Caminé por la ciudad desde las siete de la mañana buscando una cafetería o una taberna. En esos sitios siempre había información. Entré en una cafetería y pregunté qué sabían sobre una nueva llegada a la ciudad.
- Había una chica que trabajaba aquí pero dimitió hace unos días- fue la respuesta del encargado de la cafetería.- No nos vendría mal una camarera. ¿Te interesa el puesto?
- No me quedaré mucho tiempo.
- Por lo menos durante la feria, viene mucha gente y no le hacemos cara al asunto.
- Bueno, supongo que si es sólo lo que queda de semana me puedo quedar.- accedí.
Esos días seguí investigando hasta que un día di con lo que estaba buscando. En la cafetería entró un joven de buen aspecto físico por así decirlo y fui a servirle.
- ¿Qué desea?
- Un té de menta y dos panecillos rellenos de crema.
- Ahora mismo, señor.
Cuando le traje el pedido, iba a irme pero me retuvo.
- Espera.
Me di la vuelta y me examinó de pies a cabeza. Se rió.
- ¡Qué casualidad! Eres la descripción exacta de la peor enemiga de una de mis alumnas.
- ¿A qué se refiere?- me extrañé.
- Una chica de tu misma edad que decía haber escapado de un incendio en su casa me pidió que la entrenara para vengarse de la causante del incendio. Me pareció razonable, quién no se enfadaría si le queman la casa...- hablaba con la mirada perdida y una sonrisa en el rostro.- Era muy hermosa y aprendía tan rápidamente... Me sentí orgulloso de ella.
En esos momentos no pensé en el significado de sus palabras, sólo me dí cuenta de su tono de voz y la expresión en su rostro.
- Se diría que la primavera ha llegado a tu puerta- sonreí.
- ¿Cómo dices?
- Ella te gusta, ¿verdad?
El chico se sonrojó. Había dado en el clavo.
- Bueno, podría decirse que cuando le di el abrazo de despedida sentí que no la quería dejar marchar. No sé si ella sientiera lo mismo, pero dijo que me echaría de menos.
- Eso es que te ha cogido cariño y quizá algo más- le animé.- Por cierto, cómo se llama? Quizá me la encuentre y pueda sacarle información- le aseguré guiñándole un ojo, cómplice.
- Se llama Britanny, como la princesa, aunque prefiere hacerse llamar Juliet. Yo soy James.
- Hala qué casualidad, como la princ...
De pronto caí. ¡Era la princesa! Recordé las palabras de James, una chica que buscaba vengarse de la causante de un incendio en su casa...
- ¡Madre mía ella busca vengarse de mí!- exclamé sin darme cuenta en voz un poco más alta de lo normal.
La gente se me quedó mirando y el encargado me reprendió.
- Haga el favor de volver a sus tareas.
- Discúlpeme, ahora voy.
James se me quedó mirando con interés y me dijo que me esperaría a la salida. Cuando terminé de trabajar estaba fuera aguardando impaciente. Era mi último día y tuve que ir a por el dinero.
- ¿Fuiste tú la que causó el incendio?¿Eres tú de quien se quiere vengar?
- Si...por favor no me hagas nada
- Es a ella a quien le corresponde ajustar las cuentas contigo, no a mí. Además, yo no tengo nada contigo, pareces buena chica. No creo que incendiaras la casa a propósito.
- No, de hecho el fuego me pilló dentro... Ella se quiere vengar seguramente porque su prometido se enamoró de mí.
- Sí eso es cierto...ahora ella está libre- se dio cuenta James con satisfacción.- Entonces realmente no tengo nada contra tí, sino a tu favor. Siento que tengas que enfrentarte a ella. Es una pro.
- No me voy a enfrentar a ella.
- Bueno pues buena suerte- me deseó estrechándome las manos.
- Igualmente- sonreí.
En cuanto se fue, salí corriendo hacia el establo donde dejé mi caballo para llegar al Palacio cuanto antes. Debía advertir a Philip. Mientras cabalgaba de regreso, me estuvo rondando por la cabeza el nombre por el que se hacía llamar Britanny: Juliet. Me sonaba y no sabía de qué. Y me inquietaba.
Capítulo escrito por FlightOfFantasy
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