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Si había algo del invierno que Clara odiaba, era el horrible impacto que este ocasionaba en su auto. Despertó en la mañana del lunes con una sonrisa en su rostro (Puede que la razón sea de que tenía planeado ir a visitar a cierta persona después del trabajo) pero al instante desapareció cuando vio que su auto no quería encender.
"La batería está muerta," Clara gruñó y golpeó su cabeza contra el volante de cuero luego de haber hecho cuatro intentos fallidos de encender su auto. Junto sus manos buscando un poco de calor, sintiendo a sus mejillas como si estuviesen congeladas gracias al entorno friolento que rodeaba a su cuerpo. Sentía que todo estaba planeado siempre para que le saliera mal, y no faltaba tanto para que se volviese loca y comenzara a arrancarse el cabello y gritar con todo su aire.
Clara tuvo que mandar un mensaje de texto a unas de sus compañeras de trabajo, Karen, diciéndole que llegaría tarde a su turno. Ella sabía que Janice le haría la vida imposible cuando llegara luego de arreglar el auto. Ya podía imaginar su voz chillona mientras cogía el teléfono y llamaba al mecánico. Esperó alrededor de una hora, sentada en su auto mientras abrazaba su cuerpo, deseando que sus brazos que la rodeaban fuesen los de alguien más.
Para el momento en que el auto de Clara ya funcionaba, eran más de la una y su turno estaba a punto de terminar. Justo cómo lo imaginó, un par de ojos la miraron fijamente cuando entró a la cocina, atando su delantal negro a su cintura con la cabeza baja llena de vergüenza. Janice se acercó a ella con los brazos cruzados contra su pecho, el mismo asqueroso perfume que usaba, llenó las fosas nasales de Clara, haciéndola querer vomitar.
"Supe lo de tu auto." Habló Janice inclinando su cabeza ligeramente. "El invierno no tiene piedad, ¿eh?"
"Sí," Clara tragó seco y asintió. No era que se sentía intimidada o algo así...Bueno, puede que lo haya estado. Janice ya había demostrado cuanto poder ejercía sobre el trabajo de Clara y cuan dispuesta estaba a usar ese poder en su contra, así que por supuesto que sentía algo de miedo.
"Sólo quedan tres horas de tu turno," Janice continuó, cambiando su tono de voz. A uno un poco más seco. "¿Por qué si quiera te molestaste en venir?"
"Yo—" Un respiro fue inhalado de su boca, la cual dejo abierta con aprensión. Clara sintió las ganas de tomar una olla de agua hirviendo de una de las hornillas y echarla en su cabeza.
"Como sea." Janice rodó los ojos, quitando por primera vez desde que Clara comenzó a trabajar con ella; su sonrisa fingida. "La mesa nueve necesita ser recogida."
En el momento en que se dio la vuelta, Clara la miró con mucha intensidad, deseando que un hoyo se abriese en su espalda. Clara tomó constantes respiraciones para calmarse, algo que ha tenido que hacer todos estos últimos días. Cuando lo hizo, se recogió el cabello y salió de la pequeña cocina a coger los platos sucios de la mesa nueve. A pesar de que su turnio duraba pocas horas ese día, las sintió como una eternidad mientras caminaba de ida y vuelta de la cocina a las mesas, sus brazos dolían por el peso de los platos. Cuando finalmente terminó, sus brazos dolían hasta un punto en que no los pudo levantar tanto mientras se cambiaba en el baño, poniéndose ropa calidad. Clara ya no sabía cuánto tiempo podía soportar lavando platos hasta que mental y físicamente explotara.
Liam estaba recostado de su auto cuando salió del restaurante. Él no notó su presencia hasta que se acercó a él con el ceño fruncido con confusión pero con una sonrisa en su rostro. El sonido de sus botas pisando la nieve del suelo hizo que su cabeza girara hacia ella, apareciendo un brillo en sus ojos al instante en que sus ojos la miraron. Se veía completamente preciosa, como siempre por supuesto, pero había algo extraño en verla con el cabello recogido y con los parpados pesados debido al cansancio. Se parecía a una gatita dormilona.
"¿Pasó algo?" Clara pasó su mano por su mejilla mientras miraba a su amigo. Estaba contenta de verlo pero en silencio deseaba que se quitara del camino para que ella pudiese meterse en la calidez de su auto.
"Nada," él se encogió de hombros, sonriendo. "Sólo quería ver si estabas libre esta noche. La cena, ¿recuerdas?"
