Se trata de una estructura esquematizada en doce pasos muy usada para las tramas de las novelas de fantasía.

Se explicó, por primera vez, en el libro El héroe de las mil caras del mitógrafo Joseph Campbell.

¿Qué pasa con el esquema básico?

¡Que no cunda el pánico! Aunque siga doce puntos, el esqueleto del esquema sigue siendo el convencional: planteamiento, nudo y desenlace.

Entonces... ¿Qué doce pasos o etapas sigue?

1. El mundo ordinario.

Se dan pinceladas sobre el mundo y el personaje, sin conflicto aún. En esta etapa podemos ver como es su vida, su día a día.

Con esto, nos aseguramos de que el espectador sea consciente de todo lo que nuestro personaje dejará atrás.

2. La llamada a la aventura.

Presentamos un conflicto para el protagonista; no tiene por qué ser grandioso, puede ser pequeño. Pero simbolizará un punto de no retorno.

Ejemplo: El protagonista se topa con otro personaje que terminará por cambiarle la vida.

Ejemplo 2.0: El protagonista descubre un secreto que lo empuja a querer un cambio.

3. Rechazo de la llamada.

Al principio, a nuestro personaje, le va a costar dejarlo todo atrás: su vida, su zona de confort, sus amigos... Por lo que será reticente. Presentaremos sus dudas y sus miedos, rechazando la idea de iniciar una aventura.

4. Encuentro con un maestro.

El protagonista conoce a alguien (o se vuelve a topar con él si ya lo ha conocido en el punto 2) que actuará como catalizador y lo empujará a aceptar la llamada, lo aconsejará y lo motivará.

5. Cruce del primer umbral.

Nuestro personaje principal se topará con el primer obstáculo que el mundo extraordinario le planteará. Lo más probable es que luchar contra este obstáculo salga mal, pero lo meterá de lleno en la aventura. Lo que significa que ya no hay vuelta atrás.

6. Pruebas, aliados y enemigos.

Las pruebas y los obstáculos no han hecho nada más que empezar: el protagonista tendrá que enfrentarse a ellos a lo largo del desarrollo. Conocerá aliados y también enemigos.

7. Acercamiento.

Cada prueba y obstáculo, cada vez más duro, lo irán preparando para el reto decisivo. Y superando y fallando estos conflictos, nuestro protagonista va a ir aprendiendo, evolucionando. Además, irá conociéndose mejor a sí mismo. Pero también a sus enemigos.

8. Prueba suprema.

Llega el clímax: el protagonista se enfrenta al mayor de los retos y recuerda todo lo aprendido, usa todos los recursos y se lleva al límite para intentar superarlo.

9. Recompensa.

Haya superado el reto o no, el protagonista será recompensado de alguna manera. Pero no se tratará de algo material; encontrará satisfacción en sus nuevos amigos, en su desarrollo, en todo lo aprendido, en sus nuevas habilidades...

10. El camino de vuelta.

Después de pasar por la prueba y haber logrado la recompensa, iniciará el camino de regreso, pero se le presentará un último problema: el protagonista se enfrentará a una última pelea para evitar perder todo aquello que ha ganado.

11. La resurrección.

La lucha final, con el fin de mantener la recompensa, será, otra vez, decisiva y a vida o muerte (no tiene por qué ser literalmente). Ahí, su viejo yo morirá (el que era antes de empezar su aventura) y renace como alguien nuevo y mejorado. Ahora sí que está listo para volver.

12. El regreso.

Nuestro protagonista vuelve a su antigua vida, pero todo ha cambiado: ahora es mejor, más fuerte, habilidoso, con conocimiento y experiencia. Además, tiene nuevos amigos y ha logrado conocerse a sí mismo. Ahora, puede ver el mundo ordinario desde otra perspectiva.

¿Te resulta familiar?

Esta estructura la podemos encontrar en algunas historias famosas como El Hobbit, Harry Potter, La Odisea y La Guerra de las Galaxias.

¿Y tú, has usado este esquema? ¿Lo conocías?

¿Qué otros libros crees que siguen el viaje del héroe?

¡Te leemos!

Escrito por Annie_CN