xv
Clara despertó con un cielo gris fuera de su ventana, una gruesa cantidad de nubes tapaban los rayos de sol. Estrechó los brazos sobre su cabeza y sintió un ligero dolor en sus extremidades, pero el dolor sólo le trajo recuerdos placenteros de la noche pasada. El cumpleaños de Harry fue mucho mejor de lo que ella había planeado. No creyó que le gustaría que hubiese pasado otra cosa, desde la manera en que su rostro se iluminó cuando abrió los regalos, a las cosas completamente obscenas que hizo con él. Clara nunca soñó en hacer ese tipo de cosas con otro hombre antes, pero por alguna razón el chico de labios rojizos y lengua cálida la hacía querer hacer todo lo que saliera en el maldito libro.
Clara murmuró un buenos días a su gata y tomó su teléfono mientras salía de la habitación. Eran las 8:30, lo cual significaba que su entrevista de trabajo era en una hora. Con ello en mente, revisó su teléfono mientras que a la vez, se servía un plato de cereal. Notó que tenía una llamada perdida de Harry mientras tomaba una cucharada y sonreía. Le escribió un mensaje con su mano libre.
*¿Ya estás usando tu teléfono? Pensé que no lo necesitabas...Disculpa que no contesté. Caí rendida al llegar a casa. Deséame suerte en la entrevista!*
Agregó un corazón al final del texto pero terminó borrándolo antes de presionar enviar. Clara terminó su desayuno antes de prepararse para la entrevista. Los nervios comenzaron a revolverle el estómago mientras se vestía en una blusa de vestir y una falta de tubo, delgada. El restaurante, Blue Hill, no era tan elegante como The Lone Hour, pero definitivamente valía la pena por las mariposas que sentía dentro de ella. Clara necesitaba un trabajo lo más pronto posible porque las deudas estaban empezando a acumularse y sus ahorros se estaban acortando, especialmente después de haber comprado los regalos de Harry.
Clara miró su reflejo en el espejo por un minuto antes de mirar a una de sus gavetas. "Por qué no," murmuró para sí misma y luego rebuscó en la gaveta y sacó el collar de diamantes. Se lo colocó, esperando que la preciosa joyería le diera la confianza extra que necesitaba. Entonces, fue hasta su auto, el collar se sentía como hielo contra su piel.
La entrevista de trabajo fue mucho mejor de lo que Clara anticipó. Le dieron un recorrido por la cocina y la esencia de especias y vegetales llenaron sus fosas nasales—Había extrañado ese ambiente el último mes. Extrañaba estar en una cocina ocupada y siempre llena de personas corriendo de aquí para allá, además del aroma de los alimentos en el aire. Esto calmó sus nervios, y terminó por relajarse cuando el hombre empezó a hacerle preguntas sobre su antiguo trabajo. Le dijo que había trabajado en The Lone Hour, agregando detalles que la hicieran ver que tenía experiencia sin adicionar sus problemas con Janice.
"He probado la trucha a la parilla de ahí varias veces," El joven le dijo mientras escribía algo en su portapapeles que mantuvo bajo su brazo y costilla todo el tiempo.
"Sí, ese es mi plato favorito de ahí." Clara asintió de acuerdo y su boca se hizo agua ante el recuerdo.
"El nuestro es mejor," Le sonrió. Volvió a anotar algo antes de mirar a Clara con una sonrisa que la lleno de alegría. "Bueno, Srta. Byrne, creo que ha calificado para el puesto. Sería una excelente adición a nuestra cocina."
Clara sintió a su corazón romper en satisfacción; le agradeció al hombre profundamente mientras su mente corría. Todo finalmente estaba empezando a volver a su lugar, pensó, y sólo en un mes del año—Harry poco a poco le estaba revelando su dulce alma, y ahora tenía un nuevo trabajo que sabía que sería mil veces mejor que el anterior. Se despidió con la mano de su nuevo jefe y le agradeció una última vez antes de salir por las puertas del Blue Hill. El aire golpeó su piel expuesta, volviendo roja su nariz y mejillas, pero ignoró su nuevo estado y entró a su auto.
