5. Por el bien de la ciudad

Sin pensarlo un segundo más rápidamente Alan salió de la sala y fue hacía su closet para colocarse el traje. No le importó en la más mínimo terminar de desayunar, sus prioridades cambiaron drásticamente al ver las noticias. Al llegar al closet tomó la espada, la colocó en el suelo para luego guardarla y así llevarla consigo.

—¿Piensas ir en serio?  —preguntó Karla, en sus ojos se mostraba la clara preocupación que sentía por su novio, ella temía que las nuevas acciones de Alan como héroe lo llevaran al borde de la muerte— No tienes porqué hacerlo...

Ella caminó y de forma suave llevó su mano derecha a su abdomen.

—Sí, si lo haré —Alan se colocaba sus zapatos especialmente diseñados para su labor cómo héroe de la ciudad, ni siquiera miró a Karla mientras lo hacía— Y si tengo que hacerlo.

—Pero son tres —Karla dio dos pasos más y luego se detuvo— Te enfrentarás a tres personas que seguro tienen habilidades sobrehumanas, solo serás tú contra ellos.

—Si yo no lo hago nadie lo hará —Alan dejó de colocarse los zapatos para mirar a su novia desde el lugar en dónde se encontraba sentado— No conozco a otros héroes, no tengo el teléfono del supuesto héroe llamado Fénix para llamarlo, no vendrá a detener a esa gente, seguramente debe estar ocupado salvando su ciudad o haciendo desastres, no queda de otra debo ser yo quién los detenga, debo ser yo quién salve mi ciudad.

—Es que tengo miedo de perderte —Karla bajó su mirada, estaba a punto de llorar— No quiero que mi bebé crezca sin su padre, no soportaría una vida así.

—Amor no llores —Alan se levantó y se acercó a ella para consolarla— No te preocupes, no pienso morir sin ver crecer a nuestro bebé, sé que es difícil de comprender, sé que soy una persona difícil de tratar pero hago esto por el bien tuyo, por el de nuestro bebé, por el de todas las personas de la ciudad, se puede hacer una diferencia y más aún si la policía no puede yo lo haré.

Alan tocaba lentamente el abdomen de Karla, luego alzó su mano derecha para usar los dedos de esa misma mano y así secar sus lágrimas. Le dio un tierno beso en el vientre y luego la besó en la boca.

Luego de ese pequeña charla Alan prosiguió a colocarse el traje, guardó la espada en la funda que se colocaba en su espalda, además se guardó seis cuchillas en pequeños bolsillos que su pantalón tenía, la idea de las cuchillas era relativamente nueva pero había decidido usarlas al ver que de manera probable le tocaría enfrentarse a tres personas no tan comunes.

Él tenía una ventaja y era que ya había peleado con Carlos, ya sabía cómo lidiar con él tan solo le bastaba descubrir las habilidades de los restantes pero para eso usaría a Carlos, mientras terminaba de preparar todo ya estaba ideando un buen plan que esperaba que le resultara.





Mientras tanto en las afueras de las instalaciones de la policía Carlos estaba haciendo destrozos por doquier, con fuertes puñetazos lanzaba los carros cayeran dónde cayeran.

Un grupo de ocho agentes de policía salieron a toda prisa, los ocho se dividieron en dos grupos de cuatro, un cuarteto se dirigió a la derecha y el otro cuarteto a la izquierda.

No tardaron mucho en disparar a Carlos, cosa que no servía mucho porque la piel de Carlos se volvía más resistente cuándo estaba en su modo hexahumano. Carlos saltó para acabar con el primer cuarteto que estaba más cerca, a un policía lo mandó a volar con un fuerte manotazo, otro le disparó en los pies, al estar tan cerca Carlos pudo sentir cierto dolor que era soportable, pero el hexahumano no perdió el tiempo y lo tomó del cuello para luego hacerlo estrellar contra uno de los carros.

Los otros dos policías le dieron varias patadas y puñetazos pero para Carlos eso no era nada, al mismo tiempo los rasguñó con sus garras, los sostuvo por su uniforme hasta hacerlos golpearse cabeza con cabeza, los dos policías cayeron al sueño inconscientes y con sangre saliendo de sus cabezas.

El otro cuarteto fue por Zatu y Camelia, la mujer asiática esquivó tres balas que le lanzó una mujer policía, luego cortó varias partes de su cuerpo, rodillas y abdomen de manera específica.

