"Tío Milo"
- ¡Hola, Milo!
Apenas abrió la puerta sintió unos pequeños bracitos aferrarse a sus piernas. Le sonrió a Dégel. Ya llevaba un año de relación con Camus, uno en el que se había empeñado en sacarlo de esa jaula de oro que era su casa, y los días que se quedaban solos por algún viaje de los padres de su bello francés, los aprovechaban para hacer un montón de cosas al aire libre, sin restricciones, esos días tambien se les unía el pequeño terremoto verde que Camus tenia por sobrino.
- Hola terremoto con patas.
Le gustaba molestarlo, le causaba mucha gracia verlo inflar sus cachetitos en un intento de enojarse.
- Mi mamá dijo que me quedaría con ustedes por dos días.
- Así es, tu vas a ayudarle a tu tío a practicar con su bastón guía ¿De acuerdo?
- ¡Sí, sí!
No le dio tiempo de nada cuando lo vio entrar corriendo buscando a su tío. Negó con la cabeza, ese niño se veía tan tranquilo pero era un verdadero terremoto cuando quería, aunque ahora en palabras de Camus se había tranquilizado más, como tomando la responsabilidad de protegerlo donde ahora es ciego. Miro el cielo, las nubes negras comenzaban a taparlo.
- Parece que tendremos que practicar dentro.
~•~
- ¡No, no. A la derecha, dere...!
Milo le cubrió la boca con una mano al menor, de supone que Camus debía acostumbrarse él solo a como utilizar su bastón y a medir las distancias con él.
- Milo suéltalo, te va a babe...
- ¡Ahhh!- quito su mano de golpe- ¡Dégel eso es asqueroso!
Vio toda su mano llena de saliva, y como el culpable le sacaba la lengua, mientras se reía de su desgracia. Detrás de ese pequeño terremoto, Camus trataba de disimular que él también se reía.
Siguieron con los ejercicios. Corrieron los muebles de la casa de su lugar y los colocaron en otros lugares para que el pelirrojo pudiera caminar entre ellos y evitarlos con el baston, pero Dégel no dejaba de decirle para donde ir, logrando que Milo más de una vez lo regañara.
- Ya me canse.- Camus se sentó en el primer sillón que encontro, y en sus piernas su pequeño sobrino
- Si yo también.
- ¿Ya te cansaste enano? Ven y ayúdame a mover esto.
Dégel quedo mirando como el rubio trataba de mover un librero y dejarlo donde estaba antes, lo vio muy grande esa cosa de seguro pesaba una tonelada, los libros podían caerle encima si no tenia cuidado, o peor caerle encima a su tío, eso si que no, él iba a quedarse ahí evitando que esos libros malvados lastimaran al mayor.
Milo supo que lo estaba pensando y solo suspiro para seguir asiendo su trabajo.
Cuando estaban en la cena, comenzó a llover muy fuerte, seguramente esa noche habría tormenta, mientras Milo se aseguraba que todo estuviera bien cerrado y que tuvieran linternas a la mano en caso de cualquier cosa, Camus le ofrecía a Dégel dormir con ellos, sabia muy bien cuanto le aterraban las tormentas aunque nadie estaba seguro porqué.
- No gracias, yo soy grande puedo dormir solo.
- ¿Seguro?- volvió a preguntar- no nos molesta que duermas con nosotros.
- ¡Yo soy valiente!
Imagino que estaría haciendo alguna pose de héroe y solo pudo sonreirle a ese pequeño travieso. Cuando su tío y Milo se fueron a su propia habitación miro por la ventana, recordando las veces que su papá llegaba tarde de trabajar, lo pillaba la lluvia llegaba todo mojado y como juego lo abrazaba a su cuerpo para que él también se mojara.
Se acomodo en su cama listo para dormir, bien abrigado y abrazado a un cojín con forma de pingüino. No tuvo problemas hasta las dos de la mañana, a esa hora la tormenta se torno más fuerte, un fuerte trueno lo desperto seguido de un rayo. La habitación se ilumino, las sobras de las ramas de los arboles se vieron aterradoras en sus paredes, pero eso no fue lo que lo asusto.
- Papá...
Un día de tormenta perdió a su papá, su tío quedo sin vista, su mamá entristeció al punto de que ya no le sonreía ni a él. Otro rayo volvió a caer se escondió bajo las frazadas, su valentía se estaba yendo de a poco.
¿Y si algo le pasaba a su tío y a Milo?
Las tormentas no traian nada bueno. ¿Y si ellos se iban también por culpa de esta? Se asusto, no quería quedarse solo, no quería que las tormentas le quitaran a más personas, amaba mucho a sus tíos no podían quitarselos, nadie podía.
Un trueno volvió a sonar, no supo en que momento estaba fuera de su habitación corriendo a la de al lado.
- ¡Tío Camus!- grito cuando abrio la puerta, pero el pelirrojo ni lo escucho gozaba de un sueño pesado- ¡Tío Milo!
~•~
Milo llevaba despierto casi una hora, envidiando a Camus que podía dormir como si nada estuviera pasando, esperaba que el pequeño terremoto también estuviera dormido y no sólo haciendose el valiente en su habitación. Estuvo apunto de levantarse a ver como estaba hasta que la puerta se abrió de golpe.
- ¡Tío Camus!... ¡Tío Milo!
- ¿Dégel?
- Tío Milo...
Solo sintió sus bracitos aferrarse a su cuerpo.
¿Había escuchado bien? Esa palabra le era tan lejana, nunca creyó que alguien le diría así, al ser hijo único jamas tendría sobrinos antes de tener pareja, y Dégel siempre le decía por su nombre, le sorprendió y mucho.
- Oye, tranquilo. Aquí estoy no pasa nada ¿Si?
El chiquito solo se apretó más contra su cuerpo, temblando un poco del susto que le dio al creer que desaparecerían. Le acariciaba las cabellos, asimilando aún esa palabra que había salido de la boca del menor. Tan distraído estaba que dio un pequeño brinco cuando la mano de Camus toco la suya. Dégel hace mucho que volvió a dormirse esta vez en su pecho.
- Te lo dije. Era cuestión de tiempo el que te llamara tío. Dégel te ama tanto como yo.
- Espero ser digno de ese titulo.
Camus rió despacio para no despertar a su sobrino.
- Desde que no te echo a patadas eres digno.
Dejo un beso en la mejilla de ambos, para acomodarse de nuevo en la cama con su pequeño sobrino durmiendo en medio de ellos.
🔹
Un pequeño "extra" de testigo, como ese bicho se gano el cariño de ese mini cubito sobreprontector con su tío Camus 💕
ScorpioNoMilo.💕
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top