Quince

Nam había hablado con Jin. Le había contado lo que había sucedido cuando J-Hope apareció en su auto. Le explicó que el Tiny le había dicho santo y seña sobre su destinado.

Él mismo no lo podía creer.

No es como si hubiera dicho nombres o algo parecido, sino algo más profundo. Le hablo sobre su vida, su pasado, su familia, sus momentos.

Y para Nam eso fue demasiado íntimo.

Se sentía un hipócrita al respecto. No era mentira que su divorcio le había afectado, quería a su exesposo y la separación no era algo que él habría querido. Sin embargo, saber que había alguien hecho exactamente para él le llenaba de emoción.

"No es que este hecho para ti, ambos se complementaran perfectamente y de ahí puede trabajar juntos para seguir el camino"

Le había explicado J-Hope con una sonrisa.

Al principio creyó que Tae y él eran eso exactamente, que podrían no ser una pareja destinada, pero si eran una pareja que se complementaba y equilibraba las cosas.

Se equivocó.

J-Hope le había explicado que había muchas cosas que el mundo no sabía de los Tiny's y no tenía que preocuparse por eso, simplemente debía seguir su camino y trabajar porque este fuera ameno a lado de la persona indicada.

Nam repasaba en su mente la conversación que había tenido con su mejor amigo y las que llevaba con la mágica criatura.

Algo no coincidía.

SeokJin le había dicho que, sí, YoonGi era su destinado, pero eso no significaba que las cosas fluyeran como agua de cascada, siempre había algunos inconvenientes que alteraban su paz. Le dijo que les había tomado su tiempo hacer que lo suyo marchará por ambas partes. El ser destinados no los hacía completamente compatibles desde el comienzo, eso era algo que tomaba tiempo.

Pero J-Hope dijo algo distinto, la pequeña criatura mágica le aseguró que había hecho una conexión con su destinado, por eso él había aparecido. Se suponía, según las palabras del pequeño hombrecito, que Nam había realizado una conexión emocional con su destinado, por eso ahora aparecía en sus vidas.

Y Nam no entendía en que momento pudo haber sucedido.

Para Nam eso era más y más confuso cada vez, cada palabra, cada historia que escuchaba, pero no por ello dudaba de las palabras del pequeño. Después de todo, ¿quién podría saber exactamente a lo que se refería si no era el mismo?

Por eso había salido a caminar para tratar de despejar su mente, había tantas cosas que quería decir, otras tantas que quería saber, pero no se sentía preparado. Sabía que también su vida corría riesgo si sus Tiny's eran separados, pero estaba seguro de que solo necesitaba tiempo sin correr riesgo.

Camino durante mucho tiempo sin prestar atención hacia donde se dirigía. J-Hope iba sentado en su hombro señalando cualquier cosa que llamará su atención. El pequeño había gritado emocionado cuando las estrellas comenzaron a pintar el cielo, se llenó de asombro cuando la luna salió e iluminó el camino y Nam no pudo evitar sonreír cuando el pequeño comenzó a saltar en su hombro mientras le explicaba a gritos sobre lo que cada estrella representaba para ellos. Si bien los astrólogos entregaban montón de información y conocimientos sobre ellos, los Tiny's parecían también conocer los astros y de una forma distinta que le gustaba al moreno.

Después de varios minutos caminando fue que J-Hope termino dormido, aferrado a su brazo, haciendo un pucherito. Nam no tardó en colocarlo entre sus brazos y protegerlo del frío, parecía que a la pequeña criatura no le agradaban las bajas temperaturas.

Entonces decidió que era momento de ir a casa, pero grande fue su sorpresa al darse cuenta de que había llegado a aquella pequeña tienda donde había compartido momentos con Hoseok. De lejos pudo ver como había una persona recostada sobre una de las bancas del lugar, no había que ser un genio para reconocer aquella cabellera tan llamativa. Por lo que no dudo en entrar a la tienda y comprar un par de chocolates calientes.

Hoseok le había dicho que normalmente se quedaba y acompañaba a la chica que atendía hasta que cerraba. Supuso que tenía tiempo para compartir un chocolate juntos.

— Señor Kim, es un gusto verlo de nuevo — la chica saludo con una sonrisa cuando él se acercó para pagar lo que había tomado.

— Solo NamJoon — pidió el moreno tímido.

— Tenía varios días sin verlo por aquí NamJoon.

— He estado ocupado — la chica asintió recibiendo el pago por los chocolates mientras Nam miraba hacia afuera. Hoseok parecía dormido en la banca y no le suponía algo agradable, hacía frío y a Nam no le gustaba — ¿Cerrarás pronto? — pregunto con curiosidad.

