, sin ninguna llamada normal pues no faltaba los raritos que se postulaban para ser su compañero de cuarto, hasta que, en una tarde, después de un largo y aburrido día de trabajo en una tienda local, se había encontrado con el susodicho frente a su hogar pidiendo ser su compañero; al venir de una familia de clase media y habiendo pagado el mismo su boleto de avión hasta Corea no tenía suficiente dinero como para pagar un lugar él solo.
Aunque era un poco extraño como cualquier Autraliano jovial y lleno de energía positiva que solo quería salir de excursión a la naturaleza, y que estaba el hecho de que habían tenido algunos problemas de comunicación a causa del nulo manejo del idioma por parte del menor, cabe resaltar que Jay batalló los primeros meses con su confuso Aussie accent pues no sabía si le estaba haciendo una pregunta o si simplemente le estaba contestando, habían terminado por llevarse bien.
Quizás no eran los mejores amigos, tal y como él y SungHoon o Jake y HeeSeung, pero si se consideraban lo suficientemente cercanos como para llamarse entre sí "amigos", termino que, en los últimos 2 años, no hacía más que amargarle la existencia al pelinegro pues, inconscientemente, había terminado por desarrollar sentimientos por su sonriente Roomie; sentimientos que, por obvias razones, jamás confesaría.
¿El porqué? No es que no se tuviera confianza, la tenía, no por nada se consideraba un 11/10, sin embargo, si decidía revelar sus sentimientos las cosas inevitablemente se volverían incómodas entre ellos si terminaba por ser rechazado, y, aquella incomodidad no llevaría a más que al alejamiento del azabache.
Así que no, no dejaría que eso pasara, aunque era extremadamente agobiante el guardar aquellos sentimientos no correspondidos, permanecería en silencio hasta que estos desaparecieran gradualmente, porque, tenían que hacerlo, ¿no? No podía estar otro año más enamorado en secreto de la misma persona; aunque bueno, ya lo había estado por 3 años y medio.
Resistente le había salido esa flecha a Cupido.
Abandonando la desastrosa sala y a los individuos en ella, Jay se adentró a oscuras a su habitación. Para su desgracia el lugar había sido diseñado erróneamente, en consecuencia, el interruptor de la luz no se encontraba al lado de la puerta sino que estaba en la pared junto a la cama, a ciegas y cuidando de no tropezar con ningún mueble o pila de ropa, se abrió paso por el lugar con pasos lentos pero seguros, mismos que tomaron seguridad al estar cerca de la susodicha pared, sabía que no había ningún mueble cercano por lo que podía caminar con tranquilidad.
Estiró su diestra listo para tocar el interruptor y asi poder iluminar la habitación, sin embargo, antes de que pudiera, sus pies tropezaron con un bulto de gran tamaño en el suelo, un grito para nada masculino salió de su garganta al caer hacia delante y terminar estrellándose contra la esquina de la cama.
Un alarido de dolor salió de sus labios al sus costillas impactar contra el duro colchón.
Eso sí que había dolido, incluso juró que sus futuras vidas lo sintieron.
Molesto y pensando que se trataba de algún tipo de bulto de ropa sucia que había sido movido sin su consentimiento, estiró el pie y pateó con brusquedad el bulto que lo mandó al suelo, mismo que se quejó ante la patada.
Esperen ¿Quejarse?
Jay rápidamente se levantó y prendió las luces, encontrándose con la figura conocida de cierto azabache quien permanecía hecho bolita en un enrredo de sábanas y almohadas a los pies de la cama.
-¿Jake? -Se acercó al susodicho, tapó su nariz de inmediato al agacharse y ser azotado por el terrible olor a alcohol.
Parecía como si el azabache se hubiera bañado en aquel líquido capaz de nockear hasta a él más fuerte. ¿Cuánto había bebido? Por las botellas en la sala y aquellas que se esparcían por su cuarto podía decir con certeza que suficientes como para matar a su hígado.
-Jake. -Repitió el llamado mientras movía por un hombro a aquel que se encontraba entre la consciencia e inconsciencia pues respondía a sus llamados con sonidos guturales e inetendibles. -No puedes dormir en el piso, Jake, estamos a épocas de invierno como para que hagas eso. -Advirtió, mas, otro negativo sonido salió de la garganta del susodicho.
