Capítulo 43- ¿Cómo me despertáis a las 7 de la mañana un sábado?
Nam's pov
- Jin... - Le llamé adormilado, aún con los ojos medio cerrados.
- ¿Qué? - Respondió en un susurro.
- No quiero ir a la escuela...
- Pues no vayas.
- ¿Eh? - Cuestioné desconcertado abriendo mucho los ojos - ¿Así? ¿Tan fácil?
- Namjoon, es sábado... ¿Por qué cojones me estás jodiendo a las 7 de la mañana?
- ¿Sábado?
- ¡Cállate de una puta vez y déjame dormir! - Volteó su cabeza y se puso la almohada encima de esta.
Desde el incidente de Dong Sun, todo iba mucho mejor, como si haber tenido ese problema hubiese sido necesario para fortalecer nuestra relación más si era posible. También me había servido para darme cuenta de muchas cosas, como que tenía que ser honesto con él y demostrarle cuánto le quería cada vez que pudiera.
La verdad, nada de esto me pesaba, de hecho, se sentía fantástico no tener secretos con mi princesa, y bueno... Ya sabéis que a mí me encantaba ser pegajoso con Jin, mientras más tiempo juntos, mejor. Además, era mutuo.
Entonces ahí estaba yo, súper despierto sin saber la razón, un sábado a las 7 de la mañana y sin ningún tipo de intenciones de volver a dormirme, por lo menos no tan pronto.
- ¿Pero si es sábado por qué ha sonado la alarma?
- ¡No ha sonado nada, idiota!
- ¿Ah, no? ¿Y entonces cómo me he despertado, listo? - Pregunté con tono de obviedad, y él salió de debajo de la almohada, para seguidamente lanzarme una mirada asesina.
- Namjoon, te has despertado porque eres un imbécil... - Dijo lentamente, pero su tono de voz no me transmitía ninguna confianza, de hecho, me resultaba acojonante - Ahora... ¡DÉJAME DORMIR!
- Ya, ya, princesa, no te enfades - Le di una sonrisa torcida, y me acerqué a su cuerpo, pasando una mano por su cintura y atrayéndole a mí.
Y a pesar de su molestia, se acomodó en mi pecho, apoyando sus manos sobre este y acurrucándose como un bebé, cerrando los ojos para volver a dormirse. Pero yo ya me había espabilado, así que no iba a dejarle.
Metí la mano por debajo de la manta y la posicioné sobre la tela de sus shorts, subiéndola seguidamente y adentrándola en estos, recibiendo la grata sorpresa de que no llevaba ropa interior.
- Vaya, eres una princesa pervertida - Reí bajito, acariciando suavemente la piel bajo mis dedos.
- Uhmm - Un gruñido de molestia fue su respuesta, pero en vez de hacerme detenerme, me resultó tan adorable, que seguí con mi cometido.
Deslicé mi extremidad hasta la parte delantera de su cuerpo, y comencé a tocar suavemente su miembro, que poco a poco, debido al roce, comenzó a despertar.
- Namjoon... - Suspiró, aún con los ojos cerrados y sus manos en la misma posición - Quiero dormir, por favor...
- Pero no puedo dejarte así - Hablé burlón, y me separé de él, posicionándole boca arriba y situándome entre sus piernas.
Comencé a levantar su camiseta, y a dejar besitos sobre su abdomen, para seguidamente, hacer pequeñas marcas.
- Mmm - Se retorció, dejando escapar gemidos bajos. Mi chico era jodidamente sensible, cada sencillo gesto, podía proporcionarle un enorme placer. Y a mí me encantaba ser el culpable de ello.
Bajé lentamente su parte inferior, dejando a la vista su punzante erección. Inmediatamente, comencé a pasar la punta de mi lengua por su glande, rozándole ligeramente, y haciendo que su cuerpo se estremeciera. Estiró un brazo, y posicionó su palma sobre mi cabello, incitándome a que avanzara. Sin embargo, pensaba torturarle un poco.
- Princesa, creo que tienes razón, igual debería dejarte dormir - Comenté inocentemente, y comencé a alejar mi cabeza de su entrepierna, pero la palma que tenía sobre mí no me dejó ir muy lejos.
- Uhmm - Gruñó, pataleando un poco, asumiendo una actitud totalmente infantil. Era evidente que quería que siguiera, aunque no lo iba a conseguir hasta que no utilizara palabras.