— Ya es hora de cerrar, pero Hobi está dormido y no quiero despertarlo para que me ayude.

— Te ayudaré yo, ya es muy tarde para que estés aquí. Descuida, me quedaré con él mientras despierta.

— Le agradezco mucho.

Mientras el moreno ayudaba a la chica a cerrar converso poco con ella. La chica, Seulgi, le contaba varias cosas y aunque estas despertaban su curiosidad, Nam no pregunto por detalles.

Una de las tantas cosas que le comentó fue que Hoseok se había quedado sin ficha esa noche, no entendía a que se refería, pero la preocupación en su rostro lo alertó.

Espero a que la chica montara un taxi antes de dirigirse a un muy dormido Hoseok.

Parecía tan tranquilo ahí recostado. Sin embargo, la noche caía y el frío continuaba, por lo que Nam decidió que era momento de volver a casa y hacer que Hoseok lo hiciera.

— ¿Nam? — Hoseok lo llamo, apenas pudo verlo a través de las pestañas. Estaba durmiendo profundamente que le costaba reconocer las cosas hasta estar completamente despierto. NamJoon no pudo evitar comparar su imagen como la de un pato pequeño, con los labios fruncidos, el cabello revuelto y los ojos medio cerrados.

Nam había movido levemente el hombro del contrario para no asustarlo, nada lo preparo para la tierna imagen con la que Hoseok lo atacaría.

— Es tarde y hace frío — fue lo que dijo antes de entregarle aquel vaso con chocolate que había comprado para él.

— ¿A qué hora ha cerrado Seulgi? — pregunto Hobi recibiendo el chocolate y acomodándose lentamente sobre la banca. Invito a Nam a acompañarlo y ambos se mantuvieron sentados mirando al cielo.

— Hace algunos minutos, le dije que me quedaría contigo hasta que despertaras.

— Gracias.

Ambos se mantuvieron en silencio mirándose de reojo. Los dos sabían que representaban para la vida del otro, sabían ya quienes eran y porque ahora se encontraban, pero les era extraño ir por ese camino.

— Es muy noche, creo que lo mejor será que vayas a casa.

Hobi sonrió con tristeza, pero asintió.

Nam tomó los vasos desechables y los echo al bote de basura, acompañaría a su compañero elegido por el destino hasta su hogar e iría al propio.

Ambos emprendieron el camino sin decir nada, la verdad es que Nam tenía curiosidad por saber de Hoseok y su Tiny, pero no había comentado nada. También le causaba gran intriga la enorme mochila que cargaba en la espalda, alguna vez creyó que esas mochilas de viaje enormes eran solo una exageración, pero no podía juzgar al joven por llevarla a su espalda.

— ¿Por dónde vives?

— Por aquí o por allá — respondió Hobi con calma.

— ¿Cómo es eso?

— Vivo donde quiera que pueda trabajar y duermo donde encuentre lugar. Normalmente, voy a refugios, pero, días como hoy, no alcanzó una ficha y terminó en algún parque o cualquier lugar parecido.

— ¿No tienes una casa?

— Nop.

— ¿Y tu familia?

— Es un tema muy espinoso para tocar ahora.

— Entiendo.

— No pongas esa cara, no soy ni el primero ni el último hombre que vive de esta manera. Para mi fortuna, esta es la vida que me toco.

Nam miro como Hoseok, a pesar de la circunstancia seguía sonriendo.

Entendía ahora lo que J-Hope le había dicho sobre un alma guerrera y un hombre fuerte.

Porque Nam sabía que no había mayor fuerza en una persona que la que poseía al sonreír luego de un día difícil.

Parecía que Hoseok tenía una buena cantidad de ellos.

— Ven conmigo a casa — pidió Nam sin meditar.

Hoseok lo miro y sonrió de lado.

— El que seas mi destinado no te obliga a resolver mis problemas. Tampoco es razón para que sientas lástima por mí.

— No quise ofenderte — se apresuró a aclarar el más alto —. no te lo digo porque seas mi destinado o sienta lástima ante tu situación, te admiro por salir adelante luego de ello. Como te había dicho antes, me he divorciado y me quedé con la casa. El lugar es muy grande para mí solo, por lo que pensé en poner en renta una habitación, lo que nos conviene a ambos. Así tienes techo seguro y yo menos presión ante los gastos.

Hobi miraba con desconfianza a su destinado. No porque NamJoon fuera una mala persona, de hecho él se había dado cuenta de que el moreno tenía un gran corazón, pero la vida le había enseñado que la gente no siempre era buena y él había aprendido a desconfiar.

— ¿Cuánto sería el costo de la renta?

— Vayamos para que veas el lugar y lo consideres. 

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