Capítulo III: Vínculo dividido

Once años después...

Lejos de la Academia para Magos y Brujas Reales, en un reino junto al mar llamado Tirayan, la antigua y prestigiosa dinastía Wizgrave era una familia que había ocupado el puesto de Mago y Bruja Real por generaciones. Sin embargo en aquellos primeros días de verano, el patriarca de la familia, Alexander, se encontraba con un gran dilema, pues sabía bien que era necesario enviar a uno de sus descendientes a la Academia, mas no sabía cuál.

Alexander era un hombre alto de tez clara, con el cabello castaño, sus ojos eran azules. En el pasado había engendrado junto a su esposa dos varones: Zeus y Máximo. Para ambos jóvenes, su vida significó estudiar y practicar las nociones básicas de la magia, esperando entrar a la Academia para Magos y Brujas Reales. Alexander sabía que por el momento y por ciertas políticas de la institución, sólo podría enviar a uno de sus hijos.

De acuerdo con las normas de la escuela, para brindar a los estudiantes el mejor estudio posible, la educación pretendía ser más personalizada e individualizada, por ello la Academia aceptaba a un integrante por dinastía.

Por un lado, estaba Zeus, su hijo mayor, un joven alto rubio, como su madre y ojos azules. Era conocido por tener un corazón bondadoso, por ser paciente e intuitivo. Su talento y su poder con la magia nunca fueron cuestionados. Por otro lado, estaba su otro hijo, Máximo, su hijo menor, de apariencia similar a la de su hijo mayor, excepto por su cabello que era castaño claro. Su personalidad era un tanto más áspera que la de su hermano, llegaba en ocasiones a ser arrogante e impaciente. No obstante, era tan talentoso y poderoso como Zeus.

Los hermanos Wizgrave no gozaban de una excelente relación, las palabras que se dedicaban entre ellos día a día podían ser fácilmente contadas. Esto no siempre fue así, de niños eran muy unidos pero una ficticia rivalidad que comenzó a crecer en la cabeza de Máximo fue lo que lo alejó de Zeus. Máximo no deseaba ser opacado por nadie, ni siquiera por su hermano, por lo que se esforzó en su estudio mágico con el objetivo de ser tan o más capaz que su hermano mayor. Esa competitividad unilateral podía notarse bien cuando los hermanos eran puestos a combatir con hechizos básicos a petición de Alexander porque Máximo se aseguraba con real empeño en derrotar a Zeus y se molestaba cuando no lo conseguía.

Zeus no se explicaba el motivo ni el momento en que su hermano menor comenzó a alejarse por esa competitividad y en verdad extrañaba la buena relación que alguna vez tuvo con él, esperando que algún día así como Máximo se alejó, pudiera recapacitar y es porque no hubiera intentado hablar con él sobre el asunto en el pasado con un resultado desfavorecedor con el que Zeus se dio cuenta de que su hermano y nadie más es el único que podría encontrar las respuestas en sí mismo y así darse cuenta de cómo eran las cosas en realidad.

Alexander, como Mago Real, debía asegurarse de tener un sucesor por lo que pensó y pensó durante días y noches su decisión y finalmente había llegado a una decisión que, se imaginaba, resultaría poco gustosa para uno de sus hijos. Llamó a Zeus y a Máximo y atendieron el llamado entrando en la sala de estar sin demora.

-Hijos míos, necesito hablar con ustedes sobre algo muy importante -inició Alexander con voz seria, anticipando el resultado que tendría la conversación.

-¿No puede esperar, padre? -interrumpió genitalmente el hijo mayor-, casi es hora de irme.

-No te preocupes, seré breve con ustedes -señaló el mayor-. Como miembros de la dinastía Wizgrave, es su deber asistir a la Academia para Magos y Brujas Reales y después de pensarlo mucho, he tomado la decisión de que Zeus sea el primero de ustedes en ir.

Máximo enmudeció, escuchar la decisión final de su padre cumplió sus peores temores. Claro que siempre existió la posibilidad de que Zeus fuera el primero de ellos en asistir a la Academia, pero también existía la posibilidad de que fuera él quien fuera y saber que sus esfuerzos fueron en vano al ser eclipsado de nueva cuenta por su hermano mayor, provoco que el vínculo que compartía con su familia se dividiera irremediablemente.

-Muchas gracias, padre, es un verdadero placer y prometo dar mi mejor esfuerzo -sonrió Zeus.

