10

Jungkook se acercó hasta mí para limpiar mi boca.

—Come bien. No entiendo cómo es que logras ensuciarte así —susurró con ternura. Me encogí de hombros y seguí comiendo mi pan relleno.

Llevábamos media hora caminando por las calles de Seúl. Parábamos en las tiendas y comprábamos muchas cosas para comer.

En ningún momento, desde que salimos del auto, nos hemos soltado la mano, y la verdad es que es extraño para mí.

Estoy seguro de que hemos caminado tomados de la mano antes, pero esta es la primera vez que lo hacemos con algo más detrás de ello.

Jungkook estaba siendo tierno y atento, y no es que no lo fuera antes, de hecho siempre lo ha sido, sino que esta vez lo hacía con intenciones de enamorarme. Por ejemplo, tomaba mis manos y las frotaba con las suyas para que tomen calor, y en algunas oportunidades hasta dejaba pequeños besos en ellas. 

Todo lo que hacía me parecía tierno, y de alguna manera, lograba llamar mi atención de una manera curiosa. 

—Koo, ¿te puedo preguntar algo? —dije mientras caminaba hacia el cesto de basura y dejaba el envoltorio de lo que estaba comiendo. Cuando regresé a Jungkook, él tomó mi mano nuevamente.

—Lo acabas de hacer —sonrió.

Puse los ojos en blanco y él rió.

—Sabes que sí, puedes preguntarme lo que sea. 

—¿Tú en realidad quisiste a Chiara? —pregunté con curiosidad.

Jungkook hizo una mueca y me miró confundido ante lo repentino de mi pregunta.

—Decir que no la quería es algo bastante cruel. Le tenía aprecio, la quise mucho, pero si de un sentimiento romántico hablamos, bueno... la verdad es que nunca lo hubo —confesó.

—¿Qué diferencia hay entre querer a alguien románticamente y no hacerlo? 

Nos detuvimos en un pequeño parque para sentarnos en una de las bancas. Cuando lo hicimos, Jungkook soltó mi mano y pasó su brazo por mis hombros.

Me acomodé a su lado y lo miré, aún en espera de una respuesta.

—Creo que la principal diferencia está en las intenciones. Cuando quieres a alguien románticamente, esperas hacer cosas muy diferentes a las que harías con un amigo. Por ejemplo el pasear de la mano o besarte con esa persona, dormir juntos o... No sé, hay muchas cosas.

—Sí, pero tu cariño conmigo no es romántico y aún así hacemos la mitad de las cosas que dijiste desde que somos niños —reí—. De todos modos, entiendo lo que quieres decir. 

—¿Lo entiendes? —preguntó con gracia—. Perdón, pero no creo que lo entiendas, Jiminie.

Inmediatamente abrí mi boca y lo miré ofendido.

—Eso me dolió —lo señalé con molestia y él me acercó para besarme la frente.

—Ay, mi lindo Jimin... —suspiró—. ¿Cuándo será el día en que te des cuenta de las cosas sin que alguien tenga que decírtelas?

No le hice caso y simplemente me apoyé en él cerrando mis ojos.

Estar con él siempre ha sido tan cómodo.

Mi pie comenzó a moverse inquietamente mientras mordía mi labio. No podía apartar mi vista del reloj de la cocina, el cual parecía pasar los minutos cada vez más y más lentos. 

—¿Se puede saber por qué no has tocado el desayuno? Estás muy inquieto, ¿qué te sucede? —preguntó Yoongi, frustrado.

Abrí mi boca para contestarle, pero la cerré porque sinceramente no sabía qué decir.

Mierda, ¿por qué estoy tan inquieto?

—Jungkook vendrá a buscarlo —susurró Ryujin de manera burlesca. La fulminé con la mirada mientras ella me sacaba la lengua.

—¿Jungkook? ¿Es que papá no puede llevarte? —preguntó mi hermano, preocupado.

Quise contestar pero mi padre me interrumpió ingresando a la cocina mientras se acomodaba la corbata.

Cuando estuve a punto de contestar, mi padre ingresó a la cocina acomodando su corbata y respondió por mí.

—En realidad, fue Jungkook quien se ofreció —se encogió de hombros—. No sé por qué, si yo puedo llevarlo tranquilamente.

Yoongi soltó una risita y yo negué con incredulidad.

—Desde la fiesta que no pueden despegarse el uno del otro —dijo Yoongi, riendo—. Ayer llamó el señor Lee, Jimin. Dijo que no abriría la tienda pero, que yo recuerde, tú llegaste diciendo que saldrías. Puedo imaginar con quien y cual fue el tipo de salida.

Abrí mi boca, pero nuevamente la volví a cerrar sin saber qué decir.

—Que salga todo lo que quiera —señaló mi padre—. Confío en Jungkook ciegamente —me sonrió.

Puse los ojos en blanco, pero justo en ese momento mi teléfono vibró.

Jungkook está aquí.

—Bien, familia me despido. Koo está afuera. —Mis hermanos sonrieron cómplices mientras elevaban las cejas—. Ya, dejen de molestar. Nos vemos en la tarde.

Caminé hasta la puerta y tomé mi mochila, pero antes de abrir me aseguré de mirarme en el espejo y verme bien.

—¡No has desayunado nada, Jimin! ¡Vuelve ahora mismo o te haré tragar hasta la cuchara! —gritó Yoongi.

