Volvía a estar deprimida. Nada marchaba bien. No sabía nada ni del príncipe ni de la princesa ni de Bruno, que se había ido a Francia de vacaciones. En reemplazo temporal, vino un chico que también era periodista pero lo mantenía en secreto. Sólo lo supe cuando se marchó y me di cuenta de que le había contado demasiadas cosas.

Un día, mientras daba un paseo por el jardín, suspiré acordándome de lo cerca que estuve de casarme y vivir una vida feliz. Pero fue la cancelación lo que me hizo darme cuenta de lo que significaba para mí y me despertó a la realidad. Me di cuenta de lo que quería y de lo que sentía por Philip. Por fin estaba segura de algo en mi vida.

Tenía un nuevo objetivo: aclarar el malentendido con Philip y decirle que sí quería casarme. Además, los pobres reyes ya habían tenido suficiente dolor de cabeza con el que si había boda y luego que si no.

- ¿Por qué suspira, princesa Cindy?

Me sobresalté al oír la voz del nuevo guardaespaldas.

- No me llame así, por favor. Sólo Cindy. No me merezco el título de princesa.

- ¿No iba a casarse con el príncipe de Francia?¿Por qué se canceló?

- Bueno, es una larga historia.

No sé por qué, pero acabé contándole la historia completa de toda mi vida, desde que Philip me rescató por primera vez hasta el malentendido de la carta.

- La princesa Britanny no se merecía esto- dijo el periodista en tono despectivo.

- Lo sé, he acabado por traicionarla... Pero, ¿de verdad hubiera sido mejor para ella casarse si el príncipe en vez de mirarla a ella me miraría a mí? Además, hice todo lo posible para que estuvieran juntos y aún asi no pudo ser.

El guardaespaldas se quedó pensativo. Se veía que no simpatizaba conmigo pero era normal, adoptar a una chica común y convertirla en princesa reemplazando a la verdadera...

Unos días más tarde, viajé a Francia. Les dije a los reyes que definitivamente nos casaríamos y nada ni nadie lo impediría. Los pobres dijeron que cuando lo verían con sus propios ojos lo creerían.

El príncipe salió a recibirme junto con Bruno, que se mostraba sonriente. Corrí a los brazos del príncipe y él me devolvió el abrazo.

- Te he echado de menos- dije con lágrimas en los ojos.

- Bruno me ha aclarado el malentendido. Saqué conclusiones precipitadas, perdóname- pidió Philip.

- Me he dado cuenta de lo que realmente siento por tí.

- Déjame adivinar, no es admiración.

Me sonrojé. Quería decírselo, pero las palabras no me salían de la boca.

- Supongo que yo tampoco te lo he dicho en claro, ¿no? Te amo- me susurró.

- Yo...yo...

- Ya me lo dirás luego, no tienes que presionarte- sonrió Philip

Se puso de rodillas y me pidió oficialmente que me casara con él. Me hizo muy feliz. Agradecí la existencia de las segundas oportunidades. Por fin se celebró la tan esperada boda y los reyes pudieron bajar su presión arterial.

Durante el banquete de la boda, Bruno llamó la atención de todos los invitados y anunció:

- La novia tiene algo que decirle al novio.

Todas las miradas estaban puestas en mí. Ya vería Bruno en cuanto acabara la boda... Se iba a enterar.

- Pues...yo quiero decirte que...que te admiro.

Todos estallaron en risas.

- Eso en mi lenguaje significa: te a...am..¡te amo!- terminé por fin la frase.

Todos pidieron beso pero no hacía falta, pues en cuanto me oyó, Philip, sorprendido agradablemente, me cogió la barbilla y me besó.

Nos fuimos de luna de miel y esa noche, por primera vez iba a dormir en la misma cama que Philip. Él estaba tumbado ya, esperándome pero me había quedado inmóvil. No sabía qué debía hacer. Al verme tan indecisa, apagó las luces, vino a por mí y cogiéndome en brazos, me llevó a la cama. Me notó tensa.

- No sé qué debo hacer- confesé.

- No tienes que hacer nada, sólo quererme dejar que te quiera y todo saldrá bien.

- Me refiero a la vida de casados, no sólo a esta noche.

- Lo sé.

Me besó y dejé de pensar y de preocuparme. Sólo debía quererle y dejar que me quisiera. Y todo saldría bien.

O eso pensaba. Pero los caminos de rosas, también tienen espinas.

Capítulo escrito por FlightOfFantasy