No es casualidad que una persona “suicida" asesine a sus demonios, como ya sabemos...

De pronto es la noche y el frío,
Que hace goce de sinceridad,
Cuando la mente se hace un lío,
Y te hace imaginar sobre la realidad.

Cuando las palabras más dolorosas,
Son aquellas que tú mismo esbozas, Escupiendo insultos a un espejo,
Sabiendo que, claro, es tu reflejo.

Cuando analizado el día,
Te das cuenta: “Qué tontería"
Cuando la tristeza fría no fía,
Y congela migajas de alegría.

Soy una mala persona,
Siempre lo he dicho,
No soy alguien que fácil perdona,
Ajeno un simple capricho.

No soy un asesino, físicamente,
Mi mente lo planea, pero solamente,
Suelo sabiamente utilizar a la gente,
Y me da igual su vida, importo yo,
Únicamente. Qué egoísta.

Qué egocéntrico, qué idiota,
Dejo mi piel por los demás,
Que triste es que no lo notan,
Pero sí acatan a mis fallas.

¿Qué trato más justo puedo brindar?
Merecen sufrir y mucho más,
Pero no todas ni con todas en realidad,
Ahora mi alma ha de cambiar,
Se convertirá en eso que sólo puedo odiar.

Nadie importa más que yo,
Nadie más me dañará,
Siquiera mi sombra podrán lastimar,
Pues no habrá más oscuridad,
Que la que mi ser será.

Mis demonios gritan en señal de victoria,
Orgullosos de haber conseguido la gloria,
Desearía poder haber resistido,
Cómo cualquiera que el ha corrompido.

¿Te has sentido así de madrugada,
Observando claro en la oscuridad nada,
Escuchando el silencio y pensando?
Pensar, pesado juego malvado.

–Arcaico.