La mansión más terrorífica de todos los tiempos


Nos encontrábamos frente al lugar establecido, una oscura calle que tiene de fondo una gran mansión la que aparentemente con un simple viento podría caerse a pedazos. Aoko, Hakuba y Akako no deben tardar en llegar, ellos insistieron en que esperáramos hasta que anocheciera para venir, de esa manera pasaríamos más desapercibidos. Miro de reojo, a mi lado tengo a dos acompañantes, uno que tenía que traer conmigo obligatoriamente y otro que se empeñó en venir.

-Suelta ya de una vez ese cuaderno y esos lápices, llevas toda la tarde haciendo eso ¡Y por todos los cielos Kim! ¡¿Por qué ese gato usa un sombrero?! -exijo una explicación.

Ella me devuelve la mirada –Es un gato educado- da su respuesta y sigue dibujando. Suspiro, así de sencillas son las cosas para la hija de Hermes.

-22:15:38 segundos, el ladrón se encuentra frente a la mansión -Dice Hakuba que acaba de llegar.

-Idiota, ya te dije que no soy Kid. Sólo estoy aquí porque -me rasco la frente con un dedo-Ustedes me obligaron.

Él abre la boca para responder, pero Aoko que se acerca corriendo hacia nosotros lo interrumpe.

-¡Kaito! -intenta recuperar el aliento y continua- ¿Estamos todos?

-No, sólo falta la bruja -comenta Kim.

-¿La bruja? ¿Te refieres a Akako? -Aoko pregunta extrañada- ¡Ah! ¡Trajiste a Tiramisú!

No le da más vueltas al tema y se pone a hacerle mimos al gato. Al cabo de unos 5 minutos Akako aparece a mi lado con una sonrisa maliciosa y dando unos ligeros golpecitos en la espalda.

-Bueno, ahora que estamos todos, entremos al lugar, quiero terminar lo antes posible -digo cabreado avanzando hacia la mansión, todos me siguen. La propiedad está rodeada por una gran reja que no me resulta difícil abrir; ésta da un gran rechinido.

-¿No se supone que está abandonada? ¿Por qué la reja se encuentra sin ningún tipo de seguro? -pregunto a los demás.

-Tal vez después de todo si hay alguien viviendo aquí -responde Akako.

Su comentario me da una idea, sé que es un poco cruel pero mi instinto me obliga a hacerlo.

-¡Cuidado Aoko! ¡Hay un fantasma detrás de ti! -grito apuntando hacia ella.

Todos voltean hacia la mencionada que pega un fuerte grito. No puedo evitar reír como un maniático, su expresión me ha causado mucha gracia, pero parece que soy al único, ya que los demás me miran serios.

-Deja de hacer el payaso Kuroba y entremos de una vez- Regaña Hakuba.


Abrimos la puerta de madera y da un sonido seco, el interior nos recibe con una molesta nube de polvo, al adentrarnos en la vieja casa, nos damos cuenta inmediatamente que el lugar ha estado abandonado desde hace varios años; escombros, telarañas en las esquinas y vidrios rotos, sin mencionar el olor a moho que brota de todos lados, típico de una mansión embrujada de película.

-¿Dónde se supone se encuentra la joya?- pregunto a Hakuba.

Me devuelve una sonrisa torcida, o eso supongo, ya que con el lugar completamente a oscuras es difícil descifrar su rostro.

-Síganme- responde decidido, prende una linterna y se adentra por un ancho pasillo.

Por supuesto que la luz del exterior no basta para alumbrar adentro, así que todos sacamos una linterna y seguimos al orgulloso detective de Londres a través del pasillo. Se nos hace difícil seguirle el paso debido al montón de basura que se encuentra en el suelo. En ese mismo instante la linterna de Aoko se apaga -¡No! ¡Qué mala suerte! - se queja.

¿Sera boba? ¿Cómo no se fija antes si la linterna está buena? ...No sé si fue el karma, pero inmediatamente después de pensar eso, mi linterna también se apaga, junto con la de Kim, Akako y la de Hakuba. Las chicas pegan un grito y se afirman cada una de uno de mis brazos, Kim las imita y agarra bruscamente a Hakuba de la cintura –"¡Tengo miedo, sálvame!"- clama.

