17
Estaba sentado en la entrada de mi casa. Esperaba a Jungkook, quien había dicho que venía en camino.
El clima en octubre no era tan espantoso, pero por las noches refrescaba lo suficiente como para ser necesario un abrigo. Miré mi reloj, ansioso por saber cuánto faltaba para que mi novio llegara.
Si bien la conversación con Yoongi había dado sus resultados, también debía aceptar que mi mente era un caos. Nunca pensé que el estar de novio iba a despertar sentimientos que consideraba completamente desaparecidos.
Me agarré la cabeza y solté un suspiro.
—Ya habíamos cerrado esa etapa, Jimin —me susurré a mi mismo, intentando eliminar todo pensamiento negativo.
Cerré mis ojos e intenté calmarme.
En ese mismo momento, Jungkook estacionó su auto frente a casa. Rápido tomé mi mochila y me subí, siendo recibido con una sonrisa radiante.
—Qué hermoso está el cumpleañero —susurró, acercándose para darme un beso.
—No sabía si iba a hacer frío, aún así me traje un pijama abrigado y medias de lanita.
Jungkook abrió la boca y me miró con gracia.
—¿Tanto para dormir? —preguntó, mientras observaba cómo enviaba mi mochila hacia atrás.
—Sabes que paso mucho frío en las noches. Y como supongo que no dormiremos en tu casa, no sé cómo será el clima del lugar al que me llevarás. Además, sabes que sufro cuando mis piecitos están fríos.
—Pero ¿medias de lana, amor? —repitió—. Eso sí que es sexy —bromeó, mientras arrancaba el auto.
Inmediatamente puse los ojos en blanco y me coloqué el cinturón.
—Mira, ya ni me gasto —reí—. Me bañé por las dudas, aunque estoy prácticamente seguro de que —empecé a enumerar con los dedos— vamos a escuchar música, comeremos, veremos una película y, antes de acordarnos, nos vamos a quedar dormidos —predije.
—Con tus medias de lana muy seguramente pase eso —bromeó. Luego giró la llave y comenzó a conducir—. Pero no me subestimes, amor mío. Esta noche te voy a sorprender.
Chasqueé la lengua y le sonreí.
—Mmh, ya estoy ansioso, Jeon...
Jungkook me guiñó el ojo y el viaje hacia lo desconocido comenzó.
Jungkook estacionó el auto a las dos de la mañana. Estaba oscuro y la brisa que corría era muy helada.
Habíamos estado viajando por aproximadamente cuatro horas y yo seguía sin saber dónde me había llevado. Hicimos varias paradas e incluso pasamos por varias provincias.
Pude dormir durante una hora, pero cuando llegamos, lo primero que pude observar me hizo poner la piel de gallina.
El mar...
—Estás bromeando —susurré, mientras cerraba la puerta del auto.
Inmediatamente me volteé en busca de aquello que mi mente aún atesoraba como un recuerdo valioso, y ahí estaba. La casa de verano del abuelo de Jungkook.
Los padres y abuelos de mi novio son originarios de Busan, allí tienen una hermosa casa de verano que tuve el privilegio de visitar con tan solo diez años; fue la primera oportunidad que tuve de conocer el mar y desde entonces quedé completamente enamorado.
Jungkook abrió el baúl del auto y sacó su mochila y otro bolso más. Corrí hasta él y lo abracé, encantado del hermoso destino al que me había traído.
—Estas demente —susurré, riendo—. ¿La mafia china era tu abuelo? ¿Con él tuviste que hacer los tratos sucios?
Jungkook asintió.
—Costó convencerlo... Pero, cuando supo que iba a venir contigo, me entregó las llaves con los ojos cerrados —rió—. ¿Te gusta mi sorpresa?
—Me encanta, pero si hubiese sabido que vendríamos aquí te hubiese pedido que saliéramos mucho antes —susurré, y él me guiñó el ojo.
—Confía en mí, amor —dijo, y dejó un beso en mi frente.
Nos separamos y él cerró el baúl. Comenzamos a caminar hacia la casa porque, por mucho que me gustara observar el paisaje, era muy tarde y hacía demasiado frío.
Lo primero que noté al ingresar fue que los colores de la casa habían cambiado, ya no eran tan fuertes como los recordaba sino que ahora eran de colores blancos y ocres.
—Papá mandó a remodelarla el año pasado —explicó Jungkook, mientras dejaba los bolsos sobre la mesada de la cocina—. Mis abuelos querían que estuviese más iluminada, así que eligieron colores más claros.
Comencé a observar a mi alrededor y sonreí.
—Se ve mucho más grande y elegante —contesté— pero aún así es como si no hubiera cambiado.