- ¿Qué te pasa, princesa?
- Namjoon... - Murmuró.
- Dime, cariño - Susurré ronco, como sabía que le gustaría.
- Por favor...
- ¿Por favor qué Jin?
- Tú sabes...
Frente a mí había una imagen totalmente caliente: mi chico, con los labios entreabiertos, medio adormilado, y de piernas abiertas, solo para mí.
Y definitivamente se veía tan apetitoso, que no sabía cómo podía seguir conteniéndome.
- Jin, yo no sé nada - Hizo un puchero, y después de sacudirse un poco a modo de berrinche, terminó diciendo:
- Usa tu boca... Por favor...
Y como ya os había dicho, no sabía cómo cojones había podido aguantar tanto, así que sin siquiera haber pasado dos segundos de su pedido, metí toda su longitud de una vez en mi cavidad bucal, haciendo que un gemido ronco escapara de sus labios.
Comencé a pasar mi lengua de arriba a abajo, haciendo círculos, rozando suavemente mis dientes.
Jin solo suspiraba, y temblaba ligeramente por el placer.
Saqué su miembro, y cuando lo tuve nuevamente frente a mí, comencé a soplar sobre la cabeza.
- Joder Namjoon, no hagas eso... - Yo sonreí socarrón.
- ¿El qué? ¿Esto? - Soplé nuevamente. Jin sostuvo su pene con una mano, y con la otra reforzó su agarre sobre mí, para luego, con una fuerza que no sabía de dónde cojones había sacado, acercarme a él y hacer que me lo metiera nuevamente de lleno en la boca.
Comenzó a dar embestidas contra mí, tan duras que sentía que me iba a atragantar. Sus testículos impactaban contra mi barbilla, mi cara estaba roja y de mis ojos escapaban pequeñas lágrimas, así como un poco de saliva escurría de mis comisuras.
Y a pesar de sentirme incómodo, era jodidamente placentero, porque solo saber que él lo estaba disfrutando, causaba que yo también lo hiciera.
Unos minutos después, entre gemidos, gruñidos, sudor y saliva, se corrió llenando de su semilla mis papilas gustativas.
Se desplomó sobre el colchón, y yo fui incorporándome, relamiendo mis labios. Una vez acomodé su ropa a su posición original, volví a situarme a su lado, y nuevamente le recosté contra mí.
- ¿Te ha gustado?
- Ajá - Hizo un sonido que me dio a entender que lo había hecho.
- Genial - Sonreí en grande.
- Nam...
- Dime.
- Tú aún no has acabado...
- Tranquilo, estoy bien - Comencé a acariciar su cabello. Pero pese a mis palabras, el pelinegro no me hizo ni caso, y metió la mano por dentro de mis pantalones de chandal, para seguidamente internarla en mis bóxers - Jin, no hace falta que-
- Shhhhhh, calla - Subió su cabeza hasta mi cuello, y comenzó a besarme, subiendo y bajando sus dedos por mi miembro, haciendo que luego de un tiempo, y apoyado por las caricias que propiciaba su boca sobre mi piel, yo siguiera sus mismos pasos, lo que corriéndome en su mano.
- Joder, princesa... - Sonreí cansado, y le abracé más.
- Ahora sí vamos a dormir - Reímos un poco y luego hicimos exactamente lo dicho.
Jin ya se había marchado al trabajo, y justo antes de irse me dijo:
"Cuando yo vuelva, espero que esta casa esté jodidamente reluciente, o si no, te vas a quedar sin follar un mes"
¡Y por eso ahora estaba recogiendo y limpiando absolutamente todo nuestro departamento!
¡Sí! ¡Una pasada! (Nótese mi sarcasmo por favor).
Evidentemente no era la tarea más divertida del mundo, pero yo bien sabía que mi chico era muy capaz de cumplir con sus palabras, así que no me convenía nada arriesgarme.
Por tanto, resignado y con una expresión de depresión total, estaba llenando una bolsa de basura con todas las cosas que había que tirar.
El piso no estaba realmente sucio, solo que bueno... Ya sabéis cómo era Jin.
De solo imaginar la cara que hubiese puesto si hubiera visto cómo estaba este lugar antes de conocerle...
Una vez ya tuve listo todo, bajé a botar los desperdicios.
Estaba tan tranquilo caminando con unas bolsas a cada lado de mi cuerpo, y justo cuando las estaba metiendo en el contenedor, me fijé que fuera del restaurante, en el muro del callejón, estaba Jaebum fumando.
