Interludio

Miles

«En un universo infinito de astros y de estrellas

Flota perdido en la nada el planeta tierra

Cien billones de personas en la historia lo han pisado

Desde que este mundo fue creado

Y esta cifra tan tremenda la busqué para que entiendas

El milagro que es que yo te tenga »


No tengo mucha memoria de cómo era mi vida cuando papá estaba casado con Jamia, sólo tengo algunos malos recuerdos, esos que tristemente tomaron un lugar permanente en mi memoria.

Tenía sólo cuatro años cuando papá y yo conocimos a Gee, a quien considero mi verdadera mamá porque eso es lo que él significa para mí... Yo era un niño pequeño, por lo tanto estaban sucediendo cosas que no podía comprender; lo único que yo sabía, era que quería que él fuese mi mamá, por la manera en la que nos trataba a ambos. También sabía que mi papá estaba muy enamorado de Gee; ambos estaban enamorados el uno del otro. Entonces no podía entender por qué era tan difícil para ellos estar juntos. En mi inocencia, solía pensar: «Si se quieren, quiéranse y ya». Porque para mí era muy sencillo el que papá y yo nos fuéramos lejos de Jamia y ser felices con Gee.

No conocía todos los problemas internos que tenía papá; sabía que muchas veces estaba triste, sí, e intentaba ayudarlo de la única manera que podía, haciendo dibujos para él. Sin embargo, cuando crecí y comencé a recordar aquellas cosas desde un punto de vista más maduro, entiendo mejor todo lo que estaba pasando, entiendo por qué papá dudaba tanto de sí mismo, y entiendo por qué no era tan fácil simplemente irnos con Gee desde el principio.

Sin embargo, me parece sorprendente que así haya sido...

Desde el punto de vista en que lo mire, sea el de niño o el de adulto, su historia de amor está llena de magia; lograron coincidir aunque las probabilidades eran nulas, y ser perfectos el uno para el otro, como si hubiesen sido hechos para amarse.

Al crecer, siempre quise lo mismo para mí, aunque sabía que las probabilidades eran de una en un millón.

A veces tenía la certeza de que sólo papá y mamá tuvieron esa suerte, que ellos lograron ser ese "uno", y las demás personas en el mundo, incluyéndonos a mi hermana y a mí, éramos simples participantes en este juego de la lotería que es el amor.

Sin embargo, ahora yo puedo sentir que soy ese uno en un millón.


«Por eso voy a celebrar que te pude encontrar

Yo me gané la lotería»


— ¿Cómo demonios hiciste eso en tan poco tiempo? — Dice Nina frunciendo el ceño de manera divertida al ver mi cometa con forma de aeroplano; su expresión sólo me provoca risa.

He tomado la decisión más importante de toda mi vida; una que hará que las cosas cambien para siempre.

— Me haces sentir avergonzada... Estoy hecha un desastre y apenas pude hacer la típica cometa con forma de rombo.

— Pero te quedó bonita. — Sonrío. — Creo que vale la pena el esfuerzo... — Extendí mi mano para quitarle el pegamento del cabello. — Pensé que serías mejor en esto, ¿No das clases de manualidades en tu curso?

— Bueno... Suelo hacer cosas simples, que yo pueda hacer dentro de mi torpeza.

— Entiendo. — Reí.

— Si quieres, te puedo llevar un viernes a la escuela; esos son los días de manualidades. Así tú les enseñarás a los niños a hacer tus geniales cometas 3D.

— ¿Es en serio? — Pregunto con entusiasmo.

— ¡Claro que sí! ¿Por qué bromearía con eso? — Sonrió con ternura. — Luego de hacer las cometas, los niños podrán volarlas en el patio de la escuela, lo cual suena muy bonito, ¿No te gustaría? Serías como "la estrella invitada".

— Por supuesto que sí. — Reí ante su ocurrencia, por lo que ella besó mi mejilla.

— Ahora... ¿Podrías decirme por qué de repente hoy despertaste con ganas de hacer cometas?

— ¿Te parece raro?

— No sé. — Dice con una sonrisa traviesa.

— Creí que sería lindo ir hoy a volar cometas en la playa... Y pensé que antes de ir a volarlas, sería aún mejor hacerlas; ésta sería como la fase uno de nuestra cita.

— Já, pensé que era una excusa para presumir tus habilidades.

— ¿Y por qué no? — Reímos juntos. — Mi papá me enseñó a hacer cometas cuando era pequeño... Luego le enseñamos a Olivia, pero ella era... Un desastre.

— Ahora Olivia y yo tenemos algo en común.

— Admite que te divertiste.

— Claro... Pero sólo porque estoy contigo, y me haces reír... Además de que es divertido actuar como niños pequeños de vez en cuando.

— ¿Entonces le dices que sí a ir a volar cometas?

— Claro sí. — Afirmó con entusiasmo, antes de besar mis labios. — Iré a darme una ducha y arreglarme para salir.

Acto seguido, se levantó del suelo, donde hemos estado haciendo las cometas.

— Ponte algo bonito. — Le dije con un poco de miedo a delatarme. — Lo que más te guste de tu guardarropa.

Me miró frunciendo el ceño de manera perspicaz.

— Miles... Estás actuando sospechoso.

— ¿Por quééé? — Pregunto risueño, mientras ella se acerca y acaricia mi mejilla delicadamente, por lo que yo tomo su mano y deposito un beso en ella.

— No sé... Me siento como si este hoy fuese nuestro aniversario y lo hubiese olvidado.

— Nada de eso. — Reí. — Sólo quiero tener una cita con mi novia, ¿Qué puede haber de sospechoso en eso?

Lo sé... Soy un asco mintiendo.

— Está bien. — Levantó sus manos en señal de rendición. — Te tomaré la palabra...

