xii

LEAN POR FAVOR. Quiero hacerles una nota de bienvenida otra vez porque ya salí de vacaciones y voy a aprovechar este mes que tengo para terminar de subirles Till Dawn. Quiero hacerlo feliz pero luego de traducir este capítulo me puse triste, la primera vez que lo leí lloré mucho y espero que les llegue tanto como a mí. Gracias por esperar, y GRACIAS por aquellas pocas personas que SI leen las notas. Cuerda de pajuas y mmgvas las que no leen un coño y después andan perdidas nojoda. PUDRANSE.

LEAN 2. Les voy a dejar arriba un link con una canción de Pearl Jam que siempre me pone triste, es muy intensa la letra y me recordó mucho a este capítulo. Así que les agradecería mucho que se pasaran. <3

Cocinar comprobó ser justo lo que necesitaba; Clara se distrajo en la cocina, preparando todo para navidad, para que así, el dolor en su pecho fuese más fácil de ignorar. Aún le dolía, y cuando accidentalmente tenía recuerdos de Harry, el dolor aumentaba. Pero al menos ya no lloraba, por lo menos no a horas del día. Cuando se paraba en las mañanas, encontraba el parche húmedo en su almohada, a pesar de que le costaba recordar cómo ocurrió. El tiempo pasó volando—Se halló pegada en la cocina por dos días seguidos, pasando los amaneceres y ocasos, y antes de darse cuenta, ya era navidad, y se encontraba sentada con sus padres en la mesa del comedor, envuelta en la esencia de la comida que ella misma había preparado.

"Clara," La voz de su hermano la hizo parpadear. Su mirada se había quedado fija en las patatas horneadas mientras su corazón dolía. "¿Podrías pasarme de una vez la puta sal? Te he preguntado diez veces."

"Disculpa," Murmuró, tomando el frasco de sal. Pudo escuchar a su madre regañando a Jackson por su vocabulario. "Toma," Se la extendió y él la miró molesto, negando con la cabeza y regó de sal todo su plato. Haciéndola poner una mueca de disgusto.

"Clara, ¿Pasa algo, cariño?" La voz de su madre fue la siguiente en llegar a sus oídos. Alzó la mirada para ver la mirada preocupada de su madre yendo de su plato hacia ella, el cual apenas había sido probado. "¿Te sientes mal? Te ves un poco pálida, ¿Tienes ganas de vomitar?"

"No." ¿En verdad se veía así de mal?

"Quizás está embarazada," Jackson bromeó, riendo. Clara gruñó con exasperación y lo pateó por debajo de la mesa.

"No estoy embarazada, ni enferma. No tengo hambre, eso es todo." Murmuró. Pudo escuchar a su madre suspirar, pero no insistió en su falta de apetito o interacción con la familia por el resto del día. Clara trató de sonreír y de disfrutar su fecha favorita, pero incluso cuando recibió regalos y dinero, apenas pudo decir gracias. El regalo por parte de su madre era una caja larga, llenas de ropa de marcas que nunca había escuchado. Clara tomó cada prenda y pasó sus dedos por la suave tela mientras su madre la miraba con ojos de esperanza. Luego, Clara las volvió a poner en la caja y le dio un asentimiento a su madre como modo de agradecimiento, pero eso sólo hizo que el ceño fruncido en el rostro de su madre se marcase aún más.

Su padre le dio un sobre. Dentro había una tarjeta de Hallmark, con la cual tendría en suficiente dinero como para comprar su maquillaje favorito o incluso pagar un mes de renta. Clara no estaba segura de lo que haría con ella.

"Vas a amar esto," Le dijo Jackson cuando fue su turno de darle su regalo, con una sonrisa suprimida en su rostro. Era una caja mal envuelta en papel rojo, se la dejo en su regazo con un sonido sordo. Clara no tenía grandes expectativas de lo que podría haber dentro, y tuvo toda la razón cuando abrió el papel y vio las palabras Durex Maximun Love.