Oh. Trató de no demostrar sus verdaderos sentimientos en su expresión, así que sólo sonrió a pesar de su suspiro interno. Había olvidado por completo haber aceptado ir a comer con él; no era que Clara no quería ir, sólo que no estaba segura de si este preciso día era perfecto para ir. Su humor no estaba en su punto.
"Cierto," asintió y sus dedos trazaron su frente. "Uhm, ¿A qué hora?"
"Bueno, todavía es temprano. Pienso que..¿A las siete?" Liam se balanceó de adelante hacia atrás sobre sus pies, pero Clara fue ignorante ante su nerviosismo.
Siete—podía a las siete, pensó. Eso le daba horas para poder escapar.
"Está bien. Nos vemos." Sus palabras fueron una señal para Liam para que se quitara de la puerta de su auto. Así que lo hizo, Clara abrió la puerta y entró, agradeciendo por la poca calidez que había dentro.
"Te buscaré a las siete." Su amigo de ojos tiernos le dijo una última vez antes de que ella le sonriera de nuevo y cerrara la puerta. Estos tipos de momentos eran en los que ella deseaba que su amigo no fuese tan amable.
Aún era muy temprano como para manejar hasta Melhive y esperar ver a Harry ahí. Con el sol aún escondiéndose por las nubes del crepúsculo, Clara supo que si quería escapar de sus problemas y saltar al glorioso paraíso tenía que ir hasta su casa. Recordaba cual era la dirección pero estaba dudosa de si él estaría o no complacido de verla en su puerta. Harry no parecía de aquellos que les gustaba recibir visitas. Pero de todas maneras, Clara echó gasolina y se dirigió a la conocida dirección.
¿Vas a acostarte con un extraño otra vez y después vas a ir a cenar con tu mejor amigo?
"Oh, cállate." Le murmuró a su subconsciente. "Soy un adulto, puedo hacer lo que quiera." Eso fue suficiente para mantenerse en silencio.
La casa blanca lucía exactamente igual a como la había visto la última vez. Clara aparcó su auto a una cuadra atrás, sólo por si acaso, y luego buscó en el asiento trasero su cálido abrigo. Ese día estaba haciendo mucho más frío de lo normal así que mentalmente se felicitó de haber guardado un abrigo extra. Tomando el grueso material en sus temblorosas manos, salió de su Corolla y siseó. Joder, estaba haciendo frío.
El abrigo le quedaba un poco grande (Debe ser que bajo de peso desde la última vez que lo uso) pero hizo que su cuerpo dejara de temblar una vez que lo se lo puso. Con sus manos echas bolas en sus bolsillos, caminó hasta la casa, los recuerdos de las actividades que habían sido hechas en ese lugar ya estaban rondando en su mente, haciéndola sentir al momento un corrientazo en su centro. Como si ya no había estado teniendo problemas para controlar sus pensamientos, luego de haber experimentado con Harry de esa manera, su mente no podía pensar en otras cosas cuando se acostaba en su cama o cuando tomaba una ducha. Clara nunca había sentido algo así con otro hombre. No era algo necesariamente romántico, pero definitivamente era apasionado y determinado. Secretamente deseaba cosas que no podía entender o que no podía controlar, porque la sensación de libertad y espontaneidad era adictiva para ella. A Clara le gustaba sentir esa excitación de adrenalina en su estomago, y aquí estaba, de pie a pocos pasos de la puerta de Harry, sintiendo justo eso.
Sus ojos curiosos miraron la ventana por un momento. Sintió alivio al ver que las luces estaban encendidas dentro, algo que se podía ver a través de la fina tela de las cortinas. Clara también podía oír el ligero sonido de la tv prendida. Regresando sus ojos a la puerta blanca, sostuvo el aliento cuando llevó sus nudillos a la madera de la puerta.
Harry abrió la puerta cerca de un minuto después. Sólo abrió un poco, así que Clara pudo ver un trozo de su cuerpo y su rostro, el resto oculto detrás de la puerta. Su rostro estaba entre las sombras, pero sus ojos brillaban mientras la miraban con tanta potencia que ella sentía derretirse.
"¿Qué haces aquí?" Su profunda voz habló calladamente, como si no quisiese que alguien lo escuchara. Clara hizo lo posible por ignorar la carencia de bienvenida en su expresión, una sonrisa curveó sus labios rellenos pero los nervios trancaron sus intestinos. Harry no sabía o no quería hacer sentir a las personas cómodas.
"Vine a verte, obviamente." Dijo con demasiada emoción, levantándose sobre sus pies tratando de ver tras él. "¿Puedo entrar?" No quería hacerlo demasiado obvio pero Clara esperaba a que él entendiera a lo que se refería.
