1. La caída de un héroe
El frío de Quito la capital del Ecuador también conocida como La Carita de Dios o La Mitad del Mundo que llegaba al borde de los ocho grados centigrados se sentía con más fuerza en las primeras horas de la mañana y ni siquiera el sol que se asomaba poco a poco podría apaciguarlo, era en esa misma mañana en dónde un grupo de policías armados con sus diferentes medios de transporte como carros y motos seguían el rastro de una banda de traficantes de sustancias psicotrópicas que se había instalado hacia tres semanas atrás en la ciudad.
El grupo de policías estaba guiado por el policía joven más reconocido de la ciudad, el famoso Alan Garcés, un hombre de buen porte, no solo reconocido por sus compañeros policías sino que también muy famoso entre las mujeres de la ciudad que lo admiraban y todo gracias sus atributos físicos al igual que su sonrisa a la que ellas suelen llamar perfecta pero aun entre tanta fanáticada él siempre ha tenido ojos para una sola mujer, su novia desde hace cinco años atrás, la hermosa Karla Lamar. En ciertas ocasiones para ella, que su novio Alan tuviera admiradoras era un poco molesto, aunque no del todo porque Alan siempre solía comentarle que solo la ha querido a ella y a nadie más.
Él siempre la llevaba presente cada vez que iba atrapar a ladrones, asesinos o cualquier persona que atentara contra el bien de la ciudad, el sentía miedo de perder la vida y dejarla sola. Ellos dos más de los días habían tratado de conversar sobre el tema puesto que él lo tenía muy presente desde que perdió a uno de sus compañeros hacia un par de años atrás.
Él sabía con certeza que con su trabajo corría gran riesgo de perder su vida pero no le importaba, Alan no pensaba abandonar su trabajo, no solo por el dinero sino más bien por el hecho de salvar a las personas, de detener a cualquier lunático suelto por el país, el poder de defender a los inocentes y detener la maldad del mundo.
Al tener tantas conversaciones sobre que la vida de su amado siempre corría peligro en su trabajo Karla decidió regalarle un reloj muy especial que ella misma lo llamaba o lo nombraba como una cábala o un amuleto de la buena suerte, desde ahí Alan siempre lo ha usado diariamente y no tan solo en su labor como policía sino también fuera de su trabajo, cuando alguien le preguntaba por qué siempre llevaba el reloj puesto el mismo decía que lo cargaba como si fuera parte de su cuerpo y no pensaba quitárselo.
Cuando perseguían a la banda de traficantes de sustancias psicotrópicas él como siempre se quedó observando por unos fugaces instantes el reloj para que le diera suerte antes de entrar en un almacén de gran tamaño, antiguo y descuidado que quedaba muy cerca de los restos dañados de un antiguo taller ferroviario de la ciudad. Antiguo debido a los vagones y demás partes de trenes que estaban en su estado más deplorable como los pedazos de rieles que quedaban los cuales estaban totalmente oxidados tanto así que si una persona los observara con detenimiento notaría como se caen pequeños pedazos cada cierto tiempo, como si estuviera programado.
Alan fue el primero en entrar con su pistola en sus manos, todo el tiempo preparado para lo que sea, al darse cuenta de que por la entrada no se encontraba ninguno de los traficantes con gestos de sus manos les indicó a sus compañeros policías que avanzaran también.
Uno a uno iban detrás del otro observando por todos los rincones con sus armas listas si los traficantes los llegaran a atacar.
La docena de policías seguían avanzando sigilosamente pisando con cuidado el suelo lleno de metal oxidado, no bastó mucho hasta que finalmente Alan se adelantó y encontrara a un grupo enorme de traficantes guardando enormes fundas negras en unos cartones de gran tamaño.
—¡Alto ahí! —exclamó Alan con fuerza apuntándolos con su arma. Los traficantes quedaron sorprendidos al darse cuenta de que fueron encontrados por un policía, en sus caras se notaba que no se esperaban ser hallados con tanta rapidez— Levanten sus manos lentamente.
Todos los traficantes obedecieron puesto que no les quedaba otra opción, al unísono elevaron sus manos como Alan les había indicado a excepción de uno que parecía ser el líder.
—¡Ey tu...! Levanta tus manos también... —dijo Alan con seriedad al notar que no le hizo caso.
—¿Por qué debería hacerlo...? —contestó con una pregunta el maleante tratando de ganar tiempo para pensar en algún tipo de plan y escapar— ¿Acaso eres mi padre o quizás eres mi madrastra...?