Si no quería levantarse podía dejarlo en el piso tal y como había hecho con HeeSeung, sin embargo, no deseaba que el azabache se enfermera pues no le gustaba ver cómo sufría por la elevada fiebre, por lo que, lo tomó de los hombros y lo hizo sentarse.
Unos ojos letargicos le dieron la bienvenida.
-Jay-ah~ -Su nombre fue llamado junto a una risa atontada, aquella que en realidad le pareció lo más adorable del mundo, en especial porque había sido dicho con un tono infantil.
Ganas tuvo de apretarle las mejillas pero de contuvo.
-Tienes que levantarte. -Avisó en su lugar mientras seguía sosteniendo al chico pues este no parecía poder ni siquiera con su propia existencia. ¿Por qué había tomado tanto si sabía que tenía 0 resistencia al alcohol?. -Tienes que cambiarte e irte a tu habitación, no puedes dormir en el suelo.
-¿Estas preocupado por mí? -Le fue preguntado con la misma risilla de antes, Jake levantó las manos y dió pequeños empujones en su pecho. -Que lindo, Jay-ah esta preocupado por mí. -Sonrió en un gesto que no hizo otra cosa que derretir el corazón del pelinegro.
Jake ya era lindo usualmente, tenía ese aire de Golden retriever que te provocaba darle mimos 24/7, pero, cuando estaba ebrio, se volvía el doble, un ejemplo de ello fue la forma en como lo abrazo y restregó su cabeza contra su cuello, gesto que hizo a su corazón dar una voltereta doble en el interior de su pecho.
Sus demás órganos le dieron un 10 por ello.
-Sí, lo estoy. -Afirmó mientras alejaba al azabache quién le dió otra mirada de ojos soñolientos y sonrisa bobalicona. -Asi que es mejor que te levantes para que así pueda dejar de preocuparme.
Reforzó su agarre sobre los costados ajenos para que asi el muchacho en estado de ebriedad pudiera levantarse e irse a su habitación, sin embargo, en vez de hacer lo pedido, Jake terminó por estirar los brazos y enrrollarlos en su cintura, ocultando su rostro en su pecho, gesto que, por obvia razón, tomó desprevenido a Jay.
-¿Jake?
-¡No! No quiero. -Negó mientras se aferraba a él, sus cintura fue apretada con más fuerza hasta el punto de hacerlo soltar un quejido por la fuerza ejercida.
Últimamente el azabache había estado yendo al gimnasio por lo que sus brazos de fideo habían desaparecido para ser reemplazados por unos brazos definidos con la fuerza suficiente como para reiniciarle el Windows de un solo golpe; no es que se quejara de ello pero era una desventaja en aquel tipo de situación.
-Te vas a enfermar si te quedas aquí en el suelo. -Intentó de convencer mientras empujaba al azabache, sin embargo, ante cada empujón el agarre en su cintura se hacía mayor.
No sabía si quejarse o si disfrutar el momento.
-Jake. -Llamó con un tono de voz severo.
Sin embargo, Jake volvió a negarse.
-No quiero. -Su cabeza se movió de un lado a otro sobre el pecho del mayor. Podía oír los acelerados latidos de su corazón, pero en su estado no eran más que ruidos. -No quiero.
Sus manos apretaron la tela de la camisa del mayor quien intentaba no solo de alejarlo, sino también de controlar todas aquellas emociones y sensaciones que lo atacaban al tener al chico tan cerca de si, podía oler el característicos champoo de fresas que solía usar, las hebras suaves rozaban su barbilla por lo que no podía evitar reír cada tanto al estás hacerle cosquillas.
Dió varias respiraciones profundas, mientras repetía en su mente que era un hombre de valores antes de hablar. -Y, se puede saber ¿por qué no quieres?
El susodicho se quedó el silencio por un largo rato por lo que creyó que se había dormido, sin embargo, el inesperado apretón en su cintura lo hizo ver que no era así, después de un tiempo se volvió a oír la voz del azabache.
-Porque no quiero que Jay-ah deje de preocuparse por mí. -Terminó por quejarse en un berrinche medio llorón.
-Sabes que, aunque me sueltes, seguiré preocupándome por ti.