Me alegró que no lo cuestionara más y fuese a ducharse. De esa manera me dio tiempo de ir a cambiarme de ropa y asegurarme de que todo lo que tengo planeado para hoy esté en orden.

Al terminar, me quedé esperando por ella en nuestra pequeña sala, con el pequeño George (nuestro gato) sobre mi regazo, ronroneando feliz a medida que lo acaricio.

— Ya estoy lista. — Escuché la voz de Nina detrás de mí.

Dejé a George descansar sobre el sofá, me levanté, y le regalé a mi novia mi mejor sonrisa cuando la vi con su vestido corto de estampado floreado, su cárdigan blanco y sus converse del mismo color. Su largo cabello se mantiene mojado. Ella está hablando sobre cómo no quiso arreglarse el cabello ni maquillarse porque le daba pereza, como si fuese algo malo o como si yo me decepcionaría por eso. Por momentos parece que ella se olvida de lo mucho que me late el corazón cuando la veo, y de lo hermosa que pienso que es todo el tiempo.


«Mi suerte es una en un millón y sólo hay una explicación

Yo me gané la lotería»


Tomé su mano, le dije que se ve bellísima y luego nos besamos. Finalmente, tomamos nuestras cometas y salimos de nuestro departamento. En el estacionamiento del edificio le dije que iremos primero por algo de comer y luego seguiremos con nuestro camino a la playa. Nuestro largo camino a la playa, ya que pienso llevarla a Malibú, lo cual nos tomará una hora de viaje.

Por suerte, ella no cuestionó nada mientras almorzábamos, y durante el viaje en auto, estuvimos conversando alegremente sobre cualquier cosa mientras cantábamos las canciones de la radio, hasta que se hizo un pacífico silencio entre nosotros.

Ella se recostó de la ventana, mirando absorta el paisaje a medida que conduzco. Al cabo de unos minutos se dio la vuelta, y prácticamente se hizo una bolita en el asiento, acomodándose para dormir. Dejé ir una suave risa nasal.

— Siempre estás durmiendo...

— Bueno, ya comí, ahora es tiempo de mimir. — Me hizo reír. — Además, dijiste que sería un viaje largo, sólo estoy guardando energía.

— Dulces sueños entonces. — Sin quitar la vista del frente, extendí mi mano y acaricié su rodilla brevemente para dejarla dormir.

Ella cerró los ojos tranquilamente y yo sólo seguí conduciendo, sintiendo la calma del momento. Sin embargo, esa calma se rompió cuando la canción que sonaba terminó y le siguió una intro con un riff de guitarra que por lo menos yo he escuchado ya más de un millón de veces porque estuve allí cuando se creó... En mi cabeza.

Solté una gran carcajada cuando Nina abrió los ojos de golpe, y como si sus energías se hubiesen recargado por completo, soltó un grito de fangirl que acompañó con aplausos cuando mi voz empezó a cantar.

— ¡Dios mío! ¿Quién es ééél? — Reí más cuando se inclinó hacia mí y comenzó a hacerme picar mis costillas con sus dedos. — ¿Quién es el chico en la radio? Suena muy bien... Suena a que es guapo en la vida real.

— ¿Y lo sabes sólo por su voz? — Pregunto divertido, y ella ríe.

Esta no es la primera vez que suena una canción de mi banda en la radio, claro está, pues la primera vez que sucedió recuerdo que estuve saltando como loco. Sin embargo, cada que pasa (tampoco es que suceda tan seguido), Nina enloquece y dice cosas como "¿Quién es él?", "suena genial", "creo que será mi crush de ahora en adelante", y a mí me causa risa porque luego, contradictoriamente, empieza a cantar la canción a todo pulmón.

Ahora no es diferente... Aunque debo mantener la vista en el camino, no puedo evitar verla de reojo, mientras ella canta y baila, con el viento haciendo volar su cabello. Son estos momentos los que me traen paz y felicidad, y me enorgullezco de decir que son los que predominan en nuestra relación.

Por eso y más, ella es la mujer que elegí para compartir el resto de mi vida.

Lo más curioso es que supe desde un principio que así sería.


«En una gran fiesta donde no estaba invitado

Yo te vi entrar y supe que mi vida había cambiado»


Mamá y papá siempre han dicho que cuando conoces a tu alma gemela lo sabes desde el principio.

Por mucho tiempo, no entendí lo que significaba.

«Para ustedes es fácil decirlo». Pensaba.

Pero ahora entiendo.

Al fin entiendo.

Lo hago desde que conocí a Nina.

Lo que querían decir mis padres no era que cuando conoces a esa persona especial los cielos se van a abrir y va a descender un ángel que te entregará un papelito que diga "este es el amor de tu vida, ámense", y así lo sabrás. No. En realidad lo que querían decir es que, cuando esa persona llega a tu vida, llegará para quedarse, o al menos esa será la impresión que te dará, porque una vez que la encuentres el mundo parecerá muy pequeño, pues esa persona estará en todas partes y llegará un momento en el que se te olvidará cómo era tu vida antes de conocerle. Pero estarás feliz de que así sea... Te dará la impresión de que el encuentro entre ambos fue algo que debía suceder desde un principio. Así es cómo lo sabes.

Nina y yo nos conocimos hace tres años, contra todo pronóstico.

Recuerdo esa noche... Estuvo llena de eventos extraños desde antes del encuentro.

Había una fiesta en la fraternidad del amigo de un amigo. Se podría decir que no fui invitado directamente, pero aquello era insignificante, pues en ese tipo de fiestas aparecerse cualquiera.

Era a las nueve, y por alguna razón estuve listo a esa hora. Yo siempre suelo llegar ya para la medianoche, pero esta vez, por alguna razón que en aquel entonces era desconocida para mí, sentí ansias cosquilleando debajo de mi piel, era un sentimiento de anticipación que, aparte de esa noche, sólo llegué a experimentar cuando toqué por primera vez frente a una cantidad inmensa de personas, lo cual sucedería tiempo después.