"No, no deberías estar aquí." Respondió rápidamente.
"¿Qué?" Se acojonó un poco por su grosera respuesta, sintiéndose cada vez más pequeña bajo su mirada. La poca seguridad que cargaba consigo fue totalmente aspirada por el efecto que causaron sus palabras.
"Vete, por favor." El rostro de Harry pareció suavizarse pero ella se convenció a sí misma que no fue así, que se lo había imaginado. La voz de él era callada pero llena de prisa, lo cual hizo que Clara frunciera las cejas con confusión. Esto no era precisamente lo que ella había estado esperando. En vez de haberla tomado de la cintura, metiéndola en la casa para luego follarse contra la pared o cualquier otra cosa—Como ella pensó y esperó que él lo hiciera—Harry empezó a cerrar la puerta sin decir otra palabra.
"Harry," Una voz desde adentro sonó antes de que él cerrara la puerta completamente. Pronto fue abierta de nuevo, pero esta vez en su totalidad, no sólo un poco como había sido la primera vez, y ahora habían dos figuras presente en frente de Clara. La puerta estaba siendo sostenida por un hombre mayor. Sus hombros estaban caídos como si le costase mucho mantenerlos erguidos. Sus ojos, con un color apagado, miraron a Clara con la calidez que carecían los ojos de Harry.
"Ya se estaba yendo, papá." Harry paso su mano por su frente, claramente incomodo.
¿Papá?
Oh, mierda. Clara pestañeó con sorpresa y sintió a su estomago revolverse.
"De ninguna manera," Su padre sacudió su mano y sonrió amistosamente. Ella estaba paralizada con asombro pero eso no la detuvo de fingir una sonrisa. "Estábamos a punto de tomar el té. Harry nunca tiene amigos que lo vengan a visitar."
Su voz era amigable pero forzada, con un tono rasposo. Clara lamió sus labios y miró a Harry, tratando de evaluar la situación en la que se había metido por accidente. Quería decir que sí porque sería algo grosero declinar tal oferta, pero la inquietud en los ojos de Harry—los cuales usualmente no expresan ningún tipo de emoción— le decía que él realmente quería que ella se fuera. Era la misma mirada que él le había dado la primera noche en la cual se conocieron, la noche en que le dijo que lo dejara en paz incluso cuando ella tenía todo el derecho en llamar a la policía aquella vez. Obviamente sus sentimientos por él se habían desarrollado en tan corto tiempo desde ese entonces, pero al parecer los de Harry no.
"Uhm, no. Está bien. No quiero interrumpir." Dijo con amabilidad. Como se lo esperó, Harry pareció aliviarse. ¿Por qué tenía tantas ganas de que se fuera? ¿Por qué le parecía algo tan horrible que ella conociera a su papá? Por supuesto, ellos ni siquiera eran amigos, agregándole el hecho de que su relación era muy embarazosa y un poco extraña como para explicársela a alguien, mucho menos a su padre.
"¿Interrumpir? No seas tonta, ven, entra."
Clara movió sus dedos mientras pensaba en alguna solución. Afortunadamente, Harry le puso fin a su estrés, dejando salir un suspiro de derrota y moviéndose a un lado, dejándole un espacio para que ella entrara. Clara tragó seco y luego sonrió, entrando a la cálida casa que olía a té de manzanilla.
Por un momento Harry se quedó de pie a su lado y murmuró algo que pareció haber dicho un "Lo siento" antes de entrar a la pequeña cocina. Ella trató de no pensar en cómo Harry la había besado duramente contra esa puerta y como apretó sus pechos con sus largas manos mientras la guiaba por ese pasillo...Sus ojo fueron hasta su padre mirándolo nerviosamente, el cual le indico que lo siguiera hasta la sala de estar. El sol ya se estaba ocultando, así que la casa estaba iluminada por una luz naranja apagada, haciendo que la casa se viese y sintiese aún más hogareña y cálida de lo que ya era. Clara no pudo evitar preguntarse cómo alguien tan frío como Harry podía vivir en un lugar así.
La urgencia en su voz cuando le pidió que se fuera aún rondaba por su mente mientras se sentaba en la silla opuesta al sofá. Definitivamente sintió dolor al saber que él no quería que estuviera aquí; Clara decidió que inventaría una excusa para irse a la primera oportunidad que encontrara.
"Puedes llamarme Des," Su padre le sonrió.
"Clara," Le respondió amablemente.
