xviii
1. FALTAN DOS CAPÍTULOS Y EL EPILOGO.
2. YA EMPECÉ CLASES, ASÍ QUE PUEDE QUE TARDE AHORA EN SUBIR.
3. HAY VECES QUE ODIO TRADUCIR PORQUE ESTA TIPA PONE MUCHAS PALABRAS QUE SÓLO TIENEN SENTIDO EN INGLÉS Y ME MATO PENSANDO CÓMO COÑO HAGO PARA QUE TENGA SENTIDO.
4. YA CHAO.
"¿Hacia dónde?" El conductor del taxi giró el cuello para ver a la chica que se acababa de subir al asiento trasero, sus pupilas estaban irritadas y sus mejillas hinchadas. Sostuvo en su regazo el diario y el teléfono, y pensó, ¿A dónde quería ir?
Su primer instinto fue decir al hospital. Después de todo lo que había descubierto, parecía ser la opción más fácil ya que todo lo que quería hacer en ese momento era estar con Harry mientras le decía cuanto lo amaba y se volvía a asegurar de que estaba vivo y en buen estado. Clara tuvo que masajear su frente para calmar todos sus pensamientos acumulados; el primer lugar a donde iría Liam luego de despertarse sería el hospital. Estaba casi segura de ello. Clara estaba consciente de su escasa fuerza y la poca habilidad de correr una gran distancia sin sentir que sus pulmones estarían a punto de colapsar. ¿Cómo sería capaz de proteger a Harry por si sola? Con eso en su mente, negó con la cabeza luego de un momento y rezó para que la opción que tomaría, sea la correcta.
"A la estación de policía," le respondió al conductor y tragó ansiosa. Él asintió y presionó su pie en el acelerador. La tempestad fuera del auto era apenas audible gracias a sus ruidosos pensamientos. Nada de lo que pasaba parecía real, pero mientras Clara comenzaba a unir todos los detalles, se enfrentaba cara a cara con la realidad de la cual había sido ignorante durante todos esos años.
Recordó aquella vez que fue a la casa de Harry una noche y escuchó un crujido detrás de ella. Ese tuvo que ser Liam.
Recordó aquella vez que salió a cenar con su amigo y él le decía cosas sobre Harry que ella juraba jamás haberle contado. Ahora sabía que la había estado siguiendo y encontró esos detalles por su cuento.
Miró fuera de la ventana para ver la calle llena de autos. Clara maldijo bajo su respiración y apretó su mano contra el asiento, su corazón latía tan intensamente bajo su pecho que temía que rompiese su caja torácica. Quería gritarle al conductor para que acelerara, pero no encontraba su voz.
Luego de veinte minutos después, el auto por fin logró salir del tráfico y se estacionó frente la estación de policías. Clara jamás pensó que en algún momento tendría que ir a ese sitio, pero irónicamente aquí estaba, gracias a la última persona que pasaría por su mente por ser peligrosa. No podía imaginarse a Liam lastimándola; bueno, no físicamente— pero en el caso de Harry, ya demostró que si era capaz de lastimarlo a él.
Clara no cargaba nada de dinero así que rápidamente le dio su dirección al conductor para que le mandara la factura de lo que debía. Salió del auto sosteniendo el teléfono y el diario contra su pecho y corrió hasta la entrada, la lluvia caía en su rostro, mezclándose con las lágrimas.
Cuando entró, el calentador encima de la puerta calentó su cuerpo tembloroso. Sus ojos corrieron por el lugar y casi lloró cuando localizó a un rostro medio familiar. Era el oficial que había hablado con Harry.
Clara corrió hasta él y posó su mano en su hombro para llamar su atención groseramente del otro oficial con el que estaba hablando.
"Estaba hablando con mi novio esta mañana," Clara le murmuró una vez que él giró a verla, sus ojos se ampliaron con reconocimiento. "Le dispararon en la pierna, ¿recuerda? ¡Sé quién lo hizo y tengo evidencia!" Levantó el diario y lo miró con los ojos de esperanza. "Por favor, ayúdeme. No sé qué hacer y no creo que esté a salvo porque el tipo—bueno, está completamente loco y estoy asustada. Por favor."
Sus ojos se aguaron y lágrimas volvieron a caer por sus mejillas. El oficial la examinó antes de girarse al hombre con el que estaba hablando y le pidió disculpas. Posó su mano sobre su hombro, haciendo que Clara al instante se encogiera ya que la última mano que la había tocado era Liam.
"Venga conmigo," le murmuró.
La guió hasta una habitación que olía a café negro y a comida rancia. Clara se encogió en su asiento y dejo el diario sobre el escritorio antes de que las palabras comenzaran a salir de sus labios.