No sabía el porqué de aquellas ansias, pero estas me llevaron a estar listo temprano. Y antes de salir, por otra razón desconocida, tomé un encendedor y lo metí en el bolsillo de mi chaqueta, ¿Para qué quería un encendedor?

«Por si ponen una canción de Metallica». Pensé, recordando un viejo capítulo de Los Simpson, y sonreí para mí mismo.

Esa noche, en esa fiesta, vi entrar al amor de mi vida sin yo darme cuenta.

Mientras hablaba con mis amigos, volteé de forma casual y la vi a ella, con su mejor amiga; estaba discutiendo con ella, como si no quisiera estar allí. Y sin yo saberlo, realmente eso le decía, ya que a Nina no le gustan las fiestas, no suele sentirse cómoda rodeada de gente.


«Yo acostumbro a llegar tarde y tú casi nunca sales

Pero esta noche fue distinto»


Esa primera impresión no se quedaría en mi cabeza por mucho tiempo, de hecho no le di importancia. Y así transcurrió la noche, hasta que decidí irme porque la fiesta era un asco; ya estaba aburrido. Iba caminando hacia mi auto y fue entonces cuando escuché su voz por primera vez.

— D-Disculpa...

Me di la vuelta, y así la miré a los ojos.

— ¿Tienes un encendedor? — Me preguntó, dejándome ver el cigarrillo en sus manos.

— Uh, claro. — Respondí sintiéndome un poco tonto, y le entregué el encendedor que no sabía por qué había guardado en mi chaqueta.

Sentí un escalofrío con el roce de sus dedos cuando le di el objeto, ella se llevó el cigarrillo a los labios, lo encendió y soltó el humo de manera grácil, después me sonrió tímida y me dio las gracias, regresándome el encendedor.

Ese era mi pase para decir "por nada" y seguir mi camino, sin embargo, me quedé allí parado a su lado como un idiota; mirando los autos pasar.

Ella me ofreció de su cigarrillo.

— No, gracias. No fumo. — Le dije.

Nina me miró arqueando una ceja.

— ¿Entonces por qué traes un encendedor?

— Es difícil responder eso. — Le regalé una sonrisa simpática.

— ¿Por qué?

— Porque sólo lo tomé sin saber muy bien por qué. Dejémoslo en que lo traje por si ponían una canción de Metallica. — Me sorprendió que ella se riera de mi mal chiste. — Quizás lo traje para ti, ¿Quién sabe?

Volvió a reírse, pero esta vez se trató de una risa nerviosa.

Luego pasé a preguntarle si le gustaba la fiesta, y me esperaba su respuesta; me dijo que ese tipo de situaciones la agobiaban y que no se sentía bien.


«Tú necesitabas fuego y yo cargaba un yesquero

Lo curioso es que nunca he fumado»


Ella ha cambiado mucho... Sí, sigue siendo introvertida, sin embargo, se maneja de mejor manera fuera de su zona de confort además de que es más segura de sí misma.

Cuando la conocí, la timidez de Nina era mucho más invasiva y le ponía más limitantes, era más insegura, dudaba de cada paso que daba en su vida, también solía sentirse mal con respecto a su físico; escondía su cuerpo en ropa gigante que la hacía ver más pequeña. Y todas estas cosas mezcladas generaban conductas autodestructivas en ella. Su mal estado de salud también se reflejaba en su aspecto cansado.

Durante ese primer encuentro no hablamos de nada muy personal. Después de que ella me compartió ese dato sobre su introversión, yo le pregunté si era estudiante de aquella facultad y me dijo que no, que su amiga lo era, así surgió el tema de conversación sobre nuestras respectivas carreras y nuestros intereses, fueron los únicos datos más íntimos que compartimos y aun así seguimos conversando; nos sentimos cómodos el uno con el otro. Entramos en una especie de burbuja donde sólo existíamos los dos riéndonos y hablando sobre cualquier tontería; fue la primera vez que me sorprendió el hecho de que ella, siento tan retraída, mostrara tanta confianza enfrente de mí.

Estábamos tan inmersos en nuestra charla que cuando nos despedimos, se nos olvidó compartir nuestros números telefónicos, sin embargo ella me dijo otra cosa algo personal, algo que no me hubiese dicho si no se sintiera cómoda conmigo:

— Cuando llegué aquí estaba peleando con mi mejor amiga, diciéndole cómo NO quería venir, porque aparte de que no me siento cómoda rodeada de gente, acabo de terminar una relación que me hizo mucho daño...

La miré de forma solemne, quise preguntar un "¿Estás bien?", pero ella siguió hablando.

— Ella tenía buenas intenciones, claro; sólo quería que me distrajera y me olvidara por un momento de mi miseria, cosa que me habría sido imposible encerrada en casa. Pero... Antes de hablar contigo prefería estar llorando en cama en lugar de estar en una fiesta, ya que me encontraba muuuy incómoda. — Rió cabizbaja. — Sin embargo, ahora agradezco haber venido... Gracias a ti.

No supe cómo tomarme eso, sólo sonreí embobado y ella me dijo adiós agitando su mano, por lo que imité su acción.

« ¡No! ¡Miles, idiota! ¡¿Por qué no le pediste su número?!». Me dije a mí mismo lleno de frustración una vez que ella se fue y se me pasó el encantamiento ¡Había perdido para siempre la oportunidad de volver a ver a esa linda chica!

Sin duda el que nos encontráramos de nuevo fue la señal de que ella es la indicada.

Una semana después mi banda y yo tocamos en una cafetería que coincidentemente quedaba en la misma calle de su universidad, aunque yo no sabía el dato para el momento. Por eso me sorprendió tanto verla llegar cuando los chicos y yo estábamos haciendo pruebas de sonido.

