3. Sujetos de prueba
Con la primera y más reciente hazaña de Tigre, el se ganó rápidamente mucha popularidad en la ciudad. Por todas las redes sociales se propagaban los vídeos y fotos que las personas que estuvieron dentro del banco subían al internet, el tema de "Tigre salvando a la gente en un banco" era lo más comentado por todos lados.
—¡Wow! —exclamó con sorpresa Karla mientras revisaba su teléfono— Eres tendencia en Twitter.
Ella miró a su amado quién apenas acababa de llegar a su casa, él se estaba quitando la máscara, al igual que lo hacía con sus guantes, la máscara la dejó sobre la mesa central al igual que sus guantes.
Luego procedió a guardar la espada Sellyeta con su respectivo mango dentro de su closet especial.
—¿En serio? —preguntó Alan incrédulo, pensando que su novia bromeaba o algo por el estilo— Ni siquiera han pasado dos horas desde lo ocurrido, ¿cómo es posible?
Karla se levantó del cómodo mueble en el que se hayaba y caminó hacía su novio con su teléfono en mano.
—Mira si no me crees... —dijo ella con un tono de voz entre molesto y a la vez divertido.
—¡Wow es verdad! —exclamó sorprendido Alan, abrió sus ojos más de lo normal, luego procedió a leer— #Tigre es tendencia al igual que #TigreNuevoHéroe.
—¿Ahora me crees? —preguntó Karla arqueando una de sus cejas y cruzando los brazos. Ella se acercó a él para abrazarlo por la espalda, le quitó la especie de camisa/buso que llevaba Alan cómo traje.
—Sí así veo... —contestó Alan mientras le ayudaba a su novia a quitarse la ropa que el mismo cargaba— No lo llegué a imaginar definitivamente.
Su amada lanzó la camisa/buso sobre una pequeña mesa de color negro que se hayaba en medio de los dos muebles grandes de la sala de estar.
—Aún lo eres mi amor —susurró Karla mirándolo fijamente.
Alan bajó su mirada de repente.
—No Kar... —empezó a hablar— Ya no lo soy, lo fui hace aproximadamente un mes pero ya no, no más. Ya no soy un policía — Alzó su mirada— Y ya no creo que vuelva a serlo jamás, eso ya quedó en el pasado.
Karla al ver cómo su novio se empezaba a poner triste trató de animarlo, ella de manera sensual se quitó el camisón de color celeste que cargaba dejando al descubierto su torso con solo su escote.
Ella se acercó a su amado, lo acarició por la espalda, le dio suaves besos en el cuello.
—Ven y juguemos mi tigre —mencionó Karla con una sonrisa picaresca, ella lo jaló de su mano para llevarlo a uno de los muebles que estaban cerca.
Alan sonrió de forma coqueta también y luego procedió a gruñir un poco.
Al día siguiente estaba Zatu, un criminal líder que se encargaba de vender y comprar sustancias químicas capaces de producir habilidades o básicamente súper poderes a las personas que las consumiesen.
Zatu estaba revisando que su nueva mercancía estuviera en condiciones óptimas para su próxima venta.
—Genial todo está perfecto —exclamó Zatu esbozando una ligera sonrisa— ¿No lo crees?
Él hombre de gran tamaño y cabello rizado miró a los ojos a su acompañante, a la bella mujer de rasgos asiáticos, llamada Camelia.
—Sí, sí —contestó Camelia mostrándose indiferente hacía el hombre que estaba a su lado.
Zatu se molestó por la actitud de la mujer.
—¿Vas a seguir portándote cómo una niñita? —preguntó levantando la voz, haciendo que todo su séquito de hombres miraran la escena.
La mujer no contestó, estaba reacia y su rostro se mostraba serio, tampoco lo miró a los ojos, ella constantemente evitaba verlo a los ojos porque si lo hacía estaba segura de querer golpearlo, pero con la habilidad hexahumana de Zatu eso era algo difícil de lograr.
—¿Acaso te olvidas de por qué estás aquí conmigo? —Zatu realizó una pregunta más, pero esta fue totalmente diferente, esta hizo que Camelia temblara por unos instantes— ¿Te olvidas de Kanata?
