💙 Necesitas un Abrazo 💙
Hace poco termine de ver las tortugas del 2012, y es curioso como al verlos a esta edad actual que tengo, solo me dolía mucho.
Me hacía querer entrar y darles un fuerte abrazo.
Aclaraciones:
Manejó a las tortugas y a su equipo como mayores de edad, en mi mente ellos siguieron creciendo naturalmente.
Si no te gusta eres libre de ignorarlo
💙✨💙✨✨💙✨💙✨💙✨💙
Leonardo se encontraba terminando la sesión de entrenamiento como siempre, sus hermanos y amigos ahora alumnos se retiraban a seguir con sus propias actividades, mientras que Leo aprovechaba su tiempo en paz para poder seguir con su propio auto-entrenamiento.
Aunque mientras estaba trabajando en sus Katas fácilmente sintió el cambio en las energías.
-Buenos días T/N, ¿que tal tu día?- hablo con una pequeña sonrisa el Joven maestro de azul
-¿Como supiste que era yo?, Incluso me quite los zapatos antes de entrar- desde que conociste a las tortugas era imposible poder sorprenderlos, en especial a Leonardo
-Pude sentirte desde que llegaste a la guarida- hablo con tranquilidad mientras dejaba la espada de madera en el estante y caminaba hacia ti -Ademas... Ninguno de los chicos usa tu perfume- añadió un poco divertido a su último comentario
-En serio?, No creí que oliera tanto- dijiste con sorpresa mientras olías el cuello de tu blusa
-Entonces... ¿Viniste para escuchar otra historia?- pregunto Leo para sentarse en cuclillas en el centro del dojo
-Obviamente, pero sabes que yo no las escucho asi- le dijiste para caminar hacia el árbol del dojo y poder sentarte en la base -Vamos, tus hermanos salieron hace poco, ven- lo animabas mientras dabas palmadas en tus piernas
Leonardo soltó una pequeña risa para poder levantarse y poder ir hacia donde te encontrabas sentada, y una vez estuvo a tu lado se recostó sobre tus piernas, era como si incluso su alma descansará en ese momento.
-Veamos, ¿quieres escuchar la vez que fuimos enviados al mundo feudal?- hablo Leo mientras sentía como tus manos acariciaban su cabeza.
-¿Cuando conocieron al conejo samurai?, Es de mis favoritas- le dijiste con una gran sonrisa mientras tu mano delineaba algunas marcas del rostro cansado de la tortuga.
Aún podía recordar la primera vez que los conociste, era un día frío en la ciudad y para tu mala suerte eras perseguida por los Dragones Púrpura hace tiempo que no había actividad de ese grupo criminal y ahora volvían luego de tanto tiempo, ya estaba destinado a que te quitarán todo, aunque no ocurrió, fue cuando conociste a tus salvadores, cuatro extrañas tortugas ninja, antes de llegar a la ciudad de New York escuchaste rumores de los misteriosos mutantes héroes, aunque tú reacción fue de sorpresa, era más que nada de un fanatismo, habías escuchado tanto de ellos que te emocionaba ahora tenerlos en frente.
La relación termino siendo una muy buena, solías verlos tanto en las escaleras contra incendios o incluso las azoteas dónde aveces perdías el tiempo realizando tus actividades favoritas, con el pasar de los años pudiste conocer su guarida, te pareció tan interesante, además tenían tantas historias de sus aventuras, cada vez que te las contaban deseabas haberlos conocido antes, poco a poco conociste a sus amigos y aliados, todos eran asombrosos y las historias de cada uno de ellos era como un sueño.
Pero mientras más conocías más sabías que habían perdido algo, la cercanía con cada uno de ellos fue volvió especial, en especial con el joven maestro, el líder del equipo de héroes.
Admites que cuando lo viste la primera vez quedaste intrigada, tantas marcas de batalla y esa fuerza de voluntad, simplemente quedaste fascinada, podías sentir que tenía sus propios sentimiento encerrados con un gran candado, pero con paciencia y amor pudiste conocerlo poco a poco, hasta que te dejó ver algunos sentimientos.
Podías pasar horas escuchándolo y viendo como hacía sus katas, era algo que simplemente te dejaba sin aliento, y la hora de las historias era lo mejor, Leonardo tenía una manera de contarlas que te hacía emocionarte, pero cuando te contó la historia de como se volvió el sensei de sus hermanos, te cambio la imagen que tenías de el.
-¿Como me volví el Sensei?- repitió la pregunta mientras te veía afirmar con la cabeza rápidamente, sintió como los recuerdos lo golpeaban con fuerza y solo soltó un suspiro -Bueno, ponte cómoda porque... Es una historia un poco complicada- miro su única katana con nostalgia para comenzar a contarte su historia
Escuchabas atenta cada detalle, pero a medida que lo escuchabas tu mirada de emoción se iba deformando en una mueca de sorpresa, arrepentimiento, y dolor.
Todas las cicatrices que le quedaron no solo las físicas por la batalla si no también las interiores.
Todos perdieron tanto que ahora simplemente era como si se sintieran perdidos, sin ningún objetivo específico, y fue Leo quien debía de ocupar el lugar de guiar al equipo, y ahora no solo en batalla.
Siendo ahora el “Sensei” de SUS HERMANOS y AMIGOS.
Te diste cuenta que este chico que estaba contando su historia creció tan rápido que ni siquiera tuvo tiempo suficiente para poder disfrutar su tiempo, tuvo que tomar el rol más importante en la familia.
-Perder a nuestro padre fue duro para todos, y ya que fui su "mejor alumno", supongo que tuve que seguir- se detuvo un momento al notar tu repentino silencio -Demasiado... Talvez te guste mas escuchar cuando fuimos al espacio- sobo su nuca algo avergonzado
Pero no dejaste que hablara más, lo abrazaste con fuerza, sentiste que debías hacerlo, porque de otra forma te arrepentirás de no hacerlo.
-Lo siento... Te veías como alguien que necesitaba un abrazo- dijiste rápidamente mientras dabas unas palmadas en su caparazón
-Es muy amable de tu parte, pero no es necesario- se atrevió a hablar Leo mientras disfrutaba de la calida sensación
-Pasaron por tanto... Y tú... Tuviste que crecer tan rápido- volviste a hablar sorprendiendo al líder con tus palabras -Ojalá hubiera estado ahí también para que pudieras sacar ese dolor- tu abrazo era fuerte y sincero que simplemente causaste algo en el líder que no había podido sentir, le permitiste poder sacar todo ese dolor que tuvo guardado por tantos años.
Leo ni siquiera recordaba cuando le lloro a su padre, lamento su perdida, pero no recordaba el llorarle como debió de hacerlo.
Nadie sabría lo que ocurrió esa vez en el dojo, solo ustedes dos, solo tú sabrías del momento en que le brindaste tus brazos al líder para poder sacar ese dolor y sufrimiento acumulado.
Desde esa ocasión solo contigo se permitía ser él genuinamente, no el líder, no el Sensei, ni siquiera el héroe de la ciudad.
Solo era Leonardo a tu lado.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top