ix

                 

*Harry se mochó la melena. Me dió, se ve bello. Mi fiebre sigue.*

La sala de estar estaba en silencio y en paz; afuera, la nieve había cesado durante le transcurro de la noche y ahora el sol brillaba entre las nubes, trayendo esperanza y pureza a las calles melancólicas de Londres. Harry miró a la chica entre sus brazos con su mano apoyando su mentón, con una expresión pensativa en su rostro mientras la veía despertar de su sueño lentamente. Él estaba despierto desde hace media hora más o  menos, y había pasado ese tiempo observando su piel siendo iluminada por los rayos del sol, haciéndola ver más hermosa de lo que ya pensó que era imposible.

¿Nunca la había visto apropiadamente? La última vez que Harry la había visto a la luz del día fue la mañana siguiente de su primera noche juntos, en su cama, y estaba prácticamente desnuda mientras dormía enrollada entre sus sabanas. Estaba tan distraído esa mañana por haber dejado a una chica quedarse toda la noche que no pudo percatarse de la belleza que ella poseía. Ahora que podía, Harry vio a una chica cuya belleza era irreal; su cabello oscuro que adornaba su brillo de su rostro, sus labios rosa los cuales estaban un poco abiertos mientras respiraba, y la deliciosa piel de su cuello descubierta por su vestido, dejándole también ver sus pechos que sobresalían de la tela debido a la posición boca abajo en la que estaba. Harry pensó que estaría bien si sólo...dejara un beso en sus hombros...puede que no le moleste...

Pero cuando los ojos de Clara se abrieron completamente y dejo salir un bostezo, Harry cerró los ojos y pego su cabeza contra la almohada del sofá y fingió estar dormido.

Clara subió su cabeza para ver al dueño de los brazos que la sostenían por su estómago. Su cuerpo dolía por haber estado encogida en el sofá por mucho tiempo, así que estiró sus piernas lo mejor que pudo y gruñó.

"Harry," Movió su hombro suavemente. Los ojos de Harry se abrieron mientras fingía un bostezo.

"¿Hmm?" Tarareó.

"Nos quedamos dormidos en el sofá," Clara le susurró con los ojos abiertos como platos. Harry se tragó una risa; no sabía que él ya estaba totalmente consciente de su estado actual.

"Oh," Murmuró, mirando alrededor y rascándose la cabeza. "Está bien, igual parece que mi padre aún no se ha despertado."

Clara asintió lentamente, sintiéndose insegura por toda la situación; ¿Por qué no la estaba echando? Al parecer Harry era más amable cuando el sueño corría por sus venas. Mordió su labio y lo miró, mientras su cuerpo se hallaba acostado de lado y sus dedos desenredaban los nudos de su cabello. Se sentía un poco adolorida por su posición en el sofá, y sucia ya que aún llevaba el vestido puesto, pero aparte de eso, Clara se sentía...¿Bien? Sentía a su cuerpo fresco y que todo el cansancio fue repuesto por un color más vivo en su piel y un brillo en sus ojos. Se sentía renovada.

"Tengo que trabajar a las dos." Dijo Clara sin quitar la vista de los ojos verdes que la miraban de vuelta.

Harry le echó un vistazo al reloj de la pared. "Son las diez. Tienes tiempo." Volvió a mirar a su chica.

Ella sonrió y antes de que su consciencia y sentido común la detuvieran, Clara lo abrazó por la cintura y lo atrajo hasta ella. El calor del cuerpo de ella llenaron la sangre de Harry, ante esto tuvo que luchar por no cerrar los ojos ante la sensación de estar cerca de ella.

"Clara," Sus fosas nasales se expandieron al inhalar su esencia, oliendo el jazmín de su perfume.

"¿Sí?"

"Gracias por lo de anoche," Murmuró Harry. "No...no sabes lo que él significa para mi, gracias." El recuerdo de la sonrisa en el rostro de su padre y la esperanza reflejada en sus ojos fue suficiente para que Harry olvidara todas las alarmas que su mente le daba mientras veía a Clara y acariciaba su estómago gentilmente.