Zatu sonrió al sentir cómo Camelia temblaba, pues el la tenía agarrada del brazo izquierdo, él disfrutaba ver el miedo en los demás, él sabía que con tan solo nombrar a Kanata, Camelia se comportaría y así dejaría su actitud indiferente y reacia ante él.
—No, no lo he olvidado —respondió Camelia tratando de mostrarse fuerte— Tú cumple con lo que prometiste y yo cumpliré con mi parte del trato.
—Así me gusta que hagas caso... —mencionó Zatu sonriendo viendo cómo Camelia se mostraba cuándo le nombraba a Kanata.
Sin perder más tiempo Zatu caminó por los pasillos del viejo local en dónde se encontraba él junto con su sequito de hombres y su mercancía.
Él continúo caminando, mientras lo hacía miraba cómo sus trabajadores preparaban sus armas tanto de fuego cómo armas blancas.
En otra sección observó cómo un pequeño grupo de hombres llevaban grandes paquetes de plásticos, que eran los contenían la sustancia capaz de otorgar habilidades fantásticas a quiénes se sometan a ella.
Zatu subió por unas escaleras hasta colocarse muy cerca de un balcón hecho de metal, desde ahí se podía observar todo el lugar gracias a la vista panorámica que brindaba esa sección de la bodega que él y sus hombres usaban para diversos fines.
—¡Escuchen! —dijo Zatu después de haber tomado una gran bocanada de aire. Cuándo él habló todos dejaron de hacer sus actividades— Cómo sabrán ha aparecido un nuevo héroe en la ciudad, el mismo que detuvo a varios de sus compañeros la noche de ayer, por su culpa no pudimos obtener ese dinero que era valioso para comprar más de la poderosa "Hex".
—¿Qué haremos señor? —preguntó uno de los hombres que estaba escuchando atento todo lo que su jefe le decía.
—Buena pregunta... —mencionó Zatu fijando su mirada en el hombre de cabello largo para luego regresar a mirar a todo el grupo, incluyendo a Camelia, quién fue la única que no se colocó de pie cuándo Zatu empezó a hablar.
—No nos queda más que enfrentarnos contra él... —empezó a decir su plan— No sabemos que tan fuerte es, no conocemos sus habilidades puede que sea similar al poder del otro héroe llamado Fénix o puede que no sea más que un aficionado pero para ello necesito que dos de ustedes se sometan a la Hex, o sea a nuestra sustancia química ya que con ella obtendrán habilidades sobrehumanas, no debemos perder ante nadie y menos sobre el supuesto nuevo héroe, vamos a demostrar quién manda en la ciudad.
Los presentes no estuvieron muy contentos al escuchar lo último, ninguno de ellos quería ser sometido par probar aquella sustancia química, debido a que no estaba del todo comprobado su funcionalidad además de que solo eran prototipos y se desconocía aún los efectos secundarios de la misma.
—No tienen nada que temer —habló Zatu mirando a sus secuaces— Yo soy la prueba viviente de que la Hex funciona correctamente.
Algunos se sintieron más relajados al recordar que era verdad lo dicho por su líder.
—Así que tú —dijo señalando a uno de los hombres más atléticos de todo el grupo— Y tú, vengan serán los primeros privilegiados para obtener los poderes de la Hex.
Al otro sujeto que eligió fue al del cabello largo, que fue quién había hecho una pregunta anterioremente.
—Vengan conmigo —Zatu los llamó haciendo gestos con su mano derecha.
Los dos elegidos no tuvieron más opción que ir a dónde su líder los llamaba y al igual que ellos Camelia también se dirigía hacia las escaleras.
Los tres subieron hasta llegar a una habitación especial, la cual tenía paredes muy gruesas pintadas de color negro, el piso era blanco con baldosas, en una esquina estaba una mesa metálica con varios paquetes pequeños cubiertos con fundas negras, además habían dos armas que eran AK-47, así mismo en la mesa habían dos jeringas junto a un frasco de vidrio transparente que contenía la sustancia química conocida cómo "Hex".