El traficante hablador llevaba su mano hacia su espalda esperando sacar su arma y dispararle. Aquel rufián parecía no sentirse intimidado ante la presencia de Alan, se notaba seguro, sus ojos de color café oscuro lo delataban, delataban su seguridad al igual que la expresión de su rostro toda deprimente y levemente cansada, además sus múltiples tatuajes en sus dos brazos que dejaba a la vista de cualquier persona por su camisa sin mangas revelaban experiencia ante tales situaciones.
—¿Te crees chistoso no? —preguntó Alan con el ceño fruncido— Yo te mostraré que es chistoso.
Sin pensarlo dos veces el líder de la banda de traficantes una vez que agarró su arma con fuerza la llevó hacia al frente y le disparó directamente a Alan.
El joven policía de no más de treinta años gracias a su experiencia pudo reaccionar a tiempo y esquivar la bala cosa que el traficante no hizo cuando Alan también le disparó. La bala impactó los dedos del rufián desarmándolo en un santiamén, ante tal acción su sequito de hombres agarraron sus armas dispuestos a dispararles al policía pero sus deseos se vieron frustrados cuando los demás policías llegaron disparando al techo para hacerlos asustar.
La llegada de los demás compañeros de Alan solo marcó el inicio de un intenso tiroteo entre traficantes y policías, ninguno de los maleantes resultó herido de gravedad al final del encuentro debido a que no pensaban matarlos solo meterlos presos por unos largos años por sus actos.
Los refuerzos de los policías llegaron llevándose inmediatamente a todos los traficantes, además de confiscar cada una de las sustancias que estaban guardando en los cartones para exportarlos a países cercanos como Colombia, Argentina, Brasil y México.
Una vez que el operativo había terminado Alan junto con sus compañeros pudieron celebrar ya que finalmente habían apresado a todos los traficantes de sustancias psicotrópicas que quedaban en la ciudad, ellos estaban tan felices de haber metido tras las rejas a todos los traficantes de sustancias psicotrópicas en la ciudad, sin duda un gran logro para la ciudad y el país.
Esa misma mañana Alan recibió una gran noticia por parte de sus superiores, él iba a recibir una condecoración y probablemente un ascenso al día siguiente en un evento especial organizado por la policía. El excelente trabajo que Alan había hecho durante mucho tiempo le había dado grandes cosas y en ese día fue terminar su periodo temprano, lo que indicaba que se podía dedicar a otras cosas el resto del día.
Él se marchó feliz directo a su casa puesto que pensaba llevar a Karla a almorzar con sus padres y en ese momento comentarles de la gran noticia.
Cuando llegó a su gran casa de la emoción ni bien bajó del carro empezó a bailar de un lado a otro cantando con su tono de voz bajo la canción Happy de Pharrell Williams, la emoción que sentía hizo que al momento de intentar abrir la puerta se le cayeran sus llaves.
—Que torpe soy... —dijo mientras se agachaba para recoger sus llaves.
—Pero eres mi torpe favorito... —exclamó con felicidad Karla al abrir la puerta y mirarlo como recogía las llaves.
—¡Karla! —dijo Alan feliz de verla— Ya llegué.
El abrió sus brazos al terminar su última frase esbozando una gran sonrisa.
—¿Cómo así llegaste tan tempr...? —preguntó intrigada Karla pero fue interrumpida por su novio.
Alan no la dejó hablar ya que le dio un gran besó que ella aceptó gustosamente. Mientras se besaban ambos se abrazaban como si no se hubieran visto antes, mientras los besos y abrazos continuaban ellos iban entrando poco a poco a la casa.
El joven policía no le dio más detalles y la dejó con la intriga. Solamente le comunicó que se arreglara que iba a visitar a sus suegros que les pensaba comentar una buena noticia.
Una vez que ambos se instalaron en el carro Karla estaba intrigada y empezó a preguntarle a su novio o al menos esperaba que le diera pistas. Al final se resignó cuando Alan no le dio ni siquiera una mínima pista.
—¿Entonces...? —comentó Karla cruzada de brazos con su vista al frente observando los demás carros que estaban adelante.
—¿Entonces que...? —preguntó Alan y al igual que ella también mantuvo su mirada al frente por precaución ante accidentes de tránsito. El quería mantener su buena actitud y valores ante cualquiera situación, no aspiraba manchar su reputación.
—Ya que no me piensas decir... —contestó Karla mientras miraba el espejo retrovisor que estaba de su lado— Mejor hablemos de nuestra boda.
Al escuchar lo último Alan detuvo su auto tan repentinamente haciendo que ambos se golpearan lentamente. Su acción hizo que un sinnúmero de palomas que estaban cerca empezaran a volar del susto que habían tenido.
—¿Qué pasó? —preguntó Karla con una expresión de molestia y confusión mirando a su amado.