Zatu venció a los tres últimos policías con suma facilidad, los policías dispararon al mismo tiempo sin embargo eso no fue de utilidad porque el hombre musculoso convertía la estructura física de su cuerpo en humo haciéndose intangible, las balas solo lograban pasar a través de su cuerpo cómo si nada, estuvo así hasta que las balas de los policías se agotaron, era su oportunidad para volverse tangible una vez más y así usar su espada para matar a los policías, a los tres últimos policías los mató cortandoles el cuello con su espada.

Las personas que observaban a lo lejos estaban preocupadas, no podían creer lo que estaban viendo.

Inclusive a través de un helicóptero una reportera y un camarógrafo transmitían en vivo todo el evento.

—Son imágenes fuertes las que acabamos de ver —ella hablaba mientras que el camarógrafo no paraba de grabar y enfocar a los tres personajes que estaban llamando la atención en toda la ciudad— ¿Dónde está Tigre?.

—Quédate aquí por si llegan a aparecer más policías —ordenó Zatu mirando a Carlos que tan solo asintió con su cabeza y movía sus dedos para mostrar sus garras- Nosotros iremos por Javier.

Zatu y Camelia empezaron a caminar hasta dirigirse a la puerta principal de las instalaciones de la policía. Él hombre de la pesada espada se detuvo cuándo pudo escuchar unos pasos.

—Detente -le aconsejó Zatu a la asiática— Tal parece que nos están esperando allá dentro. Es tu turno, avanza y mata a todos los policías que aparezcan.

Camelia no estaba segura de hacerlo, en primer lugar porque no sabía el número exacto de policías, además de que estaría en una gran desventaja porque seguramente los agentes del orden usarían armas de fuego para atacarla, ella no tenía con que protegerse de las balas, tan solo las podía esquivar o desviar con sus abanicos metálicos y la segunda razón era debido a que no quería matar a ningún policía, ellos son los buenos, no podría hacer algo así.

—¿Qué estás esperando? —Zatu gritó muy fuerte mirándola— Si no lo haces, te aseguro que tu hermana morirá por mis propias manos...

Una vez más Camelia se sentía impotente por no poder hacer nada para salvar a Katana, ella apretó sus puños muy fuerte pero sabía que no tenía opción, era la vida de los policías o era la de su hermana, la única familia que le quedaba.

Dio dos pasos llenos de inseguridad y luego sacó una especie de agujas de uno de sus bolsillos especiales de su ropa. Lanzó tres de todas sus agujas que quedaron incrustadas en la puerta metálica que estaba frente a ella, segundos después la puerta explotó, tan solo humo quedó.

Sin perder más tiempo un sinnúmero de balas fueron disparadas por varios policías que estaban dentro de las instalaciones. Camelia supo cómo protegerse debido a que se agachó y además desvió varias balas con sus abanico metálicos.

Cuando los policías dejaron de disparar ella empezó a actuar, se levantó para atacar. De a poco fue derrotando a siete policías, al primero le propinó dos patadas en el abdomen y le cortó la espalda con sus abanicos, al segundo y al tercero los derrotó lanzando cerca de sus pies agujas explosivas, al enfrentarse a la cuarta policía tuvo dificultades ya que recibió golpes con la pistola sin embargo venció a los tres últimos policías con cortes en las piernas y al final los dejaba inconscientes dándole patadas en la cara.

Otro grupo de diez policías aparecieron frente a ella, se sentía cansada pero no tuvo que pelear porque Zatu lo hizo, llenó todo el ambiente de humo, la visión de los policías se volvió dificultosa, Zatu aprovechó y mató a todos con gran facilidad al usar su gran espada.

—Qué inútiles son —mencionó Zatu mirando los cuerpos sin vida de los policías— ¿Estas son las personas que salvarán a la ciudad de los delincuentes?

—No todos lo son —Camelia se acomodó su máscara de geisha— Hay unos que si me tuvieron en aprietos.

Ella le mostró a Zatu como en su brazo derecho tenía una pequeña herida por un rose de bala. Zatu no dijo nada tan solo miró por pocos segundos la herida de la asiática.

—¿En qué piso nos dijo nuestro contacto? —preguntó Zatu, miró rápidamente a la mujer esperando una pronta respuesta— No recuerdo si es en el dos o en el cuarto.

—En el cuarto piso —contestó Camelia, ella miraba a su alrededor tratando de ver que no aparezca otro policía más.






Carlos miraba a toda la gente que lo observaba a unos cuántos metros, él emitía fuertes rugidos para intimidarlos, estuvo haciéndolo por un rato hasta que se detuvo porque recibió un disparo por su zona escapular izquierda, la bala no le causó tanto daño, solo sintió dolor y algo de sangre rodar por su espalda pero para su estado hexahumano no era nada grave.