La sonrisa no decayó mientras manejaba hasta la casa de Harry. Aún no había respondido su mensaje de texto, apostaba a que aún estaba dormido; el pensamiento de él roncando contra la almohada mientras dormía durante todo el día la hicieron sonreír ampliamente. Un desayuno de cumpleaños atrasado sería una perfecta manera de compartir y celebrar con él de que tenía un nuevo trabajo; con suerte, lo inspiraría a buscarse otra carrera para su vida. Sería bueno para él tener un trabajo que no envuelva cicatrices y camisetas ensangrentadas y una potencial posibilidad de ir a la estación de policías. Clara estaba agradecida de ya no tener que preocuparse del bienestar de Harry, casi quería agradecerle a Jackson, casi.
Las ventanas no estaban iluminadas cuando llegó, lo cual significaba que Harry aún estaba dormido. Clara caminó por el patio, con cada paso resonaba la seca grama por el clima. Se acercó a puerta y echó un vistazo al camino detrás de ella, las flores amarillas estaban secas y con insectos a causa del frío clima, pero aún podía reconocerlas ya que eran las mismas que con su madre plantaba durante primavera.
Clara tocó la puerta. Esperó un momento y volvió a tocar más duro, esperando a que sonara en su habitación y lo despertara. Ya eran pasadas las doce, ¿Por qué dormía hasta tan tarde? Clara bufó para sí misma y dio un paso hacia atrás, mirando al suelo.
Bajo sus tacones negros, había una mancha negra en el concreto. ¿Eso estaba ahí antes? Sus cejas se fruncieron y su corazón comenzó a acelerar involuntariamente. Al lado de la mancha estaba un teléfono, el teléfono de Harry, con una grieta en la pantalla.
"¿Buscas al joven que vive ahí?"
Clara levantó la cabeza y miró al hombre de mediana edad quien estaba de pie contra los arbustos que actuaban como barrera entre la casa de Harry y la suya. Puso su mano contra su corazón, sorprendida por su voz y asintió. "S—sí. ¿Por qué?"
El hombre negó con la cabeza lentamente y limpió sus manos contra sus pantalones sucios. Parecía haber estado recogiendo semillas de su jardín. "No está. Está en el hospital. Yo mismo lo llevé anoche."
"Perdón, ¿Qué?" Espetó. Clara pestañeó con confusión y volvió a mirar a la gran mancha en el concreto. Su corazón pareció detenerse.
"El hospital," el hombre repitió solemnemente. "Esta desangrándose cuando lo encontré. Envolví su pierna con una toalla y lo llevé al hospital. No fue fácil meterlo en el auto—el muchacho es más pesado de lo que parece," El hombre forzó una risa pero ella no escuchó. Sus oídos estaban inundados del sonido del pulso de su sangre corriendo por sus venas mientras volvía a ver la gran mancha. Su mente recolectó todos sus pensamientos y le dieron sentido a todo.
Hospital. Sangre. Harry.
Su Harry.
Un jadeo audible cortó su respiración y cubrió su boca con su mano. El hombre la observó mientras sus ojos se ampliaban, el entendimiento la azotó tan fuerte que casi la hace caer al suelo. Clara no perdió más tiempo antes de apretar su cartera en sus manos temblorosas y correr hasta su auto.
Con sus palabras haciendo eco en su mente, apretó el volante hasta que sus nudillos se volvieron blancos y manejo entre las calles. El sol se había ido completamente del cielo, llenando de gris las calles mientras recorría la ruta más corta hacia el hospital. Ni siquiera había notado que estaba llorando hasta que su vista se nubló por las lágrimas. ¡Vi a Harry anoche! ¿Cómo algo así pudo haber pasado?
Imágenes de él tirado en el suelo con sangre cubriendo el concreto llenaron su mente mientras manejaba. Era su peor pesadilla; al momento en que empezó a pensar en que no tenía nada en qué preocuparse, la realidad llega y se ríe en su cara. Podía sentirse a sí misma hundirse más y más en su propio infierno con cada segundo que pasaba y sus ojos aún no veían que él estaba bien. Su pie aceleró gradualmente contra el pedal mientras se acercaba al hospital, casi pasándose del límite de velocidad. El hombre había dicho algo sobre su pierna, pero en su estado de pánico, la mente de Clara esperaba lo peor. Está muerto, le dijo secamente su conciencia.