—¿Quieres tomar algo? —preguntó, y yo negué mientras lo seguía.
—¿Alguien vive aquí? —pregunté con curiosidad.
Jungkook dijo que no y abrió el refrigerador buscando algo, el cual estaba repleto de comida.
—Bueno, para haber tanta comida sí parece que vive alguien.
Jungkook rió y abrió el congelador para revisar.
—Mi primo me ayudó —explicó—, le pedí que comprara algunas cosas.
—No creo que vayamos a comer tanto en un día —dije, impactado por la cantidad de comida que había en en refrigerador.
Jungkook rió suavemente y se acercó hasta mí para abrazarme.
—Te mentimos, no nos vamos hasta el jueves —susurró—. No te dijimos nada porque...
—La escuela —exclamé, alarmado—. Si lo hubiese sabido no hubiera faltado a la escuela. ¿Y el trabajo? Ay, no... El señor Lee me matará.
—Amor, tranquilízate. ¿Recuerdas que te dije que tuve tratos sucios? Bueno, entre ellos están Sungwoon, Taehyung, tu hermano y tu papá —confesó, riendo.
Lo miré por unos segundos y resoplé, apoyando mi cabeza en su pecho.
Estaba sorprendido de que mi papá se hubiera prestado para algo así, más con el hecho de que es muy exigente con mis estudios.
—Vamos, llevemos las cosas a la habitación —dijo, mientras me daba la vuelta y comenzábamos a caminar abrazados.
Reí al notar que no llevaba ningún bolso pero aún así quería llevar algo a la habitación.
¿Qué está tramando?
—Quiero ponerme mis medias de lana, ya me dio frío en los pies —bromeé, mientras podía sentir su risa en mi oreja.
Subir las escaleras fue muy dificultoso porque no podíamos dejar de reir y él se negaba a soltarme del abrazo.
—¿Vamos a dormir ahora? Estoy muerto de sueño y además, si nos dormimos temprano, mañana podemos levantarnos a primera hora e ir a caminar por la playa.
Jungkook bajó la mano hasta mi pierna y me pellizcó suavemente.
—Deja de frustrar mis planes —dijo, con voz ronca—. Sabes que si te traigo aquí no es exactamente para dormir.
Me volteé para verlo con la boca abierta.
—¿Me estás llevando a una habitación bajo el engaño de que vamos a dejar algo inexistente? —entrecerré los ojos—. Eres sucio...
—No vas a arruinar mis planes —repitió. De repente se agachó y me agarró por las piernas para ponerme en su hombro.
—¡Jungkook, por favor! —no podía dejar de reir. Comencé a darle pequeños golpes en la espalda con el objetivo de que me bajara pero él me dio una nalgada suave, haciendo que me quedara quieto y callado, pero también con las mejillas ardiendo.
Me bajó cuando entramos en la habitación, pero antes de que pudiera darme la vuelta me tapó los ojos, impidiendo que viera algo.
—¿Las sorpresas no terminan todavía? —pregunté, sonriendo. Como respuesta recibí un besito en los labios.
—Apenas comienzan —susurró, aún con los labios en mi boca. Con cuidado de no destapar mis ojos y hacerme caer, me dio la vuelta—. Confía en mí
Comenzó a guiarme haciendo pequeños pasos, mientras que yo mantenía mis brazos extendidos por miedo a chocarme con algún objeto.
No sabía lo que planeaba Jungkook, pero una sensación bastante extraña se situó en mi estómago. Podía sentir una mezcla de emoción, miedo, ansiedad y felicidad.
Cuando nos frenó, me hizo girar a la dirección a la cual debía mirar y me destapó los ojos.
—¿Ya puedo abrirlos? —pregunté, y cuando sus brazos me rodearon por la cintura respondió en mi oído un simple «sí».
Cuando lo hice me encontré con lo más bonito que mis ojos habían visto.
La habitación estaba iluminada por velas y cerca del techo habían globos con algunas de nuestras fotos atadas en las puntas. Jungkook me soltó y yo me acerqué hasta la cama con pétalos.
—Woah —susurré—. Playa y una habitación decorada con globos, pétalos y velas —me giré para verlo y le sonreí—. Supongo que ya puedo adivinar tus planes...
Él se acercó hasta la cama y, después de correr algunos globos, se acostó en ella tratando de hacer una pose sexy.
—No puedes negar que me lucí —presumió con una sonrisa y yo me acerqué de inmediato para besarlo.
—Te luciste demasiado —susurré entre besos. Me abrazó por la cintura y me dio la vuelta, haciendo que él quedara entre mis piernas y comenzara a besarme el cuello.
¡Muchas gracias por leer! Espero que les esté gustando.
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