Nuestros ojos se conectaron durante segundos que se sintieron eternos, hasta que ella desvió la mirada y se sentó en uno de los taburetes de la barra. No me acerqué porque dentro de poco tocaríamos. Afortunadamente se quedó a ver nuestro show, y cuando éste terminó, yo mismo me acerqué a ella para asegurarme de que no se fuera. Qué bueno que lo hice ya que ella no sabía si hablarme o no, se puso nerviosa; al no ser buena en situaciones sociales, sobre-pensó mucho cómo yo reaccionaría, incluso se preguntaba si yo aún la recordaba.

— ¿Acaso me estás siguiendo? — Le pregunté divertido, y ella rió; fue una risa confidente, para sí misma, como una risa que causa un chiste interno. Más tarde me enteraría que, cuando ella llegó a la cafetería y me vio allí había pensado justo eso: "¿Acaso me estás siguiendo?", pues aquel era su lugar después de todo, ella sólo fue a beber un frapuccino después de una jornada de clases común y corriente.

Después de hablar un poco y que ella me contase que frecuentaba aquel establecimiento, la invité a cenar, pues ya había anochecido, y me hizo muy feliz que dijera que sí.

La llevé a un restaurante de hamburguesas que me gusta porque tiene un menú especial con opciones veganas. Estando allí, ella me dijo que le gustaba mi música, a partir de ahí le comenté sobre mis metas, le pregunté sobre las suyas, hablamos un rato al respecto hasta luego desviarnos y tocar otros temas, así descubrimos que teníamos gustos musicales parecidos, aunque esto no podía ser coincidencia considerando que Nina escucha todo tipo de música. También nos dimos cuenta así de que teníamos varias cosas en común, pero lo que más importaba, era la confianza que había.

Sin embargo no todo fue tan feliz; esa primera cena juntos fue la primera alerta para mí de que algo no estaba bien con ella.

Pidió, la hamburguesa más monstruosa que vendían allí; del tipo de hamburguesas que tienen doble carne, mucho queso, tocino, jamón, huevo y esas cosas. Además pidió una ración grande de papas con más tocino y pollo, y una Coca-Cola grande. Y yo pensé que ni de chiste podría comerse todo eso, es decir, ni yo podría, así que para mí era imposible que lo hiciera ella, quien se notaba tan pequeña y frágil físicamente. A pesar de esconderse en ropa de talla grande, se notaba su delgadez en la complexión de su rostro, en el tamaño de sus manos y sus muñecas, y en el grosor de sus piernas. Pero para mi sorpresa, lo hizo, y a mí me preocupó porque parecía obligarse a sí misma a hacerlo. No engulló todo de manera grotesca, al contrario, tomaba bocados pequeños y hacía pausas mientras conversaba conmigo por lo que tardó bastante en terminar, pero lo hizo pese a que se notaba que no podía más.

No dije nada pero comencé a sospechar que sufría de bulimia, y por eso su extrema delgadez, luego lo descarté pues ¿Por qué comer tanto si fuese bulimia? Porque, según yo, la gente con dicho trastorno no consume grandes porciones ¿O sí?... No lo tenía muy seguro, pero fuera lo que fuera, sabía que había algún desorden alimenticio. Esto último quedó confirmado tiempo después.

Cuando aquella noche terminó, la llevé al departamento donde vivía con su mejor amiga y, ahora sí, intercambiamos números de teléfono. Hablábamos casi todos los días y teníamos llamadas larguísimas. Aquellos fueron momentos de intimidad donde verdaderamente nos conectamos y nos fuimos a lo más profundo de nosotros mismos, hablando sobre cosas más personales, más secretas y en ocasiones, más tristes.

Ya que compartimos otras comidas juntos, era más evidente que ella comía más de la cuenta, y no precisamente por gusto. Entonces me atreví a preguntarle, y así descubrí su obsesión por subir de peso.

Desde siempre Nina había tenido inseguridades con respecto a su físico; sufrió de acné por muchos años y aunque éste se fue, quedaron marcas en sus mejillas que aún persisten y que a ella la hacían sentir fea. Con respecto a su cuerpo, su contextura tan flaquita se debía a que sufre de hipertiroidismo. Y desde la adolescencia, la etapa donde suceden las cosas que más nos afectan en la adultez, escuchaba comentarios muy malos con respecto a su acné y a su delgadez. Le decían las típicas cosas como: "¿Comes?", "el viento te va a llevar volando un día de estos", y hasta "me da miedo tocarte porque parece que puedes quebrarte", y algunas más hirientes.

También afectó el hecho de que todo lo que ella veía, tanto en la vida real como en medios de comunicación era cómo las chicas con curvas y grandes pechos son más valoradas mientras que ella nunca tuvo ese tipo de validación por nadie, sólo recibía comentarios diciendo que se vería mejor si aumentara un poco de peso. A raíz de esto, empezó a probar todo que estuviese dentro de sus posibilidades para tener curvas, como ingerir alimentos con alto nivel calórico en grandes cantidades lo cual no era nada saludable en ningún aspecto. Sus padres nunca prestaron atención a ello y, aunque sus amigos sí que no estaban de acuerdo, sus antiguas parejas alentaban sus hábitos para que ella "se viera mejor".

La relación que recién terminó cuando nos conocimos fue muy destructiva, su ex novio no sólo la presionaba para "verse mejor", sino que la maltrataba psicológicamente con ello, dejando secuelas como que posteriormente llegaría a tener ataques de pánico por el simple hecho de pensar en desnudarse ante alguien más, por miedo a escuchar algún comentario desagradable sobre su cuerpo.

Es difícil contar nuestra historia, porque es realmente un cúmulo de cosas que sucedieron en muy poco tiempo.

Nina y yo seguimos saliendo, y pasamos por diferentes situaciones que nos llevaron a hacernos pareja porque estábamos muy enamorados a pesar de todo.