"Sí lo sé." Sonrió más amplio y presionó su pulgar en la piel que revelaba su camiseta levantada, justo arriba de sus caderas. "Gracias por invitarme."

"Sí," Susurró y lamió sus labios. "Te ves muy bonita en las mañanas."

La frente de Clara se arrugó y él rápidamente se echó para atrás. "Siempre te ves bonita," Harry se corrigió, tosiendo. "Pero especialmente en las mañanas...tu sabes, la luz..."

"Y porque mis pechos casi se salen de mi vestido," Rió dulcemente y Harry sonrió, una sonrisa demasiado cálida como para poder encajar en sus fríos labios.

"Sí, eso también." Respiró y bajo la mirada.

"Tú también te ves lindo," Le dijo Clara. Te ves jodidamente precioso, debió decir. La piel de Harry lucía pálida en las mañanas, y sus ojos estaban apagados del sueño. Y luego, por supuesto, estaba su cabello el cual era un desastre, le tapaba toda la frente y parecía que alguien se lo hubiese revuelto todo. Podía ver cada detalle de él gracias a la distancia en la que estaban, podía ver las pestañas que adornaban sus perlas verdes, y sus pómulos, junto a un dulce color en ellos ocupando el lugar de su expresión demacrada y dura que siempre lo acompañaba.

"Sí," Harry rodó los ojos. "Estoy seguro de que esto—" Señaló con su dedo la cicatriz sobre su ceja, sabiendo exactamente su ubicación sin necesidad de verse en un espejo. "—es muy bonito."

La respiración de Clara se estancó en su garganta ante su tono agrio y la molestia reflejada en sus facciones. Frunció el ceño y sintió a su corazón romperse de todas las maneras posibles.

"Harry, eres un chico muy atractivo." Le dijo calladamente.

"Te refieres a que mi polla lo es," Su ceño fue remplazado por una sonrisa de lado y tomó su mano, forzándola a tocar su entrepierna. Clara negó con la cabeza y retiró su mano antes de sonrojarse.

"No, me refiero a todo tú. En personalidad y físico."

"Está bien," Murmuró seco, claramente no estaba muy convencido. Cambió la posición de su cuerpo para ya no estar frente a ella, ahora sus ojos miraban al techo. ¿De verdad pensaba tan bajo de sí mismo? Claro, Harry no era un chico que se la pasaba presumiendo muy a menudo, pero Clara nunca sospechó que fuese inseguro de sí mismo. Definitivamente no tenía nada del por qué ser inseguro, bueno, físicamente hablando.

"Apuesto a que todas tus antiguas novias podrían decirte lo mismo." Trató de hacerlo cambiar de opinión y sonrió.

"Novia." Habló Harry.

"¿Huh?"

"No novias, sólo novia. Sólo he tenido una." Continuó mirando al techo. Su voz sonó un poco más suave que antes y Clara se alegró al ver que su ceño fruncido se había aliviado. Estaba a punto de preguntarle por su novia, pero él habló antes de que ella pudiese expresar sus palabras y terminar satisfecha al haber saciado su curiosidad por saber algo de su pasado.

"¿Tienes hambre?" Le preguntó.

Se deshizo de todas las preguntas que invadían su mente (¿Será que algún día reunirá el valor necesario para preguntarle todo?) y rió y dijo que sí cuando su estómago comenzó a rugir. Como siempre, decidió que era mejor seguirle el juego cuando estaba de buen humor en vez de hacer que se aísle de nuevo por preguntarle cosas personales. Harry y ella terminaron estando juntos en la pequeña cocina, donde él la complació y cocinó para ella. Sólo aceptó con la condición de que ella se le uniera, a lo cual Clara saltó del sofá y prácticamente lo arrastró hasta la cocina. Cocinar con Harry era algo que parecía sólo ocurrir en sus más dulces fantasías.

"¿Qué vamos a preparar?" Le preguntó, recostando su cadera de una de las encimeras y tomando su labio inferior entre sus dedos. La observó mientras ella sacaba cosas de las gavetas, lo suficiente para hacer un buen desayuno para los dos.

