Extra: s i e t e
Hoy es un día distinto a cualquier otro.
Hoy es un día diferente porque Jimin y yo estábamos celebrando nuestra boda.
Hace cuatro años nos reencontramos en una boda y hoy estamos en la nuestra, siendo nosotros los agasajados por los invitados.
La organización de está fue de todo menos difícil, créanme, incluso fue divertido planear todo juntos. Ambos habíamos pasado meses escogiendo las cosas, y ahora que había llegado el día todo estaba saliendo mejor de lo planeado.
Sosteniendo la mano de mi pareja comenzamos a saludar a todos los invitados, Jimin no dejaba de sonreír y está era una de las sonrisas más radiantes que había visto en su rostro.
—¡Felicidades por esta hermosa boda!— saludó sonriendo mi hermano mayor, inmediatamente lo abracé riendo y Seokjin revolvió mi cabello— No saben lo feliz que me hace el verlos dar este paso tan importante.
—Aun no lo damos— soltó riendo Jimin— queda tiempo para arrepentirnos— yo abrí mi boca haciéndome el ofendido y señalé la entrada.
—Entonces ese auto que está esperando afuera ¿es por si deseas huir?— el asintió con los ojos bien abiertos y riendo lo atraje hasta mi para darle un beso en la frente.
Esa era la relación que teníamos ahora, una llena de paz y amor. Una en donde el respeto, el amor, las bromas y los sentimientos reinaban creando entre ambos un ambiente hermoso en dónde no podíamos ser más que felices.
Era verano, habíamos decidido casarnos en un clima cálido para hacer una boda al aire libre que nos permitiese disfrutar de todo un dia lleno de amor y cariño de parte de nuestras familias.
El juez de paz nos casaría en tan solo un rato, para dar paso al almuerzo que si somos honestos todos esperaban.
Jimin no se alejaba de mí, ni yo de él lo que nos permitía saludar a todos juntos y disfrutar de los invitados que iban llegando.
Cuando el juez de paz llegó, todos los invitados tomaron asiento y con Jimin pasamos al frente a una mesa.
Jimin se sentó a mi lado y tomados de la mano escuchamos cada una de las palabras que nos estaba dando el hombre que teníamos en frente.
—Hay momentos en nuestra vida que marcan un comienzo, y hoy día ustedes están por darle comienzo a un nuevo capítulo de su vida uniéndose en matrimonio— habló el hombre— Por eso mismo es que hoy día nos hemos reunido aquí para la celebración de un acto jurídico, y por lo tanto muy serio, como es el contrato matrimonial del Señor Jeon Jungkook y el Señor Park Jimin. Un aplauso por favor— pidió el hombre, logrando que todos los invitados aplaudiesen haciéndome un tanto emocionado.
El juez de paz prosiguió leyendo varios artículos en la ley, a los cuales ni siquiera preste atención ya que solo estaba concentrado en el chico que tenía a mi lado.
Jimin se veía tan hermoso, tan radiante que parecía de otro mundo y yo simplemente me sentía completamente afortunado de saber que él era mi pareja.
—Por favor, pueden ponerse de pie— pidió el hombre, y ambos lo hicimos de inmediato.
Jimin se colocó de costado mirandome y yo hice exactamente lo mismo.
Extendió sus manos para tomar las mías e instantáneamente esbozó una sonrisa que m hizo suspirar del amor.
—Señor Jeon Jungkook consentís este acto para contraer matrimonio con el Señor Park Jimin— preguntó amablemente el hombre.
—Sí, lo hago— susurré si dejar de mirar a los ojos a Jimin.
—Señor Park Jimin, consentís en este acto para contraer matrimonio con el Señor Jeon Jungkook...
Jimin se mordió el labio inferior y asintió de manera efusiva.
—Lo hago— contestó segundos después robándome una sonrisa.
—Pueden hacer el intercambio de votos y alianzas— informó sonriendo el hombre.
Solté las manos de Jimin y de mi saco tomé la cajita que tenían las alianzas. La abrí y saqué el anillo más pequeño, con delicadeza tomé la mano de Jimin y se lo coloqué en el dedo anular.
Inmediatamente lo miré, la música comenzó a sonar de fondo robándole una carcajada a mi pareja que comenzó a negar incrédulo.
—¿Enserio pusiste en nuestra boda la canción de Crepúsculo?— preguntó en voz baja y yo asentí cerrando mis ojos.
—Es que High School Music no tenía una perfecta para este día, así que recurrí a la banda sonora de otra película romántica y cliché— confesé y Jimin solo rio.
Luego de soltar un gran y dramático suspiro lo miré a los ojos.
—Jimin, tu sabes que el de las palabras eres tu— hablé con una sonrisa— pase noches pensando en que decir y ahora que estoy aquí cada una de esas palabras que pensé se marcharon de mi cabeza— suspiré y el comenzó a reír— el tenerte frente a mí ahora me recuerda a cuando era tan solo niño y descubrí el amor que sentía por mi mejor amigo. Esos mismos nervios están presentes hoy y me doy cuenta que por más que pase el tiempo te sigo amando con la misma pureza que el primer día. Desde que tengo tan solo ocho años he soñado con este día, en dónde tú y yo unimos nuestras vidas y te prometo amor que está vez es para siempre porque ahora que tengo tus manos agarradas de las mía no planeó soltarlas— acerqué sus manos a mi boca y le di un beso en una de ellas— te amo más que ayer, pero no más que mañana.
Jimin sonrió y cerró sus ojos, sabiendo que estaba esforzándose por contener las lágrimas.
Luego tomó la cajita y una vez que sacó mi anillo lo colocó en mi dedo anular.
—Siempre he dicho que el amor para mí no era algo importante — habló apretando con suavidad mis manos— hasta que un plan disparatado se cruzó en mi cabeza y le pedí a mi mejor amigo que me enamorase. Yo ya estaba enamorado de él, pero en realidad, inconscientemente, solo quería utilizar esa tonta excusa para tener la oportunidad de que fueses mi novio— suspiró— nos hicimos mucho daño por amarnos de la manera más intensa que existía y no saber cómo hacer para controlarlo. Aún así tomamos decisiones valiosas e importantes, que nos trajeron y guiaron hasta el día de hoy. Cada día doy gracias a la vida por darme no solo al mejor amigo que existe, sino también por darme a mi compañero, amor, amante, psicólogo— reí— cantante y héroe.— hizo una pausa y cerró sus ojos— como dice la canción que suena de fondo, yo te he amado durante mil años y te amaré por mil años más— susurró bajito para mí.
Inmediatamente riendo lo atraje hasta mi del brazo y de manera coqueta dije: —¿Mil años? Vaya eso sí que es mucho tiempo ¿Acaso me voy a casar con un vampiro?— pregunté bajito.
El abrió los ojos ampliamente y sonrió para acercarse a mis labios.
—Cuida tu cuello que está noche vas a conocer a Jimin Cullen— susurró para unir nuestros labios en un beso.
Los aplausos se hicieron presentes, pero Jimin y yo estábamos en nuestro mundo, en nuestra burbuja dónde no había nada más importante que nosotros dos y nuestro amor.
Oficialmente llegamos al final. Espero que les haya gustado mucho esta historia y sobretodo el pequeño mensaje que quería transmitir. Para amar uno debe estar sano, porque aunque el amor sea una fuerza poderosa a veces no lo cura todo.
Mil gracias por leer y espero que mis otras historias también puedan ser de su agrado. ♡
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