Leo estaba columpiándose en un columpio del parque y se levanto al escuchar la música característica de un carrito de helados. -¿Me podría dar un helado de chocolate?, por favor-, dijo Leo al heladero y este le contesto -Claro que si. ¿Cono de galleta o vaso de plástico?-. -En cono de galleta, por favor-.

-Oh, a mi me da unos helados de...  de... ¿de qué tiene?-, pregunto Mathew cuando llego con el del carrito de helados. -Mire, joven, traigo de chocolate, vainilla, fresa, limón, cereza y galleta-, dijo el heladero un poco apurado. -Pues deme uno de fresa y otro de... limón y que los dos sean en cono, por favor-, dijo Mathew. -Si, permítame un momentito-, dijo el heladero mientas seguía preparando el helado que Leo le había pedido. -Claro, lo espero-, dijo Mathew, luego miro a Leo y dijo -Eh... hola-. Leo miro a Mathew, sonrió un poco y despues le dijo -Hola-.

-Mire, aquí tiene su helado de chocolate. Son seis pesitos, joven-, dijo el heladero entregándole a Leo su helado de chocolate. Leo tomo el helado y le dio diez pesos a el heladero y le dijo alegre -Gracias-. El heladero le dio los cuatro pesos de cambio y le dijo -De nada-, luego empezó a preparar los dos helados que Mathew le había pedido antes. Leo se dirigió a los columpios y Mathew le dijo -Adiós-. Leo se volteo a mirar a Mathew y sonriendo dijo -Adiós-, mientras comía su helado.

-Tenga, son doce pesos-, dijo el heladero dándole los dos helados a Mathew. -Ah... gracias, ten-, dijo Mathew mientras le entregaba los doce pesos al heladero. -De nada-, dijo el heladero y siguió atendiendo a otros clientes del parque.

Mathew y Yael fueron a una banca de madera del parque. -¿Por qué pediste un helado de limón para mi?-, pregunto Yael. Mathew le respondió -¿Qué?, ¿no te gusta el helado de limón?-. -Si me gusta, ¿pero por qué elegiste este para mi?-, dijo Yael mirando a Mathew. -Pues lo elegí porque a quien no le gusta el helado de limón, ¿no?-, fue lo que Mathew le contesto a Yael. -A todos les gusta ese helado-.