iv
Clara despertó ante un sacudón fuerte en su hombro, haciéndola rodar sobre su cuerpo quedando sobre su espalda, estirando sus extremidades débilmente. Un bostezo dormilón salió de sus labios mientras que sus labios se negaban a abrirse, hasta que otro sacudón en su hombro la urgió a despertar.
"Tengo que ir a una parte." Una voz grave llamó a sus ojos abrirse de repente. Una esencia a almizcle invadió sus fosas nasales y una luz que salía de la ventana llenaron su visión. Pestañeó— le tomó varios segundos para adaptarse a su alrededor y darse cuenta de que no estaba en su habitación. Esta habitación era más grande pero más vacía, no tenía nada en las paredes blancas además de la ventana en la esquina y una puerta que crujía, la cual llevaba a un armario donde había visto ropa (Más que todo negra) tirada por todos lados. Definitivamente esta no era su habitación.
Su cabello estaba atado a un moño, mostrando el par de pómulos que nunca había notado antes gracias a que siempre se habían permanecido ocultos bajo su cabello. Una camiseta negra (No era sorpresa) colgaba en su hombro. Lucía dos veces más grande que su delgado pero formado cuerpo. Desafortunadamente, ella no había podido echarle un vistazo a su pecho aún porque no se había desvestido del todo cuando disfrutaron del sexo escapatorio; Clara se preguntaba si había alguna razón en particular o si simplemente estaba demasiado metido en el momento como para recordar quitársela. Ciertamente él no había olvidado quitarle a ella su camiseta, a pesar de que aún tenía puesto su sostén.
Clara se dio cuenta de la situación y de repente tomó las sabanas y cubrió su cuerpo. El extraño, bueno –Harry— ni siquiera hizo noción de que había notado su vergüenza, de lo cual Clara estaba agradecida.
Ella se preguntaba, ¿Es posible que todavía se consideraran extraños? Seguro, no sabía nada sobre su vida personal ni de su carácter, pero haber tenido su polla dentro de ella tenía que significar algo.
"¿Cuánto tiempo estuve dormida?" Clara finalmente habló luego de que sus sentidos volvieron a ella, sintiéndose cada vez más despierta con cada pestañeo. El ambiente sombrío significaba que probablemente era una mañana fría y que estaba nevando incluso más fuerte que el día anterior. Faltaban pocos días para navidad, lo cual significaba que el peor clima aún faltaba por venir. A Clara no le importaba el frío, ya que, se había criado en el norte donde el invierno era mucho más fuerte. Le gustaba pensar que de esa manera, la navidad se sentía más especial; la calidez de las chimeneas, el sabor de chocolate caliente en tu lengua, acurrucarse entre los brazos de cualquiera. Realmente era su época favorita del año.
"Toda la noche," Las palabras de Harry eran cortas. "Dormí en el sofá."
Ella hizo una mueca de vergüenza. "Lo siento...¿A dónde tienes que ir?"
"Fuera."
Harry se quedó de pie en frente de la orilla de la cama, viéndola de una forma que la hizo sonrojar. Había vuelto a ser completamente seco y sin emociones, su enojo y lujuria de la noche anterior se fueron tan rápido como vinieron. Clara mordió su labio inferior y dejo que sus ojos recorrieran los verdes de él, los cuales la veían quietos y expectantes.
"¿Por qué me miras así?" No pudo evitar preguntar.
"Porque estoy esperando a que te levantes."
"No estoy decente." Negó con la cabeza y sus mejillas se calentaron aún más. Dejarlo verla mientras tenían sexo era una cosa, pero tener a sus ojos en ella ahora, en la luz de la mañana mientras se levantaba de su cama era otra cosa completamente diferente. Clara nunca ha sido tímida con respecto a su cuerpo, pero por alguna razón sentía una necesidad de tener su aprobación, tanto que quemaba en su estomago.
"No me importa." Él tomó las sabanas, empezando a jalar de ellas.
