Remitente entre las sombras,
Intermitentes todas mis obras,
Compongo una sinfonía de sobras,
De ideas, de como me asombras.

Rodeado de malvad y obscuridad,
Pero hoy no me siento perdido,
Siento haber estado en esta realidad,
Y aunque duela; lo he sobrevivido. 

No es lo mismo pasar por el infierno a vivir en el,
No se quiebra mi alma como lo dice el papel,
Pues mi vida estaba rota antes de manchar con sangre mi piel.

Si tan sólo la luna alumbrase una noche más,
Y me dijera cómo resolver mis problemas,
Aunque ya conozco la solución a esos temas,
Quisiera que alguien me apoyara como jamás.

Los limites los traza uno mismo,
Y no lo digo con escepticismo,
De hecho yo en este abismo,
Realmente no deseo volver a la luz ahora mismo.

La vida no se trata de soñar,
Sino de cumplir los sueños,
Eso a ser feliz ha de acompañar,
No importan los medios; sino el empeño.

Hasta el silencio es también un discurso.