#6
La vida jamás había sido tan cruel para Ink, ahora no solo debía enfrentarse al estrés del desconocimiento del esqueleto que entró a su cuarto, la preocupación/culpa que sentía por la herida de Cross gracias a que ese día lo lanzó por las escaleras lográndole fracturar uno que otro hueso -que por suerte era todo leve-, la curiosidad de que Dream parecía perdido desde que tuvo "contacto" con Error... Pero por sobretodo, lo más cruel para Ink era sin dudas la semana de exámenes en la universidad.
Es que entre acoso, secuestro e insomnio, había faltado más tiempo del que pensaba, incluso consiguiendo los apuntes de sus compañeros, no comprendía nada de las clases pasadas.
Todos los días durante semana y media era un exámen diferente, solo se salvaba porque algunos eran de aplicación y práctica, agradecía en momentos así ser un artista innato. Sin embargo, cuando se trataba de téminos, era un simple esqueleto mordiendo con nerviosismo el lápiz sin saber que poner en la hoja más que su nombre y la fecha... Incluso a veces olvidaba que día vivía.
— Entonces si quedas con esto... ¿Estás escuchándome?
— Ah, si, sí, el almuerzo tampoco me gustó. — solo recibió un suspiro respuesta de su amigo Sans. Si bien era un flojo al 100%, era muy inteligente y tenía suficiente paciencia para lidiar con Ink.
Pero el pintor era demasiado incluso para él.
Buscando a quien le ayudara a estudiar, Dream le ofreció visitar a Heaven Sans, era igual al anterior pero con mas paciencia. Justo lo que necesitaba.
El estudio le fue muy bien, entendió muchas cosas que antes no sabía ni que existían, hizo conclusiones, incluso variaciones de las respuestas, podría seguir recitando mentalmente los libros y apuntes incluso sin leerlos. Estaba listo.
La semana de miedo había comenzado. Ink, tomando asiento en su puesto de siempre, sacó su lápiz y goma, junto al resto dio vuelta el exámen, puso nombre y leyó. ¡Cada pregunta era mas fácil que la siguiente! Solo las 5 y 12 le costaron un poco, pero terminó antes que todos.
Los siguientes días habían sido lo mismo, Ink jamás se había sentido mas seguro. Olvidó todo el estres, la preocupación y duda, sus días se volvían mas felices. Al fin, llegó el día en que entregaban las calificaciones. Con emoción desbordante en la primera clase, buscó su exámen y lo vió.
Casi se le cae la mandíbula.
Todas las respuestas estaban malas, excepto las 5 y 12. Había reprobado.
Pero no se desanimó hasta el fin del día, cuando se dio cuenta que había reprobado todos los exámenes. Sus respuestas eran incorrectas, había mezclado las materias y las últimas que si se sabía, no estaban marcadas. Su lápiz se había gastado esos días y por la emoción ni cuenta se dió al parecer.
Esa tarde, desanimado se fue al único parque cerca de su casa, la decepción hizo que ignorara que era el antiguo territorio de Los Innombrables.
Con suspiros, Ink se metió en un juego de niños a lamentarse. Este tenía forma de caparazón de tortuga, protegiéndolo del frío y la molesta luz, logrando que también perdiera la noción del tiempo.
Ink estaba tan perdido en sus propios pensamientos que solo reaccionó cuando alguien se sentó afuera del juego, apoyando la espalda en el plastico de firme calidad, murmurando cosas con molestia.
—... Parece que ninguno tuvo un buen día. — soltó el pintor con tono dolido.
Tardó en recibir respuesta.
— Si, eso parece... — la conversación fluyó.
— Hoy... Creí que tendría el mejor día de mi vida, pero solo recibí noticia mala tras noticia mala... ¿Qué tal tú?
— Hoy es un día muy especial... Para un antiguo amigo que ya no puedo ver... Es su cumpleaños. En esta fecha yo no tengo ánimos ni para destruir abominaciones.
Ink soltó una muy leve risa ante lo que escuchaba de aquella voz distorcionada, producto del eco del juego según él.
— Será mejor que me vaya. Estás teniendo un feo día y suena que te vas a suicidar, no habría caso de matarte.
— ¿Matarme? — Ink esperó respuesta, pero esta jamás llegó, solo volvió a tocar el plástico y lo sintió frío, la persona se había ido.
Miró su reloj, era muy tarde, así que decidió volver a casa. Notó donde estaba, un barrio malo, los recuerdos vinieron a su mente y tomando sus cosas huyó a su hogar.
— ¡Feliz cumpleaños! — Inmediatamente cuando abrió la puerta, Cross, Dream, Blueberry y un par de conocidos de la universidad le recibieron con pastel, globos y un sobre con una cinta.
— ¿"Cumpleaños"? — repitió con duda. ¡Por supuesto! Con los exámenes había olvidado que ese mismo día era su cumpleaños.
Con emoción, disfrutó la comida, las bromas y la pequeña fiesta que sus amistades habían montado exclusivamente para él, hasta que llegó el momento de abrir los regalos.
De Cross, recibió una bufanda muy grande, propio de su estilo. Dream le regaló unos lindos guantes hechos a mano. Berry le dio una capa azul muy brillante que no supo cuando podría usar. Y de sus amigos de la universidad, el sobre con cinta.
Curioso, lo abrió, dándose cuenta que eran los exámenes que antes dió, pero casi perfectos... Solo se había equivocado en la 5 y la 12 de uno de ellos.
— En la mañana los cambiamos para darte un susto, pero cuando te íbamos a decir al final de clases, te desapareciste. — explicó uno de ellos.
— Entonces... Eso significa...
— Sí — dijo Cross riendo—, aprobaste todo.
Ink no podría con la felicidad, se subió arriba de la mesa y lanzó las hojas saltando hasta caerse y seguir festejando en el suelo.
— Wow... Espero que a ese sujeto también se le haya arreglado el día. — Ya descansando de tanta emoción, pensó en voz alta.
— ¿"ese sujeto"? — Preguntó Swap con curiosidad ayudándole a levantarse.
— Si, dijo que hoy era un día especial para un amigo que ya no podría ver o algo así. Creo que era su cumpleaños. — rió Ink, tratando de recordar las palabras.
Todos guardaron silencio por un rato hasta que Cross habló.
— Pero Ink... Hoy es tu cumpleaños.
El pintor solo entonces cayó en cuenta... Alguien se lamentaba en cada uno de sus cumpleaños. Un antiguo amigo.
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