Cuando le pedí ser mi novia, ella no podía creérselo.

«No merezco a alguien tan lindo como tú». Solía decir. Ella se sentía muy poca cosa para mí.

Mi primer año de noviazgo con ella fue como la repetición de una historia que conozco perfectamente... La de mamá y papá.

Mi amor por Nina me hizo convertirme en una especie de salvador para ella, pues a medida que el tiempo pasaba, descubría cosas cada vez más oscuras, como la manera en la que dudaba todo el tiempo de sí misma, y en cada decisión a tomar por más mínima que fuese, lo cual fue generado porque viene de una familia de padres muy severos y controladores, donde ella nunca tuvo voz ni voto. Por lo que al verse sola en el mundo por una vez, necesitaba que alguien validara sus opiniones y decisiones, o en todo caso, que las tomara por ella.

Yo quería que recibiera ayuda, hice todo lo posible para que así fuera pero era jodido... Es un poco frustrante querer a alguien que dice que no quiere ser salvado; entendí cómo se sintió mamá cuando tenía apenas dieciocho años. Y me pregunté cómo él siendo tan joven pudo ser ese gran apoyo para mi papá, pues al vivirlo en carne propia me di cuenta de que estar en esa posición requiere de mucha madurez.

Yo tenía veintitrés años cuando conocí a Nina y, hasta entonces, nunca había pasado por algo parecido, quizás se debía a que jamás había pensado en una relación a largo plazo, no porque no la quisiera, sino porque nunca estuve con alguien con quien me fuera posible visualizarme compartiendo el resto de mi vida y formando una familia. Además, antes de Nina mis relaciones no duraban mucho ni eran muy serias, no porque yo tuviese miedo al compromiso o a formalizar, es que desde pequeño me enseñaron a separarme de las personas ante la primera bandera roja, el primer comportamiento abusivo. Mi hermana y yo somos así porque así nos educaron nuestros padres; nos enseñaron a darnos nuestro lugar y no aceptar malos tratos de los demás, nos enseñaron a irnos antes de que esa pequeña falta de respeto crezca y las cosas suban de nivel. Recuerdo que tanto mis amigos de la adolescencia como los de Olivia solían decirnos que éramos muy "exigentes", pero no es así, es sólo que todo padre debe enseñarles a sus hijos a no aguantar mierda de la gente.

Nina no me hizo pasar nunca por algo malo, nunca tuvo un comportamiento manipulador o abusivo, al contrario, desde que nuestra relación empezó, ella ha cuidado mucho de mí, velando siempre por mi bienestar. Cuando estoy hasta la madrugada trabajando en una nueva canción, ella va conmigo, me lleva una manta y una bebida caliente, me pregunta cómo me va, me da ánimos y se queda despierta conmigo a pesar de tener que ir a trabajar por la mañana, también me mima mucho cuando tengo un mal día, y cuando sufro una derrota me anima a creer en mí mismo y recuperar la fe que perdí; siempre me ha apoyado, y me motiva a luchar por lo que quiero y superar mis propios límites para cada día ser mejor.

Me parecía sorprendente que una persona que no se quería a sí misma tuviese tanto amor para darme a mí... Entonces maduré un poco más y me di cuenta de que eso no era bueno. Nina me quería cerca porque dependía de mí.

Ya que ella se negaba a recibir ayuda psicológica, yo puse de mi parte para ayudarla a mejorar incluso cuando para muchos parecía un acto inútil. Pero logré muchas cosas, como que fuese con un nutriólogo, y cuando empezamos a vivir juntos, procuré que cumpliera con su nueva dieta más sana y acorde para ella, también hice un itinerario para que nos ejercitáramos juntos, y hasta procuré que cuidara sus horas de sueño. Claro que no fue fácil, ya que debido a mis cuidados había ocasiones en las que ella, llorando, me decía que no merecía a alguien tan bueno como yo, que yo era demasiado para ella.

Sin embargo, a medida que corrían los meses, esas palabras de auto-desprecio iban desapareciendo, y yo pensaba que, con mis actos y con todas las veces que le decía que era hermosa y que era lo suficientemente capaz de valerse por sí misma, cumplir sus metas y tomar buenas decisiones, había logrado sanarla por completo. Pero no. Así aprendí que el amor no es suficiente para que una persona cambie su vida radicalmente, ni puede curar trastornos por sí solo, más bien, el amor es el camino para lograrlo, es el detonante, el mayor motivo para luchar por ese cambio, y para ello no necesariamente tiene que ser amor hacia otra persona o el que recibes de otra persona, tiene que ser amor propio; el tipo de amor que Nina más necesitaba.

Es verdad que pasó el tiempo, y ella estaba más segura consigo misma enfrente de mí, pero era eso, esa seguridad era sólo para conmigo. No volvió a tener ataques de pánico, porque estaba conmigo, y conmigo se sentía a salvo, por lo cual se mostraba a sí misma tal y como es sin miedo a ser juzgada por cómo se ve, o por cualquier cosa que diga o haga.

No obstante, ella no estaba bien, porque su amor por mí comenzaba a corresponder a una necesidad; ella necesitaba de mí para sentirse amada, protegida y valorada.

Lo mismo sucedía con su trabajo; cuando terminó su especialización y comenzó a trabajar como maestra para niños con déficits de aprendizaje, por supuesto que lo hacía por vocación igual que ahora, pero también se interponía la necesidad... Porque esos niños a los que ella enseña suelen tener problemas de autoestima y sentirse inútiles debido a sus limitantes para un desarrollo "normal", y ella siempre ha hecho todo lo posible para que se sientan bien, los ayuda muchísimo, es muy dedicada, pero en aquel entonces, la necesidad de ella misma sentirse útil y valorada era calmada por medio de estos actos. Y no es sano que la necesidad se interponga en cosas que debes hacer por amor o por pasión en su estado más puro.