"Crepes," respondió, pasando por su lado para ir a la nevera. "¿Las has preparado antes?"

"Sí."

"Bien."

Luego de tener todo lo que sabía que necesitaría, Clara y Harry se pusieron manos a la obra. Ella habló la mayoría del tiempo, parloteando sobre cómo su madre solía hacerle Crepes de desayuno, y diciéndole a Harry todas las maneras en que sabía cómo prepararlas. Harry no se encontró tan obstinado como antes por la insistencia de Clara, incluso las encontró cómicas y dejaba uno que otro comentario mientras ella seguía hablando.

"Yo sólo uso una taza de leche." Harry señaló cuando ella la pasó el cartón. "Me gusta que estén un poco gruesas."

"A mí también," Sonrió y aplaudió. "¿Te gusta agregarle un poco de vainilla? Yo le echo de vez en cuando."

"No," Negó con la cabeza y sirvió una taza de leche antes de echarla al molde. Quería sonreí ante su infantil emoción. "Pero le podemos echar."

Clara lo observó mientras él tomaba el batidor y revolvía la masa de las Crepes. Tenía su brazo flexionado mientras batía con rapidez, tenía su labio fruncido y su cabello caía por su frente, pero estaba demasiado concentrado en su tarea manual como para retirarlo. Clara anotaba mentalmente cada cosa que hacía; Harry levantó el batidor luego de un rato para chequear la consistencia y se rascó la mandíbula pensativo antes de tomar e cartón de leche y agregar un poco más.

"¿Por qué no buscas un trabajo de cocina?" Clara no pudo evitar que una de sus tantas preguntas se escapara cuando Harry sacó un sartén y prendió una hornilla.

Para su sorpresa, su rostro no se endureció ni se volvió neutro y el calor en sus ojos se mantuvo en ellos. "No creo que sea tan bueno," Se encogió de hombros.

"Pero lo eres," Peleó Clara. Se puso a su lado con el molde en frente de ella y lleno el cucharon de la mezcla antes de echarla en el caliente sartén. El aceite bajo de este ardió y Harry miró con atención a la Crepe ser cocida hasta pintarse de un dorado perfecto.

"Me gusta lo que hago ahora," Habló calladamente, mirando al sartén. Los labios de Clara se fruncieron. –A ella no le gustaba lo que él hacía ahora. Ante la mención de la actual actividad de Harry y su profesión cómo peleador, los vellos de Clara se erizaron y tragó seco.

"¿Puedo preguntarte por qué te gusta?" Tentó su suerte, preguntando. Por lo que estuvo nerviosa en ese momento ya que siempre temía cual podría ser su reacción. Harry nunca se había molestado con ella, no realmente, pero la imagen de su hermano tirado en el suelo lleno de sangre no era una imagen muy fácil de olvidar.

Harry tomó la espátula y giró la crepe. "Me hace olvidar," Respondió vagamente. Clara abrió la boca pero nada salió de ella— en vez de continuar con el tema, abrió la gaveta justo arriba de su cabeza y sacó dos platos. Harry estaba agradecido de que no siguiera preguntando sobre el tema, entonces sacó la crepe y la coloco en el plato que había sacado momentos después.

"Ahora déjame mostrarte cómo yo los frío." Clara forzó una sonrisa y lo golpeó en el hombro. El aire cambió de denso a liviano cuando él rió calladamente y abrió un tarro de nutella, echándole un poco a su crepe mientras Clara comenzaba a cocinar el suyo.

"La mía es un círculo perfecto, mira." Dijo Clara con una mano en su cadera.

"Impresionante." Él rodó los ojos.

"¿Alguien está un poco raro esta mañana?" Tarareó.

"No," En una manera muy anti-Harry, metió el dedo en el tarro de nutella y la esparció en el cuello de Clara. Sus ojos se dilataron cuando ella chilló y lo miró con la boca abierta.

