12

Han pasado dos semanas desde que Jungkook y yo comenzamos a salir. Bueno, no dos exactamente, pero sí casi dos.

No voy a negarlo, Jungkook es mágico. Si les soy honesto, admito que me sigue sorprendiendo que aún tenga sorpresas. A esta altura, yo simplemente me habría rendido, pero él sigue asombrándome con cada segundo que pasamos juntos..

No ha habido ni un solo día en el que no me haya dedicado una canción y, créanme, pensaba que al quinto día —como mucho— se iba a quedar sin canciones. Al parecer tiene un gusto muy variado y amplio.

Así que pueden imaginar que ahora tengo una playlist muy extensa de canciones románticas, la cual no puedo dejar de escuchar desde que la armé. 

Lo único que aún no logro comprender después de todo esto, es que no nos hayamos besado siquiera una vez. No voy a mentir, esperaba sacar ventaja de nuestra amistad. Es decir, llevamos siendo amigos por años lo cual facilitó el conocernos, por ejemplo, en citas o charlas de ese estilo.

Lo mínimo que esperaba a esta altura era, no sé, tener una vida sexual activa... Y NO, no soy un chico hormonal. Vengo hace bastante tiempo investigando para mi ensayo y leí que enamorarse, en algunos casos, también conlleva a sentir atracción sexual. Y no lo voy a negar, Jungkook es sexy, pero él parece tener pánico al hablar de sexo conmigo.

Quizá me estoy apresurando demasiado, o tal vez no le atraiga de esa manera.

—Voy a bañarme —dije.

 Acabábamos de ingresar a su habitación. Él asintió mientras sacaba su pijama del armario.

—¿Te parece que cenemos pizza? Seokjin no está y mis padres tampoco, así que tenemos que pensar en qué queremos cenar —explicó mientras me extendía unas toallas.

No sé, tal vez podemos comernos entre nosotros.

—Unas pizzas me parecen una excelente idea —exclamé rápidamente.

Dios, ¿qué clase de pensamientos son esos? 

Esto ya es muy hormonal. No es normal en mí, yo estaba seguro de que mis hormonas estaban muertas o que simplemente no existían.

—Perfecto, ve a bañarte. Mientras, llamo y las pido. —Se acercó a mí y me dio un besito en la frente.

Volteé como un soldado y me dirigí al baño, avergonzado de mis pensamientos.

No podía estar pensando en tener relaciones sexuales con mi mejor amigo. Quiero decir, está bien que esto sea por un descubrimiento y que bromee con que quiero vivir la experiencia completa, pero... ¡Por favor, Jimin! ¡Mientras menos lejos lleguemos, mucho mejor!

Me bañé solo con agua fría.

Durante este tiempo, pude descubrir que Jungkook es sumamente romántico en todo aspecto, es dulce, atento... pero pude aprender que él espera que lo traten igual. Por ello es que también se me pegaron algunas pequeñas costumbres, como decirle "amor".

La primera vez que lo hice, el bobo se puso rojo como un tomate y comenzó a reírse como loco.

Ese día sentí algo extraño.  Verlo sonreír y reírse de esa manera, o el simple hecho de que se pusiera feliz por una palabra de mis labios, me generó un sentimiento extraño en el pecho.

A partir de allí, las cosas cambiaron entre nosotros. Comencé a sentirme un poco más libre a su lado, de esa manera descubrí que amaba verlo sonreir. 

¿Raro, verdad?

Tal vez es muy pronto para decirlo pero también comencé a sentir ese extraño deseo de que me miré solo a mi, de querer llamar su atención e incluso que todas sus sonrisas sean dedicadas a mi.

Tal vez sea pronto para decirlo, pero también comencé a sentir un extraño deseo de que solo me mire a mí, de querer llamar su atención todo el tiempo e incluso que, en cada oportunidad que sonría, esas sonrisas estén dedicadas a mi nombre.

¿Será que eso es normal?

Suspiré, tomando la toalla para secarme y luego colocarme el pijama.

Caminé hasta el espejo para buscar un peine, pero no lo encontraba. Comencé a abrir todos los cajones y puertas de aquel baño hasta que vi uno, pero justo al lado había algo que me hizo sentir nervioso.

Sí, una caja de preservativos.

—¿Esto es... —susurré. Tomé la caja entre mis manos. Estaba nueva y sin abrir.

Con todos nuestros años de amistad —yo se los aseguro—, jamás vi nada como esto, y eso que tengo la maldita costumbre de revisar todos los cajones de su habitación.

Antes creía que en realidad no tenía sexo, sino que todo era un engaño para salvaguardar su imagen de fuckboy. Lo pensé por mucho tiempo, hasta que un día me dio su billetera y encontré preservativos. Desde ese momento es que sé que mi mejor amigo tiene una vida sexual activa, pero que en su habitación no guarda nada. 

Leí la cantidad de condones que venían en la caja y tragué con nerviosismo. Cuando Jungkook tocó la puerta segundos después, los preservativos practicamente volaron hasta el cajón.

—Amor, ¿estás bien? —preguntó.

Cerré todo y comencé a peinarme el cabello.

—Sí, amor —reí, nervioso—. Ya salgo...

Unos minutos de preparación mental fueron suficientes para poder salir de ese baño y encontrarme a Jungkook de espaldas colocándose una remera. Él se volteó y se quedó mirándome con una sonrisa. La correspondí y luego caminé hasta mi mochila para guardar algunas cosas.

