Capítulo 4
—Veamos nuevamente cómo queda más a la izquierda —pidió la castaña por séptima vez causando un reniego colectivo en sus acompañantes, quienes volvieron a levantar el refrigerador para seguir sus instrucciones. Llevaban más de una hora atrapados en la tarea de acomodar el enorme electrodoméstico y Abril no parecía satisfecha con ninguna de las posiciones que ella misma sugería.
—¿Podemos discutir que si no se vio bien las otras veces no lo hará ahora? —preguntó Donnie secándose las gotas de sudor frío que empezaban a aperlarle la piel.
—Como sea, esto es por mucho más divertido que seguir encerrados en la guarida entrenando y viendo cómo Leo pierde la cabeza —comentó Rafael dejando en el suelo el frigorífico. Ni en sus levantamientos diarios de pesas terminaba con esas constantes punzadas en los brazos.
Iban a cumplirse los dos meses desde que los hermanos habían caído en la trampa de Destructor y desde entonces Leo se había vuelto más exigente con los entrenamientos. Por las noches salían a hacer patrullajes, mientras que por el día se dedicaban a su fortalecimiento físico. Se habían vuelto nulas esas veces cuando podían divertirse y olvidarse un rato de su papel de ninjas.
—Solo nos tomamos un descanso para cumplir con el favor que nos pidió Abril, pero debemos regresar lo antes posible a entrenar. Tenemos que ser fuertes como equipo —les recordó el líder de bandana azul.
—Ahora sí equipo, ¿verdad? Pero antes de que la cagaras solo tú eras el importante. Admite, temerario líder, que tratas de proyectar en nosotros tus miedos al fracaso y seguir arruinando las cosas.
—¿Te recuerdo gracias a quién tenemos que preocuparnos por nuevos soldados del Clan del pie mutantes? Si no entrenamos no estaremos capacitados para detenerlos. Deja de agarrarte de uno de mis errores para seguir justificando tu pésima actitud...
—No, otra vez no —gimoteó el menor cuando vio que Rafael y Leonardo estaban por empezar una nueva pelea.
Eso también se había vuelto frecuente. Ninguno de los dos desaprovechaba para desquitarse de toda la tensión que estaban acumulando por su régimen tan estricto. Lo que terminaba degenerando sin falta en una acalorada discusión.
—Eh... Vaya, creo que esta vez el refrigerador quedó en su lugar perfecto —admitió Abril cortando de tajo el áspero ambiente entre las tortugas, que ya se acercaban amenazantes la una a la otra—. Muchas gracias, chicos...
—¡No, Abril! ¿No quieres que te movamos ahora la estufa? —preguntó Mikey desesperado a la vez que se tiraba al suelo a aferrar el tobillo de la chica—. No me hagas volver a casa con ellos dos.
—Sí, por favor. Deja te instalo un dispensador de agua o hielo en tu frigorífico, lo que sea —suplicó Donnie también juntando ambas manos.
—¡Traje la pizza...! —anunció una voz ajena abriendo la puerta de una patada, mas se fue apagando al ver la escena suscitada ante sus ojos. Mikey estaba tendido en el piso aferrado al tobillo de su novia mientras Donnie parecía estar desesperado y Rafa y Leo a punto de llegar a los golpes. Casey sonrió al momento que levantaba la otra mano, dejando ver las latas que llevaba consigo—. También traje cerveza.
Rafael envió una última mirada asesina a Leonardo y se dirigió a Casey, tomándolo del cuello de la camiseta para que lo siguiera a la azotea del edificio. Sus hermanos lo tenían harto. Necesitaba con urgencia pasar tiempo con su mejor amigo, cambiar de aire antes de cometer un crímen contra su propia familia. El azabache, dándose cuenta de eso, se dejó arrastrar por la tortuga. Ambos salieron usando la ventana y subieron por las escaleras de emergencia hacia la azotea, perdiéndose de la vista de los demás.