- Eh, Jae, ¿qué hay?
- Aquí, aprovechando el descanso.
- ¿Y cómo está Jin?
- ¿Por qué mierda me preguntas eso? - Hizo una mueca de total desconcierto - ¿No se supone que deberías decir: "¿Cómo estás amigo?" "¿Cómo te lleva el trabajo?" "¿Y que tal todo con Youngjae?" - Usó una voz chillona - o qué se yo, algo que tenga que ver conmigo?
- Pero es que eso no me importa - Me encogí de hombros y él me lanzó cuchillos por los ojos - Ya, ya, hombre, tranquilo. ¿Me pasas uno? - Pregunté refiriéndome a un cigarro, y a regañadientes lo hizo, para luego tenderme un mechero. Yo me acomodé a su lado, recostándome sobre el muro - Y bueno, ya que insistes... ¿Todo bien contigo?
- Genial hombre, gracias por preguntar, se nota que te salió del corazón - Comentó irónico y los dos reímos por lo bajo, para acto seguido dar una calada a nuestros respectivos tabacos - Por cierto, ¿qué te ha parecido lo del crítico ese que quiere que Jin se vaya a trabajar con él?
- ¿Eh? ¿De qué hablas?
- Pues del hombre este que ha venido a proponerle que se fuera a trabajar con él a Francia - Abrí muchísimo los ojos, no tenía idea de nada de lo que estaba diciendo - ¿Por qué me miras así?
- Jaebum, ¿de qué cojones estás hablando?
- Ya te lo he dicho, de... Espera, ¿no te lo ha contado? - Se puso una mano en la boca, con evidente culpabilidad por haberse pasado de lengua.
- Yo no sé nada de ningún crítico ni de un viaje a Francia, Jaebum, así que explícame qué mierda está pasando - Exigí.
- Namjoon, tío, igual es mejor que esperes a que él te lo cuente o no sé, no es asunto mío y ya bastante he hecho con pasarme de bocaza-
- Jaebum, explícame de una puta vez - Dije tan alto que él dio un respingo en su lugar. Estuvo unos instantes mirándome seriamente, pero acabó suspirando.
- A ver, lo que pasa es que hace casi una semana, se pasó un cliente, que resulta que es un crítico gastronómico. Al parecer llevaba un tiempo probando la comida de Seokjin, y vino a proponerle que fuera el chef principal en un restaurante que pretende abrir - Mis ojos se ensancharon enormemente, tanto que pensé que se me saldrían. Si lo que me contaba Jae era cierto, esto suponía una oportunidad increíble para mi chico, pues con su edad era difícil conseguir una oferta de ese tipo - Pero este lugar se abriría en Francia, y bueno... La verdad no lo oí directamente, esto fue lo que me dijo Youngjae, pero también agregó algo de unas prácticas en distintos puntos de referencia culinaria de ese país...
- ¿Y sabes para cuándo es ese viaje?
- ¿Eh? Pues para nunca, hombre, si lo ha rechazado - Y aunque pareciera imposible, mis ojos se abrieron incluso más. No entendía la razón de que no hubiera aceptado, no cuando evidentemente era una proposición más que favorable. Todo lo que podría aprender, todo lo que lograría avanzar... Era simplemente absurdo rechazarlo - Namjoon, yo de verdad que creo que no debería haberte dicho esto, pero-
- Gracias Jaebum - Y sin dejarle terminar, lancé el cigarro al suelo y lo apagué con el zapato, para luego salir a la velocidad de la luz del callejón.
A Jin le faltaban unas horas para llegar, pero en cuanto volviera, hablaríamos del tema.
Eran más de las 12 cuando la princesa llegó. Yo odiaba los turnos de noche, más los días entre semana, cuando no podía verle en la mañana por la escuela, ni en la tarde porque estaba trabajando.
En cuanto abrió la puerta, y me vio sentado en el sofá, sonrió en grande, con esa sonrisa perfecta que simplemente me volvía loco. Y me hubiese gustado corresponderle con una tan, o incluso más enorme. Pero no pude, porque no estaba de humor. Así que me limité a mirarle venir corriendo hasta mí e inclinarse a darme un beso. Y una vez más no pude corresponderle, simplemente me quedé quieto, sintiendo sus deliciosos labios encima de los míos, sin más movimiento que un ligero roce.