Las cosas escalaron cuando mi carrera musical también lo hizo.

Teníamos seis meses de novios cuando con mi banda firmamos un contrato con una buena disquera, fue este evento el que nos llevó a visitar a mis padres para darles la noticia, así de una vez podría presentarles a Nina. Llegamos de sorpresa, ellos estaban encantados con ella a pesar de lo tímida que es. Recuerdo que, cuando llegamos, se escondía detrás de mí, y la noté bastante nerviosa cuando mamá la abrazó y le pidió que lo llamase por su nombre y no "señor".

Esa primera noche que estuvimos allí, a pesar de que Nina no interactuó mucho por sus nervios y por considerar que "no tenía nada bueno para decir", mis padres pudieron ver lo buena que es; mamá y papá tienen una gran intuición para detectar ese tipo de cosas debido a sus experiencias de vida.

Estuvimos en casa durante unos cuántos días, ya que nos quedamos a ver el recital de Olivia donde bailó una variación llamada "Esmeralda" y ganó un puesto como aspirante para el Ballet de Nueva York. Durante esos días, mi novia comenzó a tener más confianza con mi familia, quienes fueron muy cariñosos con ella e hicieron todo lo posible para que se sintiera cómoda. Ella logró convivir con ellos, en especial con mamá y papá, ya que siempre se ofrecía como voluntaria para ayudarles con las tareas del hogar. Soup también se encariñó con Nina; no quería separarse de ella, y eso estaba bien, porque Nina tampoco tenía la intención de hacerlo.

De hecho, la presencia de Soup junto a Nina era tan terapéutica para ella que eso fue lo que me llevó a tomar la decisión de adoptar una mascota. Debido al tamaño de nuestro departamento, adopté un gatito bebé, a quien llamamos George, y decidimos que, algún día, compraríamos una casa grande para tener muchos perritos. Creo que ese pequeño sueño no está nada lejano.

Mis padres estaban muy felices por mí, tanto por mi nuevo logro en la música como por haber encontrado a alguien como Nina, a pesar de que hablando en privado les conté de nuestra historia, y ellos me aconsejaron volver a insistir con que recibiera ayuda psicológica, pues yo solo no puedo sostener la salud mental de alguien más.

"La mejor manera de demostrarle tu amor será ayudándola a ayudarse a sí misma. Por más confuso que suene". Por suerte, entendí a qué se referían con esto. "Y la mejor manera en la que ella demostrará su amor será aceptando esa ayuda y mejorando por sí misma, pues una vez que pueda amarse y valerse por su cuenta, ya no te necesitará... Sólo podrá amarte".

No sé si fue un poco tarde cuando esto sucedió, pero... Sí, pasaron más meses.

El ver a nuestro gatito crecer, cuidarlo y jugar con él nos hacía bien a ambos, y era tierno ver a Nina hablando con él, diciendo que ella es su mamá y yo su papá. Estuve trabajando muy duro con mi banda en la creación de nuestro primer álbum y los lanzamientos de los promocionales del mismo, a la vez que nos agendaban varias presentaciones.

Nuestra rutina comenzó a cambiar, y queriendo compartir mi mundo con mi novia, llegué a sacarla de su zona de confort, ya que solía llevarla a mis presentaciones y a las fiestas después de las mismas. Por suerte, ella supo comunicarme sus sentimientos y esto no ocasionó un caos.

Miles, no puedo estar más feliz por lo que has logrado; estoy muy orgullosa de ti. — Me dijo con solemnidad. — Me gusta verte en el escenario... — Sonrió. — Eres muy apasionado cuando cantas tus canciones, además, se nota que estás en "tu zona", en el lugar donde perteneces; es fácil notar que el estar ahí, cantando para mucha gente, es un sueño hecho realidad para ti y yo... Yo pienso que mereces las cosas buenas que recibes y más. Sin embargo... El ir de fiesta contigo... T-Tú sabes que no soy buena en situaciones sociales. — Se puso más nerviosa; tenía miedo de que yo reaccionara mal. — No es que no me gusten tus amigos, es sólo que soy naturalmente tímida y ese no es mi ambiente.... Y por más que quisiera encajar y pasarla bien, me cuesta, porque me siento intimidada.

Hey ¿Por qué te ves tan asustada? — Le pregunté.

L-Lo siento... — Ahora yo me asusté cuando la vi llorar. — Es q-que siento que no te apoyo lo suficiente... Quisiera hacer más; quisiera ser mejor para ti.

Ante esto, la tomé en mis brazos, y la calmé con mis palabras; le dije que ella me hace sentir apoyado, y que la entiendo.

Cuando Nina me conoció yo no era famoso, sólo era un chico con su música, su arte y su labor social; el dedicarme al activismo era lo que más me daba reconocimiento aparte de ser hijo de padres famosos, pero aun así no era una celebridad, yo tenía una vida completamente normal, y la tuve también durante inicios de mi carrera. De alguna forma, seguía siendo sólo un chico con su música, su arte y su labor social, pero no podía negar que estaba siendo más demandado por la gente.

Mientras tanto, Nina siempre ha sido una chica sencilla, incluso hoy en día prefiere los momentos donde estamos en casa y tenemos una vida muy simple y tranquila. A mí no me molesta, al contrario, me parece perfecto, pues a medida que los años pasan y mi vida como artista y activista cambia y voy obteniendo más reconocimiento y compromisos, la mejor sensación es tener un hogar donde todo es normal y reina la paz, donde mi novia y yo podemos disfrutar de las cosas pequeñas, como cocinar juntos, escuchar música, acurrucarnos cuando hace frío... Incluso jugar juegos de mesa, hablar por horas y reírnos de tonterías; ahí es donde está nuestra magia.