Camelia se sentó sobre una cómodo sillón para observar el procedimiento.
—Señor ¿quién nos va aplicar la inyección? —preguntó el de cabello largo mientras una gota de sudor caía por su frente.
—Pues yo —contestó rápidamente Zatu sosteniendo el frasco de vidrio— Yo mismo me inyecté la vez pasada y fue un éxito.
El otro hombre que estaba por someterse a la sustancia también se puso nervioso y más al escuchar que su jefe Zatu sería quién lo iba a inyectar y eso se evidenció cuándo disimuladamente tragó saliva.
—Bien comencemos —mencionó Zatu.
El hombre de gran musculatura llamado Zatu le indicó a su sequas que se sentara en una de las sillas, al otro le dijo que esperara, el hombre de cabello largo se sentó aún estando con miedo de que algo llegue a salir mal y muera por haberse administrado Hex.
Sin esperar más Zatu destapó el frasco de vidrio, colocó la tapa sobre la mesa metálica, así mismo destapó la jeringa para exponer la aguja y luego extraer el liquido de color verdoso, al final extrajo 3 mililitros.
Colocó la tapa de la jeringa en su lugar inicial.
Luego tomó un pequeño trozo de algodón, le roció alcohol y procedió la limpiar la zona de la vena del brazo izquierdo del sujeto de prueba para después recoger la jeringa, no tardó más de un minuto en pinchar la vena para luego administrarle los 3 ml de Hex.
Lo mismo pasó con el otro sujeto de prueba, tampoco llegó a tardarse más de un minuto en inyectarlos.
—¿Y bien? —preguntó Zatu después de desechar las jeringas y el frasco en un tacho de basura— Javier...Carlos ¿sienten algún cambio?
Javier y Carlos quiénes permanecieron sentados esperaron que los efectos se notaran, la sustancia no tardó más de tres minutos en hacer efecto.
El primero en mostrar cambios fue Javier, su piel se tornó de un color café, además de que se hizo más gruesa y resistente, los musculos de sus brazos y piernas aumentaron de tamaño, las uñas de sus pies y sus dedos crecieron hasta quedar afiladas y gruesas de forma similar a las garras de un animal feroz.
Hasta sus dientes pasaron a ser colmillos grandes y filosos.
Carlos tuvo la misma transformación, después de todo a los dos se les administró la Hex del mismo frasco.
—¿Cómo se sienten? —inquirió Zatu con una sonrisa en su rostro mientras miraba de pies a cabeza a sus dos secuaces.
—Mejor que nunca —contestaron los dos al mismo tiempo, Javier y Carlos se miraron los dos y luego sonrieron.
—Genial —exclamó Zatu mirando de reojo a Camelia, ella sin duda no estaba contenta con lo sucedido— Si tan solo la Hex hubiera existido antes mi estúpido hermano no hubiera terminado encerrado en la SDCA, siempre quiso usar sus artefactos que creaban ilusiones con sus humitos y cosaa así, cuándo gane mucho dinero con la venta conseguiré mucho más Hex y luego iré a rescatarlo pero por ahora debemos seguir con el plan...
De una extraña forma Carlos y Javier se volvieron a mirar pero en aquella ocasión, su mirada fue diferente, sonrieron de forma malévola aunque trataron de disimularlo.
Carlos dio un salto veloz, alzó su brazo derecho, abrió su mano para usar sus garras contra su jefe y así matarlo pero para su mala suerte no lo logró. Zatu usó su habilidad con la cual pudo salir ileso debido a que las garras de Carlos traspasaron su cabeza.
La habilidad de Zatu era muy útil en defensa debido a que podía transformar su cuerpo en humo, nada podía afectarle ni siquiera balas o armas blancas, él actuó rápido para dar una vuelta lateral con la cuál pudo agarrar su gran espada para terminar apuntando al cuello de Carlos.
—Alto ahí —dijo Zatu sonriendo al ver cómo el plan de Carlos falló— No te conviene hacerlo para nada, aún tienes mucho que hacer.
En ese mismo momento Javier quiso hacer lo mismo pero Camelia se colocó de pie por si tenía que pelear.