Mikey se acercó a la pizza que Casey había dejado sobre la barra de la cocina, tomó una rebanada y se acomodó sobre los azulejos del piso de la cocina para degustarla. No quería hacer obvia su tristeza, pero no había dejado de darle vueltas al asunto al saber la razón de esos cambios que Abril estaba haciendo en su apartamento.
—Entonces... Tú y Casey, ¿eh? —indagó la tortuga fijando la mirada en la castaña, quien sacaba de su nevera recién puesta un par de latas de refresco que se apresuró a repartir entre los hermanos.
Abril contempló a Mikey con cierta incomodidad. No sabía que hablaba en serio cuando le coqueteaba. Siempre le había dado la impresión de que era su forma de juguetear con ella, así como solía hacer bromas y comentarios ingeniosos con sus hermanos o con Casey.
—Sí. Tú sabes que la situación en su casa está muy fea. Su papá casi lo mata en su última golpiza... Necesitaba escapar de ahí y un lugar donde alojarse —afirmó la chica acomodándose al lado de la tortuga de bandana naranja—... Y desde que Irma se fue dejó mucho espacio y son muchas las cuentas que tengo que pagar para hacerlo yo sola...
—Entiendo, Abril. No necesitas darme explicaciones. Estoy muy feliz por ustedes. Eres una gran chica y él también. Son la pareja ideal —opinó Mikey sonriéndole con cariño a Abril, sin querer hacer obvio el dolor que le causó su rechazo.
La chica se acercó a él y lo envolvió en el abrazo más grande que pudo darle. El corazón de Mikey era bastante noble, no quería lastimarlo. No de esa manera.
—Gracias, Mikey. No les digas a tus hermanos, pero tú siempre has sido mi tortuga favorita.
Mikey trató de no encogerse ante la puñalada que atravesó su corazón e hizo un gran esfuerzo por seguir manteniendo la sonrisa en su rostro. Tortuga... Ahí estaba el problema. No era para ella alguien que estaba a su altura. No era percibido como algo más que un mutante. Pero, ¿realmente podría llegar a ser visto de otra forma por alguien? Su físico siempre había opacado lo que sentía que era su punto fuerte: su personalidad. Era el obstáculo por el cual no podía hacer amigos y se daba cuenta de que tampoco podría llegar a conseguir a una chica, como le había hecho sentir Abril al conocerla. Todos esos esloganes que ensalzaban la diversidad y la poca importancia del físico cuando se tenía personalidad que tanto rezaban en los medios no aplicaban para mutantes como él y esa era la realidad que más odiaba.
—Vaya, creo que al final va a ser Mikey el que necesite una fiesta de chicas ciegas en bikini para subirse el ánimo —comentó Donnie mirando la escena desde la sala donde compartía asiento con Leo en el sofá más alejado.
Leo, que por mucho que intentara disimularlo estaba al pendiente de la conversación entre Mikey y Abril, se giró hacia su hermano de lentes, mostrando una genuina preocupación porque estuviera hablando en serio.
—¿Cómo?
—Ah... Uh... Se me olvidó que tú no ibas a entender la referencia —rio Donnie nervioso acariciando su nuca con su mano derecha.
—¿En qué estuvieron metidos ustedes cuatro durante mi ausencia? —cuestionó gravemente al notar la actitud de su hermano el más inteligente. Leo entrecerró los ojos en forma de amenaza—. Más les vale que no hayan acosado a chicas inválidas.
—¿Quieres una cerveza? —ofreció Casey a su amigo una vez se instalaron sobre un espectacular que estaba acomodado en la azotea.
Rafael miró la lata que le extendía y una media sonrisa se posicionó en sus labios. Apenas se estaba recuperando de una paliza y ya volvía a las andadas. Casey compartía más con su viejo de lo que le hubiera gustado admitir.
—Los anuncios anti adicciones me advirtieron de gente como tú —bromeó la tortuga mientras buscaba en la bolsa de plástico que el azabache llevaba una lata de refresco sabor naranja. Apenas la encontró la abrió y miró la noche que se extendía frente a ellos—. Me alegra ver que por fin te separaste de tu padre. Habías tardado en salir de ahí.
