iii.

Yoongi tenía un buen amigo, un chico que tocaba el piano junto a él en la preparatoria. Era de su estatura, con cabello oscuro como el suyo, ojos como de un cachorro, inocente, y un sentido del humor que pocos soportan.

-¿Así que tu madre no irá a verte tocar? - Sonrió sin mucha gracias. -, no me soprende, ella no sale de la casa de los loquitos ni porque se esté incendiando.

-No son loquitos, Jungkook.

-Están ahí por algo, ¿no?

-Tienen problemas.

-Locos.

-Eres cruel.

-Ya sé.

Jeon Jungkook quitó el envoltorio de un chupetín sabor cereza, ofreciendo el caramelo a Yoongi sin mirarlo, muy concentrado en ese videojuego en su teléfono. Yoongi no esperó y metió el caramelo a su boca, Jungkook sintiendo como era tomado poco después, por lo que soltó el chupetín.

Yoongi saboreó el caramelo, sentado frente a el piano de cola de el aula de música de su preparatoria. Ahí y en su casa eran donde usualmente practicaba, con su maestro de música como tutor. Jungkook también tocaba, aunque él no era tan dedicado, siempre le han gustado más los videojuegos, pero sus padres le obligaron a aprender a tocar un instrumento, y ya que el piano le pareció tranquilo y le gustaba eso de estar sentado, lo eligió.

-Iré a apoyarte. - Dijo de pronto, frunciendo el ceño a la pantalla mientras movía sus dedos más rápido que antes. Debía de estar en un aprieto.

-¿Irás? ¿a la competencia? ¿por mi? - No ocultó su sorpresa y emoción, viéndole conmovido.

-No tengo nada que hacer de todas formas y... gané - Sonrió al teléfono, para después bloquearlo y dejarlo en el suelo. Había estado acostado en el suelo, con su mochila de almohada y su suéter de sábana. -. Además, quiero ver quienes son los perdedores con los que vas a competir y burlarme de ellos.

-Son los mejores del Estado, no son unos perdedores.

-Todos son perdedores si los comparo conmigo, y ya que no me invitaron a participar en la competencia, voy a proyectarme en ti. Así que, todos son unos perdedores si los comparo contigo.

-Kook, eres un tonto.

-Y tu un... chispas, no puedo insultarte, debe de ser tu aura de gatito, como que no se me da el tratarte tan mal.

-¡Oh, basta! - Yoongi se ruborizó y le dio unas patadas a Jungkook, riendo apenado mientras que Jungkook sonreía.

Después de su pequeño juego donde Yoongi le daba patadas a Jungkook y éste las esquivaba, se detuvieron, Jungkook se sentó de piernas cruzadas en el suelo, estirando su cuello mientras que Yoongi se acomodaba en su asiento de tal forma que quedaba frente a Jungkook, a su derecha y mirando hacia abajo, a su amigo. Había algo que quería decirle a Jungkook, algo que sólo le podía contar a él, y como le pareció ése un buen momento, se lo dijo.

-Conocí a un chico en la institución de mi madre. - Le comentó, a lo que Jungkook le vio un tanto interesado.

-¿Un loquito?

-Que no, Kook, deja de decir eso, me comienza a molestar.

-Okay, amor mío, todo por ti. - Le mandó un beso, riendo cuando Yoongi hizo una mueca de asco e hizo ademán de echar desinfectante en el aire mientras cubría su nariz, matando el beso de Jungkook.

-Como te decía - Le dio una mirada de advertencia, para que no le volviera a interrumpir. Cuando vio que no lo haría, su expresión cambio a una nostálgica, recordando al chico rubio de cuerpo frágil. -, hay un chico que conocí.

Jungkook asintió, para que continuara.

-Él... es mayor que yo, también es más alto, y... es muy hermoso. No lo sé exactamente, pero me parece lo más hermoso que he visto hasta ahora.

-Tan sólo tienes 16, fósil.

-Déjame terminar - Ni siquiera rió, muy absorto en lo que decía. -. Tendrías que escuchar su voz para entenderlo, es como el susurro del mar, es como si un ángel cantara. Él parece un ángel... triste. Todo de él es hermoso, pero triste, y cada que lo veo quiero llorar y abrazarlo, y siento que me gusta cuando sólo le he visto dos veces, y... no tengo idea de qué es esto en mi pecho, Kookie, ¿me estaré enfermando? ¿es algo que sólo me da cuando está él presente? ¿qué piensas de lo que te dije?