Cuando finalmente aparcó en el estacionamiento prácticamente vacío, la adrenalina corrió por sus venas y la apresuraron cuando salió del auto. Los pies desnudos de Clara pisaron el concreto, el viento volviéndose violento contra su cabello mientras corría tan rápido como podía. Corrió hasta la entrada, miró los alrededores antes de localizar a una enfermera quien hablaba con una señora mayor.
"Disculpe," Clara jadeó acercándose a la enfermera. "Estoy buscando a alguien. Harry Styles. ¿Puede decirme en qué habitación está?"
"Estoy hablando con alguien, señorita. Si puede espe—"
"Dígame donde está," Sus fosas nasales se ampliaron y no le importó si estaba siendo grosera. Cuando la enfermera la ignoró y siguió hablando con la señora, Clara corrió su mano por su cabello antes de volver a ver a su alrededor y correr hacia uno de los pasillos. La emergencia del hospital estaba sólo en un piso—tenía que encontrar la habitación rápido.
Las paredes blancas parecían interminables mientras revisaba puerta por puerta. Llegó a la habitación 116 y supo que tenía que estar en esa ya que era la última. Clara miró el pomo de la puerta por un momento, recuperando su habitación y preparándose para lo que había dentro. Cerró los ojos mientras abría la puerta, lágrimas caían por sus mejillas y entró lentamente a la blanca habitación llena de maquinas complicadas y un olor desagradable a sopa. Dentro, vio una camilla en el centro de la pared con Harry acostado en ella. Sus ojos estaban cerrados y su cabello chocolate estaba revuelto contra la almohada.
Hubiese suspirado con alivio ya que finalmente lo había localizado, si no fuese por la vista que tuvo de su pierna derecha. Estaba cubierta con vendas blancas, y la parte baja estaba cubierta por la sabana. Cubrió su boca con su mano y se acercó a la cama, el único sonido en la habitación era el beep proveniente de una de las maquinas. Quería vomitar—¿Cómo pudo pasar esto? Clara apoyó su rodilla de la camilla y se acercó a su cuerpo para que sus dedos tocaran su labio inferior. Se sintió frio bajo su toque.
"¿Quién te hizo esto?" Susurró, sin poder creer lo que veía. Había estado sonriendo, riendo y besando todo su cuerpo justo la noche pasada, y ahora sus ojos estaban cerrados y su pecho subía y bajaba tan lento que le tomó un minutos para notarlo.
Tenía una bata azul claro adornando su cuerpo pero parecía desaparecer contra su piel pálida. Observó todo y cuerpo y vio una aguja en su antebrazo, la vía seguramente. Había otra penetrando su muslo, justo por encima de las vendas. Lucía dañado pero en paz, la suavidad de sus mejillas no se comparaba con las pocas veces en que despertó a su lado y él aún se encontraba en su estado de sueño. Clara sintió lágrimas caer por sus mejillas mientras tomaba una de sus manos y entrelazaba sus dedos. La piel de Harry siempre estaba fría, y amaba cómo se sentían cuando las corría por todo su cuerpo, pero ahora se sentían muy frías y lo odiaba. Quería frotar sus manos con las de él hasta que se calentaran.
El sonido de la puerta abriendo y cerrándose la hizo balancearse sobre sus pies. Miró tras ella para ver a una enferma caminando y cargando una bandeja con jeringas esterilizadas.
"¿Eres familiar inmediato de este paciente?" La enfermera alzó una ceja y Clara asintió rápidamente.
"Bueno, uh, soy su novia." Aclaró. No sabía si era verdad o mentira.
"Las novias no cuentan como familiares inmediatos, señorita."
"¿Dije novia?" Clara dejo salir una forzada risa y volvió a tomar la mano de Harry, enlazando sus dedos. "Quise decir esposa. Acabamos de casarnos, se me olvida algunas veces."
La enfermera asintió escépticamente pero no la cuestionó. Caminó hasta el otro lado de la cama y tomó el brazo de Harry.