"Madura," Fue lo primero que brotó de sus labios. Tomó la caja de condones y se lo lanzó a su hermano, sintiendo un apretón fuerte en su pecho. Él echó su cabeza hacia atrás y rió, Clara mordió el interior de su mejilla—era tonto, pero esa caja de anticonceptivos hicieron que sus ojos se aguaran, la idea de que ya no podía poner en uso esos condones la hacían querer llorar.

Clara regresó al trabajo el viernes luego de navidad. El jueves pasó todo el día sentaba en el sillón con su caja sobre su regazo, debatiéndose si ir o no a la casa de Harry. Su orgullo y sano juicio le decían que se quedase en caja y se olvidara de todo viendo los episodios de Friends, los cuales ya había visto más de cinco veces. Y de igual forma, si hubiese ido a su casa luego de haberle dicho lo que le dije, le cerraría la puerta en la cara.

"¿Cómo te fue en navidad?" Su compañera de trabajo, Karen, preguntó cuando llegó al The Lone Hour y se colocó el delantal alrededor de su cintura.

Espectacular, buenísimo. Especialmente la parte donde cagué lo mejor que me ha pasado.

"Bien," Clara se encogió de hombros y le dio una sonrisa fingida a la rubia. Karen era la única persona que le hablaba en el trabajo, pero incluso sus dulces modales no eran suficientes para hacerla sentir un poco menos en el infierno. "¿Y a ti?"

"Estuvo bien," Karen mordió su labio, sonriendo y juntó sus manos. "Mi novio me propuso matrimonio en noche buena."

Claro que sí, Clara pensó odiosamente. Pero lo oculto con una sonrisa de sorpresa. "¡Wow! ¡Qué..uhm..emocionante! De verdad. Estoy muy contenta por ti." Su sonrisa decayó cuando apartó la mirada. El lavaplatos estaba repleto, pero no tenía muchas ganas de lavar en ese momento. Suspiró y abrió el grifo dejando que se calentara el agua. Metió su mano en el chorro de agua y vio como su piel se iba poniendo roja.

El día pasó lento. Muy lento. Quería que hubiesen miles de platos más para poder perderse en los ritmos circulares que su mano hacia junto a la esponja, quitando la grasa. Pero en vez de eso, cuando terminó se quedó junto al grifo y comenzó un juego con las copas de vino que consistía en tratar de cerrar el grifo justo antes de que el agua sobrepasara la copa. Lo intentó diez veces antes de acercarse a su objetivo, el agua caliente rozó el borde de la copa.

"¿Qué rayos estás haciendo?" La esencia del caro perfume llegó a las fosas nasales de Clara y suspiró; no podía pasar tanto tiempo sin tener que encontrarse con su jefa, mala suerte.

"Es un juego," Respondió Clara seca. Se giró para ver el bello rostro de Janice arrugado con molestia. Clara se recostó del lavaplatos y levantó su mentón para no sentirse tan intimidada. A pesar de que sentía que podría deshacerse en pedazos, Clara tenía que ocultarlo detrás de su confianza hacia si misma.

"Este es un restaurante cuatro estrellas," Janice rechinó los dientes. Se acercó más hacia el rostro de Clara, haciéndola encogerse instintivamente. "No nos quedamos sin hacer nada y nos ponemos a jugar estúpidos juegos."

"Quizás tendría alguna mierda que hacer si no fuese una lavaplatos, ¿sabes?" Dijo Clara antes de poder detenerse. Las palabras la sorprendieron al momento en que salieron de sus labios, y Janice estuvo obviamente sorprendida también, ya que sus ojos se ampliaron en el momento.

