Once
Tae miro en silencio mientras JungKook caminaba por los solitarios pasillos de aquel lugar. Había asistido a los columbarios de la familia Jeon años atrás, siempre acompañando a su mejor amigo, pero ahora se sentía extraño estando allí con su destinado.
JungKook sentía incomodidad y arrepentimiento de estar ahí después de tanto, la mano de Tae lo sostenía y hacía que las cosas fueran, de algún modo, menos difíciles de afrontar.
Se detuvo frente al que llevaba el nombre de sus padres, como era de esperarse, los restos de ambos descansaban juntos.
JungKook colocó un par de flores, que llevaba, en los pequeños floreros y suspiro. Miro detenidamente las fechas que marcaba cada placa de identidad y la diferencia entre sus muertes.
Se sintió pésimo.
— Cuando mamá murió, yo termine enojado con ella, con mi tío, con mi padre y con la vida. Todos pudieron evitar su muerte, sin embargo, mi madre y mi tío pensaron que no podían hacerle un aquello a mi padre, en consecuencia ellos se fueron dejándonos a nosotros con mucho dolor. Por eso decidí irme apenas cumplí veintitrés — JungKook comenzó a contar mientras acariciaba la placa con el nombre de su madre con ternura y paciencia —. Desde entonces me negué a volver. Supe que para YoonGi llego su Tiny al mismo tiempo que su destinado, hice lo mejor que pude para venir a su boda, pero a las finales no llegue. Estaba tan asustado, tenía veinticinco y mi Tiny podría aparecer en cualquier momento. Por eso me mantuve lejos. Cuando cumplí veintiséis, YoonGi me llamo y dijo "Papá ha recibido a su Tiny" para cualquiera pudo haber sido una gran noticia, pero no para mí. Una parte de mí se negaba a imaginar a mi padre rehaciendo su vida con su destinada y dejando a mi madre en el olvido. Después de algún tiempo me arrepentí. Papá no aceptó el destino que le había tocado, simplemente se alejó y trato por todos los medios que su partida y la de su destinada no dañaran tanto a los demás, pero poco logró. Sé que aquella mujer tenía una familia y al no unirse ellos, todos sufrieron. Entiendo el sacrificio de mi padre y por eso estoy aquí ahora. Nunca me sentí digno de presentarme, hui como un cobarde y los deje solos. YoonGi, aun cuando ya estaba junto a Jin, me necesitaba.
A esas alturas de su relato, JungKook ya lloraba sin control. Recordar como había perdido el poco tiempo que le quedaba con su padre le hacía doler el pecho en arrepentimiento.
Esperaba, fielmente, que su padre lo perdonará donde quiera que él y su madre estuvieran.
Tae se acercó al pálido y lo abrazo por la espalda, dejo un par de besos al costado de su cuello y aferro su cuerpo con fuerza.
Imaginaba lo difícil que era para JungKook toda esa situación, pensó en que él estuvo a punto de condenarlos a lo mismo, en su momento se sintió culpable por ser egoísta y elegir a su destinado sobre su esposo, pero ahora entendía que todo tenía un porqué de ser aunque fuera una mierda.
— Nosotros también pudimos morir — soltó JungKook una vez que se tranquilizó.
— Lo sé — respondió Tae. La verdad era que ninguno conocía las intenciones pasadas del otro, pero de algún modo intuían que ese pudo haber sido su destino.
— Ahora no sé qué hacer, sé que estás casado y no quiero dañar a tu esposo — aun cuando JungKook ya era consciente de que su destinado y su esposo habían decidido divorciarse, no podía evitar sentir la culpa en su pecho.
Era muy difícil de aceptar y asimilar que todas esas decisiones y esos cambios no llegaron de manera libre, ninguno tuvo elección.
Y eso era lo jodido de tener un destinado.
Sí, por un lado, todo era bello, poder estar con alguien que ha sido creado a tu medida, que es un complemento exacto para tu persona, que es lo justo y necesario para tu existencia.
Pero te dejaba sin una elección.
— Nam lo entiende — hablo Tae girando el cuerpo del pálido entre sus brazos hasta que estuvieron de frente, el rubio limpio, las lágrimas del contrario con sus dedos y sonrió mientras apoyaba sus frentes juntas —. De cualquier modo seguiremos siendo amigos. Podremos con esto...
— No quiero interferir entre ustedes.
— No lo haces, si bien el final podría ser feo, él y yo decidimos tomar un camino distinto. Tal vez tú y yo no elegimos encontrarnos ahora, pero podemos hacer algo con ello. Vamos a estar juntos JungKook, debemos trabajar en ello. El destino ha decidido que nos pertenecemos, nosotros podemos hacer que realmente lo hagamos.
Ambos se abrazaron en muda promesa de que no solo dejarían que el destino los guiara, sino que ellos mismos trabajarían por hacer de aquel encuentro y futura unión, algo que realmente valiera la pena.
No querían ser solo un par de destinados unidos por la magia, sino que querían ser una pareja enamorada que trabajara en sus sentimientos.
Absortos en su momento, envolviéndose en el cuerpo contrario, ninguno escucho el montón de pisadas pequeñas que retumbaban por las paredes.
No eran solo JK y V, tampoco Suga y Jinne, había montones y montones de pequeñas criaturas corriendo de un lado a otro, queriendo ser los primeros en llegar con su guardián.
Mochi, quien aún habitaba dentro del cuerpo de Jimin, miro desde afuera aquel recinto. La magia no era una novedad, así que nada podría sorprender al mundo. Por ello a nadie le extraño ver como las hojas de los árboles flotaban a su alrededor en lugar de caer al césped. Mochi irradiaba luz propia que cubría a cada pequeño Tiny Tan.
Habían seguido a la pareja de destinados, pues ellos habían logrado que el guardián quisiera reformar todo lo que siempre creyó y en lo que trabajo.
— ¿Qué tienen que decir mis pequeños? — pregunto Mochi tomando la pequeña esencia de un Tiny sin materia aún.
Aquella imagen brillante se posó sobre sus palmas y trato de comunicarse.
Mochi poco logro entender, ya que se encontraba en el mundo de los humanos y trabajar ambos mundos complicaba muchas cosas, entre ellas dominar las lenguas de cada mundo. Más aún que la luz sobre sus manos era solo la esencia de un Tiny y no dominaba la lengua humana.
Por lo que V subió lo más rápido que pudo escalando el cuerpo de Jimin con JK a su espalda. Suga cabalgaba el cuerpecito de Jinnie con una sonrisa, los cuatro emocionados por lo que habían escuchado.
— ¡Van a trabajar en ello! ¡Van a trabajar en ello! — gritó emocionado Suga saltando sobre la espalda de su compañero.
JK sonreía agarrándose con fuerza de los cabellos de V quien trataba de que su compañero no cayera.
— ¿En qué van a trabajar?
— ¡En pertenecerse! No solo porque el destino lo ha dispuesto así.
Mochi sonrió por ello.
— Justo como en el pasado, cuando las personas se enamoraban libremente — Mochi recordaba aquello.
Las deidades habían elegido enviar a los Tiny Tan para asegurar que destinados estuvieran juntos, ahora él dispondría que los Tiny's no señalaran destinados, sino personas que pudieran enamorarse entre sí.
— Lo haremos de esa forma a partir de ahora — comentó feliz, volverían las cosas como eran en el pasado, después se dirigió a la esencia que mantenía en sus palmas — y tu pequeño, tú eres mi esperanza de que eso suceda.
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