Clara chilló y golpeó sus manos para tomar las sabanas de nuevo, manteniéndolas contra su cuerpo casi desnudo. Durante el proceso, los movimientos de Harry lo hicieron tropezar hacia adelante ligeramente, sus manos se presionaron contra la cama para evitar caer sobre ella, quedando con su rostro a milímetros del suyo. Todo quedó en silencio por un momento, excepto por el sube y baja de ambos pechos. La vista de Clara quedó atrapada en el bosque oscuro que la veía intensamente, y por un corto segundo juró haber visto algo más en sus ojos ya que pudo verlo desde cerca – algo brillante oculto detrás de la oscuridad en sus ojos esmeralda. Pero antes de que pudiera deducir que era, Harry lamió sus labios y se levantó empujándose con sus brazos, estirando su espalda.
"Levántate," murmuró, sus ojos yendo a sus pies. "Te llevaré hasta tu auto."
Clara finalmente salió de su cama luego de que Harry saliera de la habitación, los ojos de ella lo vieron irreflexivamente. Notó algo en su manera de caminar que combinaba con su frialdad; lo había visto en sus ojos y ahora lo vio en la manera en que salió de la habitación. Qué era exactamente, Clara no podía decirlo, pero el misterio de todo la hacían sentir más intrigada.
Luego de volver a ponerse su ropa, Clara salió de la habitación. Su cabello era un completo desastre, lleno de nudos y de seguro daba indicio de lo que había hecho la noche anterior, así que tomó una liga de su muñeca y lo ató en un moño. Somos gemelos ahora, pensó con una tonta sonrisa cuando vio a Harry sentado en el sofá, con un molde lleno de algo en su regazo.
"¿Qué estás comiendo?" Clara preguntó, haciendo que su cabeza se girara hacia donde ella estaba de pie al final del corto pasillo. No había estado tan pendiente del interior de su casa cuando estaban...bueno ya saben...pero ahora que no estaba siendo llena por el par de largas manos, Clara echó vistazo alrededor. El interior de la casa era sorpresivamente ordenada, la mayor parte de ella por lo menos (Habían algunos platos sucios apilados en la cocina.), y había cierto aire que la hacían sentir cómoda. El interior estaba cálido y la hacían sentir en casa, desde los muebles de cuero gastado hasta los pocos cuadros que colgaban en las paredes blancas.
"Avena," Harry respondió, llevando otra cucharada a su boca. Con un acercamiento de vista, Clara vio las asquerosas hojuelas en su molde haciéndola arrugar la nariz.
"¿Tienes otra cosa? Algo que si sea apetitoso."
"No sé," murmuró mientras masticaba la comida. "Hay cosas en los estantes y en la nevera. Puedes agarrar lo que quieras."
A pesar de su falta de modales cuando se trataba de no hablar con la boca llena, Clara estuvo sorprendida de que al menos estaba intentando ser un buen anfitrión. Lucía menos tenso que como lucía minutos antes cuando la había despertado, por lo cual, ella se preguntaba si había algo con el 'lugar' al que tenía que ir que afectaba a su estado de humor. Pero no es como si fuese su problema, por supuesto.
La cocina era pequeña pero se acostumbró a ella rápidamente, sintiéndose a gusto. Sabiendo que probablemente el Sr. Gruñón iba a comenzara a molestarla para que se fuera una vez que terminara de comer, decidió preparar algo rápido y simple. Fue a la nevera y sacó un cartón de huevos junto a unos panes en rodajas que rezaba que no estuviesen vencidos. Luego, buscó la canela en un pequeño estante encima de su cabeza. El primero que abrió, estaba repleto con por lo menos cinco frascos diferentes de...¿Pastillas? Entrecerró los ojos y se puso de puntas para ver mejor, dejando que la curiosidad tomase lo mejor de ella. ¿Por qué diablos Harry necesitaría tantas pastillas? ¿Alguien tan joven cómo él?