"¿Qué está haciendo?" Clara preguntó, pasando su mirada de la jeringa a la piel pálida de Harry. La enfermera enterró la pulla y extrajo sangre.
"Exámenes de sangre," La enfermera respondió monótonamente. Clara asintió y se inclinó para acercarse al cuerpo de Harry. Su Harry. Decidió en ese momento, mientras acariciaba su mano con su pulgar, que le diría que lo amaba cuando abriera los ojos. Así no tendría el temor de que nunca lo sepa. Alzó su mano hacia sus labios salados y beso sus nudillos.
"¿Puede decirme qué pasó exactamente?" Clara le preguntó a la enfermera calladamente. Sonaba como una niña inocente y frágil que podría romperse en pedazos.
La enfermera la vio por un corto momento antes de volver a colocar la jeringa en la bandeja. "Todo lo que sabemos es que tenía una bala en su pierna derecha, justo encima de la rodilla. Está bien ahora. Tendrá que decirle a la policía lo que recuerda una vez que despierte." Habló profesionalmente, pero bajo su tono había simpatía en su voz mientras juzgaba las lágrimas saladas que caían por el rostro de Clara. Su maquillaje negro se difuminó y las ondas de su cabello se convirtieron en mechones grasosos y desordenados. Lucía justo como el desastre que se sentía en sí.
Herida de bala. Clara casi murmura y cierra los ojos. ¿Quién querría dispararle a su Harry? El recuerdo de su previo trabajo llegó a su mente y el estómago de Clara se retorció, la bilis acumulándose en su garganta seca.
"Él está bien," Clara dijo. Ya se lo habían dicho las enfermeras, pero pronunciar las palabras se lo confirmaban. "Está bien," repitió, con la necesidad de recordárselo. Eso era lo único que le importaba desde que vio el charco frente su puerta. Era impresionante cómo alguien que sólo ha estado en su vida por dos meses poseía tanta importancia en su vida; Clara no podía imaginarse un mundo sin las groserías de Harry y su apenas existente, sonrisa con hoyuelos.
"Sí, él ya está bien. Fue de mucha suerte que su vecino estuviese ahí y lo cubriera con la toalla. Hubiese muerto desangrado si hubiese pasado más tiempo." La enfermera explicó.
No te atrevas a decirme eso, Clara quería gritarle pero se tragó las ganas junto con el acido que sabía a lo que sea que había comido.
"La bala le hizo mucho daño a la arteria femoral," Continuó. "El doctor estaba bastante preocupado sobre la carencia de sangre en su pantorrilla cuando llegó a la emergencia." Clara escuchó mientras movía su mano contra su pecho. Debajo de la bata azul, estaba su fría piel; debajo de ella estaba su caja torácica; y debajo de ella estaba su corazón, donde el pulso era lento, melódico y rítmico contra su abierta palma, pero definitivamente estaba latiendo. Oyó a la enfermera continuando su explicación, pero su mente apenas juntaba las frases: Vasto medial...encima de la rodilla...Amputación traumática...mucha suerte...despertará pronto..." Clara había visto suficientes programas de doctores como para entender lo que le decía la enfermera, pero por alguna razón ninguno de esos detalles importaba. El corazón de Harry estaba latiendo, y eso era lo único que le importaba.
Otra enfermera entró a la habitación una hora después. Esta no fue tan apreciativa como la anterior, y le ordenó a Clara que se fuera; A regañadientes, Clara soltó la mano de Harry y salió de la habitación. Esa estúpida sala de espera. Definitivamente ahora entendía por qué Harry odiaba ese lugar, siendo ella ahora quien le tocaba esperar allí con el corazón pesado.
Clara se sentó en una de las sillas y apoyó su mejilla en su palma. Ahora que la adrenalina del miedo disminuyó, sintió el cansancio recorrer su cuerpo, sus parpados cayendo pesados. Terminó durmiéndose en cuestión de minutos, su cabello enredado cayendo por sus hombros y la mezcla de sus lágrimas con su maquillaje, regado en sus mejillas. No fue hasta que el sol se ocultó, cayendo la noche, que despertó, una mano meneando su hombro gentilmente. Los ojos de Clara se abrieron y miró a través de su vista perezosa un rostro suave y familiar.
