Capítulo 24- No sé que decir😓
Nam's pov
Después de haber tenido una sesión de fantástico sexo encerrado en el baño con la princesa, volví a la fiesta para decirle a papá que me iría.
Quería estar con Jin, a solas, por lo que cuanto antes saliera de ese lugar, mejor.
- Papá - Él charlaba con alguien cuya identidad era desconocida para mí y se volteó al ver que le llamaba.
- Nam, hijo, ¿qué pasa? - Llevaba un trago de algo en la mano, y la que tenía libre la apoyó en mi hombro para acto seguido darme una sonrisa.
- Nada, solo que ya me voy - Me encogí de hombros, eso de ser sutil no se me daba nada bien.
- ¿Qué? ¿Tan pronto? ¿Hay algo que tengas que hacer?
- Nop, pero igual me apetece marcharme, llevo demasiado tiempo actuando como una persona normal - Dije riendo y señalando a mi ropa, él se unió a mis risas y me revolvió el cabello.
- Tienes razón, ni siquiera pareces tú. Aún me sorprende que hayas accedido a venir.
- Sí... Bueno, muy pronto te conteré la razón. Entonces me marcho, ¿vale?
- Vale, puedes irte en mi coche - Me tendió sus llaves.
- ¿Eh? ¿Y tú como te irás entonces?
- Tae se quedara hasta que nosotros nos vayamos, tranquilo que él nos lleva. Además, ni aunque quisiera podría conducir - Alzó la copa que llevaba.
- ¿Seguro? - Él asintió - Vale. Entonces nos vemos - Nos dimos nuestro típico corto abrazo y yo salí en dirección al auto.
Una vez llegué, saqué el móvil para avisarle a Jin.
Princesa💖💖
Princesa estoy fuera, ven saliendo 8:34pm ✅✅
Eh? 8:34 pm.
Sonreí, de seguro estaba totalmente desconcertado y preguntándose "¿Y a este qué cojones le pasa ahora?"
Pues que estoy esperándote en el coche para irnos. 8:35 pm ✅✅
Coche? Tienes coche? 8:35 pm
Espera, irnos? La fiesta aún no se acaba. 8:35 pm
Voy saliendo. 8:35 pm
Y volví a sonreír. Jin siempre hacía demasiadas preguntas, siempre quería saber y tenerlo todo controlado, todo lo contrario a mí, y me gustaba mucho cuando se dejaba llevar.
Luego de esperar 15 minutos, finalmente le vi saliendo con unos vaqueros, una camiseta blanca y su clásica mochila rosa. Hice una seña para que me viera pues parecía un poco perdido mirando hacia todos lados, y una vez lo hizo vino corriendo en mi dirección.
Nada más tenerle enfrente, le tomé de las mejillas y le besé. Me encantaban sus mofletes, eran tan blanditos y mullidos, simplemente adorables, y por tanto eran una de mis partes preferidas de su cuerpo. Aunque bueno, yo podría decir eso de cada maldito pedazo de Jin.
Todo en él me encantaba, todo él era mi favorito.
Una vez nos separamos, seguí sujetándole y apreté un poco hasta que sus labios se abrieron de una forma muy graciosa pareciendo un pez.
- ¿Namjun, qui haches? - Os podéis imaginar que la forma en la que lo sujetaba no le dejaba pronunciar bien, y yo reí por lo lindo que se veía.
- Vamos - Le solté y le tomé de la mano, para acto seguido abrir las puertas y meterle en el asiento del pasajero. Yo me senté frente al volante y en cuestión de segundos ya estábamos avanzando por la carretera.
- ¿Ya me vas a decir de quién es este auto?
- Es de mi padre, le he dicho que me iba y me lo ha dejado.
- ¿Y como se va a ir él entonces?
- Pues se irá con Hyung.
- Oh... Vale - Nos mantuvimos callados unos segundos.
- Por cierto, ¿había mucha gente esperando para entrar al baño? - Pregunté burlón, mirándole de reojo y él me dio un golpecito en el brazo, para después sonreír.