Se separó y una vez vio mi expresión, frunció el ceño.
- Nam, ¿estás bien? - Preguntó sentándose a mi lado y tomándome de los antebrazos.
- Perfectamente - Él alzó una ceja.
- Ya... ¿Y por qué tienes esa cara?
- Nací así - Comenté con indiferencia, encogiéndome de hombros.
- Oh, claro - Rodó los ojos - ¿Y por qué no has querido besarme antes?
- Simplemente no me apetecía - Me encogí una vez más y él entrecerró los ojos.
- Ok, dime, ¿qué mierda te pasa?
- Jin, ¿tú no tienes nada que contarme? - Inquirí, esperando que me dijera por propia voluntad lo que antes había escuchado del chico del mullet.
- ¿Yo? - Cuestionó dudoso - No creo.
- ¿Seguro? - Asintió - ¿Nada de nada? - Se mantuvo pensativo.
- ¡Oh! - Dio con un puño sobre su palma, como si ya supiera qué decir - Pues sí, he sido yo el que se ha tomado tus yogures de fresa. Perdón, tenía hambre.
- Eso ya lo sé Jin, solo tú y yo vivimos aquí - Expresé exasperado.
- Pues no sé que más. ¿Por qué mejor no me dices tú qué es lo que te tiene así, eh? - Se cruzó de brazos y arqueó ambas cejas. Yo aparté la mirada, y comencé a golpear la cara interior de mi mejilla con mi lengua - ¿Y bien? - Insistió.
- No pasa nada, solo que cierto crítico gastronómico se quiere llevar a mi chico a Francia y yo ni siquiera me había enterado - Solté con evidente molestia y él abrió mucho los ojos.
- ¿Quién te ha contado eso? Ha sido alguien de cocinas, ¿verdad?
- Joder Jin, da igual quien me lo haya dicho. ¡Tenías que haberlo hecho tú!
- ¿Quién? - Volvió a preguntar. Yo suspiré y luego de unos segundos respondí.
- Jaebum.
- Maldito Youngjae, contando mis cosas por ahí - Murmuró apartando la vista.
- Por lo menos él si le cuenta las cosas a su novio - Volvió a enfocarse en mí e hizo una mueca de desconcierto.
- Namjoon, si no te lo conté fue porque no lo consideré necesario.
- Oh, claro. Eso mismo te dije yo la otra vez, que no hacía falta que supieras. Y mira todo el problema que se formó.
- Evidentemente no es lo mismo.
- ¿Ah, no? - Sonreí de medio lado y empecé a negar con la cabeza.
- No, porque lo tuyo tenía que ver con una tercera persona que estaba interfiriendo entre nosotros y esto solo tiene que ver conmigo. Además, igual ya había rechazado la oferta, así que no iba a haber diferencia entre si te decía o no.
- ¿Y se puede saber por qué lo rechazaste? - Me miró como si estuviera frente a un cadáver.
- ¿Cómo que "por qué lo rechacé"? Es evidente el porqué lo hice.
- A ver, ilumíname.
- ¿Podrías dejar de hablarme así? - Su voz salió indignada y yo solté un suspiro de frustración.
- Perdone, joven. ¿Podría usted decirme la razón por la cual rechazó tan tentadora oferta de trabajo? - Cuestioné cínicamente.
- ¿Sabes qué? Vete a la mierda - Se puso de pie, y cuando estaba a punto de marcharse, le tomé de la muñeca.
- Lo siento princesa, es que... No sé... - Hablé con arrepentimiento, no debí haberle tratado mal - Solo... Explícame, por favor - Me miró receloso, pero al final terminó sentándose otra vez.
- Namjoon - Comenzó hablando pacientemente - Era evidente que tenía que rechazarla, el trabajo sería en Francia.
- Eso ya lo sé. Pero de todos modos es una gran oportunidad, para ti, para tu carrera, aprenderías muchísimo. Jin, no todos los días te ofrecen ser chef principal de un jodido restaurante. Tú no llegas siquiera a los 25.
- ¿Pero tú te estás escuchando, Namjoon? - Preguntó con incredulidad - ¿Qué se supone que estás queriendo decir? ¿Que me vaya a Francia y te deje?
Y en ese momento caí.
Tal vez pareciera estúpido, pero me había centrado tanto en lo beneficioso que podría resultar eso para el pelinegro, que ni siquiera consideré el hecho de que tuviéramos que separarnos.
