HACER INOLVIDABLE AL PERSONAJE.
En fantasía, más que en otros géneros (con la probable excepción de la novela policiaca), los personajes secundarios tienden a multiplicarse.
Si pensamos en el "viaje del héroe", donde el protagonista recorre un periplo por un mundo inventado, podemos imaginar diferentes escenarios y ambientes, cada uno de ellos con sus propios habitantes. El protagonista necesita hablar con ellos, pedir información, solicitar ayuda, recibir consejo. Aunque un personaje solo aparezca en una escena, puede producirse una conversación en grupo, en el que cada uno de los participantes tiene que ser distinguible para el lector.
Si fallamos en eso, "el sueño vívido y continuo" se vuelve confuso, se desdibuja y la sensación de inmersión del lector se pierde.
Otra cualidad que pueden necesitar los personajes, además de ser distinguibles, es ser memorables. De nuevo, recordemos el viaje del héroe: cuando este vuelva a su hogar con todo lo aprendido y ganado durante el viaje, aún tendrá que enfrentarse a sus viejos enemigos y antiguos amores. Ambos deben ser identificados cuando se vuelva a hablar de ellos, semanas de lectura después de abandonarlos.
Los emblemas.
Esto es lo más importante de un personaje, más que el nombre. Un secundario que aparece solo un par de escenas puede no necesitar un nombre, pero sí necesita un "algo" que lo distinga rápidamente ante el lector.
"Emblema" es un término deliberadamente genérico que nombra cualquier elemento que nos permita identificar al personaje. Pueden ser objetos, como la túnica gris y el callado de mago de Gandalf. Puede ser una cualidad, como Elrond el medio-elfo, o un mote que caracterice al personaje a ojos de otros, como Grima Lenguadeserpiente. Puede ser incluso un lugar, como "el Poney Pisador", que es uno de los emblemas del posadero Cebadilla.
La función del emblema es por tanto dar un gancho mnemotécnico que identifique al personaje, antes de que el lector haya memorizado su nombre o cuando reaparezca después de muchos capítulos.
Un personaje importante acumula emblemas, porque cuanto más "rueda", más cualidades reconocibles suma. Esto permite seleccionar las más significativas en cada escena. Así Aragorn es mencionado como "Trancos" o "el montaraz" en los capítulos en los que su misión es guiar a la compañía o rastrear a los hobbits secuestrados y "Elessar" "el Rey" o "el heredero de Isildur" cuando llegan a Gondor.
Los emblemas pueden incluso cambiar, pero un cambio de este tipo no debe tomarse a la ligera, sino para marcar una transición importante en el personaje, como el momento en que Gandalf el Gris se transforma en Gandalf el Blanco.
Como vemos, el campo de selección de los emblemas es casi tan amplio como el léxico. Se pueden apuntar algunas recomendaciones, pero teniendo en mente que puede haber motivos para saltárselas.
Teniendo eso en cuenta algunas cosas que suelen funcionar bien:
✍Que sean únicos... más o menos. Puesto que el emblema es algo que caracteriza al personaje, debe ser único, al menos en el escenario en el que se utiliza. En el Señor de los anillos tenemos varios comandantes de orcos brutales y abusivos, pero puesto que estamos en escenas diferentes los personajes no se mezclan. Recordemos que si no van a aparecer después, solo es necesario que sean distinguibles, no es imprescindible que también sean memorables. Otros que se repiten son las varas de los magos, los cuernos de aviso o las pipas de fumar que llevan varios personajes. Esas excepciones normalmente cumplen una función, desde unirlos a todos dentro de una categoría de personaje a darles un aire de familiaridad y de cultura compartida. No importa, cuando ese personaje esté dentro de su cultura, se le puede localizar por otro de sus emblemas.
✍Que sean llamativos... pero sin pasarse. No caigamos en la tentación de querer ser tan originales como para dar un emblema vistoso a cada uno de los personajes. Dar detalles demasiado llamativos a unos secundarios de relleno puede distraer al lector, que se espera algo más significativo de ellos y puede quedarse "enganchado" esperando averiguar por qué Gurlduk-el-tercer-orco-atacante-por-la-izquierda llevaba un lacito rosa en la oreja. Como a la hora de aplicar un maquillaje, "menos es más". Un objeto en teoría banal puede ser muy efectivo.
Por salirnos algo del Señor de los anillos, aquí hay dos ejemplos de Cuento de Navidad, de Charles Dickens:
"Pedro Cratchit, el mayor de los hijos, metía a su tenedor en la marmita llena de patatas y estiraba cuando le era posible su enorme cuello de camisa; no precisamente ''su'' cuello, sino el de su padre, pues éste se lo había prestado."
"[...]a cuyas palabras la cuñada del sobrino de Scrooge, aquella joven tan regordetilla que veía a un extremo con pañoleta de encajes, no la que lleva un ramo de rosas, se puso sofocada"
Esos simples detalles, el cuello demasiado grande y prestado, o ser la "regordetilla de la pañoleta", ya caracterizan a los personajes durante la duración de la escena.