Se recuperó al segundo y miró con rabia a Clara. "Quizás no fueses una lavaplatos si supieras cocinar." Una sonrisa de burla abarcó sus bonitas facciones cuando vio cómo su insulto afectó a Clara—sus ojos se irritaron, sus cejas se contrajeron y tuvo que morder su labio para contraerse de temblar. Janice le sonrió dulcemente y giró sobre sus talones. Clara había aguantado un montón de humillación y mucha mierda durante el pasado mes (Tenía claro que la mayoría fue por su culpa), pero se había esforzado demasiado en tragárselo y sonreírle a todo el mundo. Y simplemente no podía aguantarlo más; su mano tomó la copa llena de agua que había llenado y antes de que su consciente tomase las riendas de sus acciones, Clara caminó detrás de esa perra quien le había quitado su trabajo soñado y echó el agua sobre su cabeza. Janice chilló cuando el agua empapó su uniforme. Jadeó ruidosamente y toda la cocina murió en silencio mientras todas las miradas estaban sobre Clara.

Janice se dio la vuelta para enfrentarla, sus ojos estaban llenos de incredulidad. "Acabas de—"

"Sí," Clara rechinó los dientes. Lágrimas calientes y saladas caían por sus mejillas de la rabia. "Puedes quitarme el trabajo, puedes hacerme lavar los malditos platos todos los días, puedes sonreírme con esa maldita sonrisa de perra todo lo que quieras—pero jamás, jamás digas que no sé cocinar porque es una maldita mentira y todos en esta cocina lo saben, incluso tú."

La absoluta mirada de horror en los ojos de Janice hacía reflejo en la expresión de los demás chef que presenciaban la escena sin poder creerlo. "¡Estás loca!"

"Puede que esté loca, pero al menos sé cómo hacer el mejor Pie en toda Inglaterra," Espetó. "Tú ni siquiera sabes hacer unas malditas tostadas."

Janice rechinó los dientes y apuntó el rostro de Clara con su dedo. "Maldita perra, estás—"

"Despedida, lo sé." Clara tomó una profunda respiración y desató su delantal. Se lo quitó y lo dejo caer sobre sus pies. "Suerte encontrando a alguien que me remplace. Nadie tendrá la paciencia para aguantar tus mierdas tanto tiempo como yo lo hice."

Con eso, Clara giró sobre sus pies e ignoró el retorcijón de su estomago mientras salía por las puertas de la cocina, por última vez. Y no fue hasta que salió del lugar, que dejo caer todas las lágrimas. Entró a su auto y pegó su frente contra el volante, dejando al dolor llenarla ahora que nadie la podía ver. Clara quería arrancarse el cabello y gritar hasta que alguien al oyera, alguien con preferiblemente alguien con cabello largo y labios rojos y suaves. Pero en lugar de eso, lloró y lloró hasta que sintió que no tenía más lágrimas ni energía, quedando con todo el rímel corrido, recordándole lo desastrosa que era su vida por completo. Se miró al espejo, su piel pálida, nariz roja y ojos hinchados. Al menos lucía como lo que era, una chica de veinte años, sin trabajo, apenas mantenía relación con su familia y tenía una tensa con su mejor amigo, y por supuesto, una chica con el corazón destrozado y vacío que sólo latía por un chico que ni siquiera la quería.

Cuando llegó a su departamento, Clara colapsó en su sofá y enterró su rostro en un cojín que apestaba a Maggie. La gata naranja subió a su regazo y se acurrucó contra ella, ronroneando mientras que su dueña mirada a la pared.

"Eres mi mejor amiga, Maggie." Murmuró. "Te amo." Sollozó con una sonrisa seca. "Puedo decírtelo cuantas veces quiera y sé que no te irás. Te amo, te amo, te amo."

La gata respondió con un bajo ronroneo. Clara dejo cerrar sus ojos y cayó en una bien merecida siesta, soñando con ella y Harry en la cocina de su propio restaurante, donde nadie podría despedirla ni interponerse entre ellos, ni siquiera sus prematuras declaraciones de amor.