A mí no me molesta que ella no pueda estar conmigo en todos mis conciertos y eventos sociales, no mientras sepa que ella sí me está apoyando, y "apoyo" no significa ponerte en situaciones que te cuesten mucho lidiar sólo para complacer a alguien más. Yo lo entiendo, y quería que ella también lo entendiera.

Parecía haberlo hecho.

Y dejé el tiempo pasar...

Sé que es muy fácil preguntarme: «Miles, ¿Por qué no insististe en que buscara ayuda? ¿Por qué no hiciste caso a tus padres? ¿Por qué no seguiste intentando?».

Lo intenté, juro que después de eso volví a pedirle a Nina que lo hiciera, pero si no quería, entonces qué, ¿La iba a obligar? ¿Iba a cargarla sobre mi hombro como un cavernícola y la llevaría al consultorio de un psicólogo?

Cuando alguien quiere cambiar... Cuando alguien quiere sanar, debe tener el coraje suficiente para dar el primer paso para hacerlo; debe ser una decisión. Si ella no daba ese paso, no podía obligarla a darlo, yo sólo puedo apoyar, mas no forzar.

Y ese paso tan importante tomó tiempo.

Las cosas con respecto a la incomodidad de Nina en las fiestas se solucionó hablando, a partir de allí, nació la costumbre de preguntarle si quiere acompañarme, y si ella realmente siente que no puede o que no será una buena compañía dice que no y no pasa nada, está bien, pero algunas veces dice que sí, porque de verdad quiere hacerlo, porque de verdad se sentirá bien.

Pero hubo otro bache en el camino cuando mi banda estuvo en el line-up de un festival que duró la semana de vacaciones de primavera. Ese fue el tiempo que estuvimos lejos; una semana. Y ella se mostraba feliz en las videollamadas pero, en la privacidad, lloraba y se sentía muy mal pensando que, ahora que yo debía estar explorando nuevos horizontes, conociendo nuevos lugares, encontraría una chica... Una chica que ella definía de la siguiente manera: "Bonita, segura de sí misma... Y todas esas cosas que yo no soy".

Volvió a la mesa la carta de "soy demasiado insignificante para ti", agregándole ahora "tú deberías estar con supermodelos, no alguien tan simple como yo" y "he visto a todas las chicas que están detrás de ti, cualquiera de ellas es mejor que yo".

Ese fue el detonante.

Cuando regresé a nuestro departamento con ella y cuando le pregunté cómo le había ido esta semana, rompió a llorar diciendo: "Ya no puedo seguir con esto".

Y yo me sentí como si mi corazón se convirtiera en cubos de hielo. Fue un sentimiento muy feo, como si una parte importante de mí se desprendiera y dejara un gran vacío... Por suerte sólo fue un susto. El alma me volvió al cuerpo cuando ella me explicó que no se refería a nuestra relación, se refería a la manera en la que se estaba sintiendo.

N-No puedo... No quiero seguir así. — Dijo llorando en mi pecho.

Entonces me explicó todo.

M-Miles, no quiero que tú tengas que sentirte culpable porque yo soy una insegura de mierda... N-No quiero que dejes de salir con tus amigos o convivir con gente nueva p-para que yo no me sienta mal... Eso s-sería horrible... No puedo hacerte eso; es injusto

— No haría eso... — Le aseguré seriamente. — Tengo límites, Nina... Y yo no podría estar con alguien que me impidiera ser yo... No llegaría a ese extremo, por mucho que te ame.

— No deberías hacerlo por mí; yo no valgo nada.

— No se trata de lo que tú llamas "valor"; yo no haría eso por nadie, porque me respeto... Y eso es lo que quiero que sientas por ti misma: Respeto.

— Pues es lo mismo que yo quiero. — Me miró con sus ojos empapados de lágrimas. — No quiero ser mi peor enemiga, no quiero lastimarme y lastimar a los demás a causa de ello... Quiero... Estar tranquila; quiero sentirme suficiente y valiosa sin necesidad de que otros me lo digan, no quiero que mi necesidad de valoración se interponga en el amor que puedo sentir por los demás... Quiero verte triunfar y ser una gran estrella de rock, y aunque estemos lejos por algunas temporadas... Quiero seguir siendo feliz, quiero sentirme segura.

» Si ahora me siento mal cuando estás lejos y conociendo gente nueva, no es porque desconfíe de ti... E-Es porque desconfío de mí misma... Es porque creo que te darás cuenta de que yo no valgo la pena, y me asusta que me dejes porque te necesito... E-Eso no está bien... Necesito ayuda, Miles...

Ha pasado un año y medio desde ese día.

Ahora la miro y es como si hubiesen pasado muchos más.


«Por eso voy a celebrar que te pude encontrar»


Estamos en la playa, la brisa es fresca y agradable, mientras que el sol empieza a bajar y el cielo se tiñe de colores hermosos; nosotros hemos perdido la noción del tiempo volando nuestras cometas. Nos quitamos nuestros zapatos, y hemos corrido como unos idiotas huyendo de las olas, mojándonos los pies de vez en cuando, mientras vemos el aeroplano y el rombo de colores surcar los cielos.

Si los objetos tuviesen sentimientos, ambas cometas sentirían celos de nosotros, pues a pesar de que ellas vuelan ahí en el cielo, no son tan libres como nosotros, ya que, a diferencia de ellas, nosotros no tenemos un hilo que controle qué tan alto podemos volar, y el viento no controla la dirección en la que volaremos, sólo somos un hombre y una mujer sin inhibiciones que son felices juntos y actúan como niños de cinco años, sin prestar atención al resto del mundo.

Me detuve por un momento, y me dediqué a ver a mi novia, dando vueltas con una sonrisa feliz, y moviéndose de un lado a otro para que su cometa haga volteretas en el aire; y mi corazón late con fuerza. Ella es libre, el viento vuela su cabello y no le da importancia, sólo es feliz. La miro y ya no puedo ver a la chica con tantos problemas que se ocultaba en grandes ropas, y que siempre se veía cansada y ojerosa, veo a una mujer más segura de sí misma, que se pone vestidos cortos y toda clase de ropa que le guste, que no usa maquillaje si no tiene ganas de hacerlo, porque no tiene nada que ocultar, una mujer que puede valerse por sí misma, y que no mide su valor mediante la opinión de los demás.