No pudo encontrar la respuesta ya que unas manos, y no las de ella, presionaron las puertas del estante, cerrándolo con un golpe audible. Clara chilló y giró para ver que ahora el cuerpo de Harry la acorralaba.
"¿Qué estás buscando?" Sus labios se presionaron.
"Oh, uh, canela. Quiero hacer tostadas francesas."
Su cuerpo se inclinó hacia adelante, presionando su espalda contra el borde de la encimera, juntando sus pechos. Su corazón se aceleró, probablemente por su proximidad y también por haber sido atrapada fisgoneando. Harry abrió otro estante y sacó la canela, pasándosela a ella.
"Gracias," Clara respiró, sonriendo. Con eso, Harry regresó al sofá y la dejo preparar el rápido desayuno, el cual se comió como un león hambriento.
El auto de Harry estaba aparcado en el estrecho de la cera en frente de su casa—una camioneta desgastada que pudo haber sido una vez negra, pero ahora la pintura estaba pelada y vieja. A la luz del día, Clara pudo ver la casa más claramente mientras seguía a Harry. Era menos tenebrosa a como se veía en la noche, de hecho, era un poco adorable; la pintura del exterior era blanca, todas las ventanas eran pequeñas y cuadradas, y todo en general se veía simple y cómodo, justo como el interior.
Durante el camino, la charla fue casi inexistente. Clara estaba empezando a darse cuenta que Harry no era de hacer mucha conversación, y sólo hablaba cuando era necesario o cuando estaba enojado. Clara estaba demasiado cansada como para empezar cualquier cosa— su cuerpo aún se sentía adolorido por la noche que pasaron juntos, agregándole la exhaustiva y larga semana que había pasado. Se le hacía difícil mantener los ojos abiertos mientras miraba por la ventana de la camioneta, reposando su mentón sobre la palma de su mano.
"Es justo ahí," Clara finalmente habló cuando vio a su auto entrar en el panorama.. El Corolla azul se hallaba aparcado en la acera justo como ella sospechaba, junto a un pequeño pedazo de papel que la esperaba sujeto en el parabrisas. Que encantador.
Harry detuvo su auto justo al lado. Clara no pudo evitar ver la manera en que sus músculos se movían debajo de su camiseta mientras giraba el volante; por alguna razón, cada pequeña cosa que él hacía, la sorprendían. Desde la manera en que tomada el volante con sus rudas manos hasta la manera en que el nudo de su garganta se movía cada vez que tragaba. Era algo más allá que sólo Harry siendo atractivo; Harry era un peligroso rompecabezas por el cual se sentía ansiosa en resolver, sin importar qué cosa podría salir de todo esto.
No había notado que había estado viéndolo por mucho tiempo hasta que Harry carraspeó su garganta expectante.
"Oh," Murmuró, sonrojándose. Clara le dio una pequeña sonrisa antes tomar el seguro de la puerta.
"Quieres—"Reunió el suficiente coraje por un momento para verlo, con su mano aún en el seguro de la puerta y su cabeza girada hacia él. "¿Quieres...hacerlo de nuevo alguna vez?"
Harry pasó la palma de su mano contra su muslo. "¿Quieres follar otra vez?"
Las mejillas de Clara no podían estar más calientes y rojas, como si alguien la hubiese quemado. "Uh, sí. Sé que no debería y probablemente sea algo de lo que me podría arrepentir, pero...pero disfrute lo de anoche y me han pasado cosas muy duras," Tragó y echó un mechón de cabello detrás de su oreja. "¿Sabes qué? Soy una idiota. Finge que nunca dije nada." Clara forzó una risa avergonzada, mientras que mentalmente se maldecía.
Sus ojos verdes la observaron. Hubo un momento de silencio que pasó, no del tipo incomodo sino del tipo que mantuvo seca la garganta de Clara.