Casey sintió amarga la garganta. Su conversación iba iniciando después de días sin compartir un momento juntos y ya el ambiente que se posicionaba sobre ellos era lóbrego. Aunque era difícil que no lo fuera debido a lo dura que podía resultar la vida del chico.
—Él me dejó de importar hace mucho. Seguía ahí por mi mamá principalmente. Por cumplir la promesa que le hice de cuidarlo —recordó el azabache sin desviar sus ojos verdes del cielo nocturno—. Tú sabes que de haber querido habría puesto hace mucho tiempo a mi padre en su lugar...
Casey y Rafa tomaron de la lata que sostenían al mismo tiempo, sin darse cuenta de que ambos mantenían la mirada perdida hacia el mismo lugar. El joven meneó la cabeza para despejarse y le sonrió a Rafael, atrayendo su atención hacia su persona. Así como había malas noticias también las había buenas y no quería opacarlas.
—Como sea... ¿Sabes que Abril y yo somos pareja de forma oficial? —preguntó abriendo los brazos en un gesto de repentina efusividad.
—¿Qué? ¿No iban a vivir juntos, bajo el mismo techo, como roomies y mejores amigos? Vamos, viejo, sé poco de las relaciones, pero puedo distinguir donde hay amor. Desde la primera vez cada que estaban juntos se podía respirar una extraña tensión sexual. Me alegra que al fin te hayas lanzado.
Casey no pudo atinar a hacer otra cosa que soltar una risa nerviosa antes de dar otro trago a su bebida.
—Sí. No podía dejarla ir después de tanto. Abril es lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo —afirmó el chico—. Espero que a Mikey no le moleste. Tú sabes que siempre le estuvo tirando onda a Abril...
—¿Mikey? ¡Vamos! El cincuenta por ciento de lo que dice son bromas y el otro cincuenta son estupideces. No creo que valga la pena tomarse algo de lo que dice en serio. Habrá estado jugando.
De nuevo quedaron sumergidos en un mutismo que entre ellos no era algo incómodo. Casey se trataba de las pocas personas con las que Rafael podía estar en silencio, disfrutando del momento y su compañía. Sin embargo, el chico se encontraba callado porque estaba pensando. Tenía muchas preguntas acerca de lo de Leo y Karai. La tortuga temperamental y su novia habían tocado el tema de forma muy superficial, dando escuetas explicaciones. Sabía que Abril porque no le habían dado a conocer mucha información, pero Rafa tenía que saber a más detalle qué era lo que había sucedido. El azabache nunca se imaginó que las tortugas tuvieran algún tipo de interés hacia el sexo femenino, pues, a parte de Mikey, siempre le habían parecido bastante centrados en su labor y para qué mentir diciendo que no le intrigaba la situación.
—Nunca me imaginé que tendrían interés hacia una chica.
Casey estuvo por morderse la lengua. El plan de abordar el tema con sutilidad ya había fracasado. Tal vez el alcohol le hacía estragos más pronto de lo que pensaba.
—Oh, lo siento por decepcionarte, Casey, pero lo nuestro tampoco podría ser posible. No puedo hacerle eso a Abril —bromeó Rafael provocando que el azabache golpeara su musculoso brazo en forma de juego. Aunque en seguida Casey agitó la mano para aminorar el dolor. La piel de Rafa era muy gruesa.
—Me refiero a que nunca había sabido que ninguno de ustedes manifestaran interés hacia una. Eso cambia muchas cosas. Creí que serían como monjes budas que renuncian a cualquier tipo de placer carnal por su misión... Salvo Mikey. Él sí se ve muy entregado a ellos.
Rafael dio otro trago más a su lata e hizo su cuerpo hacia delante, apoyando sus codos sobre sus rodillas. ¿Por qué parecía que ese tema se volvía central últimamente? Las chicas. Daba la impresión de que el amorío de Leo, independientemente de su resultado, había despertado más hormonas entre sus hermanos, siendo Mikey el principal afectado y los pocos espacios que tenían libres entre entrenamientos el menor los usaba para hablar de eso. El temperamental ya estaba harto. Fantasear, engañándose de que en algún lugar esperaba la indicada para él, como hacia su hermano menor, le llegaba a ser hasta desagradable.