"¿Entonces, por cuánto tiempo Harry y tú se conocen?" Des se recostó del sofá con la respiración cansada. Sus ojos verdosos miraron a Clara y ella pudo ver esperanza en ellos. ¿Esperanza de qué? Clara no lo sabía.
"Er.." Restregó sus palmas contra su regazo y miró hacia la cocina para ver a Harry quien venía con una bandeja con los té's y galletas. Esperó a que llegara a la sala donde ellos estaban y colocara la bandeja en la mesa central antes de contestar; Clara se sentía extraña hablando con su padre sin que él estuviese ahí también. No quería decir algo que no era.
"Creo que nos conocemos desde hace dos semanas ¿No, Harry?" Clara intentó hacer contacto visual con él pero él sólo se enfocó en la taza de té que sostenía con sus manos mientras le pasaba una a su padre.
"Sí." Tomó la otra taza que quedaba y se la pasó a ella. Sus manos fueron a agarrarla, tocando sus pieles, haciendo que sus ojos esmeraldas finalmente la vieran por un corto momento.
"Gracias," murmuró Clara, tratando de leer su mirada, pero era algo más difícil que tratar de descifrar el maldito Rosetta Stone. Harry asintió como respuesta antes de bajar la mirada y caminar hasta la otra silla con la taza de té aún en sus manos. Clara llevó sus labios a la orilla de la taza, el aroma de yerba inundó sus fosas nasales cuando tomó un sorbo. El caliente líquido quemó su garganta y calmó la tensión de su cuerpo.
"Que bien," Su padre tomó un sorbo. "¿Por qué nunca me hablas de tus amigos, H?" Se giró hacia su hizo y frunció las cejas. Viéndolo más intensamente ahora, Clara apenas podía ver el parecido entre ambos. La única cosa similar era la nariz, pensó Clara.
"No lo hago porque no tengo amigos."Harry respondió fríamente.
El estomago de Clara se revolvió cuando una tensión casi tangible llenó el área luego de su respuesta. Ella estaba acostumbrada a que Harry hablara de esa manera, pero escucharlo hablar así tan grosero frente a su padre era otra cosa totalmente diferente. No podía imaginárselo hablándole a sus padres tan pasivamente, incluso si su relación con ellos no era tan unida como lo era antes. Clara amaba a sus padres y siempre será capaz de compartir cómo se siente con ellos, desde sus tontas rupturas de la secundaria hasta su dolor después de la muerte de su perro en séptimo grado.
"¿Han escuchado sobre la tormenta que se supone que vendrá el jueves?" Clara cambió el tema. Sus pequeñas manos sostenían la caliente taza, haciéndola decidir que no había mejor sensación que el calor de la taza contra su fría piel luego de haber estado diez minutos fuera con ese clima casi congelado. También decidió que no iba a ver a Harry otra vez, sus ojos sólo veían a Des ahora. La situación era extraña, y pudo haber sido incomoda, pero había algo en su padre— Podía ser la calidez en su mirada o su sonrisa amistosa— que la hacían sentir a gusto. Así que trató de olvidar que su hijo era, de hecho, un boxeador de calle por quien se sentía extraña e inmensamente atraída.
"Oh, sí." Des asintió luego de tragar un poco de té. "Estoy un poco preocupado por el coche de Harry. No tenemos un garaje donde guardarlo."
"¿No? Quizás pueden cubrirlo con algo."
"Sí, tendremos que hacer eso." Des carraspeó su garganta y tosió contra su mano hecha puño. "Parecer ser una dulce chica, Clara. ¿Estudias?"
"No," negó con la cabeza y no pudo evitar sonrojarse. Era obvio que el padre de Harry se estaba haciendo una idea errónea de lo que ella era con Harry, pero no se atrevió a decir lo contrario. Esperaba que Harry le siguiera la corriente, porque sino las cosas se pondrían demasiado incomodas. "Trabajo en un restaurante. The Lone Hour. ¿Ha escuchado sobre él?"
"No, no lo creo." Des tocó su mentón, pensando y luego negó con la cabeza. "Usualmente no salimos a cenar. Harry cocina la mayoría del tiempo."
Clara se olvidó de su pacto de no mirar a Harry. Su cabeza giró hacia él, quien estaba sentado mirando a la taza entre sus manos. "¿Cocinas?" Dijo con sorpresa. Si había algo de lo que podía hablar por horas, era de cocinar.
"No muy bien." Harry contestó, encogiéndose de hombros sin quitar los ojos de la taza de té. Estaba tan distante a pesar de estar sentado a centímetros de ella; es como si ni siquiera estuviese en la sala.