Jungkook volvió a fruncir el ceño, sacando un caramelo para él de su mochila, viendo silenciosamente como Yoongi degustaba su propio caramelo sumido en sus pensamientos.

Yoongi no solía ser tan abierto a sus sentimientos, eso despertó la curiosidad en Jungkook, queriendo conocer a ese ángel triste del que Yoongi hablaba y ver si el también lloraría al verlo.

-Pienso que debes de ir a verlo. - Se encogió de hombros. Era simple, ¿por qué necesitaba un consejo o algo parecido?

-¿Debo... ir a verlo? - Observó con ternura como el rostro de Yoongi se tornaba rojo.

-Si.

-¿Por qué? ¿para qué? ¿qué hago cuando lo vea?

-Uno, vas porque parece que te gusta mucho. Dos, vas para conocerle mejor. Y tres, creo que sería muy pronto sacarte los pantalones cuando le veas, así que por lo pronto muestrale tu alma, y si no le gusta le tiramos piedras a la ventana de su habitación y le dejamos una rana muerta frente a su puerta, por bobo.

Se quedaron en silencio unos segundos, procesando lo que Jungkook había dicho, y después rieron, divertidos por los consejos de Jungkook y porque hablar de la persona que le gusta al otro siempre fue gracioso.

[ ... ]

-¡Niño Yoonie! - Una mujer de casi la misma edad de su madre corrió a recibirlo cuando lo encontró en la entrada, después de pasar por el guardia.

-Nana. - Yoongi fue tomado por la mujer a la que llamaba "nana" -aunque no fuese su abuela real-, le dio vueltas en el aire en un apretado abrazo, donde ambos rieron, y después lo dejó en el suelo, llenando su rostro de besos.

Nana era amiga de su madre de toda la vida, ella le había cuidado numerosas veces en las que su madre tuvo que ausentarse por trabajo, y también era trabajadora de la institución, encargada de la comida.

-¿Vienes a ver a tu madre? - Le tomó de las manos. Eran cálidas.

-Uh, no del todo. - No mintió, tenía pensado verla un momento antes de ir a buscar a sus dos nuevos amigos.

-¿Entonces tienes tiempo justo ahora?

-¿Supongo?

-¡Que alegría! Hace tanto que no cocino para ti, es hora del almuerzo aquí, ¿te gustaría comer con uno de los grupos del lugar?

-Me encantaría. - Yoongi no rechazaría la comida de Nana, era la mejor comida del mundo.

-Por aquí, mi niño, ya están sirviendo - Le tomó de la mano, guiandolo a una parte de la institución que no había explorado pero que recordaba levemente cuando niño. -. Me aseguraré de darte más que a los otros.

-No puedes hacer eso, Nana. - Yoongi rió, entrando por una gran puerta después de su Nana.

-Claro que puedo, yo cocine todo, puedo darme mis lujos.

Yoongi no había pensando en que comería con personas desconocidas hasta que vio a más de cinco personas sentadas en la mesa, con un plato frente a ellos con comida sobre éste. Se sintió nervioso, además de que el ambiente no era el más alegre, por alguna razón, todo se sentía más oscuro aunque el comedor estuviese bien iluminado, con ese bonito mantel sobre la larga mesa, música clásica, y la deliciosa comida, de la cual salía humo, mostrando que aún estaba caliente.

-¿Yoongi? - El nombrado buscó con la mirada cuando escuchó su nombre. Entonces encontró a Jimin y a Taehyung sentados en la mesa, y se tranquilizó en ese momento. Al menos no comería con desconocidos.

-Hola. - Murmuró con una sonrisa tímida a el par de chicos, los cuales usaban pijama a pesar de que no era tan tarde.

-¿Oh, se conocen? - Nana dejó de caminar, señalando entre Yoongi y los otros dos chicos, por la relación que tenían.

-¡Somos súper amigos! - Jimin respondió antes, con una sonrisa en su rostro.

-Entonces no les molestará que Yoonie coma con ustedes hoy.

-¿Yoonie? - Jimin se aguantó la risa, mientras que Taehyung sólo logró sonreír un poco.

-Ustedes no pueden decirle así - Dijo Nana, caminando a otra gran puerta del otro lado del comedor, donde estaba la cocina. -, no son dignos - Les miró feo, hasta volver a ver a Yoongi, donde su mirada se suavizo junto con su tono de voz. -. Te traeré tu comida, mi niño, siéntate y ponte cómodo, ya vuelvo.