"¡Idiota! ¿Por qué fue eso?" Dio un paso hacia él con los ojos amplios y con una sonrisa juguetona en sus labios.

"No sé," Se encogió de hombros y acercó sus labios a su cuello para saborear la dulzura en él. "Supongo que sí estoy un poco raro." Susurró con su voz grave y en el momento en que su lengua se pegó en su cuello, el juego entre ellos desapareció. El pecho de Clara se apretó mientras llevaba sus manos a su camiseta, tomando la tela en sus manos y haciéndola puños. El húmedo musculo en su cuello recolectó todo el dulce antes de ser llevado hasta su mandíbula, masajeando su piel de una manera tortuosa.  Sus nervios aumentaban con cada parte que su lengua iba recorriendo; suaves gemidos salían de sus labios y antes de que supiera, una boca con sabor a nutella consumió sus gemidos y cada pensamiento que fluía en su mente. Clara respondió al movimiento de sus labios al instante, su mano fue hasta su nuca y acarició su cabello mientras se besaban. Al principio era lento, pero se convirtió espontáneamente en un beso intenso mientras sus lenguas se acariciaban y él tomaba sus caderas.

"Harry," Respiró contra él. Se sentía como un títere, sus cuerdas eran controladas por la sensación de sus dedos acariciando y apretando su cintura, y su dulce y cálida boca moldeándose contra la suya.

Harry gruñó y de repente la alzó para sentarla sobre la encimera, colocando sus caderas entre el espacio vacío de sus piernas. Lo abrazó por el torso con sus piernas, atrayéndolo cerca de su cuerpo y en cuestión de segundos, el beso se convirtió en uno rápido y necesitado. Sus lenguas se enredaban una a la otra mientras sus labios besaban cada centímetro de la piel que abarcaba sus bocas. Las manos de Harry apretaban todo lo que podía, todo a la vez; su cadera, sus pechos, su cintura, el final de su espalda. Era un desastre lleno de saliva y gemidos y uno manoseo intenso. Clara se sentía como una adolescente inexperta besándose salvajemente con su novio sin que sus padres supiesen. Su espalda estaba presionada contra una de las gavetas detrás de ella, haciendo doleré un poco la espalda, pero ese detalle no parecía muy importante en este preciso momento. Quería pensar en Harry y sólo en Harry, o por lo menos eso era en todo lo que su coño quería pensar.

Sólo él podía tenerla con los dedos encogidos de esa manera. Sólo Harry podía hacerla olvidar sobre la crepe cocinándose en la hornilla. Se separó de sus labios por un momento para tomar aire y para tomarse un momento para meter sus manos en sus pantalones de dormir y en sus bóxers, tomándolo en su mano y moviéndola. Harry ronroneó su nombre y fue a besar su cuello, chupando su piel y enviando un tsunami de placer a través de su sangre.

"¿Qué se está quemando?"

Una voz que provenía del borde de la puerta de la cocina los hizo paralizarse, los labios de Harry se quitaron de su cuello y la mano de Clara voló de sus pantalones.

"Oh—" Des miró a ambos, rascó sus ojos y suprimió una sonrisa. "Disculpen."

Clara sintió a su cuerpo quemar de vergüenza; empujo a Harry por sus hombros y se bajo de la encimera, ocultando su rostro rojo detrás de su gran escultura. Harry dejo salir un bocado de aire, frustrado y regañándose mentalmente por haber sido tan descuidado antes de dejar de ver a su chica sonrojada para ver a su padre. Él no estaba tan apenado como lo estaba Clara, sólo estaba molesto porque ya sabía todo lo que su padre le diría una vez que ella se fuera. Achinó sus ojos a Des mientras usaba su mano para ocultar le bulto en sus pantalones; no digas nada, le pidió silenciosamente a su padre.

"Mierda," Clara maldijo de repente, moviendo el sartén. Apagó la hornilla y movió su mano sobre el sartén para quitar el humo.

"Así que, ¿Hicieron desayuno?" Des entró a la cocina, mirando a ambos con una sonrisa inocultable. "O mejor dicho...quemaron el desayuno."