"No seas modesto, Harry." Su padre dejo salir una risa. "Es muy bien cocinero, Clara. Quizás puedas darle unas buenas reseñas a tu jefe en ese restaurante." Sonrió.
"Puede ser." Clara rió calladamente. La idea de Harry cocinando, agregándole a estar trabajando en la misma área que Janice, era entretenida. Tendría que coger su cabello en un moño y ocultar sus tatuajes con su largo uniforme blanco; Clara no podía quitar su pequeña sonrisa ante la imagen mental. No quería decirlo en voz alta, pero probablemente Harry asustaría a todos los trabajadores.
Clara terminó su té con varios sorbos. Con un suspiro, se levantó de la silla, dejando la taza sobre la bandeja y sobándose sus brazos.
"Bueno, debería irme..." Desde reojo, el suspiro de alivio que dejo salir Harry no fue ignorado.
"Harry, acompaña a tu amiga hasta su auto. Está oscureciendo."
Harry parecía hacerle caso a su padre ya que él también dejo su taza sobre la bandeja, se puso de pie y pasó sus manos por sus pantalones. Sus labios estaban fruncidos en una fina línea mientras caminaba hacia la puerta, sin esperar por ella, ni tomó su mano ni nada. Rodando los ojos, Clara lo siguió. Des tenía razón, ya estaba oscuro, lo cual significaba que el sol se ocultó mientras ellos tomaban té.
Harry le sostuvo la puerta para que saliera hacia la amarga noche. El sonido esta cerrándose hizo eco por la oscura calle, y luego le siguió el eco de los pasos de las botas de Harry. Cuando lo miró, estaba cabizbajo y sus manos estaban metidas en sus bolsillos.
"Tu papá es lindo," Clara habló en el silencio. Estaba agradecida de haber aparcado el auto pocas calles más allá, significaba que tenía algunos minutos para hablar con Harry.
"No sabía que vivías con él."
"¿Por qué lo sabrías?" Ella juró que lo vio rodar los ojos. Touché, pensó.
"Sabes, estoy tratando de ser amable. No tienes que ser tan grosero." Espetó, lamiendo sus labios por el friolento aire.
"Deberías odiarme. Herí a tu hermano, ¿Recuerdas?" Le recordó y Clara dejo salir una carcajada.
"Sí, lo recuerdo. Igual él mismo se lo buscó."
"Eres rara." Harry murmuró.
Clara bufó. "Tú eres más raro, en realidad."
"No, no lo soy." Levantó su cabeza y lamió sus labios. "Primero me odias, después quieres acostarte conmigo y ahora te apareces en mi casa y te pones toda amistosa con mi papá."
"¡No sabía que él estaría ahí!"Clara exclamó levantando los brazos. Estaba molesta pero a la vez aliviada de que Harry dijo más de cinco palabras por primera vez. "Pensé que sólo tú vivías ahí. No vine para presentarme a tu maldita familia. Vine para que me follaras—duro."
Las fosas nasales de Clara se ampliaron y ambos se detuvieron donde su auto estaba aparcado en la acera. Ella tragó y lo miró valientemente, esperando a que hiciera algo, cualquier cosa. Pero, como la vida siempre te decepciona, Harry se quedó de pie sin ninguna expresión en su cara con sus manos aún en su bolsillo y sus malditos labios rosas fruncidos como siempre lo estaban. Era como su Clara jamás hubiese dicho esas crudas palabras en voz alta, y honestamente, se sintió completamente rechazada. Gimoteó con frustración y se giró dándole la espalda, empezando a buscar las llaves de su auto en sus bolsillos.
"¡Eres desesperante! ¡Absolutamente desesperante! ¿Por qué no puedo encontrar a un chico que no le dé miedo de sólo hacerlo? ¿Por qué nunca puedo tener sexo cuando yo lo quiero? Odio a todos y odio tu estúpida cara—"
Sus palabras fueron interrumpidas por una mano tomando su brazo y pegándola contra una dura y caliente pared. Era un pecho, y cuando sus ojos miraron a unos relucientes ojos verdes, Clara se dio cuenta que era su pecho y que ahora sus cuerpos estaban pegados y su corazón latía como un león tratando de escapar de su jaula. Estaba respirando pesadamente, y pronto su boca estaba contra la de ella, sin dejarla respirar. Las manos de Harry la tomaron por su espalda baja, elevando su cuerpo y así no tenía que inclinarse tanto. A Clara le tomó sólo un segundo besarlo de vuelta, sus fríos labios se encontraron con la calidez de los suyos, y su lengua con ansiedad empujó entre su boca. Sus manos acariciaron su dura espalda antes de enredar sus dedos en su cabello.