-¿Algo más que quieras decirnos, padre? -inquirió el hijo menor fríamente.

-No, eso es todo.

Los hijos de Alexander se retiraron. Mientras que Máximo se encerró en su alcoba, Zeus solamente recogió una caja color salmón de una de los cajones de la cómoda de su habitación antes de salir de la residencia Wizgrave.

Alexander suspiró y se tocó las sienes con las yemas de sus dedos mientras cerraba sus ojos. Entonces sintió una mano tocando su hombro y al abrir lo ojos vio a Karina, su esposa y madre de sus hijos. Karina le dedicó una alentadora sonrisa para que se levantara del sillón y fuera a hablar con Máximo.

Karina era una bella mujer de tez clara, de cabello rubio como el sol con ojos verdes como un par de esmeraldas. Ella no era ajena a las aspiraciones y ambiciones del menor de sus descendientes, por lo que sabía que Máximo estaba, al menos, decepcionado por la decisión de su esposo.

-Ve a hablar con él, Alexander.

-¿Y qué le digo, cariño? -expresó él mientras se encogía de hombros-. Honestamente, no creo que haya algo que pueda decirle para hacerlo sentir mejor.

-Puedes intentar decirle que su momento ya llegará.

Alexander se levantó y se dirigió a la habitación de su hijo menor. Respiró hondo antes de llamar a la puerta de madera blanca y abrirla. Dentro, se encontraba Máximo sentado en su cama mirando fijamente en un punto del suelo y no apartó la mirada de ese punto cuando escuchó su puerta abrirse y los pasos de su padre.

-Máximo, entiendo que mi decisión te haya decepcionado y lo siento mucho, pues sé lo mucho que querías... quieres ir a la Academia, has trabajado muy duro para estar a la altura, créeme, he notado tu esfuerzo y tu momento ya llegará.

-Pero Zeus siempre ha sido mejor, siempre fue tu primera elección -expresó Máximo con un nudo en la garganta-, pero aún no entiendo la razón. Padre, ¿en qué he fallado?

-Tú no has fallado en nada, Máximo, es sólo que no estás listo.

-¡¿Y por qué no?! -exclamó el menor poniéndose de frente a Alexander.

-Hijo, cálmate.

-¡Soy tan hábil y poderoso como Zeus, hasta incluso más porque según mis cuentas lo he derrotado más veces de las que él me ha derrotado mí, así que no, padre, no entiendo cuál es la razón por la que me elegiste sobre él!

-La habilidad y el poder no lo son todo, hijo -explicó el padre suavizando el tono de su habla cada vez más-, nada de eso importa si no tienes esto -agregó señalando con su índice derecho el pecho de su hijo.

-¿Corazón?

Al ver a su padre asentir, Máximo no pudo evitar sentir que la ira se apoderara de él porque le daba la sensación de que le estaban vacilando.

-¡Eso es la frase más trillada y absurda de todas! -declaró el hijo menor mirando exasperado al techo.

-Pero es la verdad, hijo.

-¡¿Estás diciendo que me falta corazón?!

-Tal vez en lugar de poner ese empeño en la magia, podrías ponerlo en trabajar en ti -Alexander no quería ofender o burlarse de su hijo, todo lo que quería era darle un consejo valioso, su tono era cariñoso pero firme.

-No puedo seguir con esta conversación, sal de mi habitación, padre.

-Hijo, por favor...

-¡Sal de mi habitación, padre!

Alexander accedió y se fue de la habitación para darle espacio a Máximo. Karina, quien se encontraba cerca, escuchó todo y lamentó que no haya salido bien.

-Debí saber que no era el momento adecuado -dijo Karina.

-No es tu culpa, querida, mejor démosle algo de espacio.

Mientras tanto, Máximo no pudo retener más las lágrimas que de sus ojos azules nacían. Su habitación se estaba cubriendo de una luz crepuscular por el ocaso que ya comenzaba. De reojo notó en su espejo de cuerpo completo su reflejo y al verlo mejor, por primera vez en toda su vida, no le gustaba lo que veía.

Destrono! -conjuró lanzado un rayo de luz púrpura de su mano para destruir el espejo.

El muchacho cayó rendido de rodillas al suelo y descargó su llanto. Y los pedazos del espejo se encontraban regados y como el vínculo de la familia Wizgrave, dividido.

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