- Claro que sí idiota, si ves que vergüenza he pasado - Pero a pesar de decir esto, sus comisuras no bajaron en ningún momento.
Pasamos el resto del viaje charlando de temas triviales y finalmente llegamos a mi edificio. Una vez entramos a casa, le dije:
- Tengo que mostrarte una cosa.
- ¿El qué?
- No es aquí.
- ¿Fuera? - Asentí - Vale. ¿Me puedo dar una ducha rápida?
- Claro.
- Si quieres puedes acompañarme - Comentó de forma seductora y aunque me dolía en el alma, tuve que rechazarle.
- Me encantaría princesa, pero si lo hago, no vamos a salir hasta mañana así que mejor hazlo tú solo y yo te espero aquí - Él sonrió y afirmó con la cabeza, para 10 minutos más tarde estar listo, vestido con unos pantalones deportivos y un suéter muy fino.
- ¿Puedo ir así? - Preguntó señalando su vestuario.
- Claro, vamos.
Cogí una manta, le tomé de la mano y lo conduje fuera, para luego subir por las escaleras que estaban justo al lado de mi departamento y que conducían directamente a la azotea.
- Pensaba que iríamos a otro sitio.
- Me gusta estar aquí. Es relajante - Dije y Seokjin cerró sus ojos, extendiendo sus brazos hacia los lados y disfrutando de la brisa nocturna.
- Tienes razón, está guay - Expresó abriéndolos y sonriendo ligeramente.
- Ven, vamos a sentarnos - Tendí la tela sobre el suelo y ambos nos pusimos sobre ella. Jin se sentó cruzando las piernas y yo las estiré, echando mis brazos hacia atrás y apoyándome sobre las palmas de mis manos.
- Wow, esto es precioso Namjoon - Se mostró sumamente encantado, apuntando hacia el cielo, y tenía toda la razón del mundo, pues habían un montón de estrellas que daban un total aspecto mágico.
El pelinegro miraba hacia algo realmente increíble, pero lo que yo veía, era aún mejor: él.
Me quedé embelesado, como tantas otras veces, viendo pequeños detalles. Sus ojos expresivos que miraban con adoración al cielo, sus labios abultados y deliciosos, su nariz preciosa, sus mejillas, todo... Él simplemente era la definición de perfección para mí, y no solo en el exterior, sino en lo que había dentro. Jin había logrado atraerme de todas las maneras posibles, me gustaba en cada uno de sus modos y con todas sus manías, me gustaba él y punto.
- ¿Namjoon? - Parpadeé un par de veces.
- Dime cariño.
- ¿En qué piensas? - Preguntó inclinado la cabeza.
- En que eres perfecto - Dije sonriendo sinceramente. Y él se sonrojó tanto que parecía un tomatito.
- Yo... De verdad que no sé como reaccionar cuando dices esas cosas - Murmuró avergonzado - Eres cursi Nam...
- Tal vez - Sonreí aún más grande - Pero no es mentira, realmente pensaba en eso - Me encogí de hombros, habría dicho algo vergonzoso pero era la verdad, así que no podía hacer mucho.
- ¿Sueles venir mucho aquí? - Preguntó desviando el tema y yo reí por lo bajo por lo adorable que era. Pasé mi brazo por sus hombros y se acomodó, quedando recostado sobre mí.
- Pues antes no tanto, pero desde lo de mamá lo hago bastante, cada vez que necesito pensar y despejar mis preocupaciones, por aquí no viene nadie casi nunca, así que puedo estar en paz - Este era mi lugar secreto (aunque su existencia no fuese un secreto para nadie), y lo estaba compartiendo con él. Era otra parte de mi vida que le mostraba.
- ¿Y qué preocupacion tienes ahora? - Cuestionó girando su cabeza y mirándome a los ojos.
- Ahora mismo ninguna, sólo me apetecía que tu vieses esto, no sé - Me encogí de hombros nuevamente.
- Vale... Me ha gustado...
- Genial...
Estuvimos un buen rato en silencio, simplemente pegados y mirando hacia arriba, pensando en sabría Dios qué cosas.