"No quiero que te creas algo que no es," Harry murmuró bajamente cuando hubo un espacio entre nuestros labios luego de un minuto, para que Clara pudiese recuperar su respiración. Su cuerpo se sentía vivo incluso en lo oscuro de la noche, era como si su toque la reanimaba cada nervio de su cuerpo y encendía la adrenalina en su estomago. Estaba segura de que si sus brazos no la estuviesen sosteniendo contra su cuerpo, se hubiese derretido en el suelo.
"No lo haré," Jadeó, enterrando sus uñas en su nuca. "Por favor."
Harry asintió. "Está bien." Presionó sus labios contra los suyos de nuevo y Clara sonrió con alivio. El beso era más lento esta vez, sus bocas se partían y se movían sin prisa mientras Harry bajaba su mano hacia el bolsillo de su chaqueta para encontrar sus llaves. Rompió el beso luego de un momento y puso las llaves en su mano.
"El auto," Fue todo lo que él dijo pero fue suficiente para que Clara asintiera rápidamente con entendimiento y metió las llaves en la puerta de su auto, abriéndola. Harry entró primero, sentándose en el asiento del frente para luego tomarla de la muñeca, jalando su cuerpo hacia su regazo.
"Cierra la puerta," susurró. Sus manos se posaron en sus muslos y Clara fue presionada tan cerca de su pecho gracias al pequeño espacio que podía sentir a su corazón latir tan rápido como el de ella. Cerró la puerta y ahora estaban encerrados en silencio. Su auto era estrecho y era un poco incomodo estar sentada sobre su regazo, su cabeza a pocos centímetros del techo, pero eso era algo insignificante a comparación del calor del momento.
De repente, se estaban besando de nuevo, más fuerte esta vez. La lengua de Harry rodó contra la suya y sus dientes tomaron su labio inferior. Clara lo podía sentir, la energía acumulándose en su centro, esperando a ser liberada. Necesitaba alguna clase de fricción así que empezó a mover sus caderas, restregándose contra el regazo de Harry.
"Espera," Detuvo sus movimientos tomándola por las caderas. "Desvístete primero."
Su pedido fue un poco sorprendente ya que la primera vez definitivamente no le importó el ritmo en que llevaron las cosas, de hecho, él fue el que se estaba restregando contra ella con impaciencia. Pero hizo lo que le pidió, tratando de no sonrojarse mientras se quitaba el abrigo, quitándoselo y lanzándolo en el asiento trasero. Luego se quitó la camiseta y se las arregló para quitarse los pantalones estando sobre su regazo. Podía sentir sus ojos quemando en su piel desnuda durante todo el tiempo que tardó, pero Clara puso una expresión valiente y pretendió que estaba segura estando en su regazo con tan sólo su sostén y bragas.
Clara era...preciosa. Harry lo podía ver ahora mientras la miraba, sintiéndose maravillado por la manera en que su sostén cubría sus grandes pechos y cómo sus bragas ocultaban su centro húmedo. No le había prestado atención antes cuando la había follado sólo para librarse de aquel dolor. Pero ahora que la tenía sobre sus piernas, en plena vista para él, no había ninguna duda de lo hermosa que era.
"Tu turno," Clara sonrió de medio lado y echó su cabello hacia atrás antes de bajar sus manos al borde de su camiseta. Aún no había visto su pecho desnudo, y sus ansias probablemente se mostraban en la manera en que tomó rápidamente la tela y subió la fábrica por su torso.
"No te va a gustar," Harry le advirtió, levantando sus brazos.
"¿Qué?" Levantó el material de la camiseta blanca y la lanzó hacia el asiento trasero junto al resto. Sus ojos recorrieron su pecho desnudo, y pudo ver lo que él trataba de ocultar. Cicatrices, muchas de ellas, y varios moretones. Habían cicatrices tan marcadas que parecía que hubiese nacido con ellas. Clara se quedó sin respiración y sin pensarlo llevó su dedo a una marca en particular, la cual iba desde su ombligo hasta el borde de su cadera.
"¿Es de una pelea?"
"Sí," Dijo él mientras la observaba. A Harry no le importaba lo que ella pensara, o cualquiera, pero aún así era un poco incomodo tenerla viéndolo así, sus cejas estaban fruncidas y mordía su labio inferior. Para distraerla de ver sus horribles marcas, envolvió sus brazos alrededor de su cuerpo y le quitó el sostén.