✍Que sean visuales. Normalmente un emblema que podamos imaginar como algo visible funcionará mejor. De nuevo, las excepciones son innumerables, como los títulos y las funciones de Rey de Gondor, Guardián de la Marca o Señora de Rohan. O el sobrenombre de Grima Lenguadeserpiente: la cualidad que evoca este sobrenombre es tan potente que no hace falta que describa algo físico, todos nos lo imaginamos como pequeñajo y de aire taimado.
✍Visual no quiere decir visible. Este es un error que solemos cometer por influencia del cómic y del cine. En estos medios percibimos solo lo que está a la vista, pero no sucede igual en la literatura. "El portador del Anillo" se visualiza sin problemas, pese a que Frodo oculte el Anillo bajo la camisa; y "Légolas del Bosque Negro" puede presentarse así aunque su bosque se encuentre en el otro extremo del continente.
✍Son más eficaces si pertenecen a categorías diferentes. Usar emblemas de una misma categoría puede de nuevo ser un vicio tomado del cine, donde un color distintivo de pelo o de traje puede caracterizar sin confusión a los personajes. Pero el ojo mental no funciona así. Un pelirrojo puede caracterizarse por su color de pelo si el resto de sus compañeros son sureños morenitos, pero si presentamos varios personajes como "el pelirrojo, el moreno y el rubio", estamos diluyendo el emblema. Si Aragorn es presentado como "Elessar, rey de Gondor", Eomer debe ser a su lado "Señor de los Caballos" o "Guardián de la Marca", no "Rey de Rohan". Frente a "Saruman el Blanco" es mejor poner al "Peregrino Gris" que a "Gandalf el Gris"
✍Breve y contundente. El emblema funciona como una etiqueta o recordatorio, así que debe poder mencionarse en pocas palabras: "La doncella de Rohan", "Barbol el ent". "Cebadilla", en la posada el Poney Pisador.
El nombre.
Como hemos dicho, no es necesario que cada secundario tenga nombre. Pero si nos ponemos a nombrar debemos tener en cuenta:
El nombre es normalmente un dato que el lector necesita recordar, no una característica que desde el principio permita fijar al personaje. Hay ciertas excepciones, como los apodos "Lenguadeserpiente", o nombres con significado propio o especialmente memorables, como Cebadilla Mantecona. Eso significa que cuando nos volvemos a encontrar a un personaje secundario después de algún tiempo, es buena idea refrescar el nombre con el emblema: "Eowyn, Señora de Rohan" (Es triste, pero su género es suficiente para caracterizar al personaje en el señor de los Anillos...).
Como en el caso de los emblemas, funcionan mejor y son más fáciles de separar si pertenecen a categorías diferentes. Si un personaje tiene un nombre como Elinor, de sabor medieval, para que no haya confusión debemos evitar que proliferen las Leonor, Isabo... En cambio un nombre con significado propio como Piedad o Consuelo sonarán también anticuados y no se mezclarán.
Del mismo modo funciona alternar las longitudes, como Aragorn contra Gimli.
Los nombres aliterados se memorizan muy bien: "Aragorn hijo de Arathorn" "Gimli hijo de Glóin" "Bilbo Baggins" o "Peter Parker" no están elegidos así por casualidad. Cómo sería extraño que todos los personajes los tuvieran, es bueno reservarlo para los principales. Bilbo es un personaje secundario en El Señor de los Anillos, pero es el protagonista de la novela El Hobbit.
Quiero tomar el tiempo de analizar con detalle los nombres de los cuatro hobbits, porque presenta un problema mayúsculo para el escritor. Tolkien era lingüista y no solo inventó las lenguas de las distintas razas de la tierra media, sino que los nombres de los distintos grupos tienen semejanzas como se daría en una lengua natural. Dado que cuatro de los protagonistas principales de la historia son hobbits, significa inventar cuatro nombres similares que no se mezclen entre sí. La lengua de los hobbits es el "común", es decir, un inglés con raíces arcaicas.
Frodo (Frodo Baggins): Es un nombre medieval anglosajón, significa "sabio". Es el único que usa su nombre completo, ya que sus tres compañeros usan diminutivos de sus nombres reales.
Sam (Samwise Gamgee): Es el único cuyo nombre es una sola sílaba, además de ser el diminutivo de un nombre inglés bastante común (Samuel), por lo que comparado con los nombres de sus compañeros le da un aire "popular" (recordemos que mientras los compañeros son de familia acomodada, él comienza su andadura como el criado fiel de Frodo).
Merry (Meriadoc Brandigamo): "merry" tiene un significado en inglés, se traduce por "alegre" o "risueño".
Pippin (Peregrin Tuk): "pippin" es un tipo de manzana, similar o igual a la "reineta". Además, es el más joven de los hobbits y su nombre suena así mismo "infantil". De hecho en algún momento se le llama "el pequeño Pippin".