"Yo—nosotros," Clara tartamudeó y cambió su posición sobre sus pies. "Lo siento, debí prestar más atención."

"Tranquila," Des le aseguró, moviendo su mano con normalidad y tomando el sartén. "Lo botaré. Podemos comprar uno nuevo para navidad."

Puso el sartén en el lavabo y Clara corrió sus manos por su rostro, totalmente nerviosa. Harry notó su estado y la tomó por la muñeca, bajando sus manos y mirándola suavemente.

"Relájate," Le articulo sin pronunciar las palabras. Tomó su plato y la guió hasta la mesa. "Podemos compartir el mío."

Ella asintió y Harry tomó un cuchillo, cortando la crepe por la mitad. Pasó una de las mitades al plato de ella y luego le indicó que comiera. Clara aún se sentía apenada, pero tomar un trozo de la crepe y comérsela fue un calmante para ella. Se concentró en masticar la dulce comida en vez de seguir pensando en que su padre los vio, a ella con su mano dentro de sus bóxers y los labios de él en su cuello. De seguro ya tenía el chupetón marcando su piel, demostrando su falta de control.

Harry la acompañó hasta su auto después de comer. La conversación durante el desayuno fue poca y ahora estaban caminando en silencio hasta su Corolla azul, el sonido de sus pasos sobre la fresca nieve remplazaba su falta de plática. Clara aún tenía la mente en ese beso, en la manera en que sus manos la habían tomado tan desesperadamente, como si él se hubiese estado controlando desde la noche pasada, y la manera en que su lengua se pegó en su piel, tragándose las pulsaciones de sus arterias. Ella pensó que, si Harry actuaba así todo el tiempo— ella podría de verdad, de verdad gustarle. Y eso la emocionaba. Esos retorcijones en su estómago cada vez se hacían más fuertes y menos fáciles de ignorar, incluso mientras caminaban callados.

Unos días luego del cumpleaños de su padre, Harry aseguró que sus nudillos ya estaban lo suficientemente sanos como para volver a ponerlos en uso. Se quitó la venda y examinó la gruesa piel, complacido al ver que los colores rojos y negros ya no estaban. Con su bolso colgando en su hombro, caminó por la familiar calle gris con la sensación de vacío cubriendo una vez más todo su ser. Se enfrentó ante un alto y fuerte borracho, y regresó a casa con el bolso lleno de efectivo y con su mente libre de todo pensamiento, desde la esperanza en los ojos de su padre, hasta el afecto que sentía hacia ella.

Cuando lo había golpeado en la mandíbula con su puño, la imagen de su cuerpo desnudo bajo el suyo desapareció. Sus nudillos se abrieron cuando golpeó su estómago, y la sensación que aún seguía en él de sus labios en su piel, pareció haberse ido. Los momentos cuando peleaba, eran los únicos donde Harry realmente conseguía la paz mental; no tenía que pensar ni preguntarse nada. No le gustaba cómo ella aparecía de la nada en sus pensamientos, pero tampoco se quería alejar de ella, así que hacer sangrar a sus manos parecía la única solución para él.

Clara, por otro lado, no parecía querer escapar de sus pensamientos sobre Harry, más bien los atraía; pensaba en él en el trabajo mientras quitaba grasa de los platos, lo imaginó en su cocina mientras se servía un plato de cereal esa mañana, incluso pensó en él mientras estaba en la tienda de regalos de navidad. Clara se puso frente a un paquete de un delantal en donde la imagen del producto salía un hombre desnudo con el delantal puesto; rió para sí misma y se imaginó la expresión de Harry cuando abriera el regalo y lo sacara. Su odiosa consciencia la detuvo de comprárselo, no es como si él fuese tu novio, le recordó.

Clara incluso pensó en Harry cuando estaba hablando por teléfono con Liam.

"Entonces ¿A dónde vamos esta noche?" Le preguntó. Ella le había prometido que le recompensaría por la cena que él había planeado, y decidió que el domingo era el mejor día para hacerlo. No trabajaba mañana en la mañana, así que podría disfrutar bien de la cena sin tener que preocuparse de levantarse temprano al día siguiente.

