Capitulo cinco
<< Donatello (el bueno)>>
Estuvimos hablando de un plan, o escribiendo, ya que por la herida de mi hermano, desagraciadamente ahora es mudo. Y para hacer comunicaciones largas tendrá que escribir, y para pequeñas frases o una palabra, podría usar el lenguaje de gestos y mano; fue un rato, lo que estuvimos encerados en la habitación.
Entonces alguien tocó la puerta, y Raph fue a abrir, yo me esperaba a Ela, no la invitada. Una tortugita de máscara rosa, venía con un vestido:
Mire como mi hermano menor, tenía la boca abierta, y estaba babeando; me reí en lo bajo, y cerré su boca. Al instante movió su cabeza, para despertar del mundo en que estaba. Se puso de pie y se acercó a la chica, que le sonreía con ternura.
-Ángel, ¿a qué viene la visita?-
-Venía a preguntarte si te gustaría venir de paseo conmigo, ¿me acompañarías?-, le dijo algo tímida, mientras sonreía con cariño y ternura.
-Claro-, le dijo de lo más animado, y sin saberlo, ya le había cogido de la mano, Mickey se había colorado y habían salido corriendo. Yo sonreía, serían una pareja adorable, pero mis hermanos mayores no parecían muy contentos con ello.
-No me fío de esa chica. Parece de esas que destrozan corazones-, comentó mi hermano rudo.
-Venga, deja que se diviertan un ratito, son adorables-, dijo una voz desde la puerta. Todos giramos a ver quién estaba en la puerta, y sorprendió ver a la pelirroja de ojos verdes; que venía con unos trajes en sus perchas y un bote, de lo que parecían pastillas. Leo al instante cogió el lápiz, y estaba preparado para escribir cualquier cosa.
-¿A que vienes?-, pregunto Raph, cruzado de brazos.
-Os vengo a traer los trajes, y pastillas para que tengáis cuerpo de humano, pero seguiréis siendo verdes y sin pelo-
-¿Para qué lo necesitamos?-, pregunto algo insegura mi hermano en rojo.
-Si os vais a quedar aquí, estoy seguro que tendréis hambre, y he convencido a Leo que os deje comer con nosotros. Ya que si no coméis con nosotros, dudo que seréis alimentados-, nos explicó, mientras dejaba los trajes sobre la cama de cada uno, y luego dejaba el bote en la mesita que no usaba Leo. Pero cuando se iba a ir, Leo le cogió del brazo, ya que dudo que hubiera otra manera de llamar su atención. Le entregó uno de los papeles, no sabía lo que había en el, pero me lo imaginé cuando le respondió:
-Es que Leo, se cree el rey del mundo, y le gusta ir algo elegante, obligándonos a nosotros también, aunque a Ángel no le importa llevar vestidos. Las pastillas, lo creo Donnie, hace que ellos dos tengan cuerpo de hombre; en cambio nosotras no lo necesitamos, ya que ya tenemos cuerpo de mujer-, mientras se lo explicaba, y escuchaba atentamente, escribió una última frase. Ella lo cogió y lo leyó, sonrío un poco y respondió:
-No lo sé, seguramente lo que Leo quiera. Y ¿por qué la pregunta?-, ella preguntó, y de respuesta tuvo una señal con la mano que significaba "por curiosidad", ella rio y le devolvió el papel. Fue saliendo y antes de salir se giró y comentó:
-Os espero en la sala del trono, os encantara la comida-, y con eso desapareció. Leo volvió a sentarse y dejó todos los papeles en el cajón de la mesita; yo cogí el bote, y lo mire determinadamente, mientras Raph cerraba la puerta. Entonces abrí el tapón, y deje que cayese en mi mano, era una pastilla blanca con el tamaño normal, de cualquier pastilla. Me levante y me encere en el cuarto de baño, que no hace mucho descubrí que teníamos; me trague la pastilla.
Al principio nada pasaba, pero sentí como mi caparazón empezaba a doler; cerré fuertemente los ojos, y me trague el grito que mi garganta quería producir. Después de unos segundos, todo cesó, y abrí poco a poco mis ojos; me sentía más ligero, me mire en el espejo, y note que ya no tenía caparazón, esto había desaparecido. Mis ojos no evitaron abrirse enormemente, y produce una risita, era algo gracioso, no tenía caparazón, se sentía extraño.
-Donnie ¿estás bien?-, pregunto mi hermano testarudo.
-Más que bien-, le dije con una gran sonrisa; entonces decidí salir.
-Ya se lo que hacen las pastillas, y es asombroso-, cuando lo dije me miraron y abrieron enormemente los ojos.
-Donnie, ¿y tú caparazón?-
-Desapareció-, abrieron todavía más los ojos, mientras yo iba por mi traje, un esmoquin violeta, mis hermanos tenían lo mismo pero en su color, azul, rojo o naranja. Me lo puse y me quedaba exacto, seguramente serán las medidas de mi otro yo; mi hermano en rojo, fue a hacer lo mismo que yo, pero él fue más inteligente y se llevó el traje con el. Jejeje.
Una vez que salió, vimos que le pasó igual, no tenía caparazón y le traje le quedaba bien, eso que no me cuadraba, ¿cómo tienen sus medidas? Su otro él es una chica, y ella tiene cintura, y trasero, sin insultar a la mujeres. Leo hizo lo mismo, y eso era lógico cómo podía tener sus medidas; con eso nos quedamos en silencio, y sentados, pensando que estarían haciendo los dos menores. O eso era lo que pensaba yo; no puedo leer la mente como April. April, la echo de menos.
Entonces se pudo oír el sonido de un teléfono sonar, al instante reconocí de quién era, y rápidamente busque mi T-phone. Cuando lo encontré le di al botón de aceptar y gritando en una manera en que todos en esta guarida podían haber oído.
-¡APRIL!-
-¡DONNIE! ¿Dónde estás? No te encuentro, digo, no os encuentro por ninguna parte, el maestro Splinter, Casey y yo estamos de lo más preocupados-
-Hemos sido tragados por un portal, y no sé cómo hemos podido comunicarnos, ¡estamos en otra dimensión!-
-Je, digamos que hemos usado cosas que nos decías que no toquemos-
-¡EL COMUNICADOR KRANG!-
-Lo conectamos a mi móvil. Y ahora estamos hablando-
-Que lista eres-
-Gracias. Pero dime ¿estás, digo, estéis bien?-
-Estamos, bien-, miro a Leo -Casi todos-
-Donnie, prométeme que volverás-
-Te lo prometo, además, ahora podemos comunicarnos todos los días hasta que volvamos a nuestra dimension-
-Espero que lo cumplas. Te llamaré mañana, adiós-
-Adiós-, colgó, -Te quiero-, suspire.
Deje de nuevo en su sitio el T-phone, y sentí las miradas de mis hermanos en mi. Yo les sonreí, camuflando toda mi tristeza, furia y depresión; lo que una sonrisa puede ocultar.
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