"Deberías irte," Harry dijo finalmente luego de un momento, su voz un poco más ligera de lo habitual. El rostro de Clara cayó por un segundo antes de notar una mínima sonrisa apenas visible en sus labios rojos. Las esquinas de sus labios estaban levantadas ligeramente e incluso observó unas ligeras marcas en sus mejillas. A pesar de que su despido no era ni un sí ni un no ante su tonta propuesta. Puede que haya sido un quizás.
Eso era todo lo que ella necesitaba. Clara sonrió y salió de la camioneta con sus brazos cubriendo su cuerpo mientras iba hasta su auto.
Clara no tuvo trabajo al siguiente día. Despertó en la mañana aún poco adolorida, así que su ducha fueron unos buenos treinta minutos, el agua caliente golpeaba su piel y relajaba sus tensos musculos. Se sentía bien no ir al trabajo y tener que ver a Janice, pensó esto mientras salía de la ducha pisando el suelo frío, dejando salir de sus labios un suave tarareo. Por milésima vez, iba a pretender que Janice no existía y que su vida no se estaba volviendo en un completo desastre.
Cuando se vio en el espejo y vio sus brillantes ojos y facciones marcadas (Las cuales siempre pensó que la hacían ver muy masculina), y también vio mientras bajaba la mirada, unos moretones marcados en sus caderas en forma de huella. Un calor se acumuló en su estomago y quitó la mirada ante tan obscena visión e intentó reconstruir en su mente la sensación de sus manos en su cuerpo. Sus manos fueron tan bruscas, frías y grandes.
La mano de Clara, mucho más pequeña y suave, bajo por su torso y se metió entre sus muslos. No se detuvo al pensar en Harry mientras sus propios dedos masajearon su clítoris, excitándola más. Sus ojos se cerraron y pretendió como si en vez de sus dedos fueses aquellos que eran fríos, fuertes y delgados.
Un llamado a la puerta sonó a las tres de la tarde cuando Clara estaba acurrucada en su sofá con Maggie sobre su regazo mientras veían una película en la televisión donde salía Drew Barrymore. Clara no le agradaba los disturbios cuando estaba teniendo su tiempo de relajación peor luego de un minuto de golpes incesantes, finalmente se pudo de pie y abrió la puerta ante un par de ojos castaños.
"Liam," Sonrió ante el atractivo y suave rostro que le sonreía de vuelta. El aroma de algo rico, no sabía de qué, llenó sus fosas nasales haciéndola casi gemir, no se había dado cuenta de lo hambrienta que estaba.
"Hey, disculpa que vine sin avisar." Sobó la parte de atrás de su cuello y sostuvo la bolsa que colgaba de su mano con un pequeño contenedor. "Te traje comida china."
Por supuesto que sí, Clara pensó para sí misma a la vez que tomaba el contenedor que le trajo su amigo. Liam siempre había sido amable y muy dado como para su propio bien. Siempre la llenaba de joyas y ropa e incluso varias veces le había llevado almuerzo al trabajo. Ella a veces lo molestaba preguntándole que si debajo de su ropa traía alas. Liam siempre le contestaba con una sonrisa, quedando sin palabras por las palabras de broma de su amiga, las cuales secretamente encontraba encantadoras.
"Me muero de hambre," Clara respiró, inhalando profundamente el aroma que salía de la comida para luego cerrar la puerta después de haber dejado a Liam entrar. Verlo, algunas veces la hacían sentir como si fuese irreal, por lo alto y musculoso que era, porque siempre tuvo de él una imagen de un niño con las mejillas regordetas. ¿Cómo podía ser que este hombre con mandíbula fuerte y barba sea el mismo niño que había conocido cuando tenía cuatro?
"Hoy es tu día libre, ¿Cierto?" Liam tomó asiento en su sofá y Clara observó sus acciones mientras abría en contenedor y empezaba a comer, sin importarle lucir bonita y decente en frente de su buen amigo. Le dio a Liam un pequeño asentimiento como respuesta aún con la boca llena de arroz.
"Que bien. Jackson me dijo que has estado trabajado mucho últimamente." Los ojos marrones de Liam la miraron, llenos de preocupación.