-¡Liar! -Refutó en otro lloriqueo. Sus palabras salieron un poco atropelladas a causa de su estado atontado por lo que sonó mas como un "loia" que como otra cosa . -Ya no te preocupas por mí. -Hundió más su cabeza en el pecho ajeno. - Jay-ah doesn't care about Jakey anymore. -Lloriqueó.
No fue mucho lo que tuvo que pasar para que las lágrimas abandonaran sus cuentas y fueran absorbidas por la camisa ajena, empapandola con saladas gotas de agua llenas de pesares que, a pesar de estar presente en la mente del azabache no eran expresados en su estado sobrio.
Jay al sentir las gotas a travesar la tela, levantó la diestra para posarla sobre la cabeza ajena, dió pequeñas caricias en el sedoso cabello como gesto de consuelo.
No entendía el porqué Jake pensaba aquello, pues él siempre estaba preocupado por su bienestar, no había día en el cual no se preocupara por él, en el cual por su mente no pasará aquella pregunta de "¿qué estará haciendo?" o "¿estará comiendo bien?". No existía nada más importante que Jake para Jay, así que, el hecho de que pensara que ya no era así lo dejaba totalmente desconcertado.
-¿Por qué piensas eso, Jakey? -Pregunta mientras sigue repartiendo suaves caricias en el cuero cabelludo contrario. Sabe que aquellas caricias siempre relajan al menor. -¿Por qué piensas que ya no me importas?
Jake salió de su escondite, secándose las lágrimas, se sentó nuevamente, algunas pocas traviesas gotas de agua salada bajaron por sus mejillas, pero fueron rápidamente barridas por los dedos del rubio.
-¿Por qué lo piensas? -Volvió a formular al no haber respuesta inmediata.
Por su parte, Jake bajó la mirada hacia su regazo, con mejillas rojas a causa del alcohol, nariz roja y orbes ligeramente hinchados por el llanto, contestó a la pregunta con un ceño fruncido.
-Porque ahora solo te preocupas por wonnie.
"¿wonnie? " Pensó un poco confundido mientras veía como el contrario parecía sumamente derrotado ante aquella confesión.
¿Quién era wonnie? No conocía ningún Won.. ah, ya captaba quién era.
-¿Te refieres a Jang Jungwon?
El asentimiento por parte del azabache lo hizo negar divertido.
Jang Jungwon era un junior de su facultad, el pequeño también estudiaba diseño de modas como él por lo que lo había estado ayudando en las últimas semanas a estudiar para los cercanos exámenes, sabía que estos no eran para nada fáciles para los nuevos, en consecuencia, al su hermano mayor, quien era uno sus mejores amigos, Sangwon, pedirle que ayudara a su hermanito con ello no había podido negarse, y por ello había empezado a pasar menos tiempo en casa por lo que había dejado de ver a Jake en sus momentos libres, sin embargo, así era la mayoría del tiempo pues, como ya se aclaró antes, no eran los mejores amigos así que, aún no entendía el porqué el azabache se veía tan angustiado por ello.
-Sabes que paso más tiempo con él últimamente porque le estoy dando clases, Jakey. -Explicó para que la situación no fuera mal entendida. -Porque pase más tiempo en Jungwon no quiere decir que me importes menos.
Jake levantó la mirada. Jay pensó que había entendido con aquella explicación y que dejaría el tema de lado para irse a su habitación, sin embargo, mucha fue sopresa cuando la siguiente pregunta le fue lanzada de improviso.
-Él... ¿te gusta?
Un golpe de la roca dolía menos.
¿Gustarle? ¿Jungwon? ¡Claro que no!
Sí, Jungwon era lindo, era menudo y tenía la apariencia de un chiquillo de secundaria que le provocaba el abrazarlo cada que tenía la oportunidad, pero no era su tipo, o, bueno, quizás en el pasado pudo haberlo sido, pero actualmente estaba tan ciegamente enamorado del azabache que jamás vería a Jungwon, o a ningún otro, de la misma forma en como miraba a ese que, al parecer, no se había dado cuenta de que era él quién en verdad le gustaba.
Suspiró decepcionado.
-No, no lo hace. Jungwon no me gusta. -Negó.