—¿Cuál boda? —contestó Alan ignorando su última pregunta. El empezó a sudar lentamente, pensaba decir otras palabras pero no pudo solamente balbuceo.
—Nuestra boda...la boda de tu y yo...la boda de nosotros dos... —contestó Karla haciendo énfasis en cada una de sus palabras— ¿Acaso no deseas casarte conmigo?
La expresión molesta del rostro de Karla cambió totalmente por un rostro lleno de tristeza.
—No —enunció Alan con fuerza— No me refería a que no quiera casarme contigo....pero...es...que...
Nuevamente el rostro de Karla cambió, una vez más su rostro molesto se manifestó frente a su novio de cinco años que no quería casarme con ella.
—¿Es qué...? —preguntó más molesta ella arrugando su frente, esperando una pronta respuesta— Lo sabía...todos los hombres son iguales...no sé porque le huyen al matrimonio...
Ella volvió a cruzar sus brazos esperando a que Alan dijera unas palabras pero su novio no sabía que responder, se sentía contra la espada y la pared, se puso nervioso tanto así que tragó saliva.
—No es eso...es que...aun no me siento listo... —contestó Alan con sinceridad quitando las manos del volante del carro— Es eso nada más...
—Está bien ya lo dijiste... —comentó Karla tajantemente acomodándose en su asiento dando como finalizada la conversación. Estaba tan molesta que prefirió no decir una sola palabra más puesto a que no quería seguir con la discusión.
Alan estaba por responder pero se vio interrumpido por el sonido de varios carros pitándole que esperaban impacientes porque su carro avanzara. Muchos insultos se escuchaban por detrás y al final no tuvo más opción que seguir su destino para evitar más problemas porque ya tenía suficiente con los de su novia, Karla.
No tardaron tanto en llegar a la casa de los padres de Alan puesto que el tráfico no estaba tan congestionado como en los otros días.
Alan trató de abrirle la puerta a su novia pero Karla al notarlo decidió bajar con rapidez demostrando aún más su molestia. El joven policía solo realizó un largo suspiro de frustración.
La despampanante mujer de largo cabello carmesí tocó el timbre de la gran casa de sus suegros, quien le abrió la puerta fue su suegra, la madre de Alan. Cuando entraron Alan les comunicó a sus padres que les tenía una noticia que esperaba contarle por completo en pleno almuerzo.
Cuando finalmente terminaron de comer Alan les contó que recibiría un reconocimiento por sus buenas hazañas como policía, los presentes se vieron contentos con la noticia, en especial el padre de Alan que realizó un brindis.
La madre de Alan notó que algo estaba pasando entre su hijo y su novia, haciendo varias peguntas bien elaboradas los cuestionados subieron responder correctamente y no revelaron nada al final.
En la mañana siguiente muy temprano Alan ya estaba listo para ir al evento policial, él se marchó primero debido a que le habían comunicado que debía estar puntual, su novia Karla se fue a ver a sus suegros para ir los tres al evento.
El joven policía no tardó en llegar al lugar del evento que se desarrollaba en el auditórium de un edificio con conexión a la policía de la ciudad, la parte superior del auditórium estaba cubierta por cielo raso, además en el centro estaban muchas sillas muy cómodas para todos los presentes, más delante de las sillas se encontraban unas cortas escaleras que llevaban a una gran mesa con un numero contados de sillas para personas específicas.
Las personas se iban sentando a medida que iban llegando, la mayoría de los presentes eran policías ya retirados y familiares también. Todo parecía normal a excepción de dos hombres que estaban de guardia en la entrada principal conversando en voz baja y de forma muy misteriosa.
—Debemos estar listos... —dijo en voz baja el guardia de la derecha sin mirar a su compañero.
—Sí, cuando él nos de la señal actuaremos... —contestó el guardia de la izquierda riendo ligeramente esperando con ansias lo que iba a ocurrir en el evento.
—Ya es hora de que al maldito policía le apaguemos su estúpida sonrisa —dijo el de la derecha con un tono de voz que manifestada su enojo e inconformidad con Alan.
Ellos no emitieron más palabras debido a que no querían que su plan se arruinara, todo debía parecía normal, ambos debían pasar por desapercibidos y aguardar hasta que cierta hora llegue para actuar junto con cierta indicación y matar de una vez al policía que interrumpió sus planes al atrapar a los traficantes días atrás.
La parte inicial del evento se mantuvo con normalidad hasta que Alan fue llamado al escenario. Todos los invitados presentes comenzaron a aplaudir cuando Alan se levantó de su asiento.
Él caminó hasta estrecharse la mano con un compañero suyo que estaba a una esquina del escenario, el cuál todo el tiempo en el evento permaneció con sus brazos cruzados.