Un fuerte llamado a su puerta la despertó a la mañana siguiente. Había dormido la noche entera con su cuerpo encogido en el sillón, su rostro marcado por el cojín y su cabello totalmente desastroso. Los ojos de Clara se abrieron cuando volvieron a tocar la puerta un minuto después, pero esta vez más fuerte. Gruñó y se masajeó la frente mientras se sentaba lentamente, Maggie también estaba despertando bajo sus pies. Supo al instante quién tocaba su puerta cuando miró al reloj que marcaba las 9:35 de la mañana. Miró su atuendo, aún llevaba su uniforme del trabajo.

"¡Un minuto!" Gritó para que Liam la escuchase desde afuera. Corrió hasta su habitación y se quitó el uniforme antes de ponerse una bata debajo de su sostén y bragas y se ató el cabello con una cola que cargaba en su muñeca. Él ya la había visto mucho más desarreglada antes.

Clara volvió a la sala, y fue a abrir la puerta con una sonrisa fingida. "Disculpa Liam, estaba durmiendo—"

Detuvo su oración cuando terminó de abrir la puerta y vio la figura que la miraba de vuelta. No era el rostro suave y ojos marrones de su amigo; era el rostro de alguien que pensó que no vería más. Harry estaba de pie frente a ella con sus manos metidas en los bolsillos de su chaqueta junto a sus mejillas sonrojadas por el clima nevado que estaba haciendo fuera. Sus labios estaban fruncidos, sus ojos dejaron sus botas para subir por la figura de la chica de pie frente a él en bata, con su boca abierta de sorpresa. Clara tragó y cerró la boca, sin saber que decir en los siguientes segundos.

"Buenos días," Harry fue quien habló. Ella tosió contra su puño y dirigió su mirada a todos lados menos a él. La última vez que vio su precioso y tenso rostro fue cuando la ignoró totalmente aún cuando sus palabras Me estoy enamorando de ti se sentían latentes entre ellos. No había encontrado la energía necesaria para ir a verlo luego de eso, sabiendo muy bien que Harry no había tomado su declaración tan bien como ella se lo había esperado. Clara no creía que podía aguantar otro rechazo por parte de él, así que era mejor si dejaba a Harry en su parte oculta e inconsciente donde podría dejarlo ahí para siempre e ignorarlo.

Pero ahora estaba allí, de pie frente a ella y simplemente no podía ignorarlo.

"Buenos días," Clara tragó. "Pensé que eras mi amigo Liam. Me alegra que no lo seas porque en realidad no lo quiero ver justo ahora. No es que te quería a ver a ti también—Es decir, sí quiero verte, siempre quiero verte. Pero como que rompiste mi corazón la última vez que te vi y –" Tomó su frente y exhaló fuertemente, frustrada. "Ya sabes lo que digo." Su voz esta vez sonó baja y decaída.

Harry no se mostró afectado por su balbuceo y palabrería. Sólo se quedó viéndola con su mandíbula tensa. La expresión que llevaba se significaba una cosa o dos—la había visto una vez cuando estaba molesto, y otra vez cuando estaba completamente nervioso. En silencio rezó por que fuese la segunda.

"¿Qué haces aquí, Harry? Cómo supiste donde—"

"Memoricé el camino cuando estabas manejando," Su voz sonó baja pero clara. "Tengo que hablar contigo."

"No quiero escucharlo, Harry. No quiero volver a escuchar que no sientes lo mismo por mí." Dijo y se echó un mechón de su cabello detrás de la oreja. "Fue lo suficientemente horrible cuando no dijiste nada."

"Lo sé," El rostro de Harry se suavizó y dejo salir un respiro. "Lo siento por la manera en que reaccioné."