"¿Te gusta duro, huh?" Sus manos llegaron a sus bragas y rápidamente ganó su atención, su boca se partió con anticipación.
"Sí," asintió. Clara llevó su mano hasta su bulto y lo sobó sobre la tela de sus pantalones, provocando que gemidos no deseados escaparan de los labios de Harry. La última vez, había dejando sus ojos cerrados la mayor parte del tiempo, pero esta vez lo estaba mirando intensamente, anotando mentalmente cada detalle. Los labios de él se presionaban tratando de suprimir los gemidos mientras ella desabrochaba sus jeans y los jalaba por sus muslos lo suficiente para poder tomar sus bóxers. Los ojos de Harry se oscurecieron cuando sus pequeños y fríos dedos tomaron su polla, sacándola de la fábrica negra que se ajustaba contra su piel.
Harry llevó sus labios a su clavícula y chupó fuertemente para equilibrar el poder. Él era el que tenía el poder y se lo dejo saber empujando sus bragas a un lado, tomando sus caderas y embistiéndola con su polla. Clara jadeó por la sensación repentina de lleno y lo tomó por los hombros. Quejidos y gemidos salían de sus temblorosos labios mientras él empujaba sus caderas hacia arriba, llenándola tan profundo que ella se pensó si era posible.
"Joder," Harry no podía evitar dejar salir las maldiciones de su garganta. Su pelvis chocando contra el de ella, el sonido de sus pieles chocando entre sí y sus pesadas respiraciones llenaban el pequeño espacio dentro del auto. Casi olvidaba cómo se sentía estar dentro de ella, y cuan lo había disfrutado— Las paredes húmedas de Clara envolviéndose alrededor de su sensible piel, y sus bolas encontrándose con la piel de sus nalgas cada vez que elevaba sus caderas, hicieron que los movimientos gradualmente aumentaran.
"Oh Dios mío," Murmuró mientras dejaba caer su cabeza en su hombro. Su piel estaba tan caliente y sólo se agregaba a la sensación de tenerlo dentro de ella. El estar sobre él, con sus cuerpos pegados, hacían todo más excitante, con el ángulo más profundo y sentir la respiración de Harry en su cuello hacía todo casi imposible de aguantar. Todo en lo que podía pensar era en la manera en que él manejaba su polla en ella sin tener que pensar nada.
Harry, Harry, Harry.
Se sentía tan sucio, estar en su auto cuando acababa de conocer a su padre tomando una taza de té. Los gemidos nunca dejaron de salir de sus labios, de hecho, sólo se acercaban más y más y se hacían más ruidosos mientras Harry tomaba su trasero entre sus grandes manos y la empujaba contra él para encontrarse con sus elevadas caderas.
Clara sacó su cabeza de su cuello y atrajo sus labios a los de él. Amaba cómo sus labios se movían naturalmente en sincronía, sus lenguas se enredaban y los gemidos de Clara eran tragados desde la garganta de Harry. Sus dedos bajaron por su nuca y sus hombros. Podía sentí su piel flexionarse bajo la piel de sus manos mientras aceleraba el ritmo de las embestidas. Sus muslos chocaban contra los de ella tan fuerte y tan rápido que podía sentir cómo los moretones se originaban. La idea de ello la excitaron, el tener sus marcas en su piel para así poder admirarlas en frente de espejo al siguiente día.
Clara podía sentirlo, esa sensación familiar de ardor. Finalmente tuvo el coraje de mover su propio cuerpo, bajándolo hacia la polla de Harry, haciendo que su nervio fuese presionado contra su hueso púbico. Casi cerca...podía sentirlo. Joder, podía sentirlo.
"Harry," Jadeó, sus ojos castaños miraron los de él. Los ojos de Harry estaban casi negros y sus mejillas estaban pintadas con un rojo intenso y su piel estaba llena de sudor. Era curioso cómo ambos podían sentir cuan caliente estaban sus cuerpos, a pesar del friolento aire que hacía afuera.
"¿Sí? ¿Estás cerca?" Apenas podía formular las palabras sin sonar como si acabase de correr un maratón. Podía durar horas ejercitándose sin siquiera sudar tanto, pero follarla como si su vida dependiera de ello hacía que su cuerpo entero y sus pulmones prácticamente colapsaran. Harry estaba tan cerca de la cima pero estaba usando cada fibra de control y fuerza de su cuerpo para aguantar un poco más.