—¿Qué ganamos fijándonos o no en ellas? Tampoco es que nos vayan a hacer caso. Sea la chica que sea apenas me vea gritara y saldrá despavorida...
—Vaya, tenemos que trabajar en tu autoestima, amiguito —interrumpió Casey logrando recibir un zape en la nuca de parte de la tortuga temperamental—. ¡Ouch! Solo digo, si salieran de las sombras seguro que encontrarían alguna chica. Existen fetichismos y parafilias de todo tipo.
—Gracias, Casey. Ese es justo mi ideal: parafílicas.
—¡Ah, entonces sí existe un ideal! —exclamó el azabache sonriendo divertido, ignorando el sarcasmo en la frase de su amigo—. ¿Cuál es? Vamos, mantengamos una conversación de adolescentes normales, fuera de la mierda que solemos atraer siempre. Las mujeres son el tema que domino mejor.
La tortuga lo miró por encima del hombro, mostrando incredulidad por su última frase lanzada a la ligera con un atisbo de mofa. Aunque Casey ya lo tenía acorralado. Por mucho que le hubiera costado admitir, sí, existía ese ideal de mujer en su mente, aún en la imposibilidad de encontrarla. Y seguía siendo Casey, alguien con quién se sentía podía hablar de todo sin soportar burlas después, como sin falta sucedería con sus hermanos.
Rafael se encogió de hombros, queriendo restarle importancia con ese acto a las palabras que iba a expresar a continuación. No quería caer en lo que justamente había estado evitando hacer con sus hermanos, mostrarse entusiasmado con el tema:
—Mi tipo ideal... Alguien ruda, ¿por qué no? No me imagino corriendo detrás de una princesita para cuidarla. Además, sería divertido que sepa artes marciales, podríamos luchar entre nosotros...
Casey, que estaba dando un trago a su cerveza, casi se ahoga y miró a Rafael mientras tosía, intentando sacar de sus pulmones la cantidad de líquido que se había desviado hacía ahí.
—¿Quieres tener novia para luchar con ella? Por favor dime que el ring sería la cama y ambos estarían sin ropa, porque de ser de otra manera no creo que sea una actividad que llevar acabo con tu pareja. Si quieres luchar puedes hacerlo con tus hermanos...
Rafael estaba por decir que no era lo mismo y que hasta le parecía degenerado que lo sugiriera, cuando Leonardo apareció delante de los chicos, poniendo fin a la conversación que estaban llevando. El líder trataba de mantener su semblante imperturbable, pero Rafael se daba cuenta de que algo lo había alterado.
—¿Qué sucede? —preguntó la tortuga de bandana roja. Su hermano solo desvió sus ojos y los fijó en el cielo que poco a poco empezaba a clarear, dando paso a la luz del día.
—Está amaneciendo —informó tajante y tanto Rafael como Casey lo entendieron. La salida del sol daba fin a su libertad. Tenían que regresar a su oscuro confinamiento, lejos de los humanos.
Se despidieron del azabache y tanto Rafael como Leonardo caminaron hacia el camión Tartaruga que estaba metido en uno de los callejones aledaños al edificio. Donnie ya se encontraba en su papel de piloto mientras que Mikey estaba tirado en el suelo de la parte de atrás, tomando de una botella de vidrio un refresco sabor naranja a la vez que entonaba una canción de Bon Jovi.
—“When he holds you Close
When he pulls your near
When he says the words
you've been needing to hear
I wish i was him
Cos those words are mine
to say yo you till the end of time
and i will love you, baby, always
and i'll be there florecer and a day always...”
—Ah, supongo que ya te enteraste de lo de Casey y Abril —comentó Rafael acomodándose al lado de su hermano menor que seguía cantando dramáticamente.
Al ver que todos estaban ya dentro del vehículo Donnie puso marcha para regresar a su casa.