"¡No te puedo decir!" Clara sostuvo su teléfono entre su hombro y cuello mientras examinaba las opciones de qué ponerse. Sonrió cuando sus ojos localizaron una blusa color crema y la sacó de su gancho.

"Oh, vamos. De todas formas yo soy el que va a pagar."

"No, claro que no." Bufó a través del teléfono y tendió la blusa sobre la cama antes de ir a buscar algo que combinara con esta. "Es mi sorpresa, así que yo pago."

"Clara, no hay forma de que yo—"

"Liam," rodó los ojos para sí misma. "Me tratas demasiado bien. Deja que esta vez esté a mi cuenta."

"Me gusta tratarte bien," Su amigo hizo puchero en silencio.

"Que mal." Clara tarareó. "Te veré a las ocho." Rió suavemente antes de colgar, imaginándose el ceño infantil en la frente de Liam. Al contrario de Harry, él era bastante predecible; ya podía verlo sacando su billetera luego de la cena a pesar de sus protestas.

Liam llegó a su departamento a las ocho, vestido con unos pantalones azul oscuro y una camisa de vestir. Sus ojos se ampliaron cuando Clara abrió la puerta, usando un precioso atuendo y una bella sonrisa que derritieron todos sus nervios.

"Estás preciosa," respiró. Le extendió su mano y ella mordió su labio tímidamente, no era muy buena aceptando halagos, y menos de su mejor amigo. Mientras la guiaba hasta el auto, Clara tomó nota de su cara colonia que radiaba de su cuerpo y llenando sus sentidos. Era nueva y fresca; aunque se encontró prefiriendo el olor natural de almizcle de Harry.

Clara manejó y llevó consigo una sonrisa astuta mientras su amigo la seguía molestando y preguntándole sobre cuál era su destino. A Liam no le importaba realmente saber, sólo le encantaba ver en ella esa expresión graciosa y ver cómo fingía sellar sus labios. Ambos volvieron a discutir sobre quién pagaría la cuenta y luego cantaron junto a la radio—esa canción de Katy Perry que a Clara le encantaba— y a pesar de que estaba disfrutando el momento, la mente de Clara aún se empeñaba en aquellos ojos verdes y esa piel tatuada.

"Y aquí estamos," Clara anunció con una sonrisa mientras se estacionaba frente al restaurante que había escogido. Cuando miró a Liam, sus labios también tenían una sonrisa en ellos, y sus ojos brillaban con emoción.

"¿Recuerdas este lugar?" Rió él y se quitó el cinturón de seguridad.

"¿Cómo podría olvidarlo? La noche de nuestra fiesta de graduación—"

"Ni me lo recuerdes," Liam gruñó, sonrojándose mientras salían del auto y la tomaba de la mano. Clara no pensó mucho en el gesto—Liam era su mejor amigo, por supuesto que tomarse de la mano no era nada romántico.

"Fiesta de graduación, nuestro último año." Clara continuó. Se acercaron a la entrada y Liam le sostuvo la puerta. "Trajiste a Jennifer Goodman y yo traje a Mark Berg. Escupiste toda tu bebida sobre ella, fue al baño y Mark dijo que iría a ver cómo estaba." Miró a Liam riendo y sonriendo. "Y luego los encontramos teniendo sexo en una de las casillas del baño."

"Ciertamente fue una noche para recordar," Liam se unió a ella y rió. "¿Por qué quisiste volver aquí?"

Clara se encogió de hombros. "No sé. Pensé que sería gracioso y recordé que la comida es buena. Aquella vez pedí un Halibut (Un tipo de pescado), ¿Te acuerdas?"

"Eres otra cosa," Dijo Liam. Las palabras corrieron por sus odios y pestañeó, recordando que Harry le dijo esas mismas palabras. ¿Por qué no te puedo sacar de mi cabeza, joder?