Aún así Jake refutó.-Mientes.
-No lo hago, Jake. -Insistió.
Pero, tan necio como una persona con más alcohol que sangre podía ser, Jake volvió a llevarle la contraria.
-¡Claro que lo haces! -Terminó por gritar mientras se levantaba del piso, Jay imitó la acción, siempre manteniendo sus brazos estirados para poder sostener al azabache quién tambaleó ante la brusca acción. Todo dió vueltas en su cabeza pero la cólera era más fuerte que las ganas de arrojar sus jugos gástricos sobre la madera a sus pies. -¡Jungwon te gusta!
-Te dije que no lo hace.
A pesar de su negación Jake negó con la cabeza, su ya desordenadas hebras marrones se movieron de un lado a otro volviendo aún más grande el nido en su cabeza. -¡Sí lo hace! -Vocifereó mientras caminaba algunos pasos hacia el frente. -Si no fuera así no te hubiera escuchado decir que querías confesartele a "ese chiquillo distraído".
Varios golpes fueron proporcionados a su pecho.
-Alto, alto ahí, ¿Cuándo escuchaste eso? -Demandó saber pues había sido algo que había dicho hace un tiempo atrás mientras estaba en una videollamada con su primo Jun.
Este era de los pocos que sabía de su enamoramiento por su Roomie, por lo que, tras una baja emocional dónde se la había pasado en encerrado en su habitación mientras veía un maratón de Betty la fea, lo había llamado para desahogarse pues, en aquel entonces, era Jake quien ya no sé la pasaba con él a causa de su nuevo amigo, ese que le había dado la sensación de que sentía algo por el susodicho.
Jay se había quejado con su primo sobre Riki y como este se la pasaba pegado 24/7 con su Jakey, y el como eso hacia que enloqueciera de celos, en aquel entonces se había planteado el confesarse, sin embargo, al final aquel loco plan había terminado por ser descartado por tener una alta probabilidad de terminar en una catástrofe.
Aquella tarde llena de helados y series tercermundistas había pensado que se encontraba solo en casa por lo que no había usado audífonos y tampoco se había esforzado en cerrar la puerta de su habitación al momento de la llamada, no notando que, Jake había llegado más temprano de lo usual al su jefe obsequiarle un pastel que quería compartir con él, el azabache había subido para hacerlo saber sobre el postre, sin embargo, había desistido de ello al escuchar a hurtadillas parte de la conversación.
Sabía que no debió de haberlo hecho pues era de mala educación, pero su curiosidad había sido despertada al momento de oír que hablabla sobre su enamorado, ese que, para su desgracia, terminó siendo el chiquillo con quién había empezado a pasar el tiempo.
-¡No puedes negarlo! No cuando todos en la universidad saben que el único que vive con la cabeza en el aire es Jungwon.
"De hecho, no es el único..." Pensó, mas no dijo en voz alta.
A todas estas, si le gustaba Jungwon o no, ¿Por qué Jake se enojaba por ello? Incluso parecía más furioso por ello que por el hecho de creer que estaba siendo reemplazado.
"¿Será? No, no puede ser"
Observó en silencio a Jake quien con mejillas rojas a causa del alcohol y respiración agitada por los gritos, lo observaba con ojos llenos de rubia pero también con un deje de tristeza.
No estaba seguro de si era buena idea preguntar aquello pero tenía que salir de la duda y, no por nada dicen que los niños y los borrachos dicen la verdad, ¿no? Tenía que intentarlo pues sabía que, una vez y el efecto del alcohol se fuera del sistema orgánico del azabache, este no le diría nada.
-Jake. -El susodicho endureció más su mirar, aunque su cuerpo entero parecía estar a punto de colapsar pues se curvaba para un lado. Armandose de valor prosiguió. -¿Yo te gusto?
El silencio hizo aparición, la tensión entre ambos se hizo obvia. El azabache le dió una mirada llena de seriedad, sus cejas se juntaron más hasta el punto de hacerlo ver intimidante, con ella creyó que vendría un duro no que le destrozaría el corazón, sin embargo, como su otra suposición, está también terminó sido errónea.