-Cálmense, vamos a prender velas- Saco un par de ellas y las enciendo- Tomen.

-Creo que la joya está en... -Hakuba nuevamente no ha podido completar su frase. Un estruendo se escucha a nuestras espaldas, nuestras velas se apagan y cada uno sale disparado para cualquier lado. El miedo hace temblar incluso a Tiramisú y sube corriendo por unas escaleras, yo lo sigo, me meto dentro de un baño y le coloco seguro a la puerta ¿Un momento? ¿De qué tengo miedo? ¡Estoy actuando como un cobarde!

-"Eres mío Kuroba Kaito" -Una voz ronca abre la puerta que había cerrado con pestillo y lanza sobre mí una especie de capa que oscurece totalmente la poca visión que tenía. Oigo gritos y estruendos de fondo por toda la mansión. Con agilidad me levanto y quito la capa que me cubre la cara, para ver a Kim con el rostro pálido y preocupado.

-¡Kaito! ¡Tiramisú ha seguido una rata y se ha escabullido por una trampilla- exclama preocupada!

Miro a mi alrededor y como no hay rastros de la "cosa" que me ha atacado sigo a Kim a una de las habitaciones. No logro vislumbrar mucho, y obligarme a ver en la oscuridad marea mi vista. Saco otra vela que tenía entre mis cosas de mago que llevo siempre conmigo y la enciendo. Un cuarto con un enorme espejo y una infinidad de cuadros viejos con fotografías de personas con cara de espectros que me causan escalofríos.

-Por aquí Kaito -Kim apunta hacia una pequeña trampilla que se encuentra al borde de la pared. Al alumbrar dentro de ésta no me muestra nada, ni rastros de Tiramisú.

-Quédate aquí, iré a buscarlo -Le ordeno a Kim y me pongo en cuatro patas para poder caber en el pequeño espacio. Gateo un par de metro y noto como la atmosfera cambia, un ligero viento me golpea en la cara. Me doy prisa y llego a otra gigantesca habitación con tan solo un sofá y un magnifico reloj cucú que posee la figura de un pajarillo sobre salida, tal como si el reloj se hubiese parado justo cuando marcó las 12. En lo que supongo es la parte del ojo del ave, brilla un círculo azul ¡La joya de la que habló Hakuba! ¡Era verdad después de todo!

-¡Miau! -El maullido del gato de Kim hace que me emocione aún más. Por primera vez le dedico una sonrisa.

-Tiramisú, tenemos que alcanzar al pajarillo de allí -digo apuntando al reloj.

Él se encarama arriba del mueble y de un rápido mordisco arranca al cucú. Animado y moviendo la cola ¿Cómo un perro? Se acerca a mí -¡Perfecto amigo! Ahora dámelo para poder comprobar si... -Le arranco al pajarillo de los dientes y me llevo un susto terrible. El pajarillo no es un pajarillo.

-¡¡¡¡PESCADO!!!! – grito asustado y lo lanzo hacia el techo. Mi grito parece haber activado al reloj que no deja de campanear.

Salgo a gatas del lugar a través del pequeño túnel con Tiramisú a mis talones. A la salida tomo a Kim de la mano y como si me supiese el lugar de memoria nos movemos ágilmente de aquí para allá hasta encontrar la salida.

Una vez afuera, y yo bastante agitado pienso en los demás que deben estar atrapados aun adentro, pero no. Aoko, Akako y Hakuba se encuentran afuera junto con nosotros y éste último no para de reír como un lunático. La escena me descoloca, observo a Akako que tiene un tremendo chichón en la frente y una mirada furiosa que dedica a Kim. En cuanto a Aoko mira desconcertada hacia nosotros ¿Qué es lo que acaba de suceder? Me pregunto.

-Kaito. Tienes una pegatina en tu espalda -dice Kim con voz de alguien que ha corrido una maratón. 

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