"¿Lo siento?" De repente una ola de rabia corrió por las venas de Clara mientras recordaba todas aquellas mañanas en que despertó con el parche de lágrimas en su almohada y el dolor de rechazo en su pecho. "Has tenido una semana para venir a decir lo siento, ¿Por qué vienes ahora? ¿No pudiste aguantar más tiempo sin tener una follada fácil?" Sus labios se fruncieron mientras se enfocaba en la frustración porque si no lo hacía, el dolor la volvería a llenar y se quebraría una vez más.

"No, no es por eso que estoy aquí." Negó con la cabeza y buscó algo en el bolsillo de su abrigo. Clara puso sus manos en su cadera y lo miró abrir un papel doblado entre sus largas manos, con sus dedos temblando. ¿Por qué estaba tan nervioso? Está fingiendo, insistió su consciente. Sólo te quiere por el sexo y lo sabes, Clara.

"Escribí lo que necesito decirte." Harry levantó la cabeza para mirarla y el bulto en su garganta se agitó cuando tragó su malestar. Sus palabras fueron formadas lentamente mientras sentía inseguridad, no sabía si recibiría la aprobación de Clara o si lo echaría de su casa. "Si me permites..." Continuó y la miró expectante.

Bufando, Clara se hizo a un lado y lo dejo pasar. Clara cerró la puerta tras él y Harry miró la puerta antes de dirigirse a ella. "¿Podemos sentarnos?"

"Supongo," Suspiró y ambos se sentaron en silencio en el sofá. Clara echó con sus manos a Maggie para que así Harry pudiese sentarse y con suerte, sin estornudar tanto. Había una buena distancia entre sus cuerpos; Clara no creía poder aguantar el frío que radiaba de su cuerpo si llegaban a estar muy cerca, u oler el almizcle radiando de sus poros. Restregó sus manos contra sus muslos y jaló su bata para que su ropa interior estuviese perfectamente oculta. Harry no la miró, sólo miraba al papel entre sus manos el cual estaba lleno de tinta escrita.

Clara no sabía si quiera qué pensar sobre él estando en su casa, pero su corazón sabía exactamente lo que quería. Quería que ella dejara atrás su cita que terminó como una pesadilla para que Harry la pudiese volver a acoger entre sus brazos y que ambos pudiesen volver a la manera en que era. Incluso si siempre iba a querer más de él, teniendo cualquier trozo de Harry le sería suficiente. Al menos eso era lo que su órgano palpitante le decía a través de sus costillas.

Lo miró seca y dura, sin querer derretirse tan fácilmente frente a él. Él tensó y destensó su mandíbula antes de abrir la boca. "No te amo." Leyó Harry, terminando con el silencio entre ellos. Clara frunció el ceño.

"Harry—"

"Déjame terminar," sus manos apretaron el papel tan fuerte que temió que lo destrozara. El tono de su voz hizo que sus labios se sellaran, a pesar de que su corazón latió fuerte.

"No te amo," Harry repitió en un murmuro pero se sentía como si lo estuviese gritando. No sabía si podía soportar escuchar sus palabras. "Pero te necesito."

Hubo otro periodo de silencio que se sintió ensordecedor.

"No puedo creer que esté haciendo esto," susurró para sí mismo antes de aclarar su garganta y seguir leyendo las palabras apenas entendibles. "Sólo he amado a mi papá. Ya sabes eso. Él siempre ha estado ahí para mí incluso después de todas las mierdas que he hecho...Él aún ve cosas buenas en mí." Harry la miró rápidamente por primera vez desde que se sentaron. "Tú me recuerdas a él en ese sentido." Clara mordió su labio y su rostro se suavizó a pesar de que lo evitó, él regresó su mirada al papel.

"No fue hasta que salí de preparatoria cuando empecé a acercarme a él. Antes de eso, era terrible. Lo culpé por el hecho de que mi mamá nos dejo y le dije muchas cosas crueles y nunca escuché lo que él decía o pedía. Pero aún así—aún así me seguía amando. Me cuidó y nunca se molestó conmigo. Era mucho más de lo que me merecía y no fue hasta que—" Harry dejo cerrar sus ojos por un momento, su nariz empezó a congestionarse, y abrió los ojos.