Una mezcla de sensaciones surgieron en mi interior. Por una parte estaba jodidamente enternecido por el hecho de que mi princesa me pusiese a mí por delante de su vida laboral, pero por otra, me sentía malditamente mal, por ser una piedra en su zapato, por frenarle.
Yo no me había graduado aún, y mis objetivos con la vida no tenían nada que ver con salir de Corea, por lo menos no a vivir. Ni siquiera trabajaba, todavía recibía algo de dinero de papá. Por lo que en caso de que decidiera dejarlo todo atrás e irme con él a Francia, solo sería un jodido estorbo.
- No había pensado en eso...
- ¿Y en qué cojones habías pensado entonces? - Preguntó incrédulo, pero su expresión se fue suavizando - Nam, yo no quiero irme de aquí, al menos no sin ti. Da igual que sea una gran oportunidad, ya vendrán mejores, y además, yo estoy bien trabajando en Wint-
- Jin, acéptalo - Comenté con total seriedad. Tenía que hacerlo, no podía mandar a la mierda todo por mí, no estaba bien, no era correcto. Cocinar era lo que él había decidido para su vida, y yo tal vez fuera algo pasajero, tal vez algún día dejara de quererme y se arrepintiera de no haber aceptado cuando tuvo la oportunidad. Y yo no podía dejar que eso pasara, no podía permitir que él derrochara su talento trabajando como un segundón cuando tenía las habilidades suficientes para ser jodidamente grande. Y tampoco iba a dejar que se matara trabajando para quizás algún día conseguir lo que ahora se le ofrecía en bandeja de plata.
Me miró abriendo mucho los ojos.
- Namjoon, ¿qué mierda te pasa? ¿Has oído lo que acabo de decir? Yo no voy a-
- Jin, he oído perfectamente - Volví a interrumpirle - Tienes que aceptarlo. No puedes dejar que yo frustre tus planes, no cuando esto podría asegurarte la vida.
- No digas gilipolleces. ¿Acaso tú hubieras aceptado en mi lugar? - Me quedé en silencio unos segundo. Yo definitivamente no hubiera accedido, pero no podía decirle eso, no cuando mi objetivo era todo lo contrario.
- Yo... Yo lo hubiera hecho...
- Mentiroso - Afirmó con rotundidad, como si no hubiera ningún tipo de duda, y es que tenía razón, mi princesa me conocía perfectamente, así que solo me quedó suspirar y poner la situación en su contra.
- ¿Y qué hubieses hecho tú en mi lugar, eh? ¿Habrías permitido que por tu culpa yo no hubiese podido hacer lo que me gusta? - Su expresión se tornó afligida.
- Namjoon, yo...
- ¿Ahora entiendes cómo me siento? - Comencé a pasar una mano por su mejilla, mirándole con ternura - Princesa, no seas tonto, no dejes que una cosa así te detenga. Tienes que ser más ambicioso.
- Nam... - Estuvimos en silencio unos segundos, pensando en solo Dios sabía qué cosas. Después de unos instantes, su mirada se oscureció, y se tornó más segura que antes - No voy a ir.
- Jin, estoy hablando en serio, no-
- No voy a ir y punto. No quiero y no lo voy a hacer. Prefiero quedarme contigo mil veces antes que cualquier jodido restaurante. Algún día podré tener el mío, no será tan rápido, pero eso da igual ahora.
- Jin, escucha-
- Si vas a volver a decir alguna idiotez de esto mejor cállate, porque será inútil. Y ahora déjame ir a ducharme, apesto, y tengo sueño. Deberías ir a la cama.
Y se puso de pie, para acto seguido largarse al baño sin siquiera voltearse a mirarme.
Y una vez estuve solo en la sala, tomé la que en dependencia de la perspectiva con que se viese, pudo ser la peor o la mejor decisión de mi vida: si Jin no accedería a irse por no querer separarse de mí, entonces yo lograría que quisiera todo lo contrario.
Pues como os había dicho antes, vendrán tiempos peores...
¡Y volverá Dong Sun! ¡Seguro que le extrañais un montón!
Ya, ya, perdón, ni siquiera yo le extraño. ¡Maldito Dong Sun, déjanos en paz!
Pero bueno, sí, pasaran cosas, pero tranquilos, que todo se solucionará.
Un besazo😘😘😘
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