Ese es mi concepto de belleza real; estar sano física y mentalmente, y sentirte bien con lo que eres. Pienso que eso se refleja en el exterior, no importan tus facciones ni la complexión de tu anatomía.

Todo lo que acabo de contar, y lo que no conté hasta ahora se siente como un viaje muy largo...

Pero ella ha luchado mucho, lo ha hecho por sí misma.

Una vez que dio el primer paso para su sanación, nada le impidió dar el segundo, ni el tercero, y así sucesivamente.

Yo he caminado a su lado durante este arduo camino, y ahora me siento verdaderamente amado por ella, más que nunca, porque sé que todas las cosas que hace para cuidarme, las hace porque me quiere por lo que soy, no porque necesite mi validación a cambio.

Mis padres tenían razón; ella ya no me necesita y sólo puede amarme.


«Yo me gané la lotería»


Sonreí bobamente; sonrisa de enamorado. Tomé impulso, corrí hacia ella y, la levanté, envolviéndola con un solo brazo, por lo que ella soltó una carcajada y se sostuvo fuerte para no caer.

La dejé rápidamente en el suelo, y una vez sus pies tocaron la arena, se puso de puntillas y me besó en los labios. Luego ambos soltamos un largo suspiro, nos sonreímos, ella me abrazó, apoyando su cabeza en mi hombro, y nos quedamos en una inmensa paz, mirando nuestras cometas volar juntas con el hermoso atardecer que se refleja en el mar.

Estuvimos así durante un tiempo impreciso.

Ella levantó el rostro, y besó mi mejilla.

— Tengo hambre. — Me hizo sonreír.

— Yo igual...

No es cierto, es sólo que pienso que es tiempo para la siguiente fase de nuestra cita: El gran final.

— Ven, conozco un buen lugar.

La tomé de la mano y, antes de irnos, regalamos nuestras cometas a unos niños que construían castillos de arena con sus padres, y ellos las aceptaron felizmente. Finalmente, con nuestros zapatos en mano, atravesamos la playa.

— ¿Seguro que no es nuestro aniversario? — Pregunta divertida cuando empiezan a aparecer pétalos de rosa en la arena a medida que nos acercamos a nuestro destino, uno que ella conoce bien: El hotel de mi familia.

Yo sólo me limité a reír.

Seguimos caminando en silencio hasta que llegamos a la playa frente a la imponente estructura, donde hay más pétalos de rosa, y en medio del ambiente romántico, hay una mesa preparada para que nosotros cenemos (el tío Mikey y la tía Frannie están detrás de esto; me ayudaron un montón).

— No es nuestro aniversario. — Reí, y ella rió al mismo tiempo porque logré leer su mente y adivinar que volvería a hacer un comentario al respecto. — E-Es... Algo distinto.

— ¿Qué sucede? — Suspira nerviosa, antes de llevar detrás de su oreja los dos mechones frontales de su cabello.

— Nina... Sé que muchos opinarán que el tiempo que llevamos juntos no es suficiente para tomar una decisión tan importante como la que yo he tomado ahora, pero yo... Siento que esto debió haber pasado desde el principio. Cada vez que estoy cerca de ti, siento que es correcto, que las cosas deberían ser así.

Sonreí al ver cómo ella aún puede sonrojarse con las cosas que le digo.

— Hemos pasado por muchas cosas y... En tan poco tiempo, hemos crecido juntos. No me arrepiento de nada por lo que hayamos pasado, no cambiaría nada si el resultado es... Esto; el que tú y yo estemos aquí; tú siendo la mejor versión de ti, y ofreciéndome un amor más puro y sano. Y yo, sintiendo que he pasado por una gran prueba; la de luchar por amor sin ensuciar mi propia integridad, sin fallarme a mí mismo.

— Y-Yo... Pienso mucho en eso. — Responde, a pesar de no saber qué está pasando. — Hemos crecido mucho... Y yo... Por mi parte, miro al pasado, veo la clase de desastre que era y... Wow, antes hacía eso y me preguntaba cómo es que podías soportarme, por qué demonios te quedaste, y ahora... Ahora lo agradezco, porque puedo sentirme mejor que nunca, y amar mejor que nunca... Yo... E-El amor que siento ahora por ti es el más puro que he sentido, Miles... Porque te quiero por lo que eres, no porque necesite que me des el amor que yo no me tenía. Te quiero porque te quiero; aunque suene como algo sin sentido. — Rió.

— Tiene sentido para mí. — Reí con ella.

— Agradezco haberte encontrado; me haces sentir como la mujer más suertuda del mundo entero.

— Y tú me haces sentir así también... Es por eso... — Procedí a ponerme de rodillas. Ella se cubrió la boca, y las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos. — Que quiero compartir el resto de mi vida conmigo. — Saqué del bolsillo de mi chaqueta el hermoso anillo que compré. — ¿Tú quieres eso?

— Dios... — Suelta un largo suspiro, intentando limpiar sus lágrimas. — ¡Sí! ¡Por supuesto que sí! ¡Te amo!

No esperaba su arranque de euforia, pero el hecho de que se lanzara a mis brazos y me hiciera caer de espaldas en la arena me hizo soltar una carcajada. Al mismo tiempo, siento que quiero gritar a los cuatro vientos lo feliz que soy.

Por fin logré encontrar el tipo de amor que siempre soñé.

El amor sano y bonito que te hace sentir como el mayor ganador.


«Mi suerte es una en un millón y sólo hay una explicación

Yo me gané la lotería»

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top