—Eso no es nada —exclamó gritando fuerte. Abrió su boca y mostró sus dientes feos y filosos, luego lanzó una amenaza mientras miraba hacia la parte alta de los edificios y casas que estaban alrededor de las instalaciones de la policía- Iré por ti francotirador.

—Pero antes tienes una pelea conmigo —dijo Tigre, el levantó su voz puesto que apenas acababa de llegar en su moto.

Las personas empezaron a gritar de la emoción, unos aplaudieron y otros tan solo miraron.

Las cámaras se centraron en el héroe de la espada.

—Tigre... —dijo Carlos frunciendo el ceño.

El héroe se bajó de la moto, caminó entre la gente, él les decía que se alejaran que era muy peligroso presenciar todo. No tardó en llegar la zona que estaba cercada por varios carros que habían sido puestos por el mismo Carlos para evitar que alguien más llegara.

Tigre saltó y quedó sobre uno de los carros, luego dio otro salto para quedar en el suelo e ir por su enemigo.

Carlos empezó a caminar, saltó apareciendo frente al héroe para golpearlo sin embargo Tigre esquivó su primer golpe que resultó ser un puñetazo, el segundo golpe también pudo esquivarlo, Tigre le propinó tres patadas seguidas en el abdomen, las cuáles hicieron que el hexahumano retrocediera.

Carlos bufó cuál animal molesto, tenso los músculos de sus brazos y movió los dedos de sus manos para luego usar sus garras contra el héroe, quién también sacó sus garras metálicas que resultaron ser mejores que las del hexahumano puesto que no se le estaban torciendo o rompiendo.

Tigre sacó su espada al ver que Carlos estaba por asestarle dos puñetazos directos a la cara pero estos fueron repelidos por un lado no filoso de la espada, Carlos esperaba que la espada se rompiera más no fue así, no era fácil deshacerse de un arma como esa, no de la poderosa espada Sellyeta.

El héroe se agachó y así pudo dar patadas a los tobillos del hexahumano, desde el suelo usó el mango de la espada para golpear la cara de Carlos, con lo cuál pudo aturdirlo por un momento, pelear contra un hexahumano le resultó mucho más fácil para Alan que pelear contra dos de ellos.

Sin perder tiempo dio un salto hasta quedar sobre la espalda de su enemigo puesto que había notado con anterioridad la herida en la espalda de Carlos, aprovechó para darle dos puñetazos en la misma zona y luego clavarle las garras metálicas.

El hexahumano gritó muy fuerte del dolor que sentía, tal escena estaba siendo transmitida en la mayoría de los canales.

—Ya apareció —dijo Camelia al ver en un televisor la pelea de Carlos contra Tigre. Revisó en una especie de mesa metálica, lo que buscó fue el control remoto, subió el volumen del televisor inmediatamente.

—Tigre, nuestro héroe está ganando la batalla contra el monstruo —mencionaba la reportera— Pero no debemos cantar victoria, Tigre tiene a dos enemigos más.

—Tiene razón —dijo Zatu al escuchar las palabras de la reportera— Aún quedamos nosotros dos para matarlo, mejor dicho tres con Javier pero ahora quiero que tu vayas a ayudar al zopenco de Carlos que con sus habilidades está perdiendo fácilmente, distrae al héroe hasta que lleguemos nosotros dos, aún tengo que rescatar a Javier y administrarle la Hex.

Camelia asintió y se marchó rápidamente. Ella no tardó tanto en llegar al lugar en dónde Tigre peleaba contra Carlos. Al salir de la destrozada puerta lo primero que vio fue como Carlos estaba boca arriba sobre el suelo siendo golpeado en el abdomen con el mango de la espada de Tigre.

La mujer con máscara de geisha de forma veloz lanzó tres de sus agujas, las cuáles quedaron incrustadas debajo de la rodilla izquierda del héroe, él se detuvo, giró su cabeza para mirarla, sabía que todo se complicaba más con la llegada de ella, porque no tenía idea de sus poderes o habilidades.

Al estar distraído recibió un puñetazo de Carlos que le dio de lleno en el pecho, el héroe quedó sobre uno de los tantos carros dañados.

—¿Por qué no le explotó su pierna o todo su cuerpo? —recriminó Carlos con el ceño fruncido. Él ya estaba de pie alado de Camelia.

—No lo sé —contestó ella mirándolo, luego miró al suelo por unos breves segundos- Supongo que mis agujas explosivas se agotaron pero no es momento de hablar debemos derrotarlo, ya se está levantando.