- Nam...
- Dime.
- Yo también te quiero - Expresó esto despegándose de mi cuerpo, y sentándose correctamente.
- ¿Eh?
- Te digo que yo también te quiero. Perdona, antes no pude decírtelo - Murmuró tímidamente. Yo sonreí en grande y me senté igual que él.
- Ven aquí - Solté tomando uno de sus antebrazos y haciendo que se posicionara de frente y encima de mí. Cruzó sus piernas detrás de mi espalda baja y apoyó sus manos en mis hombros para acto seguido comenzar a besarme. Yo puse mis manos en su cintura y correspondí a su beso, tomándomelo con calma y dejándole llevar las riendas. Una vez nos separamos, dijo:
- Túmbate.
- ¿Cómo?
- Túmbate sobre la manta, esta vez me encargo yo - Y diciendo esto, empujó ligeramente mi pecho y me obligó a acostarme. Se levantó y me hizo abrir las piernas para posicionarse entre ellas y a continuación se inclinó ligeramente poniendo sus manos a mis costados empezando a besarme de nuevo, lento, delicioso, único. Cuando nos faltó oxígeno, se separó de mí y comenzó a zafar los botones de la camisa del traje. En cuanto todo estuvo abierto y tuvo mi parte superior a su disposición, se acercó y comenzó a acariciar mi abdomen y mis pectorales - Si que estás bueno Nam - Comentó riendo ligeramente y yo también reí, aún sin tener ni puta idea de por qué lo hacíamos.
Empezó a dejar pequeños besitos sobre la superficie, comenzando desde mi cuello y bajando hasta el inicio de mis pantalones. Llegando ahí levantó la cara y comenzó a jugar con el borde.
- Uhmm, ¿lo abro? O... ¿Mejor no? - Interrogó con fingida duda y yo empecé a asentir rápidamente.
- Ábrelo. Ábrelo.
- ¿Qué has dicho? ¿Que no quieres que lo abra? - Expresó con falsa inocencia y torturándome con su juego - Bueno, si eso es lo que quieres... - Se encogió de hombros y fue alejándose poco a poco, pero yo le sujeté de la muñeca.
- Jin... - Supliqué y enseguida su mirada se tornó oscura. Os juro que en mi cabeza podía ver cómo brillaba la palabra sexo en carteles de neón.
Volvió a posar su mano en mis pantalones. Abrió el botón, bajó la bragueta, retiró la prenda, y acto seguido acercó sus dientes al borde de mis bóxer para bajarlo sin usar sus manos de la forma mas erótica que hubiese visto, dejando así libre mi dolorosa erección. Acercó su boca y sopló ligeramente sobre la cabeza, enviando un escalofrío por toda mi columna. Él debió haberlo notado, pues me lanzó una sonrisa ladina y seguidamente empezó a pasar su lengua sobre mi glande haciendo movimientos circulares sin dejar de mirarme en ningún momento. No sé cuantas veces habría repetido ese movimiento, solo sé que con cada una me volvía más malditamente loco. De repente se separó haciendo notable su ausencia.
- No es justo Namjoonie, no puedes llevarte tú toda la diversión - Hizo un puchero, con actitud infantil, y luego se puso de pie. Primero se quitó su prenda superior, y luego bajó sus pantalones, quedándose en ropa interior y avanzando peligrosamente hacia mí - Namjoonie, necesito ayuda - Y no tuvo que decirlo dos veces para que yo alzara mis brazos ayudándole a deshacerse de la inoportuna tela.
Me sorprendía increíblemente lo sensual que podía llegar a ser Jin, y lo sumamente eróticos que era capaz de tornar nuestros momentos de intimidad, ya que en un principio, y porque se negaba a tener relaciones conmigo, no pensé que fuera tan dado a la hora de follar, supuse que sería tímido, y si bien algunas veces lo era, en solo una semana y pocos días me había demostrado que podía ser una jodida máquina sexual si se lo proponía.
Y esta era una de esas ocasiones.