El jefe de la policía dijo unas cuantas palabras, Alan y él se abrazaron.
Cuándo Alan se disponía a hablar la puerta del salón se abrió de manera brusca, los dos guardias entraron después de ver al policía que antes se había saludado con Alan, que al tener sus brazos cruzados pudo levantar ligeramente su mano derecha para avisarles a sus secuaces que entraran.
Cuándo ingresaron al primero que dispararon fue a Alan, quién recibió una bala directa en su hombro derecho, él era su principal objetivo.
Todo se volvió un caos, muchos empezaron a intentar esconderse, otros policías se trataron de defender con las armas que habían llevado, pero al ser muy pocos fueron asesinados de forma rápida y deprimente.
Alan se sostuvo su hombro herido, le dolía mucho sin embargo a eso no le tomó tanta importancia, él se levantó de a poco y gritó lo más que pudo, sus gritos iban para su novia y sus padres, el les decía que se escondieran o que salieran corriendo a un lugar seguro.
De manera asombrosa más antisociales aparecieron disparando por doquier, sin embargo los policías no se dejaron, usaban las sillas u otros objetos para defenderse, otro policía combatió fuego contra fuego.
—Es inútil todos van a morir incluyendo tu novia y tus padres.
El policía que había estado de brazos cruzados dio unos pasos hacia Alan, mientras caminaba sacaba una daga de uno de los bolsillos de su pantalón.
—¿Qué estás haciendo René? —preguntó Alan sorprendido—¿Te has vuelto loco o qué?
—Loco siempre —exclamó René con una sonrisa en su rostro. Su daga la meneó de un lado a otro, con ella trató herir a Alan sin embargo el policía herido esquivaba sus estocadas.
Con su brazo izquierdo Alan agarró el tubo metálico que sostenía el micrófono, lo usó para alejar un poco a su rival, sabía que herido no sería tan fácil pelear, con el tubo pudo golpear el abdomen y la frente de su compañero que resultó ser un traidor.
Al dejarlo un poco aturdido Alan aprovechó para arrebatar la daga de sus manos golpeandola con el tubo metálico, acto seguido continúo dándole una seguidilla de patadas giratorias a su enemigo en todo su abdomen y torso.
Solo podía patear más no dar puñetazos.
Alan empezaba a tener ventaja pero se distrajo al escuchar el grito de su amada, se olvidó de su rival, dio un fuerte salto con el cuál pudo desestabilizar a un maleante, sin embargo a lo lejos recibió un disparo en su rodilla izquierda que lo hizo caer, gritó muy fuerte, el dolor que sentía era inmenso.
Intentó ponerse de pie más no pudo hacerlo debido a que su enemigo inicial apareció ante él y le propinó dos disparos directo al tórax.
Poco a poco empezaba a dejar de moverse, sentía mucho frío, de repente sus ojos se cerraron.
Los maleantes al ver que su objetivo estaba muerto decidieron marcharse. En aquella masacre siete personas murieron, cinco policías y dos maleantes.
Todos los heridos fueron trasladados al hospital más cercano, el único policía que no murió fue Alan, el personal de salud hizo todo lo posible para mantenerlo con vida, realizaron muchos procedimientos, Alan no murió más sin embargo quedó en coma.
Su novia quedó devastada al igual que sus padres, lloraron muy fuerte, el hecho de saber que él estaba vivo pero que no podía hablar o ver les rompía el corazón.
Pero no todo estaba perdido desde muy lejos en la galaxia llegaba a la tierra la garra de la bestia y la espada Sellyeta. La espada legendaria que buscaba a un portador digno, viajó a varios rincones del planeta hasta llegar a Quito, sobrevoló las montañas y los edificios, atravesó la estructura del hospital como si fuera intangible, la espada se detuvo al estar en el cuarto en dónde Alan estaba conectado a muchas maquinas, la espada levitaba sobre el cuerpo del humano comatoso, luego empezó a dar vueltas a velocidades impresionantes hasta que se clavó sobre el pecho de Alan.
A lo lejos Alan escuchó una voz extraña que le repetía una y otra vez "Tú serás el nuevo héroe".
Los segundos pasaron, el hospital empezó a moverse ligeramente cómo si de un sismo se tratara.
Cuándo todo dejó de moverse, las luces parpadeaban y al final cuando todo se estabilizó Alan abrió los ojos, pero sus ojos se tornaron de un color amarillo que luego cambió a dorado.
El héroe que cayó volvió a resurgir una vez más pero con una clara misión, salvar el mundo del mal que lo acecha.
Hice el diseño de Karla, así es como yo me la imagino, en los próximos capitulos habrán más diseños de los personajes.
¿Les gustó el diseño?
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