Clara tragó su comida antes de enarcar las cejas. "¿Jackson? ¿Qué haces hablando con ese idiota?"
Liam rió. "Vino a mi apartamento el otro día. Lo ayudé con algo de Algebra."
"Hm," Clara limpió las esquinas de su boca con su dedo. "¿Cómo está? No lo he visto desde..." Se cayó. Oh, no lo he visto desde que un tipo lo noqueó, el mismo tipo al que atropellé con mi auto y también me follé.
"Está bien," Dijo Liam encogiéndose de hombros. "Creo que está pasando por una de sus fases." Forzó una suave risa y mordió su labio inferior. Clara asintió de acuerdo.
"Oh, definitivamente. Está pasando por una de esas etapas de rebeldía donde quiere mostrar que es un macho haciendo cosas estúpidas." Rodó sus ojos mirando al techo ante el pensamiento de su joven y tonto hermano y sus recientes acciones, una de las peores ha sido meterse en la pelea de calle...Bueno, que ella sepa al menos. A veces deseaba poder mantener un ojo en él pero siempre estaba ocupada con el trabajo y Jackson aún vivía con sus padres así que era un poco complicado manejar hasta allá. Era una ruta que no estaba muy dispuesta a hacer muy seguido.
No había visto a sus padres desde un largo tiempo. Clara se había mudado de casa desde hace ya seis meses y ahora todo su tiempo se enfrascaba en el trabajo; no lograba encontrar un tiempo libre para ir a visitarlos. Habían pocas conversaciones que llegaba a tener con su madre por teléfono, la mayoría sobre Jackson, pero ni se acercaba a la relación que solían tener. Clara había sido bastante apegada a ella cuando era pequeña, siempre la ayudaba en los que labores de la casa, especialmente en la cocina. Su infancia fue tierna y llena de amor por parte de ambos padres. Clara nunca tuvo que esforzarse o trabajar duro para nada hasta ahora; vivir por su cuenta era mucho más dificultoso de lo que se esperó.
"Yo era igual cuando tenía su edad," Liam sonrió ante su intento de broma.
"No, sabes que no." Clara echó su cabeza hacia atrás riendo. "Eras un ratón de biblioteca, Liam." Sus ojos brillaron de risa ante su amigo.
"Lo sé," La suave risa de Liam sonó junto a la suya. Las cosas entre ellos siempre eran fáciles de llevar, sus conversaciones fluían de manera natural y nunca habían momentos incomodos. Liam era lo único que mantenía a Clara en la normalidad, ya que era lo más cercano a una familia que tenía en ese momento. Desde que apenas veía a su familia, Liam era la segunda mejor cosa que la hacía sentir en casa.
Una vez que Clara terminó de comer su comida china (La cual no estaba tan buena pero su hambre la hizo saber como el cielo) Liam se levantó del sofá y paso su mano por su nuca.
"Bueno, trataré de pasar por el restaurante durante la semana," Le dijo con un notable temblor en su voz. Clara lo miró confundida mientras los ojos de su amigo se iban nerviosamente a sus zapatos. "Yo, ehm..." Pausó y tosió contra su mano hecha puño. "Me estaba preguntando si...¿Te gustaría salir a cenar? Sólo si quieres, puedo llevarte a tu restaurante preferido. Ese que está cerca de la casa de tus padres."
¿Por qué estaba tan nervioso? Se preguntó, ligeramente divertida por su extraño comportamiento. Sin embargo, una sonrisa apareció en su rostro mientras asentía.
"Sí, claro que sí. Tengo años que no salgo a comer."
"Genial," Liam contestó. Con un último adiós, salió y Clara se quedó viendo películas, acurrucada con su gata naranja e inevitablemente con un chico misterioso de cabello enrulado en su cabeza.
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"Let's put it in a motion, Imma give you a promotion. I'll make it feel like a vacay, turn the bed into an ocean."
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