Clara habló con la señora del escritorio justo en la entrada y pronto estuvieron sentándose en una mesa cerca de la ventana, donde podían ver la calle iluminada. Navidad se estaba acercando y saber eso emocionaba a Clara. Pasaría un buen rato con sus padres por primera vez, parecía que hubiesen pasado años, cantando villancicos con ellos y abriendo los regalos (Esperaba que todos le regalaran efectivo, la renta no se pagaba sola.) Clara se preguntó si Harry hacía algo en las fiestas. No parecía ser un chico que tuviese el espíritu navideño, pero por alguna razón, podía imaginárselo celebrando sólo para hacer feliz a su papá. La imagen de Harry envolviendo regalos y montando un árbol de plástico en su casa, invadió la mente de Clara mientras Liam le hablaba sobre sus tareas y trabajos de la universidad. Ella sonrió para sí misma y deslizo sus dedos por el vidrio de su copa.

"Así que espero que esté de acuerdo y me deje volver a tomarla," Liam dijo y ella volvió a la tierra. Había escuchado algo de la conversación, algo sobre un examen del cual no estuvo al tanto y terminó reprobando; Clara asintió para fingir que lo estuvo escuchando.

Ambos buscaron en el menú lo que iban a pedir, sin embargo, Clara ya tenía en mente el halibut. Era cómico para ella que hace años cenaron en ese mismo restaurante, su vida era tan diferente que ahora, tan libre. La secundaria para Clara fue fácil y divertida, se encontró a sí misma deseando volver a tener esa simplicidad en su vida como lo había sido antes; no tenía un trabajo de mierda del que preocuparse, ni de dinero, ni de chicos de cabello ruloso con muchos misterios de los que preocuparse. Podría sentarse con su amigo y escucharlo, reírse con él, y no tener a su mente yéndose a otras cosas fuera del tema.

"Háblame de tu trabajo," Liam le pidió cuando sus platos fueron servidos en frente de ellos. El delicioso aroma invadió sus fosas nasales y le fue suficiente para aliviar la tensión en sus músculos.

"¿Qué hay que decir?" Clara bufó seca y tomó su tenedor. "Lo odio, odio a mi jefa. Odio no poder trabajar en lo que realmente soy buena. Y Janice siempre me da los turnos más largos." Gruñó y masajeo sus sienes ante el pensamiento de ello.

"Bueno, los turnos largos son mejor que los cortos cuando tienes cosas que pagar." Sonrió con esperanza de remplazar su ceño fruncido por una sonrisa. Clara tomó un pedazo de su pescado y lo llevó a su boca; su sabor era suave y perfecto. Quizás pueda escabullirse hasta la cocina y preguntarle al chef que le había echado...

"Sí, supongo." Dijo antes de tragarse el trozo de comida. "Pero siento que me la paso ocupada, ¿Me entiendes? Nunca tengo tiempo para salir contigo o con mis padres—"

"Pero sí tienes tiempo para él."

Clara vio hacia el ceño retraído en el rostro de su amigo y pestañeó con confusión. "¿Qué?"

"Él," Liam se limpió las esquinas de su boca con una servilleta y carraspeó la garganta. "Ese chico del que me hablaste..."

"Sí, pero...¿Cómo sabes que lo he estado viendo?" Pudo detectar el toque mínimo de irritación en los suaves ojos castaños que la miraban de vuelta. Se sintió atrapada fuera de guardia y muy confusa ante la manera tan seca en que Liam dijo él.

"Me hablaste de él por teléfono."

"Sí," Clara bajo la mirada a su plato. "No lo veo tan seguido, en realidad. Es sólo un amigo—"

"Has ido a su casa," Liam la cortó. Él también bajo la mirada hasta su plato y frunció sus labios con exasperación. "Eso no suena a que sólo son amigos, Clara."

"¿Cómo sabes eso?" Espetó, recostándose contra el espaldar de la silla.

"Tú me dijiste." Respondió calmadamente.

