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- Hiciste bien en irte, mira tu mejilla... -el pelinegro acaricio con cuidado la mejilla de su hermano, mirando como aquella piel color leche estaba algo roja en esa parte de la cara.- Aunque también eres un poco idiota, hubieses tomado un taxi desde el principio.

- Quería pasear un rato con Yoshio antes de venir aquí... -miro al suelo sonriendo con tristeza, su pequeño simplemente se había aferrado a su abuelo de manera desesperada.-

Cuando los cuatro entraron a aquella nueva casa la cual estaba amueblada, se sentaron en los sillones para que Zenitsu contara el porque habían venido de ese modo, Yoshio llorando asustado y el rubio echando humo por la cabeza de lo enojado que estaba.

- Bien dejemos de hablar de eso. -el anciano suspiro mientras acariciaba la cabellera blanca del niño, quien dormía tranquilamente en su pecho después de llorar.- ¿Por que no miras la casa? Aun no la has visto. -Zenitsu asintió con una leve sonrisa, Kaigaku le daría un recorrido para que no se perdiera.-

No era muy grande aquel lugar, pero tampoco era pequeño. Habían cuatro habitaciones mas dos baños, uno arriba y otro abajo, estaba la cocina junto con el comedor donde había mucho espacio, después estaba el living donde antes estaban donde lo acompañaba tres sillones, dos individuales y otro de tres cuerpos junto con una mesita en el medio de madera. Estaba todo amueblado para su sorpresa, colores bastantes cálidos y algunos modernos, depende de que lugar de la casa estés. Dos puertas de vidrio que estaban en la cocina, significaba que por allí salías al patio trasero, grande fue su sorpresa al ver el espacio de este, acompañado por dos arboles que daban sombra y flores decorando todo, tal vez si se lo pensaba podría poner alguna hamaca para que Yoshio pudiera jugar, también poner uno que otro juego de mas, para que el pequeño pueda estar a gusto e invitar a algunos amiguitos de el.

[...]

La casa de verdad era bastante linda, le había gustado cada parte de ese lugar. Volvieron al living donde el abuelo no estaba, confundidos escucharon risas en el comedor, fueron hacia allí sorprendiéndose de que ya estaba la merienda en la mesa, Yoshio sentado en una de las sillas mientras hablaba animadamente con el anciano.

- ¿Cómo que te adaptaste muy rápido no abuelo? "Ya hay comida y todo...seguro que en los cuartos también debe haber ropa o algo..."-el rubio se sentó al lado de su pequeño, acaricio su cabeza con amor.-

- Que puedo decir, de verdad ya quería tener una casa y esta es muy buena. -el anciano sonrió orgulloso de su elección, Kaigaku solo rio burlón mientras se sentaba en una de las sillas.- Además a Yoshio le gusta, verdad pequeño? -el peliblanco menor asintió realmente contento.-

- ¡No la vi muy bien todavía, pero si al abuelo le gusta a mi también! -comento con mucha energía mientras hacia gestos con sus manitos, los presentes rieron por la ternura que daba el pequeño.- Nos quedaremos aquí, verdad? -pregunto mirando a Zenitsu.-

A pesar de todo lo que había vivido esta mañana el pequeño, ahora sonreía como si nada pasara. El rubio tomo de los cachetes del pequeño y beso su nariz provocando que el pequeño riera por las cosquillas, sonrió con ternura y amor mirando aquellos ojos bicolor del niño.

- Nos quedaremos donde Yoshio quiera, desde hoy y para siempre, donde sea que estemos Yoshio será el hogar de mami Zen. -sonrió acariciando con cuidado las mejillas del pequeño con sus pulgares.-

- ¡Tu también! -dijo contento mientras tocaba con sus manitos las mejillas de el mayor.- ¡Donde mami Zen vaya yo estaré contigo! ¡Porque mami Zen es mi hogar! -cerro sus ojos para sonreír mostrando sus blancos dientes.-

Pequeñas lagrimas escaparon de los ojos color miel del rubio, abrazo a el menor con cuidado, sintiéndose realmente feliz, Yoshio con sus pequeños brazos también correspondió el abrazo, hundiendo su cabeza en la parte de cuello y hombro del mayor. Zenitsu al abrir sus ojos y levantar un poco su vista, pudo apreciar la escena de su abuelo Jigoro y Kaigaku llorando, este ultimo había mirado hacia otro lado para que no lo vieran.

- "Me alegra saber que ahora estamos bien acompañados..." -sonrió con ternura el anciano mientras se limpiaba sus lagrimas, viendo como Yoshio miraba preocupado a Kaigaku preguntándole el por que lloraba, y el mayor negando que el no estaba llorando. "Ahora se que podría morir realmente tranquilo sabiendo que tengo una familia realmente buena...los amo mucho..."

- ¡Abuelo, abuelo! -el pequeño alzo sus manos llamando la atención del anciano.-

- ¿Qué sucede pequeño? -Yoshio abrazo la cintura de Jigoro con cuidado, transmitiendo todo el cariño que el pequeño le tenia.-

- ¡Te quiero mucho! -dio pequeños saltitos sin soltar al mayor, sonrió de oreja a oreja al sentir como acariciaba su cabeza.-

- Yo también te quiero... -respondió sonriendo con ternura.-

- ¡Eeh! -el rubio se quejo levantándose de su lugar.- ¡Yo también te quiero abuelo, dímelo a mi también! -se abalanzo hacia el anciano con cuidado, al estar encima de el también lo abrazo.-

Yoshio tomo de la mano de Kaigaku y lo arrastro para unirse al abrazo, Jigoro se sintió realmente feliz siendo abrazado por toda su familia, correspondió como pudo y sonrió.

- Yo también los quiero a todos, los amo mucho... -Zenitsu y Kaigaku se miraron entre si para luego reír, el ambiente era tan bello que aquellas risas de ambos chicos, contagio a Jigoro y a Yoshio.-


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