Estábamos en una puta azotea, a punto de darle al tema y él estaba totalmente desnudo, con el frío nocturno dando directamente a su cuerpo, y sonriendo con una expresión tan decidida que lograba incluso intimidarme.
Y eso hacía que me gustara incluso más si era posible. Mi chico era jodidamente perfecto en cada puta cosa que hacía y yo no me cansaría de repetirlo.
Volvió sobre sus pasos y se agachó a sacar algo de sus pantalones, y cuando pude identificar lo que era no puede evitar que una carcajada escapara de mis labios.
- Y luego el pervertido soy yo...
- ¿Qué puedo decir? Hay que estar preparados... - Se encogió de hombros y alzó sus comisuras dejando a la vista sus preciosos dientes, agitando una pequeña botellita de lubricante - Recuéstate bien.
- A sus órdenes señor.
Se acercó una vez más y se arrodilló entre mis muslos sacando un poco del producto del envase y frotándolo en sus manos para seguidamente extenderlo por toda mi longitud. Acto seguido, posicionó su entrada junto a mi pene pero antes de que avanzara le detuve tomándolo por los antebrazos.
- Espera. ¿No tienes que prepararte?
- Namjoon... Follamos hace menos de dos horas, te aseguro que aún estoy bastante abierto, además... Me da igual, aunque hiciera falta no pienso esperar más - Y diciendo esto se fue sentando lentamente sobre mí, haciendo que mi miembro fuese adentrándose en su calidez poco a poco - Oh, joder... - Cuando lo metió todo, estuvo sentado un rato, con la boca entreabierta, la respiración pesada y los ojos cerrados, y una vez lo consideró necesario, empezó a subir y bajar poco a poco, aumentando su ritmo a medida que pasaba el tiempo
- Jin... Estás... apretándome... Mucho.
- Si-i-empre dii-ces lo mii-smo, Oh jo-oder - Su voz salió entrecortada, pues la velocidad que él mismo estaba imponiéndose le estaba provocando un enorme placer. A mi chico siempre le gustaba hacerlo rápido, y duro.
- Porque... Es la puta... Verdad - Yo le aguanté con una mano de la cintura y con la otra empecé a masturbarle lentamente haciendo que gimiera, tan fuerte, que no me hubiese extrañado que alguien escuchara, pero francamente me daba igual.
Aumentó tanto su movimiento que parecía un puto loco saltando encima de mí, y se sentía tan bien que me faltaba poco para llegar al orgasmo. Y su situación no era muy distante a la mía, por lo que comenzó a morder su labio inferior duro, probablemente se hubiese sacado sangre.
- Yo-o cre-oo quu-e ya...- Y sin terminar su frase, se corrió manchándose su propio abdomen, siendo seguido por mi persona, que lo hice en su interior segundos después.
Se dejó caer como un peso muerto sobre mí, y yo le abracé, acariciándole la espalda y dejando pequeños besitos en su cabeza.
- Princesa, estamos locos - Dije riéndome, y él empezó a reír junto a mí, y lo hicimos tan fuerte que de verdad parecíamos dos desequilibrados mentales.
- Yo... Creo que en la última semana he tenido más sexo que en toda mi vida - Contestó agotado.
- Y que lo digas, mi casa se ha convertido en un puto set de película porno - Nos miramos fijamente y una vez más, empezamos a carcajearnos como imbéciles.
- Pues ahora cuando bajemos seguimos.
- ¿Aún tienes ganas? - Pregunté con los ojos bien abiertos, sorprendido de que todavía quisiese después de esto y de la boda, y él asintió rápidamente con una fingida expresión inocente -Joder princesa, te he corrompido totalmente.
Lo que yo decía, mi chico era una jodida maquina sexual
Jelou mis chikibabys, aquí está otro capítulo.
¡¡He puesto dos de lemon seguido, voy a ir al infierno!!😂😂
Espero que os haya gustado, recordad que yo antes de este fic nunca había escrito nada relacionado con relaciones sexuales así que perdonadme si está muy kajsjaja
Luego subiré otro capítulo.
Un besazo 😘😘😘
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