"No fue hasta que fue diagnosticado con Carcinoma de células renales que me di cuenta cuanto lo amaba. Recuerdo el primero día en que lo llevé al doctor por primera vez. Había estado tosiendo todo el día y llegó un momento en que le grité que parara porque me estaba hartando. Ahí me di cuenta que había sangre...Estaba por toda su camiseta e incluso en el piso. Entré en pánico." Su mano corrió por su cabello y Clara no sabía se aún estaba respirando. "Lo llevé al médico y esperé en esa maldita sala por horas hasta que una enfermera fue a decirme que debía entrar con él. El doctor mandó a sentarme y mi papá no podía si quiera verme a la cara. El doctor me preguntó un montón de cosas para avivar el ánimo, como, cómo me estaba yendo en el día o si quería una de esas asquerosas chupetas que estaban en su escritorio. Luego, finalmente me dijo que mi papá tenía algo que se llamaba Carcinoma de células renales, lo cual por supuesto no tenía ni idea de lo que era."

Harry la miró y vio las lágrimas cayendo por sus mejillas. Llevó su mano hasta ella y limpió un poco con su pulgar. "Era cáncer, en su riñón. " Habló callado. Clara inhaló sollozando. "Me asustó tanto que empecé a pasar todo el día, todos los días con él luego de eso. El doctor nos dijo que lo habían diagnosticado a temprana hora así que podrían hacerle una cirugía y desaparecería. Incluso así, seguía asustado. La idea de perder a la única persona que tenía era...insoportable. Me gradué de la preparatoria y ahí fue que comencé a pelear por dinero. Al principio era sólo por el dinero. Lo usé para pagar su cirugía. Tenía diecinueve cuando nos dijeron que todo ya había desaparecido, que mi papá iba a estar bien."

Clara sollozó y tapó su boca con su mano. Esto no era para nada lo que se esperaba cuando lo encontró en su puerta. "No llores," Dijo Harry, lamiendo sus labios. "Está bien, bebé. No llores."

Cerró los ojos en un intento de parar su llanto y Harry continuó, doblando el papel y poniéndolo a un lado. "Le volvió a dar a mi papá, Clara. Al principio del año, comenzó a toser de nuevo con sangre y desde mi interior supe que esta vez no iba a ser tan fácil."

"Harry," chilló y se sentó en su regazo. Harry puso sus manos en sus muslos y dejo que lo tomara entre sus manos y besara su frente.

"No llores," Dijo con voz rasposa. "Mi papá dice que no lloremos sobre cosas en las que no tenemos el control."

Clara limpió sus lágrimas y asintió con la cabeza. Creyó que todas sus lágrimas habían sido gastadas la noche pasada, pero aparentemente no era así. No podía evitar llorar por Harry, y por su bello padre que siempre la hacía sentir tranquila. "Está bien, sigue. Sé que tienes más cosas por decir." Su corazón latía fuerte, y temía que llegase a desmallar por el peso de la honestidad de Harry. Esto era lo que quería de él desde semanas, que se abriera con ella para así poder entenderlo, pero ahora quería tapar sus oídos con sus manos. Tenía que escucharlo, sin embargo. Por lo menos tenía que tratar de tragarse su dolor y rabia, ahora sabiendo que Harry tuvo que hacer lo mismo por sí sólo.

Harry inhaló un respiro, y recostó su cabeza contra su pecho naturalmente, relajándose. "Así que lo llevé al doctor otra vez y dijeron que el cáncer había vuelto. Y que se había expandido. Me dijeron ese día, hace casi un año, que le quedaba un año de vida."

Otro sollozo rompió los labios de Clara y no pudo detenerse. Harry cerró sus ojos, trazando círculos en la piel de sus muslos que la bata reveló.