-Sí, me gustas. ¿Y qué con eso? -Respondió a la defensiva mientras se cruzaba de brazos pues, a pesar de la confesión, sus neuronas adormildas no lo vieron como algo importante, al menos no tanto como el tema de estar siendo engañado, no obstante, si que había sido de suma importancia pues, Jay, al escuchar ser dicho aquello, juro haber muerto, visitado a su querida tía en el cielo, ser golpeado por su bolso al subir antes de tiempo, y volver a la vida.
¿Lo que escuchaba era real? ¿Jake le estaba diciendo que también sentía algo por él? Creo que necesitaba de otro golpe de su tía pues creía que aún no había vuelto a la vida y se encontraba en el paraíso.
No siendo consciente de aquello que había confesado, Jake prosiguió con su monólogo. -Pero eso no es de importancia justo en este momento, lo que importa es que se que Jungwon te gusta y eso me hace enojar mucho porque.... ¿Q-qué? ¿Qué haces?
Su absurdo discurso se vió detenido al Jay empezar a acercarse hasta el punto de invadir su espacio personal.
¿Por qué lo miraba como aquellos leones que había visto en la tele en aquel documental? No sabía pero de lo que si estaba seguro era que debía de alejarse.
Retrocediendo algunos pasos hizo lo que pensó, sin embargo, Jay siguió avanzado hasta que su espalda chocó contra la pared a un lado de la puerta, el alcohol en su sangre pareció evaporarse por la mirada que recibió una vez y el contrario apoyó sus manos a cada lado de su cabeza, solo cuando se vió liberado un poco del alcohol Jake cayó en cuenta que, en medio de su discusión, había revelado algo que se supone jamás revelaría.
-Repite eso.
-¿Q-qué cosa? -Respondió haciéndose el desentendido. Sus palabras salieron atropelladas, no por el alcohol, sino por el nerviosismo en su interior.
¿Por qué había sido tan estúpido como para tomar tanto cuando sabía que no podía ni con medio vaso de Soju? Bien, en parte lo había hecho por la presión social de sus amigos pero mayormente lo había hecho por aquella situación que lo tenía con las emociones por los suelos.
A él le había gustado primero Jay antes de que a ese tal Jungwon pues, llamenlo cliché, pero, se había enamorado a primera vista de él.
Habían sido 4 años dónde se la había pasado suspirando por su Roomie, 4 años dónde había tenido que hacerse el desinteresado cuando este parecía muy amistoso con alguna chica o chico de la universidad, se había aguantado sus celos cuando esté le había prestado, en aquel entonces, novio, el cual le había apodado doumplimg a causa de sus mejillas abultadas, 4 años silenciosos que se habían ido por la borda a causa de sus atontadas neuronas.
"Me las pagarán, desgraciadas" Pensó.
Su atención volvió a Jay, al este acercase más.
No sabía si era el efecto del alcohol que aún parecía correr por sus venas o de la cercanía ajena, pero sentía que todo en su cabeza daba vueltas.
Con una sonrisa sacarrona, Jay siguió insistiendo. -Lo que dijiste de gustarte.
-¿D-dije algo como eso? -Expresó en un estado de falsa sorpresa, una que era muy obvia. -Aigoo~ creo que bebí mucho hoy y por eso estoy empezando a decir incoherencias, es mejor que me vaya a mi habitación. -Intentó de escapar al bajar para pasar por debajo de los brazos ajenos, mas estos bajaron para impedirle el paso. -Quita tus brazos, quiero irme. -Ordenó nerviosamente.
-No hasta que repitas lo que dijiste.
-No lo haré. -Refutó.
-Jake. -Llamó con una voz severa el pelinegro.
-¡Ya te dije que no lo haré! -Terminó por vociferear.- No cuando sé que cuando lo vuelva a decir me vas a rechazar.
No quería se rechazado, era algo a lo que le había estado huyendo durante todos esos años pues sabía que no era correspondido, después de todo estábamos hablando del grandioso Park Jay, mientras que él era el ordinario Sim Jake, no había manera de que el pelinegro sintiera algo por él.
-No lo haré. -Cortó el hilo de los pesamistas pensamientos del azabache, quien, ante aquello, se quedó sin palabras. -Te prometo que no lo haré, asi que, ¿puedes repetirlo?-Pidió mientras abandonaba esa postura demandante que había estado teniendo hasta ahora, terminando en apoyar su frente en el hombro contrario. -¿Por favor? -Levantó la mirada.