—Sí... Nunca encontraré a alguien como Abril... —lloriqueó Mikey haciendo un puchero y lanzó un suspiro para rectificar sus palabras—: Mejor dicho, nunca encontraré una chica para que esté conmigo. Mi destino es ser un pobre solterón, ¿verdad?
Mikey hizo una pausa y miró a sus hermanos fijamente. Ninguno le estaba prestando verdadera atención, a pesar de que era genuina su preocupación. Solo quería escuchar unas cuantas palabras de ánimo de parte de quienes pasaban por la misma situación que él. Sentirse entendido y esperanzado.
—Vamos... aquí es donde ustedes tienen que decirme que no, que aún hay esperanza para mí. Que mi indicada está ahí fuera, solo tengo que encontrarla y no le va a importar mi físico porque es lo de menos en el amor verdadero —instó a sus hermanos generando que un incómodo silencio se posicionara en la camioneta. Mikey se cruzó de brazos casi indignado—. ¡Chicos, ustedes son pésimos dando ánimos!
Ninguno quería darle falso consuelo a Mikey. Sabían lo que le dolía, al final todos pasaban por lo mismo y regalarle los oídos solo iba a empeorar la situación. Los golpes de realidad que sufrían dados por la vida los hacían tener los pies más firmes sobre la tierra. Esa clase de cosas no pasaban, no para ellos.
—Lo siento, Mikey. Pero tenemos asuntos más importantes en los que estar pensando —dijo Leo rompiendo por fin el áspero ambiente que se había formado. Tanto la tortuga de bandana morada como la de bandana roja suspiraron aliviados de que los sacaran de esa conversación—. Gracias a los emails que Abril nos consiguió del TCRI descubrimos que el clan del pie esperan la llegada de unos contenedores hoy en la madrugada. Tenemos que interceptarlos...
—¿Por qué no avisamos a Casey y Abril? Ellos nos pueden ayudar —informó Rafael de inmediato frunciendo levemente el ceño.
Leonardo meneó la cabeza.
—No, no hay que exponerlos. No sabemos cuál es la verdadera situación de los mutantes que está creando el Pie. Y hasta que no la sepamos lo mejor será dejarlos fuera de las misiones que conlleven enfrentamientos cuerpo a cuerpo.
—¿Crees que sean tan peligrosos? —cuestionó Rafael acercándose por detrás al asiento del copiloto donde estaba el líder—. Digo, serán mutantes conejos, ¿no? ¿Qué amenaza pueden presentar?
N/A
¡Hola! Espero que se encuentren súper bien. La verdad es que yo estoy muy inspirada con este fanfic. Tengo los siguientes tres capítulos escritos, pero todo con calma. Sé que a muchos les parece algo lento y tal vez cliché lo que voy presentando, sin embargo creo que se van a llevar más sorpresas al ir avanzando. A mí me gusta mucho explorar también a los personajes de los que escribo y no solo meter a mis Oc's de por medio. Eso los guardo para el siguiente capítulo.
Por cierto, tal vez parezca raro lo de Casey por como es el personaje, pero hice una quimera de varias versiones para poder hacer uso de conceptos variados en la historia y así irlos hilando. Entonces eso está basado en el cómic, donde sí sucede eso de la violencia intrafamiliar y la relación entre Casey y Rafael es súper leeenda. De mis favoritas, entonces voy a explotarla.
También hice este redraw.
(Sí, menuda continuidad la que tengo al decir de ojos verdes y pintarlos cafés, pero tuve un error 😭 fracasando como siempre)
Este es el dibujo original que había hecho hace más de tres años.
Abril junto a Abril del 2012 porque me pareció bien bonis, pero también necesita un Redraw.
Y este vendría a ser Casey junto a Casey del 2012
Espero que les haya gustado y que también hayan disfrutado del capítulo. Los siguientes estarán buenos, la verdad es que me estoy divirtiendo al escribirlos y me parece lo más importante porque se transmite al lector. Y seguiré añadiendo redraws para hacerlo más dinámico.
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