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"Creo que estás mejorando mucho más rápido de lo esperado," la enfermera sonrió mientras quitaba la vía del brazo de Harry. Acababa de quitarle las vendas de su pierna, remplazándolas por un material más grueso y con pegamento medico, justo en el final de su muslo.
Estaba empezando a molestarse. Había pasado el día sólo y esa maldita habitación con sólo una visita de vez en cuando de las enfermeras para mantenerle compañía. Extrañaba la dulce voz de Clara y sus estúpidas palabrerías sin sentido; las prefería en vez del silencio. Harry comenzó a preguntarse si debió haberse mantenido callado y no decir nada sobre su amigo.
"¿Cuánto más debo quedarme aquí?" Harry le preguntó, a pesar de que ya sabía la respuesta. Se habían dicho por lo menos doce veces ya, pero seguía teniendo la esperanza de que cambiara la respuesta. Estaba ansioso por irse a casa.
"Diez días más," la enfermera respondió. "Creo que te contentaras de escuchar que para mañana ya estarán lo suficientemente bien para ir a visitar a tu padre. Puedo traer la silla de ruedas y llevarte."
Harry levantó las cejas y sonrió por primera vez desde que tuvo a Clara entre sus brazos esa mañana. "¿En serio?"
Le había preguntado a la enfermera mil veces sobre cuándo podría ir a visitar a su padre, incluso más veces que cuándo se podría ir a casa.
"Sí," ella asintió y le colocó una venda en la pequeña marca donde estuvo la vía. "Y puedes comer comida de verdad al siguiente día. ¿Qué tal suena eso?"
"Suena bien."
Recostó su cabeza en la almohada y observó a la enfermera irse. La lluvia resonaba a través de las ventanas de la habitación. Los truenos y relámpagos era lo que llenaba el silencio a su alrededor. Harry ocupó su mente con la imagen de la chica con preciosos ojos castaños y una bella sonrisa que parecía brillar incluso en los días más oscuros. Cerró los ojos y se imaginó su suave piel contra la suya, sus dedos acariciando su piel en todos los lugares que pedían por ella (el era básicamente todo su cuerpo). Clara siempre se sintió cálida contra él. Podía imaginarse su sonrojo mientras él la recorría con sus dedos, viendo como causaba escalofríos en su piel con su helado toque. Harry sabía que ella era demasiado buena para él. Se merecía mucho más de lo que él podía ofrecerle, pero, maldición, no creía que hubiese un alma ahí fuera que desearía despertar a su lado todas las mañanas mucho más que él.
Su respiración se calmó y quedó así mismo recostado con los ojos cerrados. Ni siquiera estaba cansado, pero no había más nada que hacer a parte de dormir. Con el ruido de la lluvia y los truenos fuera de la ventana, casi no escuchó la puerta abrirse lentamente. El corazón de Harry se aceleró al escuchar pasos—¿Clara?
Abrió los ojos lentamente y se quitó el sueño que ya lo estaba alcanzando. Cuando miró hacia la puerta, se sorprendió y se desanimó al ver que no era Clara, sino su amigo.
La vista de la pequeña marca en su frente al instante puso en estado de alarma a Harry. Se sentó contra la almohada y su frente se arrugó.
"Clara no está," Harry remarcó, sus ojos viendo a aquellos marrones que lo miraban fijos. Liam (Ese era su nombre ¿No?) se acercó a la cama y Harry pudo ver el tono rojizo en sus mejillas, el brillo en su mirada, y sus manos hechas puño; podía leer al tipo como un libro. Hizo erizar el vello de su nuca.
"Lo sé," Liam contestó calmadamente, ahora de pie a un lado de la cama. Harry quería pararse y acabar con él de una maldita vez, pero su cuerpo no tenía la misma habilidad o fuerza que tenía tan sólo días atrás. Sus pulmones estaban débiles de las medicinas que le daban todos los días, y ahora se acordaba constantemente de su inhabilidad de pararse cada vez que veía su pierna.
El aire estaba denso. Harry frunció las cejas ante el amigo de Clara y apretó entre sus manos las sabanas mientras su cuerpo se tensaba. "¿Entonces qué haces aquí?"
"Quiero encargarme de algo," Liam susurró y sus ojos rondaron nerviosamente por la habitación. La sospecha que había comenzado en el estómago de Harry al segundo en que sus ojos cayeron en el amigo de Clara, ahora se intensificó. No le importaba lo que Clara decía—había algo raro con ese tipo.
Harry dejo salir un bocado de aire y frunció el ceño. Jamás había tenido miedo antes— sus peleas ganadas por cinco años consecutivos alimentaron bastante su ego. Pero ahora Harry tenía un poco de miedo, especialmente cuando vio un objeto de metal en las manos de Liam.
