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Luego de poner la mesa, me senté en el lugar que me correspondía. Ryujin se sentó a mi lado y me abrazo de manera cariñosa.

Mi niña ya había cumplido dieciocho años y desde que llegue a la casa de mi padre, no ha dejado de abrazarme y decirme lo mucho que me había extrañado. Desde que me fui de casa, todo había cambiado y las cosas estaban más que diferentes.

Papá había formado pareja y, gracias a Dios, no con mi supuesta madre. Sino con una compañera de trabajo, la cual era sumamente agradable y dulce. Tenía dos hijos de quince años que eran mellizos, y desde que llegue no han dejado de jugar con los videojuegos.

Ni bien llegue a Corea, mi padre me llamó de inmediato para invitarme a almorzar y que de paso Taehyung y Yoongi viniesen conmigo. Hacía mucho él no tenía un almuerzo familiar y sabía que se estaba muriendo de ganas por ello.

Me senté entre Yoongi y Ryujin quien no dejaba de comentarme como le estaba yendo en la universidad, había logrado ingresar a la K.U en danza y me alegraba saber que papá no le ponía trabas para poder estudiar lo que ella desea y donde lo deseaba.

Tal vez porque yo lo cure de espanto y comprendió que lo mejor que podía hacer era dejarnos ser libres. Incluso Yoongi, a pesar de que terminó derecho, decidió estudiar lo que él deseaba. Música.

—Yo le dije a Yoongi que hiciéramos algo más grande, pero a él no le gustan las cosas escandalosa— contó Taehyung haciendo puchero.

—Más económico— chasqueo su lengua— además para que tanto, si solo estaremos dos minutos y luego nos iremos a París.

—Linda luna de miel van a tener— soltó Soojin mientras se sentaba al lado de mi padre— ¿Cómo van los preparativos para la boda?

—Bien, es algo pequeñito— sonrió mi mejor amigo— algo familiar, con amigos, nada demasiado extravagante ni loco— me miró a mí y frunció el ceño— sabes ¿que debes preparar el discurso para nosotros no? Seokjin dará uno y tú te encargas del otro— recordó con una sonrisa.

— ¿Puedo enseñar las fotos en New York?— pregunté con maldad y una risa de parte de Yoongi se escapó.

— ¿Fotos de New York?— preguntó papá sentándose en la mesa y Taehyung simplemente se tapó el rostro avergonzado.

—Haces eso y te saco a patadas de la boda— amenazó señalándome y yo reí ante ella.

— ¿Y tu corazón?— preguntó Soojin con una sonrisa— ¿Ya te quedarás definitivamente en Corea?— yo asentí y comencé a comer con tranquilidad.

—Ya casi tengo todo listo, igual para dentro de dos semanas debo volver a Estados Unidos para buscar algunos papeles— conté con tranquilidad.

—Y el muchachito Dante— señaló papá— ¿No lo presentarás? ¿Cuándo lo traerás a casa?— yo puse los ojos en blanco y comencé a reír.

—No es mi novio— susurré haciendo puchero— es solo mi amigo.

— ¿Te costó despedirte de tus amigos en New York?— preguntó Soojin con dulzura, inmediatamente asentí en respuesta.

—Dante estuvo llorando como media hora en el aeropuerto, incluso en su ataque de tristeza me pidió hasta matrimonio— conté riendo logrando que mi familia comenzara a reír— igual no es porque este enamorado de mi— aclaré ante la mirada aterrorizada de Taehyung— sino porque es un arrebatado y suele decir cosas así en momentos bastantes tensos.

—Mi niño es un rompecorazones— soltó papá riendo y yo sonreí orgulloso.

— ¡Como no serlo con esta cara!— comenté con seguridad, logrando que mi padre esbozara una sonrisa de oreja a oreja.

Muchas cosas habían cambiado de mi personalidad, comenzando con la seguridad que estaba teniendo en mí mismo. El progresar de manera profesional y el concentrarme en mi mismo, género que simplemente me dejara de importar lo que creían otras personas de mí. Es verdad que a mi autoestima también contribuyeron otros factores, como el hecho de mi demente amigo, incluso Seulgi quien es bastante honesta e incluso no duda en decirte las cosas que te quedan mal.

Despedirme de ellos fue difícil, no tanto de Seulgi porque sabría que dentro de poco la tendría aquí conmigo pero mi tano, el si me dolió. Una parte de mí se encontraba preocupada, ya saben incluso en momentos he llegado a pensar que el tal vez sea el tipo que necesito en mi vida. Pero no el que quiero y eso es suficiente como para decidir no permitir que nuestra relación se saliera de control.

Ahora solo quedaba el instalarme aquí y sabía que eso no sería tan sencillo.

Era todo bastante organizado lo que tenía en mente, para la boda solo quedaban dos días, luego de eso tengo que quedarme cuidando la casa de mi hermano y Taehyung, finalmente cuando ellos volvieran tendría que irme a New York como máximo una semana para terminar mi papeleo y venirme definitivamente a Corea.

Por mientras, durante estas dos semanas y media debía intentar encontrar un departamento cerca de la K.U.

¿Será que el que quisimos alquilar con Jungkook estará disponible?

Luego de comer ese día y pasarla muy bien con mi familia, volví a la casa de Yoongi. Ya que por la cantidad de gente que había en mi padre, era consciente que no me podría quedar allí, por lo tanto hasta que consiguiera un departamento me quedaría allí. Después de todo a mi hermano no le molestaba y tenían una hermosa habitación de huéspedes que sería mía por un tiempo.

Subí mi maleta en la cama y Taehyung se paró en la puerta de la habitación.

—Deje toallas y ropa para la cama en el armario, si necesitas algo más avísame ¿de acuerdo?— yo asentí y le guiñé el ojo. Lo cual logró que el soltara una sonrisa y se marchara dejándome solo para comenzar a ordenar todo.

Había empacado las cosas más importantes, ropa de la más necesaria y papeles importantes. Pero lo que nunca me percaté fue de revisar mi mochila, la cual tomé apresurado porque sabía que tenía mi pasaporte y permisos para residir en Estados Unidos.

Me senté en la cama y comencé a sacar cosas de allí adentro, todas eran viejas, incluso había una campera que hacía años no encontraba.

—Aquí estas—susurré sonriendo mientras veía mi campera y comencé a sacudirla, en ese momento algo salió disparado de uno de los bolsillos. La deje en la cama y me agaché para ver donde estaba lo que se había caído.

Una vez lo encontré, extendí mi mano bajo la cama para tomarlo y una vez estuvo lo suficientemente cerca para poder verlo solté un suspiro.

La cajita vacía...

Me senté y comencé a verla, habían pasado varios años desde que la había tenido en mis manos y resultaba extraño todo lo que estaba removiendo en mi interior.

Suspiré y me di cuenta que faltaba el papelito, seguramente se habría caído dentro de la mochila, pero antes de cerrar la cajita me di cuenta que la almohadita estaba levantada y se veía algo doradito. La saque y cerré mis ojos con tristeza al encontrarme con un pequeño anillo plateado.

¿Cómo fue que nunca lo vi? Lo saque y lo miré para notar que tenía algo adentro grabado.

"La promesa que volverás, me da la fuerza para continuar."

Me coloqué el anillo e hice una mueca llena de tristeza.

Regresé para cumplir nuestra promesa ¿tú también lo harás?







































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