"¿Liam?" Clara alzó una ceja con sorpresa y bostezó calladamente. Se enderezó sobre la silla y los ojos castaños la veían con preocupación.
"Clara," Parecía sin aliento, como si acababa de correr. "Estaba recogiendo unos antibióticos para mi hermana cuando vi tu auto en el estacionamiento y entré en pánico. ¿Está todo bien? ¿Es Jackson?" Sus ojos buscaron los de ella mientras su mano tomaba la suya. Clara rascó su frente, sintiendo un pequeño dolor de espalda y negó con la cabeza.
"No, no es él." Habló con la garganta totalmente seca. "Es mi amigo." Se había referido a Harry como su amigo y novio (Y esposo) en las últimas cuatro horas y ahora no tenía la energía para ponerse de acuerdo de cuál era la más acertada.
"¿Del que me has estado hablando?" Liam se agachó sobre sus rodillas ante ella para mirarla alos ojos y tomar su mandíbula entre su mano. Clara asintió, sus ojos empezando a aguarse una vez más. Envolvió sus brazos alrededor de su cuello y abrazó su fuerte figura, apretando en sus dedos su grueso abrigo. La hogareña esencia de su perfume llenó su nariz mientras sentía apoyo al estar en los brazos de su amigo.
"Alguien le disparó," murmuró contra su cuello mientras él acariciaba su espalda. Sus ojos se cerraron tratando de aliviar el dolor que sentía. "¿Por qué alguien le haría eso, Li? Es muy raro."
"No lo sé," Murmuró, su rostro vacío de simpatía ahora que Clara no lo podía ver. "Suena intenso. Ya tienes demasiado estrés en tu vida, Clara...Quizás debas descansar. Déjame llevarte a mi casa y puedes bañarte. Queda más cerca de aquí que de tu apartamento."
Clara dejo salir un bocado de aire de sus labios agrietados y se alejo de su cuello. Liam suavizo su expresión cuando ella lo miró y negó la cabeza firmemente.
"No, quiero estar aquí cuando despierte."
Liam frunció sus labios y pasó sus dedos por su cabello enredado. "Está bien. Al menos déjame traerte algo de cenar. Debes estar hambrienta." Frunció las cejas y su vista fue a su cuello.
"Sí, está bien." Clara aceptó, mirándolo mientras una sonrisa se formaba en su rostro. Él subió su mano para tomar su collar.
"Estás usando el collar que te regalé," Le dijo. Clara miró el collar en su cuello, el cual se había colocado para su entrevista de trabajo y asintió lentamente.
"Lo usé para mi entrevista de trabajo esta mañana." Suspiró, sintiendo como si hubiese pasado mucho tiempo, cuando fue tan sólo hace cinco horas. La emoción por haber obtenido el nuevo trabajo desapareció, siendo remplazado por la necesidad de ver a Harry abrir los ojos. Incluso le hacía doler el corazón al pensar en cómo el día había dado un giro tan drástico.
"Bien," Dijo Liam antes de ponerse de pie. "Iré por comida china. No debería tardar tanto."
Clara le dio otro corto asentimiento antes de relajar su espalda contra la silla. Una vez que Liam se fue, quedó totalmente sola en la sala de espera a excepción de una señora frente a ella, en su escritorio. El latido de su corazón había vuelto a su ritmo normal y a pesar de la preocupación aún deambulando en su mente, Clara ahora podía pensar con mucha más claridad ya que había dormido, incómodamente claro, pero cualquier forma de dormir, le devolvía su capacidad de pensamiento. Tomó su labio inferior entre sus dedos y pensó en la noche anterior. Todo el asunto debió ocurrir luego de que Harry la haya dejado en su apartamento. Ella estuvo acostada con Maggie acurrucada entre sus pies mientras Harry se desangraba frente al porche de su casa, sólo y lleno de dolor. Los ojos de Clara se cerraron mientras recordaba la llamada perdida que tenía de él. Él trató de buscar su ayuda, y ella le falló cuando más lo necesitaba. Suspiró y corrió sus manos por su rostro; más nunca dejará que estas cosas vuelvan a repetirse. No creía que ambos pudiesen aguantar algo más. Ya Harry tenía que lidiar con lo de su papá...