Ella no tuvo la oportunidad de responder antes de correrse. Un par de labios la besaron con fuerza mientras ella estaba en un transe de euforia, pero estaba tan ida con los efectos que la invadieron de su climax como para devolverle el beso a Harry, quien le clamaba y recordaba quien era el que la hacía sentir de esa tan increíble manera, ese placentera sensación. Él nunca la había besado así antes pero de nuevo, Harry estaba lleno de sorpresas.
"Quiero—" Clara tragó sus propios gemidos cuando él rompió el beso. "Quiero que te corras."
Salió de su regazo y se arrodillo en el suelo del auto. Harry la miraba, frunciendo sus labios y abriendo más sus piernas para dejarla posicionarse entre ellas. Clara había hecho esto otras veces pasadas, ninguna de ellas las había deseado, pero al ver la larga y gruesa polla de Harry la llenaba de excitación, descubrió que no quería otra cosa que tenerla en su garganta.
Así que eso hizo; Clara se inclinó hacia adelante y envolvió sus labios en la punta, pasando su legua por la sensible piel. Harry se mantuvo callado excepto por la velocidad en que su pecho subía y bajaba, lo cual significaba que lo estaba haciendo bien, o al menos eso era lo que ella esperaba que significara.
Clara bajo su cabeza un poco más, su polla llegando a su garganta. Su cabeza subía y bajaba, su lengua acariciaba su cálida base donde podía saborear el ligero toque de su propia humedad. No pasó tanto tiempo cuando Harry estaba gruñendo y jadeando mientras su salada corrida se disparaba en su expectante boca. Ella subió la mirada para verlo mientras el orgasmo lo llenaba. Podía notar que él trataba de esconderse bajo una dura expresión, pero no fue totalmente exitoso ya que Clara pudo ver cómo rodó los ojos y su cuello bombeaba mientras tragaba sus gemidos.
Luego de tragar su corrida y regresar su cuerpo a su regazo, Clara se acurrucó contra él y recostó su cabeza contra su pecho. Se sentía cansada, justo como se había sentido en su cama luego de la primera vez, así que cerró los ojos y suspiró.
"Nada de eso." Harry le dijo, tocándola en el brazo de la manera más gentil que pudo. Los ojos de Clara se abrieron y se sintió avergonzada y se sonrojó antes de darse cuenta que tenía razón. Esto era una revolcada en su auto, no podía acurrucarse con él y besarlo y quedarse dormida. Con un suspiro, Clara se pasó al asiento trasero para ponerse su ropa.
"Ahora mi papá piensa que estamos juntos," Harry habló luego de unos minutos de silencio. Se estaba subiendo los pantalones por sus piernas y Clara pasó sus dedos por su cabello enredado luego de haberse vestido.
"Lo sé, me di cuenta. ¿Quieres que hable con él o algo? Le puedo decir que sólo somos...amigos." ¿Ahora eran amigos? Nunca han tenido si quiera una conversación normal.
"No." Harry miraba a sus manos, las heridas seguían en sus nudillos. Realmente necesitaba que se la revisaran antes de que empeoraran. "No quiero arruinarle la idea."
"Oh, está bien." Clara tomó su teléfono y revisó la hora. 7:35.
"Liam," Susurró, presionando su palma contra su frente.
Harry giró su cuello para mirarla. "¿Qué?"
"Nada," Clara suspiró, ahora sintiendo un dolor de cabeza mientras el sentido de culpabilidad la llenaba. ¿Cómo pudo perder la noción del tiempo? Ahora Liam se iba a poner mal, podía ver sus ojos de perrito mirar los alrededores con preocupación. Ató su cabello en un moño y tomó las llaves del auto.
"De verdad me tengo que ir." Balbuceó, forzando una sonrisa. "¿Puedo regresar alguna vez? Quizás cuando tu padre no esté..."
"Sí," Harry respondió un poco rápido como para parecer indiferente. No sabía por qué estaba diciendo que sí pero no pudo arrepentirse una vez que sus palabras fueron dichas. "Jueves. No estará en la casa el jueves en la noche."
Harry salió del auto y Clara tomó su lugar en el asiento delantero, donde la calidez de sus cuerpos aún rondaba en el aire y penetrada en el cuero del asiento. Mientras encendía el motor y jalaba la palanca, vio el reflejo de Harry en el espejo de la puerta, tenía sus manos dentro de sus bolsillos mientras se quedaba de pie en el lugar, viéndola irse. Hubiese sido aterrador si hubiese sido alguien más pero Clara no pudo ignorar la sensación que se creó en su parte baja.
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A little dream, a lot of love. Turn up the heat baby, don't give up. Yeah I know we've come so far but it's just the beginning.
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