Trece

SeokJin llego a casa, quería acurrucarse en los brazos de su esposo, pero no sabía si podría.

Desde que Tae había dejado la casa de NamJoon, en acuerdo luego de que fuera por él que debía realizarse el divorcio, fue a parar a su departamento de solteros. Sí, NamJoon y Taehyung vivieron como compañeros de piso antes de su matrimonio, por eso aún contaban con ese lugar.

Eso significaba que su esposo y cuñado pasaban la mayor parte de sus días junto al rubio, no es que le molestara, estaba feliz porque YoonGi también lo era al ver a su hermano y su mejor amigo juntos, pero necesitaba un poquito de tiempo para él, para ellos.

— Hola, cariño — YoonGi saludo a su esposo, apenas este había cruzado el umbral de la puerta, no es como si estuviera pegado a la ventana, mirando hasta que su auto apareciera.

No, él no hacía eso.

Jinnie y Suga eran quienes lo hacían y le informaban que su destinado había llegado.

— Yoonie, pensé que no estarías en casa — dijo el mayor besando los labios de su esposo, adoraba la poca privacidad que era su vida, poca no por su cuñado y el ex de su mejor amigo, con ellos presentes su privacidad era nula. Poca porque los Tiny's se llenaban del amor de las personas, de la felicidad de los destinados, ellos debían mantenerse cerca y sentir los latidos de los corazones para seguir viviendo.

— Sí, bueno, no podía estar con Tae y Kook ahora...

— ¿Dónde están ellos?

YoonGi tomo la mano de su esposo y lo guio hasta la ventana que daba al jardín, desde ahí podían observar el pequeño kiosco que YoonGi había mandado a poner cuando se había mudado.

Un capricho que le había hecho muy feliz.

— Hoy Tae ha dejado de estar casado...

— Es cruel que celebre su divorcio.

— No está celebrando su divorcio, aunque no lo creas, para Tae ha sido muy difícil divorciarse de Nam. Tal vez no era su destinado y no se amaban como nosotros lo hacemos, pero estuvieron mucho tiempo juntos incluso antes de casarse. Sé que, si le hubieran dado opción, Tae habría elegido a Nam como destinado.

— Lo siento.

— No lo sientas, después de todo Nam es tu mejor amigo y debes apoyarlo. Me refiero a que, ¿recuerdas cuando te dije que Tae era un maldito romántico? — pregunto el menor mientras se alejaban de la ventana y hacía sentar a Seokjin en el sofá para tomar lugar sobre sus piernas, el mayor asintió aferrando el cuerpo de su esposo para que este no cayera —. Bueno, él cree en el amor y la fidelidad. Ha sido fiel a Nam hasta el último momento, parece que entre él y JungKook hay o habrá amor verdadero, por lo que espero estos días antes de hacer cualquier otra cosa.

— No entiendo.

— Solo se han tomado de las manos...

— ¿Y los días en que han dormido juntos?

— Solo han hecho eso, dormir. Puede que no me creas, pero confió en Tae y sé que no ha besado a Kook por respeto a Nam, pero hoy puede hacerlo. Por lo que organizo una tarde romántica para mi hermano y así darse su primer beso.

— Eso suena extraño.

— Lo sé, pero es real, Tae es alguien muy puro de alma y corazón, siempre quiso un primer beso especial, en un kiosco a la luz de las estrellas, después de un pícnic.

— ¿Quieres decir que hoy se darán su primer beso?

— Síp.

— Creí que cosas como esas solo las hacían los adolescentes.

— Lo sé y eso es feo, la gente va olvidando lo hermoso que es el amor. Muchos dicen cosas como "yo no tengo edad para esas cosas" o "estamos viejos para eso", cosas así ,pero se olvidan que el amor no tiene edad ni condiciones. La gente debería preocuparse menos y amar más. A veces son esas pequeñas cosas las que hacen que el amor se mantenga vivo.

Seokjin tomo a su pareja por el cuello y se acercó para besarlo con amor.

YoonGi no podía ser más feliz ahora, amaba a su hermano, a su mejor amigo y a su esposo y sabía que ellos sentían cosas así por él y era maravilloso.