Su papá. Clara gimió ante la idea de que Des no podía visitar a su hijo cuando sabía que algo malo había pasado. De seguro las enfermeras ya le informaron lo que pasó, pero debido a su propio estado crítico, probablemente no se le era permitido salir de su habitación. Clara masajeo su frente e hizo silencio, prometiendo ir a verlo luego de que Harry despertara.
Clara esperó por otros diez minutos, las cuales se sintieron como horas, entonces fue cuando vino una enfermera con la que había hablado antes de correr al pasillo buscando la habitación, con un portapapeles bajo su axila. Sus ojos miraron los alrededores antes de caer en Clara, sonriéndole suavemente.
"Ya despertó," Le dijo la enfermera, acercándose a ella. Clara rápidamente se puso de pie, con los ojos amplios y llenos de alivio.
"¿En serio?" Gracias a Dios.
La enfermera asintió. "Sí. Y se ve un poco solo," Su tono era subjetivo y elevó sus cejas.
Clara tragó seco. "Creí que no tenía permitido entrar. La otra enfermera me sacó."
"¿En serio? Bueno, tendré que hablar con ella. Los esposos tienen permitido entrar a cualquier hora." Le sonrió de nuevo y un brillo en sus ojos le informó a Clara que ella estaba bastante consciente de que no estaban casados. El interior de Clara se llenó de gratitud y le sonrió de vuelta antes de apresurarse por los pasillos, una vez más su corazón se aceleró. ¿Por qué tuvieron que meterlo en la última maldita habitación? Estaba jadeando cuando llegó a la habitación 116, mentalmente se regañó por nunca ir al gimnasio. Mientras apretaba su cartera en su mano, con la otra tomó el pomo y abrió la puerta.
Clara siempre sospechó que el amor era una emoción explosiva, similar a los fuegos artificiales o a las famosas mariposas en el estómago. El término denotativo no fue nada comparado a lo que sintió cuando abrió la puerta y sus ojos vieron su rostro, con sus ojos abiertos y con sus mejillas con color; sintió la afección más grande que jamás había experimentado y ni siquiera la confundió o la abrumó. Clara aceptó el amor que sintió. Amor por Harry. El amor que sintió al ver su extremadamente atractivo rostro y el constante pitido de la maquina que indicaba que su corazón latía al igual que el suyo. El amor que se formó en sus ojos al momento en que la vio, con una diminuta sonrisa formándose en sus pálidos labios.
Amor era la forma en que prácticamente corrió hasta él, subiéndose en la orilla de la cama y agachándose hacia él. Su cartera cayó al suelo y sus brazos lo tomaron por los hombros. No le importó que otra enfermera estuviera del otro lado de su cuerpo, examinando su brazo con un termómetro en su mano, mirándolos con humor y adoración. Clara tomó su rostro entre sus manos luego de separarse y llenó su frío rostro de besos, el cual no estaba ni cerca de frío de lo que estaba antes.
"Clara," Su voz era baja y ronca, pero era el sonido más rico que había escuchado. "Estás aquí."
"Por supuesto que estoy aquí," Besó sus labios y se separó, llorando. "He estado esperando a que despertaras. ¿Cómo te sientes? ¿Te duele? ¿Recuerdas algo? ¿Qué piensas?" Buscó en su rostro cualquier señal de lo que estaba pensando, pero lo único que encontró fue las ojeras bajo sus parpados y el tono rojo en sus mejillas. Harry se sentó más alto contra la almohada y suspiró.
"Eso es un poco abrumador, todas esas preguntas."
Clara asintió rápidamente y bajo sus manos de su rostro, reposándolas en sus hombros. La enfermera ya le había tomado la temperatura y ahora le cambiaba la vía intravenosa.
"Disculpa, disculpa." Se sonrojó y aclaró su garganta. "Empecemos con cómo te sientes."