Maldición, pensó para sí mismo, el pánico ahora llenando sus facciones.
"¿Y qué es eso de lo que te quieres encargar?" Harry logró preguntar, su garganta estaba seca.
Liam pasó sus dedos por su cabello. "Tengo que arreglar algo," murmuró misteriosamente. "Ella se lo merece."
La seguridad en su voz era genuina. Liam sí creía que Clara se merecía ser tratada como reina e iba a hacer todo lo que estuviese en sus manos para que así fuese.
"¿Te refieres a Clara?"
"Sí, ella. La amo."
El pulso de Harry pareció detenerse al nombramiento de la chica castaña con piel suave y ojos tiernos. "¿Le hiciste algo?" espetó, su voz tembló y rechinó los dientes. La extensa furia que corrió por sus veas ante la idea de alguien lastimando a Clara lo hacían querer apretar sus manos contra el cuello de Liam hasta que su rostro se tornara azul.
"¡NO!" Liam levantó su voz y sus ojos fulminaron al chico incapacitado del cual debió haber quitado del camino semanas atrás. "Jamás le haría algo," espetó, el nerviosismo de sus ojos fue remplazado por enojo. "No soy como tú. Jamás haría algo para lastimarla."
"Yo tampoco," Harry debatió, tragando seco mientras veía un cuchillo en una de las manos de Liam. Tomaba el mango con fuerza y determinación y Harry sintió desmayarse, su órgano vital bajo su pecho se aceleró a una impresionante velocidad.
"Eres un monstruo," Liam gruñó, irónicamente antes de llevar el cuchillo hacia su pecho, apuntando hacia donde le quitaría la vida con tan sólo una puñalada. Los reflejos de Harry actuaron y tomaron la muñeca de Liam y la sostuvo con toda la fuerza que pudo, la punta del arma de metal estaba a centímetros de su pecho acelerado. Liam era mucho más fuerte de lo que esperó de un chico tan tierno, pero los años de pelea de Harry no fueron en vano. Usó toda su fuerza a pesar del dolor que sentía y apretó los dientes mientras luchaba para alejar el cuchillo que estaba apretado fuertemente en el agarre de Liam.
"No quieres hacer esto," Dijo Harry, tenso. Las venas en su cuello parecían estar a punto de estallar mientras la sangre corría por sus venas junto a la adrenalina.
"Sí quiero, tengo que hacerlo. ¡Tú no la amas!"
Harry de repente encontró el poder suficiente para empujar a Liam y tirarse contra él, la fuerza del asalto hizo que ambos cuerpos cayeran al suelo, Harry encima de él. Un dolor disparó desde su pierna herida, pero apenas lo notó. "No sabes una mierda de lo que yo siento por ella," le escupió las palabras, con una furia en sus ojos que hizo que la fuerza de Liam disminuyera. Harry pudo abrir su puño y el cuchillo cayó al suelo con un silencioso clank.
Las piernas de Harry ya no le servían de algo, así que levantó su brazo, forzando a que todo su peso cayera sobre el cuerpo de Liam y sostuvo contra su cuello su antebrazo. Liam tosió, buscando aire mientras apretaba su brazo que le obstruía de respirar.
"Sé lo suficiente," Logró decir, sin respiración.
"¿Qué quieres decir?" Harry enterró aún más su brazo y sus ojos buscaron los del cuerpo bajo el suyo, el cual estaba en un tono rojizo y cubierto de sudor.
"Sé la clase de persona que eres," Liam espetó. "No te la mereces y lo sabes. ¡Siempre la rechazas!"
"¿Cómo sabes eso?" La voz de Harry tembló. No se habían conocido hasta hace un día. Clara mencionó a su amigo una o dos veces, pero nunca le contó algo en general. Si Harry se sintió enfermo antes, ahora sentía que iba a vomitar mientras su mente juntaba todas las piezas. No recibió una respuesta por parte de Liam, pero la respuesta se hizo más clara al ver la perversidad en el par de ojos castaños.
"Maldito enfermo," Harry titubeó, recordando cómo la figura que le disparó estaba de pie entre los arbustos de su patio. Los había estado siguiendo. ¿Cómo sabría entonces donde vive Harry si no?
El momentáneo asco y incredulidad que llenó la expresión de Harry fue suficiente para que Liam actuara y se moviera. En un instante, golpeó con su codo el estómago de Harry, gruñidos llenaron el silencio de la habitación y ambos cuerpos giraron. No fue difícil para Liam quedar encima, sus manos tomaron las muñecas de Harry y las apretó mientras ambos trataban de respirar. Harry trató de defenderse desde debajo y sus ojos localizaron el cuchillo. Desafortunadamente, Liam tuvo la misma idea y soltó las muñecas de Harry por un segundo para tomarlo.