Cuando se separaron, con la respiración agitada y el deseo en los ojos, apenas si quisieron pensar en nada más.

No fue hasta que escucharon un pequeño golpe que ambos comenzaron a buscar a su alrededor.

Suga y Jinnie estaban en el piso, uno encima del otro y con rastros diminutos de saliva en sus bocas.

— Qué bello es el amor — comento SeokJin mirando a los pequeños, enternecido.

Suga comenzó a saltar felizmente gritando que el amor era lo más hermoso de la vida.

— ¡El amor da vida! — grito el pequeño Suga.

— ¡El amor ilumina almas! — respondió Jinnie.

— ¡El amor es lo más hermoso del mundo! — Suga seguia saltando, pero fue detenido por Jinnie.

— No hay nada más hermoso que yo — resoplo.

— Si lo hay — interfirió SeokJin.

— ¿Ah si? ¿Y qué es? — Jinnie reto al mayor al verse contrariado.

— Yo, obviamente — el mayor de todos comenzó a sentir leves, muy leves golpes sobre sus espinillas, Jinnie era una criatura preciosa, digna de admirar, pero poseía un carácter de los mil demonios, además de que era propenso a la violencia con el destinado de su humano.

Los cuatro reían sintiendo que su vida era perfecta.

『 ♡ 』

JungKook no paraba de admirarse.

Aquella tarde era tan bella a lado de Tae. El rubio había comprado comida italiana para compartir en un pequeño pícnic, se disculpó con él diciendo que le habría gustado preparar algún pastel, sándwiches y jugó natural, pero el exceso de trabajo se lo impedía, así que compro la comida que le parecía que sabía mejor.

A JungKook no pudo importarle menos, el simple hecho de tener una manta sobre el césped del jardín de su hermano y hacía de aquella una hermosa experiencia. Tae era todo lo que necesitaba justo ahora.

No iba a negar que la comida estuvo deliciosa, pero lo mejor fue cuando se acostaron sobre la manta y unieron sus manos, como se habían acostumbrado los últimos días, comenzaron a contar cosas de su vida, algunas buenas experiencias y las malas no podían faltar. Sin embargo, trataron de que la tarde fuera perfecta.

Tae se sentía dichoso.

Esa mañana YoonGi le había dado a firmar las actas de divorcio diciéndole que Nam haría lo mismo esa tarde. La ventaja de tener amigos con influencias era que podían manejar las cosas de mejor forma para los involucrados.

Tae sabía que podría romper en llanto si veía firmar a su, ahora, exesposo.

Había muchas cosas que no entendía, pero quería hacer lo mejor para él y su futuro.

El futuro que ahora sostenía su mano.

— Ven, vamos Kookie — Tae se puso de pie y tendió su mano para ayudar al pálido. JungKook aceptó la ayuda y, tomados de la mano, lo siguió hasta el kiosco de su hermano.

Una vez ahí, Tae lo abrazo por la espalda y ambos miraron la puesta de sol, con las manos unidas y los corazones latiendo al mismo ritmo.

Mientras el sol se escondía, Tae giraba al mayor entre sus brazos y trataba de grabarse con fuego aquel rostro en su mente. JungKook era hermoso.

— Hay algo que quiero decirte — hablo el rubio primero.

— ¿De qué se trata?

— Hoy he dejado de estar casado — aun cuando era una noticia que marcaba su inicio juntos, JungKook pudo sentir como para el menor era difícil y triste.

— ¿Cómo te sientes?

— Yo me alegro de que Nam lo haya tomado tan bien. No quería herirlo.

— Fuiste honesto con él hasta el final y ambos respetamos su lugar en tu vida todo el tiempo. Verás que la vida le dará un regalo tan hermoso como el que nosotros hemos recibido.

— Eso espero, él es uno de los hombres más maravillosos del mundo y merece ser feliz.

— Lo será, ya lo verás.

Sin previo aviso, Tae tomo el rostro del pálido entre sus manos y unió sus labios en un dulce y delicado beso. Así como siempre imagino, con el sol perdiéndose en el horizonte y al centro de un kiosco, como cuentan las historias románticas.

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