"Quería seguir usando el dinero que ganaba peleando para pagar por algo. Cualquier cosa que pudiese ayudarlo. Pero mi papá no quiso. Dijo que sería un desperdicio porque no había nada ni nadie que pudiese cambiar su destino o lo que sea. Quería que guardara el dinero para mi propio gasto pero no tuve ningún deseo de hacerlo así que hablé con mi jefe, Ray, que pelearía por una pequeña parte de las ganancias mientras me dejaba pelear todas las noches. Me distrae. Me ayuda a olvidar cuan molesto estoy con esos doctores que no pudieron ayudarlo, o cuan molesto estoy con esas malditas células cancerígenas que no dejan en paz a mi papá."

Clara asintió con entendimiento y corrió sus dedos por su cabello rizado. "Lo siento tanto, Harry. Ninguno de los dos se merece todo esto." Dejo otro beso en su frente, con sus labios salados por sus lágrimas. "¿Cómo es que tu papá piensa que trabajas en un supermercado? ¿Por qué le mentiste?" Le preguntó suavemente, finalmente sintiendo la libertad de preguntarle cosas que siempre rondaron por su mente.

"Él cree en mi, demasiado. No quería arruinarle la ilusión cuando no tiene mucho tiempo de vida, sabes. Por eso lo deje que pensara que estábamos juntos. Sé más que nada, que sólo quiere ver que he hecho algo bueno por mi mismo antes de que..."

"Pero no es justo que le mientas." Comentó callada.

"Sí," Partió sus labios para dejar salid un bocado de aire. "Pero prefiero mentirle que herir sus sentimientos."

Clara asintió de nuevo. No creyó que era posible sentir tanta empatía y dolor por otra persona, pero mientras veía a su rostro flexible, a la cicatriz sobre su ceja, y a sus intensos ojos, su corazón se encogió por él.

"Sé que soy frío contigo casi todo el tiempo, y lo siento por ello." Harry levantó su cara de su pecho y envolvió sus brazos en su cintura, jalándola hacia él. Tomó su rostro con una de sus manos y sus ojos se encontraron. "Es sólo la manera en que soy. Quería regresarte las palabras pero no quería mentirte, Clara. No creo que pueda amarte o a cualquier hasta que supere todo esto. Pero si tu...si me das tiempo, entonces quizás pueda. Dije la verdad cuando te dije que te necesitaba. Tuve que sentarme todo el día de navidad en la sala de espera porque mi papá apenas pudo levantarse de la cama esa mañana. Sentando ahí, pensé en ti. Quería que estuvieses ahí conmigo."

"Estoy contigo ahora, Harry." Tomó su mano que estaba en su mentón y la llevó hasta sus labios. Besó cada uno de sus nudillos sin apartar la mirada. Puedo estar contigo donde quieras que esté contigo. Y si necesitas espacio, también te lo puedo dar."

"Gracias." Harry la miró jugar con su mano y ambos tomaron un buen merecido respiro. Dejo recostada su frente contra su escote y el respiro que golpeaba su nariz ayudó a sus músculos a relajarse. Clara continuó llorando en silencio, con su nariz presionada contra su cabello. Se sentía egoísta por haber llorando tanto luego de haber perdido su trabajo cuando Harry tenía muchas cosas más por las que preocuparse. ¿Siempre ha sido tan egoísta? Mordió el interior de su mejilla mientras veía al único hombre que dejaría que rompiera su corazón una y otra vez.

"Por favor no me dejes." Pensó haber oído su voz minutos después, quizás una hora después de ellos estar sentados ahí.

Nunca, pensó Clara y dejo que su promesa fuese hablada por sus dedos acariciando su fría mejilla.

+

"Did I say that I need you? Did I say that I want you? Oh if I didn't, I'm a fool you see. No one knows this more than me. I come clean

Nothing you would take. Everything you gave. Hold me 'till I die...

Meet you on the other side."



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