"Necesito protegerla," Dijo bajo su respiración y llevó el cuchillo hasta el cuello de Harry. Los ojos de Harry estaban dilatados por estar tratando de ignorar el intenso dolor que sentía en su pierna. Trató de bloquear la mano de Liam de enterrar el cuchillo en su piel, pero sabía en su interior que no tenía oportunidad. Liam era fuerte, y Harry puede que haya sido más fuerte, pero ahora tenía una gran desventaja.
"No te amará por esto," Habló a través de su corta respiración. Su mano estaba sujetando el antebrazo de Liam y usó toda su fuerza para mantener el hierro fuera de su cuello, pero este se acercaba cada vez más y más mientras la energía de Harry decaía.
"No lo sabes. No sabes nada de ella. Yo sí la conozco."
Harry quería gruñirle. Él sí la conocía. Sabía cuan amaba a ese horrible gato naranja. Sabía que cocinar siempre la ponía feliz. Sabía que su corazón estaba más lleno de amor y amabilidad que el de cualquier otro. Harry sabía que lo amaba incluso cuando él no merecía la pena.
En el momento en que sintió el frío metal contra su piel, Harry cerró los ojos y pensó en Clara. Harry pensó en sus cuerpos entrelazados debajo de las sabanas mientras reían y se besaban en las tempranas horas de la mañana; la esencia de platos deliciosos proviniendo de la cocina; el eco que causaban los pasos de sus pequeños pies. Sabía que nunca podía desear vivir esas cosas—su padre era un gran ejemplo, nunca debía acercarse demasiado a una persona. A pesar de que ahora ya era demasiado tarde, ya que podía sentir la luz salir de su interior.
Lágrimas salieron de sus ojos y observaron cada parte de su rostro.
"Por favor," jadeó, buscando aire. Pero no sirvió de nada. Liam estaba dentro de su subconsciente, convenciéndose de que esto era lo correcto, tenía que hacerlo. Su debate causo un temblor en su mano y aumentó su fuerza, sacando sangre del cuello. Iba a morir y tenía que aceptarlo.
Harry ya se había resignado para el momento en que el peso encima de él fue removido de la nada. El frío cuchillo no estaba presionado contra su cuello y se preguntó por un momento si así se sentía la muerte. Sus ojos aún estaban cerrados, así que no podía ver nada, pero pudo escuchar el cuchillo caer al suelo. ¿Qué?
"¡HARRY!"
La voz chillona llenó sus oídos y abrió los ojos justo al momento en que la pequeña chica corrió hasta él, su pecho pegándose contra el suyo tembloroso.
Luego vio a cinco, seis quizás, hombres vestidos con uniformes de policía, llenando la habitación.
Los ojos de Harry rondaron alrededor y estuvo seguro de que su garganta ya estaba cortada y se estaba desangrando a morir, porque nada de esto tenía sentido. ¿A dónde fue Liam? ¿Por qué podía sentir a su corazón latiendo, aún? Su chica lo estaba abrazando y llorando contra su pecho mientras él trataba de recuperar su sano juicio.
"¿Clara?" Harry por fin usó lo último que le quedaba de energía para tomarla entre sus brazos.
"Ya estás bien," sollozó contra su pecho pálido. "Ya estás bien, bebé."
¿Estaba bien? Los ojos de Harry aún le pesaban y sentía que sus pulmones no funcionaban correctamente debido a su experiencia, estuvo a punto de morir, pero aún así pudo abrazarla y esconder su rostro en su cabello. Sintió la humedad en sus ojos a la vez que sintió gratitud hacia quien fuese el que hizo posible darle una segunda oportunidad de vida.
Liam no estuvo a la vista cuando finalmente pudo ser consciente de lo que estaba pasando. La policía ya se lo había llevado. Harry sintió una inmensa ola de alivio recorrerlo mientras escuchaba las dulces palabras que Clara susurraba en su oído.
"Te amo, Harry. Te amo demasiado. Les dije todo. Ya estás bien."
Él cerró los ojos e inhaló la esencia de su champú de almendras para así poder regular el palpitar de su corazón.
"Yo también te amo," Jadeó contra su cabello y sus brazos la apretaron contra su pecho. Ahora ya no la dejaría ir. "Joder, te amo."
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"Hold up, they don't love you like I love you. Slow down, they don't love you like I love you. Back up, they don't love you like I love you. Step down, they don't love you like I love you."
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