"Me siento bien," Respondió con la verdad. "No puedo sentir nada de mis caderas hacia abajo."
"Oh, que bueno. No creo que te gustaría sentir algo ahora." Mordió su labio inferior y le dio un vistazo a su venda. "¿Cómo te sientes con...con eso?" Regresó su mirada a él. Temía que el peso volviera a su expresión una vez que todo vuelva a caer sobre sus hombros, pero no ocurrió. Harry se encogió de hombros pasivamente y llevó su mano hasta la suya.
"En realidad no sé. Me tomará un tiempo acostumbrarme." Fue su respuesta mientras cubría su mano con la suya. Su agarre no era tan fuerte como usualmente lo era y parecía que apenas podía entrelazar sus dedos con los suyos, así que ella lo ayudó y se adelantó a entrelazar sus dedos fuertemente, manteniendo su agarre firme.
"No puedo creer que estés aquí," Harry frunció el ceño y tosió contra su puño. "¿Cómo supiste...?"
"Tu vecino," Le explicó. "Fui a tu casa y él me dijo lo que pasó."
"Oh."
"Sí." Lamió sus labios. "¿Estás seguro que estás bien? Quiero decir, es mucho lo que tienes que aceptar. Y ya tienes demasiado con lo que lidiar y—"
"Estoy bien," Harry la interrumpió antes de que su balbuceo comenzara. No creía poder soportar eso en este preciso momento; la anestesia solo estaba en su pierna, no en su cabeza, la cual sentía como si alguien lo estuviese golpeando con un mazo. Los balbuceos de Clara aumentarían la sensación.
"Está bien." Le sonrió con alivio y las lágrimas continuaron cayendo. "Estaba—Estaba muy preocupada." Lo volvió a abrazar y enterró su rostro en su cuello, sollozando. Estaba feliz, y por alguna extraña manera, llorar la ayudaba a liberar la tensión en su cuerpo. "No sabía si estabas.."
"¿Muerto?" Harry con dificultad y debilidad alzó su brazo y la acogió y acarició su espalda baja. Ella asintió contra su hombro y suspiró.
"Sí, eso." Hizo una mueca y luego inhaló su esencia. No olía a su aroma típico de almizcle, sino más bien a sangre y a ese raro olor de medico. Pero no le importó demasiado, respiró profundamente, dejando que él consumiera sus sentidos. No podía escuchar más nada además de su respiración rítmica era inhalada por su pecho y exhalada por sus fosas nasales. Elevó la mirada para observar su rostro y anotar cada detalle, temiendo que algún día, no pudiera volver a ver los pequeños vellos en su mentón o las pequeñas arrugas en su frente. La posición en la que estaban era un poco incomoda, su cuerpo agachado haciendo que su pecho estuviese contra el suyo y su cabeza al nivel de su cuello, los brazos de Harry alrededor de su cintura, manteniéndola apretada contra su cuerpo. Pero estaban bien. Él estaba bien. Nada más importaba.
Harry no podía creer que ella de verdad estaba ahí; lo suficientemente cerca como para oler el perfume que radiaba de su piel. Había despertado hace diez minutos o más, su mente se sintió limpia de cualquier recuerdo de la noche anterior antes de que el mismo se repitiera como si fuese fresco. La enfermera le explicó todo sobre su estado, su pierna, sobre la extracción de la bala y la herida de la cirugía antes de aplicarle unos exámenes, examinando su temperatura, su orina y su memoria. Entonces, su chica llegó corriendo por la puerta como una mujer desquiciada. Juró haber estado soñando cuando la vio correr hacia él, tomándolo entre sus delicados brazos. Harry pensó que aceptaría que le cortaran con una moto sierra todas sus extremidades si eso significaba poder repetir ese momento una y otra vez.
"Te amo," Clara susurró en su oído un minuto después, suave y dulcemente. Las palabras sabían divino en su lengua. Harry la escuchó claramente, y hubiera pensado en algo que decir si no fuese por la figura de pie en la puerta.
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"When you're gone, the pieces of my heart are missing you. When you're gone, the face I came to know is missing too. When you're gone, the words I need to hear to always get me through the day and make it ok.
I miss you."
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