Yoongi mordió su labio inferior, moviéndose hasta un lugar al lado de Jimin, el cual era el único vacío. Cuando estuvo por sentarse, Jimin se cambió de lugar, poniéndose en ése y de esa forma, Yoongi teniendo que sentarse en su antiguo lugar, entre Taehyung y Jimin. El de cabello naranja le había sonreído travieso por lo que hizo, Yoongi riendo por eso, sin saber que Jimin tuvo que moverse porque alguien le pateó tremendamente fuerte por debajo de la mesa para que se recorriera.

-Hola, Taehyung. - Susurró a su lado, ya sentado, viendo el perfil del chico rubio.

-Hola. - Casi no se escuchó, dándole una sonrisa incómoda y volviendo si vista a su plato lleno. No había tanta comida, en realidad, pero Yoongi estaba seguro que con eso él no podría rendir por el resto del día.

-¡Aquí, mi niño! - Nana volvió al comedor, sonriente y dejando un plato mucho ma grande que el de los otros y con más comida que los demás. Yoongi se ruborizo por eso, avergonzado por toda la comida, y porque sabía que sería capaz de comerla toda.

-Gracias.

-Si no te llenas, tu dile a Nana, ella traerá más comida.

-Está bien, gracias, Nana.

Yoongi comenzó a comer, sin pensar en las demás personas en la mesa y sólo centrándose en llenar su estómago y disfrutar de la comida. No comía como un animal, procuraba no hacer mucho ruido y comer con la boca cerrada, y tampoco miraba a los otros, ya que a él le ponía incómodo que le miraran; lo que no quieres que te hagan, no se lo hagas a los otros.

Su comida era pechuga de pollo, empanizada, con ensalada a un lado y spaghetti con mantequilla del otro lado. Yoongi había comido la ensalada primero, y después combinó la pechuga con el spaghetti, casi sonriendo por el buen sabor en su boca. Nana era muy buena cocinando, su comida era la mejor, y Yoongi, siendo el amante de la comida que era, amaba eso.

Bebió agua, y fue en ese momento en el que se dio cuenta de su alrededor.

Había evitado ver esto, pero era inevitable no mirarlo si comías en una mesa con ellos. Las otras personas sentadas en la mesa comían de forma diferente a Yoongi; cortaban pequeños pedazos y luego los metían a su boca, masticando lentamente, como si fuese muy difícil. Yoongi ladeo su cabeza, sin entender bien eso, y volteó a ver a Jimin, encontrándose con que él estaba igual, cortando pequeño trozos de pechuga y llevándolos a su boca, donde primero lo presionaba en sus labios por unos segundos antes de ingerirlo.

Volteó a ver a Taehyung, y se sintió mal. No comía, miraba la comida mientras jugaba con el tenedor. Estaba pensando en algo, por su mirada ida en su plato, y Yoongi deseaba saber qué era lo que pensaba que le impedía comer, para saber si él podía hacer algo para corregir eso.

No pudo decir nada, dedicándose a comer su propia comida, porque sabía que no debía de meterse en los problemas de Taehyung, no todavía, no era tan cercanos.

Pronto terminó su comida, sintiendo la mirada de los otros sobre él. Se levantó, incómodo, sonriendo a Jimin y a Taehyung cuando sus ojos se cruzaron, de esa forma se despidió y entró a la cocina, donde encontró a Nana y a otros personas más. Antes de entrar a la cocina, Yoongi notó a una mujer y un hombre en el comedor, uno a cada lado de éste, observándo a las personas comer. No quiso pensar en eso y se dispuso a dejar su plato sin comida en el lavado, sonriéndole a Nana y hablando con ella.

No se quitó a Nana de encima entonces, la ayudó a limpiar la cocina mientras conversaban sobre lo que Yoongi ha estado haciendo últimamente en su vida. Le habló de la preparatoria, de su amigo Jungkook, de el piano, la competencia y otras cosas triviales de su vida, con Nana escuchando todo, y ella también compartiendo cosas de su vida. Se pusieron al día, rieron y bromearon un poco, cosa que hizo feliz a Yoongi. Nana era genial, le gustaba hablar con ella.

Cuando se hizo de noche, Nana por fin le dejó ir, y Yoongi caminó por la institución en busca de Jimin o Taehyung, pues había ido para estar con alguno de los dos, más con uno que con el otro. No les encontró en los lugares que conocía, y no quiso ir a explorar, pues no sabía con qué se encontraría. Cuando se dio por vencido, decidió ir con su madre, tal vez podría ayudarla con algo de trabajo o lo dejaría descansar en ese pequeño sofá que tiene en su oficina.