"No, no te—"

La mesera de antes, se acercó hasta la mesa e interrumpió a Clara. "¿Puedo traerles algo más para beber?" Preguntó, sonriendo dulcemente. Clara se tragó su confusión y negó con la cabeza, como si se estuviese diciendo a sí misma que estaba siendo irracional. Sí tuvo que haberle dicho a Liam sobre ella yendo a la casa de Harry. Si no, ¿Por qué lo hubiese traído a conversación? Su mente estaba hecha un desastre estos últimos días, no era imposible que se le olvidara cualquier cosa. Con un suave suspiro, miró a la mesera y le devolvió la sonrisa.

"No, gracias." Dijo Clara.

Liam le extendió su copa vacía y pidió más vino. Ambos se quedaron en silencio hasta que la mesera regresó, y luego, el único sonido entre ellos era el de sus cubiertos contra sus platos.

Como era de esperarse, Liam sacó su billetera cuando era hora de pagar la cuenta. Clara protestó pero no llegó a nada; él sacó su tarjeta de crédito y se la dio a la mesera sin poderle darle tiempo de si quiera dejarla sacar su cartera. Ambos caminaron hacia la afuera, la calle estaba helada, entonces un cálido brazo la sostuvo por los hombros, jalándola a su lado. Clara no tenía el deseo de separarse— se estaba congelando y Liam era una maldita incubadora humana.

"Debimos invitar a Mark y Jennifer," bromeó él, tratando de aliviar la tensión entre ellos. Ella rió y se movió contra él. Era fácil pasar el tiempo con Liam, incluso después de aquel momento incomodo entre ellos durante la cena— fue rápidamente olvidado y remplazado por esa conexión natural que han tenido desde pequeños.

Cuando llegaron hasta su departamento, Liam salió del auto primero para así correr hasta su puerta y abrirla por ella. Clara golpeó su mano y rió suavemente mientras salía, el frío viento movió su cabello por todos lados. Con sus manos se quitó el cabello de su vista y le sonrió a él.

"Siempre tan caballeroso." Bromeó. Era cierto—Liam era mucho más hombre que todos esos imbéciles con los que había salido durante los años.

"Sólo por ti," Enderezó su espalda y la miró intensamente. Quizás era por la distracción del helado viento pegando en su cuerpo, pero Clara era completamente ignorante de la mirada en los ojos de Liam, los cuales reflejaban y daban indicio de los pensamientos en su mente. ¿Lo ha notado ella? Quizás hubiese tenido la oportunidad de decir algo al respecto, pero antes de que pudiese, la figura de él se inclinó hacia ella y selló sus labios con los suyos.

Clara, por segunda vez esa noche, fue tomada con la guardia baja. Un par de labios...contra los de ella...¿Liam la estaba besando? Sus ojos se ampliaron y cada músculo de su cuerpo junto a sus pulmones se paralizaron, sin saber si alejarse de él o seguirle el juego.

No tuvo tiempo de contemplar sus opciones ya que él se separó, con los ojos llenos de esperanza. Clara lo miró y se abrazó a si misma en busca de calor.

"Liam," su voz era ronca y llena de sorpresa. El beso fue corto y simple, no la llenó de calor ni de emoción, y definitivamente no hizo retorcer su estómago. Pero si hizo correr a su mente, y le quitó la habilidad de pensar con claridad.

"Ya me voy," Dijo con sus mejillas rojas. "Uh, gracias por esta noche."

Antes de que pudiera encontrar las palabras que decir, él corrió hasta el auto y se fue, dejándola congelándose y estatica sin poder entender lo que había ocurrido. Clara finalmente encontró el poder de mover sus piernas momento después; maldijo bajo su respiración y corrió hasta su departamento. Liam la besó. Puso sus labios contra los de ella y luego se fue corriendo. Siguió repitiéndoselo en la mente, desde el beso hasta la cena, hasta la manera en que había estado actuando esos últimos meses, y de repente le llegó. La realización llegó y la abatió dejándola sin ningún tipo de estabilidad mental. ¿Liam me quiere...de esa manera?

   +

"OMG, I did it again. He said I broke his heart, it keeps happening. I don't know why they always fall for me."

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