—¡También te quiero, Yoongi! —Abrí la puerta rápidamente y salí de la casa.

Caminé —bueno, corrí— hasta el auto y me subí.

—Hola, amor. —Jungkook se acercó para besarme en la mejilla.

Nunca, absolutamente nunca, me he puesto nervioso ante mi mejor amigo. De hecho, siempre he mantenido una imagen natural y tranquila frente a él. 

Por primera vez, me estaba doliendo el estómago de los nervios.

—Hola —susurré, sin poder mirarlo a los ojos. Dirigí mi mirada al frente, intentando que no notara lo tenso que estaba.

—¿Estás bien? —Mierda—. Bebé, parece que acabas de ver tres mil fantasmas juntos.

Lo miré y abrí mi boca para darle una explicación.

Pero es que no había ninguna.

En realidad, ni yo entendía qué me estaba pasando. Si tenía que ser honesto, en ese momento todo estaba siendo confuso.

Y eso me molestaba.

La noche anterior me había domido pensando en la linda tarde que pasamos, y seguro estarás pensando «Oh, qué tierno», pero no. Déjame decirte que estuvo muy lejos de ser así. De todos modos, en mi sueño no hubo nada extraño...

Bueno, solo si exceptuamos el hecho de que en mi sueño ambos estábamos tirados en una cama...  y que además estábamos comiéndonos a besos.

Por suerte, la alarma sonó antes de que las cosas hubieran llegado a otro nivel. No me imagino cómo podría mirarlo a la cara si hubiera soñado «eso».

—No es nada —mentí—. Solo estoy con sueño.

—¿Desayunaste? —preguntó buscando mi mirada, pero yo lo esquivaba.

Negué rápidamente mientras miraba por la ventanilla.

¿CUÁNDO ARRANCARÁS EL BENDITO AUTO, JUNGKOOK?

—Me lo esperaba. —Estiró su mano hacia el asiento trasero y colocó una bolsa con un portavasos sobre mis piernas—. Café mocha con doble crema y salsa de chocolate y un panini de jamón y queso.

Sonreí. Mi desayuno favorito.

—¿Cuántos de azúcar? —pregunté escéptico. Con cara de inseguridad, Jungkook levantó un dedo.

Estuve a punto de protestar, pero cuando estaba abriendo la boca para dejar mi queja, él levantó otro dedo rápidamente.

Siempre supo como me gustan las cosas.

—Gracias, Koo —susurré, mirándolo con una sonrisa—. No deberías haberte molestado.

—Debido a mi arduo trabajo, creo que me merezco un agradecimiento un poco más grande, ¿no crees? —Elevó sus cejas pícaramente.

Estiró los labios de manera graciosa. Era obvio lo que quería, pero yo simplemente acerqué mi frente haciendo que me diera un besito.

Un puchero bien marcado y un ceño fruncido se hicieron presentes en su rostro.

—¿Qué? —dije, mientras mezclaba mi café.

—No voy a mentir, esperaba un beso —confesó—. Pero tampoco puedo decir que esté insatisfecho con el besito en la frente.

Comencé a reír ante su comentario y negué con incredulidad.

—Es nuestro segundo día saliendo y ya quieres que estemos a los besos —reí—. ¿No crees que es muy pronto?

—Lo dice quien quiere que durmamos en la misma cama. Jimin, solo llevamos dos días saliendo —susurró con falsa decepción.

Estiré mi mano y le di un golpe en el hombro.

—Dormimos juntos desde los catorce años. ¿Cómo es que justo ahora te entra la castidad de no dormir con quien sales en la misma cama?

Jungkook frunció el ceño y arrancó el auto, pero antes de comenzar a conducir me miró con gracia.

—¿Será porque nunca dormí con un saliente mío en mi cama? 

—¡No seas mentiroso! Ambos sabemos que no eres el ser más puro del planeta —acusé, y él levantó sus manos en señal de rendición.

—Lo sé, pero que haya dormido con otras personas no quiere decir que las haya llevado específicamente a mi cama —aclaró—. Y tú tampoco dormirás en ella si antes no nos damos un beso.

—¿Eso significa que no vamos a tener sexo? —pregunté con curiosidad—. Ya te dije que estoy pagando por la experiencia completa.

Jungkook puso los ojos en blanco y negó con incredulidad.

—Ya te dije que no voy a hablar de sexo contigo.

—¿Es decir que me mantendrás virgen hasta el matrimonio? —susurré sorprendido. 

Él abrió la boca con gracia y me miró inmediatamente.

—¡Yo no puedo creer que estemos hablando de esto! —rió—. Pero si tú quieres mantenerte virgen hasta el matrimonio está bien, amor. Yo no tengo problema de esperar.

Comencé a reir y seguí comiendo mi desayuno.

La vergüenza y la incomodidad se habían ido. Jungkook tenía ese poder sobre mí, ese de hacerme sentir en paz, cómodo... como si estuviese en el lugar más seguro del mundo.

Agarró su celular y conectó su música al reproductor del auto.

Can't Help Falling in Love comenzó a sonar, y suspiré al escucharlo cantar a la par de Elvis.

Puso en marcha el auto, y de alguna manera supe que sería uno de los viajes que más disfrutaría en mi vida.

No solo por la buena compañía, sino también por escuchar su voz. Jungkook podía calmar mi mente y alma cada vez que cantaba.

Podría pasar toda mi vida escuchándolo cantar...

Continúa en la parte 11...

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