De alguna manera, toda la situación me generaba nerviosismo

 ¿Y si lo que dijo Taehyung es cierto? 

Una parte de mí dice «¡Sí, ya era hora!», pero la otra no deja de pensar «¡No, esto es una pésima idea!».

Me dolía el vientre, estaba mordiendo mis labios, y las cosas se intensificaron cuando comenzó a sonar la música. 

—No sabes las ganas que tenía de estar contigo, mi lindo amor —dijo Jungkook, mientras se tiraba en la cama y daba palmadas a su lado—. Ven.

Caminé con nerviosismo hasta la cama, pero en vez de acostarme a su lado —como cualquier persona capaz de entender indirectas haría—, me senté frente a él, lo que hizo que me mirara frunciendo el ceño.

—¿Ya pediste la pizza? —pregunté en voz baja y él asintió.

—En media hora la traen —sonrió.

—Oh, genial.

Le sonreí y me acosté a su lado. Inmediatamente me abrazó como si alguien fuera a arrebatarme de sus brazos. 

—¿Qué vamos a hacer? —pregunté con nervios, mientras observaba su brazo lleno de tatuajes.

Jungkook suele cambiarle los significados seguido, a veces para molestarme, otras para hacerme reír. Sé el significado de muchos, pero hay otros que no puedo decifrar, y como mi curiosidad es tan grande, hay veces en las que hasta busco en internet. Pero nunca encuentro nada, porque si hay algo que los hace únicos, es el hecho de que están diseñados por él.

—Comer, película y a dormir —contestó automáticamente. Bostezó y me dió un beso en el cuello, logrando que los vellos de mis brazos se erizaran y aumentara el ritmo de mis latidos—. Mañana tienes que trabajar, así que debemos levantarnos temprano.

—¿Solo eso? ¿Ver una película y dormir? —pregunté, decepcionado.

—¿Querías hacer algo más? —preguntó riendo y yo me encogí de hombros.

La canción que estaba sonando cambió y comenzó a reproducirse una más relajada y lenta.

Era de The Weekend, Call Out My Name para ser más preciso, lo cual no ayudaba mucho a calmar mis pensamientos.

—Amo esa canción. —Cerró sus ojos y comenzó a cantarla en susurros.

De un momento a otro, se giró sobre sí para quedarse encima mío, sin dejar de cantar un solo segundo la canción.

Vaya, que conveniente... Música de fondo, luces tenues, Jungkook encima mío y una caja de preservativos sin abrir en el baño. Bien...

—«I made sure I held you close to me» —susurró mientras se acercaba a mi rostro y dejaba un beso en mi nariz—. «So call out my name...» —Solté una carcajada y él frunció el ceño—. ¿Qué es lo gracioso?

—Qué conveniente que cantes Call out my Name estando encima mío, ¿no crees? —reí y él puso los ojos en blanco, apoyando su cabeza en mi pecho.

—¿"Qué conveniente"? Por favor, amor. Esta es la última canción que utilizaría para tener sexo —susurró—. Estoy seguro de que terminaría llorando.

—¿Por qué? He escuchado que muchas personas la utilizan para eso —dije, mientras acariciaba su cabello.

—Entonces, esa gente no sabe elegir música para ese tipo de ocasiones — susurró, acercándose hasta mi rostro para empezar a llenarme de besos—. No te preocupes, amor. Cuando lo hagamos, me encargaré de hacer una buena playlist.

—¿Todavía no llega el momento? —pregunté, riendo.

Él se separó mirándome con los ojos bien abiertos y comenzó a negar.

—Ni siquiera nos hemos besado y ya quieres que pasemos a quinta fase —chasqueó la lengua—. Paciencia, amor. Tengo todo fríamente calculado.

—¿Incluso nuestro primer beso? —pregunté, mientras lo abrazaba por los hombros—. Porque, aunque no lo creas, me desespera saber que han pasado dos semanas y aún no nos damos ni un besito.

Jungkook tragó pesado y rió nerviosamente sin saber qué decir. Inmediatamente bajé mi mirada a su boca y lo atraje a mí.

Sabía que él no daría el primer movimiento, y si tenía que ser yo quien tomara las riendas de la situación, lo haría.

Nuestro primer beso fue tonto. Nuestros labios se tocaron de la manera más inocente posible, pero por dentro sentía que mi corazón iba a explotar de los nervios.

Nos separamos luego de unos segundos y él tenía sus mejillas completamente rojas, como si hubiese estado expuesto al rayo del sol por horas.

Pero luego su mirada cambió, me observaba de una manera indescifrable. Incluso me sonrió de forma pícara, haciendo que mi estómago diera mil vueltas por segundo.

Jungkook se alejó y se sentó en la cama.

—Ven aquí... —soltó, palmeando sus piernas.

—Ni en broma me voy a sentar en tus piernas.

—¿Quieres tener sexo pero no sentarte en mis piernas? Ay, amor.  Ven aquí —insistió.

Me acerqué y me senté con dudas. Él colocó sus manos en mi cintura y me acercó lo máximo posible, logrando que no quede ningún tipo de espacio entre ambos.

—¿Qué haces? —pregunté, riendo.

—Te daré el mejor maldito beso que vas a tener en tu vida —susurró antes de agarrar mi rostro y simplemente cumplir sus palabras.

¡Muchas gracias por leer! Espero que les esté gustando.
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