Entonces, cuando iba por el pasillo, escuchó un sonido peculiar. Era un piano, lo reconocía a la perfección, más lo que se tocaba no lo llegó a adivinar, nunca había escuchado esa canción. Con curiosidad, Yoongi fue a la habitación donde provenía el sonido, encontrándose con que era el mismo lugar donde tocó por primera vez hace unas semanas, y econtrando a alguien queriendo interpretar la misma canción que él tocó, pudo reconocer las partituras desde esa distancia.

Y también pudo reconocer a Taehyung sentado, intentando tocar el piano.

No lo hacía bien, lo intentaba, pero no era lo suyo. Yoongi no pudo ocultar una pequeña risa que se le escapó cuando escuchó a Taehyung maldecir, cosa que el rubio escuchó, volteando hacia atrás y mirando a Yoongi. Con una seña le pidió que se acercara, Yoongi dudó, estar a solas con él le parecía demasiado, pero luego de que le insistiera con otra seña, al final se acercó.

Fue por una silla cercana, dejándola al lado de Taehyung, no tan cerca, y sentándose en ella, notablemente tímido.

-Hola de nuevo. - Taehyung sonrió, Yoongi sonriendo de vuelta y sintiéndose feliz porque el rubio ya no veía miserable como hace unas horas en la mesa del comedor.

-Si... - Mordió su labio inferior, viendo las teclas del piano.

-Como podrás notar, no soy bueno en esto - Rió apenado, haciendo que Yoongi sonriera sin mostrar los dientes. -, nada comparado contigo, claro, que eres como un profesional.

-No lo soy. - Se ruborizó.

-Para mi lo eres.

Como una necesidad, Yoongi pensó en halagarlo también.

-Tu... eres muy bueno cantando... realmente bueno. - Quiso decir la parte en la que pensaba que era un ángel, pero cuando los ojos asombrados de Taehyung le miraron en la primera parte, decidió que no lo haría. No sería buena idea.

-Ah... no digas eso, por favor. - Murmuró, avergonzado e incómodo, mirando hacia otro lado.

-¿Por qué? - No le gustó oír eso.

-Es... no estoy acostumbrado a los halagos, Yoongi, no me hacen sentir bien. Me hacen sentir incómodo y fuera de lugar.

Yoongi quiso abrazarlo y decirle un montón de palabras de bonitas, porque le pareció muy triste lo que le dijo, porque las personas deberían de halagar a otras por mínimo que sea, para hacerles sentir bien con su persona, o para hacerles saber lo buenos que son en determinadas cosas.

Y Taehyung tenía muchas cosas por las cuales ser halagado. Su gran belleza, su preciosa voz, su sentido del humor, su risa, y más, Yoongi aún no lo conocía del todo, pero estaba seguro de que debían de haber más cosas que seguro son dignas de halagar de él.

-Pero tienes una voz hermosa, Taehyung, creí que sería bueno que lo supieras. - Yoongi quería que al menos aceptara lo de su voz, sin importar que.

-Uh, gracias. - Se removió incómodo y sus mejillas con un leve color rosa.

Sonrió, le gustó que Taehyung aceptara lo que dijo.

Era tarde, Yoongi no se iría con su madre a casa, pues ella llegaba más tarde y Yoongi aún debía hacer tarea y practicar. Se puso de pie en ese momento al recordarlo, Taehyung mirándole de nuevo y con el ceño fruncido, pues no sabía por que se paraba.

-Tengo que ir a casa. - Respondió a el rostro confuso de Taehyung.

-¿Ya? - Casi lucía triste.

-Si.

-¿Volverás otro día?

Abrió sus ojos de más. -¿Quieres que vuelva?

-Si - Sonrió. -, estaría encantado.

El estómago de Yoongi se sintió feliz, muy, muy feliz. No ocultó su gran sonrisa y su risa tímida, con ese sentimiento que sólo Taehyung le provocaba en su pecho y la bella imagen de ese ángel triste viéndole, en espera de una respuesta.

Y no podía decirle que no, no a su bonito ángel de alas rotas.

-Volveré entonces.


🍃🍃🍃

No sé qué decir exactamente respecto a éste capítulo, sólo que para el capítulo de mañana todo será flores y corazón, no se alarmen, ya para los otros capítulos comienza lo sad pero seguirá habiendo ese fluff de siempre.

Un beso 💋 porque tengo la nariz fría y siempre he odiado esa sensación.

#TG18DÍA3

Bais, escoria.

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