La asiática corrió hacía el héroe a toda velocidad, Tigre sentía dolor en su pierna lastimada por las agujas pero debía seguir no podía rendirse.

Dando un salto Camelia lanzó seis de sus agujas, tres de su mano derecha y tres de su mano izquierda, él héroe esquivó dos girando su cuerpo hacia el lado derecho, las cuatro restantes las detuvo al usar su espada. Camelia continúo avanzando y al estar más cerca intentó cortar al héroe con sus abanicos metálicos que eran repelidos por la espada, a medida que los abanicos y la espada Sellyeta chocaban sus filos entre sí se generaban chispas pero además el filo de las armas de Camelia de a poco se iban gastando hasta que uno de sus abanicos se partió en dos pedazos.

Tigre sonrió pero su sonrisa se desvaneció cuándo recibió un puñetazo en la cara por parte de Carlos, quién con un gran salto llegó muy rápido hasta dónde lo mandó a volar, de ahí lo sostuvo de su pierna izquierda para luego levantarlo y así lanzarlo contra el suelo una y otra vez como si fuera un saco.

Alan estaba cansando, desde que sus habilidades se potenciaron no le había pasado jamás algo similar pero se levantó a tiempo sacó su espada y empezó a blandirla para alejar a sus dos enemigos que iban por él. Tigre dio un salto hasta estar más lejos de ellos, se escondió detrás de dos patrullas de la policía, al estar acuclillado vio el cuerpo sin vida de uno de los policías.

—Lamento haber llegado tarde —susurró mirando con pena al policía fallecido que tenía sus dos ojos abiertos todavía. Él se los cerró, estabo agitado y miraba a su alrededor para ver que podría usar para vencer a sus enemigos.

De repente sintió cómo una mano lo halaba, se asustó al ver que la mano flotaba, el resto solo era humo, intentó usar su espada pero fue halado tan fuerte que la Sellyeta se le soltó de las manos.

—¿Qué tenemos aquí? —dijo Zatu mirando al héroe que estaba en el suelo— Llegó tu hora Tigre si no pudiste contra dos no podrás contra nosotros cuatro.

Zatu estaba acompañado de Javier quién ya estaba transformado por recibir una dosis más de la Hex, Camelia y Carlos se acercaron y se posicionaron a los lados de sus dos aliados.

Tigre estaba acorrolado, a su alrededor todo el ambiente se mezcló con humo negro, recibió un puñetazo de Javier en la espalda, otro puñetazo en el abdomen de parte de Carlos, Camelia clavó dos agujas en el abdomen. Los tres villanos lo atacaron imultáneamente por lo tanto para él fue difícil protegerse o pelear, usó su vista mejorada para usar sus puños, con su buena audición escuchó como el filo de una espada resonaba al estar en contacto con el suelo.

—Imposible —dijo para sí mismo pensando que estaban usando su espada pero se trataba de la gran espada que Zatu usaba.

La espada dejó de sonar, sabía que alguien lo atacaría con ella, escuchó su respiración y sus pasos así que retrocedió, reconoció su olor era de la misma persona que lo haló con su mano. Sacó sus garras metálicas para defenderse mientras retrocedía lentamente.

De repente pudo percibir un quinto olor, pensó que eran más problemas para él pero se equivocó, el humo se dispersó cuándo de la nada una ráfaga de viento apareció en esa zona.

Con el humo disperso observó cómo una mujer de traje morado con un bastón peleaba con Camelia, la mujer de la máscara de Geisha recibió una seguidilla de patadas hasta caer dolorida en el suelo.

Los grandotes de Carlos y Javier trataron de golpearla pero ella era bastante ágil, así que usó su bastón transfomado en un paraguas que luego usó para disparar en los tobillos de los dos hexahumanos y después lanzarles bombas pequeñas.

Zatu era el último que estaba en pie, este intentó matarla con su gran espada pero Nocturna usaba su bastón para defenderse, ella lanzó una pequeña bomba por su pies y luego saltó hacía atrás. La bomba resultó ser una bomba lumínica.

Nocturna aprovechó el momento para ir por Tigre quién estuvo todo el tiempo observando sorprendido la batalla de ella contra los cuatro enemigos.

—Vamos no es tiempo de perder —dijo Nocturna mirando a Tigre a los ojos— No es necesario que me des las gracias, mejor preocupate por vencer a esos cuatro.

—¿Pero cómo lo haremos? —preguntó Tigre tratando de disimular su asombro.

Nocturna solo esbozó una sonrisa.

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