—¿Qué puedes hacerme tú ojos rasgados? —preguntó Javier subestimando por completo a la mujer asiática.
—Ya verás... —susurró Camelia, rápidamente ella sacó dos dagas que tenía guardadas por sus tobillos, de forma veloz se deslizó por debajo de las piernas de Javier hasta aparecer detrás de él y así clavarle las dos dagas en la parte alta de su espalda.
Javier solo hizo una leve mueca de dolor.
—¡Alto! —dijo muy molesto Zatu volviendo su pierna izquierda a la normalidad, para darle una patada a Carlos y después le lanzó la espada a Javier pero esta no lo mató, tan solo pasó rozando su mejilla derecha— Se olvidan que trabajan para mí y sobre todo se olvidan que soy más hábil que ustedes y que los puedo matar.
Zatu empezó a hablar con los dos sujetos de prueba, trató de convencerlos de que por tener nuevas habilidades no debían ser tan tontos para usarlas de forma errónea, después de quince minutos los convenció y luego les explicó todo el plan.
—Creo que hiciste una mala elección —comentó Camelia mirando cómo Carlos y Javier salían de la bodega en dónde estaban alojados.
Ella guardó devolvió las dagas nuevamente al lugar de dónde las sacó.
—Eso lo veremos —respondió Zatu. Dio unos cuántos pasos para dejar la espada sobre la mesa metálica. Luego se acercó a su acompañante.— Pero contigo no creo que haya hecho una mala elección.
Él salió de la habitación dejando sola a Camelia, ella estaba enojada, no aguantaba más, quería matarlo pero sabía que no podía, no sin un plan.
Una hora después Carlos y Javier ya se encontraban en el centro de la ciudad, ambos estaban destrozando todo a su paso, primero empezaron asustando a los transeúntes al gritar cómo si fueran animales rabiosos después de todo el tono de sus voces también cambio, volviéndose mucho más grave.
Luego destrozaron un árbol que estaba en una vereda, lo lanzaron a los carros. Mucha gente que manejaba abandonaba sus carros por miedo a ser devorados, llegaron a pensar que los dos sujetos de pruebas serían una especie de mutantes carnivoros.
Una mujer trató de quitarle el cinturón de seguridad a su pequeño hijo de 7 años quién por el susto no podía hacer nada, estaba totalmente paralizado al observar los feos rostros de los hexahumanos.
—¡Auxilio! —gritó ella muy fuerte debido a qué se dio cuenta cómo Carlos iba hacia ellos sonriendo de forma malévola. Ella trataba de ayudar a su hijo, pero el nerviosismo se lo impedía.
No tuvo más opción que cerrar bien las puertas de su carro, no podía salir huyendo porque una llanta fue pinchada con las garras de los dos villanos.
La madre y su hijo gritaron cuando Carlos dio un salto hasta caer sobre la parte superior del carro.
—¡Alto! —se escuchó un grito, acto seguido Carlos salió volando hasta golpearse con un letrero metálico.— No se preocupen ya estoy aquí para ayudar.
La sonrisa que les brindó Tigre, los llenó de esperanza.
El héroe usando su espada y con precaución pudo cortar el cinturón de seguridad para que el niño pudiera escapar junto con su madre.
—Gra...gracias —agradecía el niño aún con temor.
Su madre le agradeció también y luego se marcharon.
—A ti te buscábamos —mencionó Javier caminando hacía el héroe.
Por su parte Carlos aprovechó que el letrero metálico estaba un poco roto y aprovechó para romperlo y usarlo contra el héroe.
Sin perder más tiempo lo lanzó hacia Tigre, pero el héroe reaccionó a tiempo, usó su espada y así pudo cortar en dos el letrero metálico.
—¿Y por qué me buscarían un par de feos como ustedes? —preguntó Tigre guardando su espada.
—Para matarte —respondió Javier dando un gran salto que el héroe no pudo esquivar a tiempo y por lo tanto recibió un golpe en su rostro que lo hizo rodar por el suelo un par de metros.