Por su parte, Jake no supo que hacer.
Aún podía sentir parte del alcohol injerido en su sistema, sin embargo, no era tan fuerte como para hacerlo alucinar puesto que, ¿En verdad Jay le dijo que no lo rechazaría si volvía a confesarse? Parecía ser un sueño, uno de dónde no quería despertarse.
Sí aquello llegaba a ser un simple sueño no tendría piedad por aquellos 3 que habían traído el alcohol a su casa y lo habían tendado.
No sabiendo si era parte de la realidad o una simple ilusión, Jake se armó de valor y volvió a hablar.
-Me gustas. -Volvió a confesarse mientras desviaba su mirada hacia cualquier parte menos hacia aquellos orbes que lo miraban fijamente, esos que observó al querer verlos por última vez así de cerca. -Me gustas y mucho, Jay-....
Antes de que pudiera decir cualquier tipo de honorífico sus labios se vieron osbtruidos por otros par de blefos que lo besaron tan apasionadamente que lo hicieron temblar de pies a cabeza, las manos contrarias se engancharon a cada lado de su rostro, por lo que sus mejillas se vieron acariciadas mientras sus labios eran besados una y otra vez, sus manos terminaron aferrándose a los antebrazos ajenos por todas aquellas fuertes sensaciones que pasaron por cada centímetro de su cuerpo, aquellas sensaciones que, una vez y fue liberado, lo obligaron a apoyarse en la pared nuevamente para no caer el suelo pues, si antes pensaba que estaba mareado, ahora parecía estar dentro de un avión con turbulencia.
Parpadeó un par de veces totalmente perdido, sus labios hormigueaban y su rostro comenzaba a adquirir color.
-¿Q-qué.... fue.... eso? -Apenas pudo preguntar.
-Te dije que no te rechazaría si lo volvías a hacer. -Respondió con simpleza mientras le dedicaba una sonrisa que lo hizo sufrir otro ataque cardíaco por lo sensual que había sido. -Oh, mira la hora, ya es tarde.
Desvió la mirada hacia el reloj puesto encima de la mesita de noche, eran casi las 3 AM.
-Es mejor que te vayas a la cama para que puedas descansar lo que queda de la madrugada, mañana te preparo algo para la resaca, ¿Sí?
Jay lo empezó a empujar hacia la puerta, la cula fue abierta, la cual fue abierta, como un muñeco de trapo fue empujado para que pasara el marco, al hacerlo, Jake volteó para quedar frente al pelinegro.
-Hablemos de esto mañana, porque, aunque lo niegues ya sé toda la verdad, después de todo, los ebrios dicen la verdad ¿no?. -Rió mientras alzaba el brazo para posar su diestra sobre la cabeza ajena y desordenar algunos cuantos mechones. -Buenas noches. -Retiró su diestra y estiró su cuerpo hacia delante para depositar otro beso en los labios ajenos, una vez lo hizo cerró la puerta en la cara de quién parecía aún en estado de shock.
Ese que, con pasos de zombie hizo su camino hacia su habitación, sin darse una ducha o lavarse los dientes se arrojó en la cama y miró su techo por largos minutos.
Se había confesado en medio de su ebriedad, y lo más asombroso de todo era que Jay le había correspondido.
En medio de la silenciosa madrugada un grito de felicidad fue lo único que pudo oírse.
🍺🙊
De nuevo yo ª
Son las 4 de la mañana y muero de sueño pero tenía que dárles al menos este oneshote aghgshs
Está entre mis favs, ame mucho escribirlo y corregirlo 🥺
Notose que es pura joda con puras referencias cañonas 😎
Ah, si preguntan quién es Sangwon es de trainee A y tiene un parecido asombroso con nuestro baby wonnie
Bueno, me estoy poniendo al día como prometí, tengo escrito hasta el día 14
Voy a ver si puedo escribir al menos el 15 y 16 mañana, rezen para que pueda 🙏🏽
Bueno, nos vemos después ¿sí?
Se les extrañaba y se les quiere de aqui a Pekín 🤗🤗
Se me cuidan
Besitos 💋
Att: Yanii 🐰
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