La descripción física.
De nuevo por influencia de los medios audiovisuales tendemos a dar una importancia desmedida a esta parte, dedicando a veces mucho tiempo para localizar modelos o actores que tengan el aspecto que corresponde a nuestros personajes. Esto rara vez es un acierto.
Los rasgos físicos, salvo que se salgan de lo corriente (un enano, una gigante, una criatura nacida con alas) no son demasiado significativos.
Vamos a ver la descripción con la que se nos presenta Eowyn:
Tenía un rostro muy hermoso y largos cabellos que parecían un río dorado. Alta y esbelta era ella en la túnica blanca ceñida de plata; pero fuerte y vigorosa a la vez, templada como el acero, verdadera hija de reyes.
Realmente para caracterizar a la doncella guerrera de Rohan, ¿qué resulta más significativo, sus cabellos dorados (como casi todos los Eorlingas, por otra parte) o que sea "fuerte y vigorosa, templada como el acero"?
Modelos y actores tienen normalmente rostros y físicos bellos. Y lo que consideramos bello es algo cuyos rasgos no se desvían demasiado de la media de la población. Eso es la antítesis de un físico cuya descripción por escrito sea memorable.
Que todos los actores en la pantalla sean hermosos es atrayente, pero no en literatura, donde no tenemos delante esa belleza. Que todos los personajes sean hermosos en una historia, de nuevo diluye esa característica y le resta importancia. Y nos elimina de un plumazo características físicas que pueden ser más interesantes y convenientes a la hora de construir personajes originales y llamativos. Es importante tener en cuenta que la fealdad no penaliza a un personaje en literatura como lo haría en los géneros audiovisuales. Recordemos a Quasimodo, el patito feo, al Gnomo de Juego de Tronos.
Por supuesto es correcto y necesario que demos una descripción de nuestros personajes, pero que no se nos vaya el tiempo y los párrafos queriendo indicar el exacto tono del pelo, de los ojos y de la piel. Una descripción somera de los rasgos más llamativos servirá para que el lector construya una imagen, que no necesita coincidir al detalle con la que nosotros teníamos al crearlo.
Algunos consejos (que de nuevo son muy generales y pueden tener múltiples excepciones válidas):
✍Procura diferenciar a los personajes también mediante sus rasgos físicos, cuanto más próximos están, más necesario es que tengan algún rasgo que los diferencie. En "Fafhrd y el Ratonero Gris" o remontándonos, en las historias en las que Loki y Thor corrían aventuras como hermanos adoptivos, vemos a dos guerreros que se diferencian tanto en estilo como en forma de pelear: mientras uno es masivo y corpulento, el otro es rápido de pies y manos. Por supuesto hay infinitas combinaciones: uno puede ser apuesto y el otro tener la cara marcada por la viruela, uno ser una joven novata y el otro un guerrero maduro.
✍Los rasgos que no sean notables, no hace falta mencionarlos. Nada es más innecesario que decir "no era ni alta ni baja", porque por defecto el lector ya se la imagina así. Si se indica que un protagonista es hermoso, hablar de "rasgos regulares" o "labios carnosos" es tiempo perdido, está dentro de la imagen mental que cualquiera en occidente tiene de un rostro hermoso.
✍Dentro de un bloque descriptivo, mantén un orden:
Tenía un tazón delante de él y fumaba una pipa de caño largo, curiosamente esculpida. Las piernas extendidas mostraban unas botas de cuero blando, que le calzaban bien, pero que habían sido muy usadas y estaban ahora cubiertas de barro. Un manto pesado, de color verde oliva, manchado por muchos viajes, le envolvía ajustadamente el cuerpo y a pesar del calor que había en el cuarto llevaba una capucha que le ensombrecía la cara; sin embargo, se le alcanzaba a ver el brillo de los ojos, mientras observaba a los hobbits.
Fijaos en que esta descripción sigue el paseo de una mirada: primero el tazón y la pipa que están ante Trancos, después las piernas que se extienden bajo la mesa, sube después por el manto, que le tapa por completo, hasta el rostro. Por último, los ojos brillando desde esa sombra. Podría seguirse otra secuencia distinta, desde el interior (el brillo de los ojos), al manto, las botas, el tazón y quizás por último el humo que sale de la pipa. O desde la capucha a las piernas. Lo importante es que guiemos ese "ojo mental" del lector de una manera fluida.
✍El físico de un personaje marca su comportamiento, pero nosotros decidimos hacia dónde. Podemos elegir un personaje fuerte y grande que sea una máquina de matar con la espada, pero también uno cuya corpulencia le hace "perezoso como un gato gordo", que no desenvainará si hay una forma más descansada de arreglar las cosas.
✍Por supuesto ciertos rasgos físicos también pueden funcionar como emblemas, si son lo bastante característicos y/o importantes para el personaje.
Escrito por ChusAlvarezM.
Imagen libre de derechos de Pixabay.
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