Carlos y Javier se juntaron, cada uno levantó un auto grande y los lanzaron hacía dónde el héroe estaba, los carros al impactar el suelo produjeron un ruido fuerte.
Los dos villanos tenían que cerciorarse de que el héroe estuviera muerto, pero al no ver sangre empezaron a dudar si esta muerto realmente.
De repente Tigre apareció detrás de ellos, primero le dio una patada al tobillo de Javier haciéndolo caer, luego tomó de la espalda a Carlos para lanzarlo encima de su compañero hexahumano.
—Es mejor que se rindan —dijo Tigre mirando cómo los sujetos de prueba estaban ligeramente agotados— Ustedes son fuertes y tienen buenas habilidades pero el mal nunca gana.
Javier quién estaba siendo aplastado por el cuerpo de Carlos aprovechó para tomar el pie derecho del héroe, con fuerza lo arrastró y luego intentó romperle el tobillo pero Tigre no tuvo más opción que usar su espada y golpear el brazo del villano con el mango de la misma.
Carlos se levantó y al ver eso Tigre tuvo que retroceder, en ese momento no pudo sostener la espada y esta quedó tirada en em suelo muy cerca de los dos villanos.
El héroe se acuclilló debido a que su tobillo derecho le dolía, ya era su segunda pelea cómo un héroe y finalmente se había dado cuenta de que las cosas no eran tan fáciles. La pelea con los dos hexahumanos no era nada en comparación con los ladrones del banco.
Javier al ver la espada no dudó en usarla pero fue un grave error debido a que al instante en el que tocó el mango de la espada, esta le dio una fuerte descarga eléctrica que hizo que volviera a su apariencia normal, además de que quedó inconsciente.
Carlos no se explicaba lo sucedido ni siquiera Tigre sabía el porqué, pero debía aprovechar el momento por lo tanto se levantó y corrió a pelear con Carlos, Tigre le asestó un puñetazo que el pecho que hizo retroceder al hexahumano, Carlos intentó usar sus garras pero para su sorpresa Tigre sacó las suyas con un extraño extrañó movimiento de su dedo índice, Tigre se deslizó por debajo de sus piernas y se trepó en la espalda de su enemigo cuál felino lo haría con su presa, el héroe le propinó dos golpes en la espalda, luego se impulsó dando dos patadas en la espalda de Carlos, el villano quedó arrodillado al suelo, al ver un pedazo de cemento en el suelo lo utilizó para lanzarselo al héroe y así escapar usando su grandiosa agilidad para saltar.
Tigre estuvo a punto de perseguirlo, sabía que podía hacerlo con su olfato o el sentido de su audición sin embargo los policías llegaron al lugar y le impidieron irse.
—Lo siento pero debo ir por el otro sujeto —dijo el héroe mientras tomaba su espada para luego guardarla.
Intentó irse pero un disparo cerca de su pie izquierdo se lo impidió.
—No irás a ningún lado —exclamó uno de los policías mientras apuntaba al héroe con su arma— Y como ves en esta ocasión si te dispararemos.
—Pero yo salvé a la gente de dos villanos —dijo en su defensa Tigre— Estoy haciendo actos buenos y no soy un criminal.
—Eso está por verse —mencionó otro policía.
Las personas que estaban cerca empezaron a abuchear a los policías, después de todo ellos observaron cómo Tigre peleaba por proteger a los demás, la gente estaba apoyando al nuevo héroe.
Eso le dio la ventaja para escapar, ya que muchas personas caminaron hasta estar junto al héroe y agradecerle en persona.
—Gracias a ustedes —dijo Tigre mientras era rodeado por un montón de fanáticos. Aprovechó la muchedumbre y así escapó de los policías.
Después de unas horas Carlos llegó a la bodega en dónde se alojaban Zatu y el resto.
—Señor, Tigre es fuerte —dijo Carlos llegando muy cansado, su respiración estaba muy agitada— Javier fue derrotado y yo pude escapar a tiempo.
—¡Maldición! —exclamó furioso Zatu lanzando un vaso de vidrio al suelo, que luego se quebró en varios pedazos.— Al parecer tendré que ir yo personalmente...
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