Capítulo 9: Un poco de amor

Llevó al castaño hasta el cama, permitiendo que se sentara mientras lo miraba preocupado. Aun escuchaba sus sollozos bajos, escondiendo su rostro entre los cabellos de su cabeza agachada. Vio sus manos en su rostro, limpiando el líquido cristalino que no parecía querer dejar de salir por la tristeza que tenía. 

—Yoichi, ¿qué sucede? 

No escuchó ninguna respuesta. Se sentó a un lado del chico, colocando su mano en la la cabeza ajena para hacerlo sentir acompañado. Creyó entender a que se debía esas lágrimas, pero creyó más prudente quedarse callado y esperar que Yoichi decidiera confirmarlo por su propia voluntad. 

—Es mi culpa... —escuchó en un susurro.

—¿De qué hablas?

—Yo sabía que le gustaba otra persona... —musitó.

—¿Esa persona acaso... te rechazó? 

Yoichi levantó su cabeza, negando mientras se terminaba de limpiar las lágrimas de su rostro. Puso una sonrisa melancólica antes de hablar.

—No tengo la valentía para decirle.

—¿¡Qué!? —exclamó Yuu, levantándose de la cama—. ¿Cómo puedes decir eso? ¡Ni siquiera has intentado decirle! Ya te lo he dicho antes. No puedes saber si una persona te corresponde o no si eres un cobarde y no se lo dices de frente. Es probable que no se de cuenta si no se lo dices.

Mika, quien había estado observando con recelo la escena, se incómodo al escuchar las palabras de Yuu. Esas palabras había sido muy duras.

—Tiene celos, pero por otra persona —explicó despacio—. Es por eso que te dije hace tiempo... que era un amor no correspondido...

Yuu se tranquilizo al escuchar a su amigo. Se sentía peor que el día en el cual le había preguntado si estaba enamorado. Pasó una mano por su cabello, sin idea alguna de que decir para reconfortarlo. No debía ser fácil aceptar algo así. 

No podía entender tampoco alguna razón para que alguien rechazara a Yoichi. Él era un chico amable, tranquilo, amigable, nunca buscaba problemas y en lo posible, evitaba tenerlos. Ni siquiera la ideas iniciales que lo hicieron unirse al Ejercito Imperial Japones Demoníaco le quitaban su espíritu.

—No encuentro alguna razón por la cual esa chica podría rechazarte... —comentó—. En todo caso, no creo que sea tan importante, ¿quién es?

El castaño titubeó, nervioso de contestar a la pregunta.

—Debe ser del ejército, supongo...

—Pues... sí. 

—¿Acaso nos conocemos?

El muchacho miró a la ventana un par de veces, inquieto. 

—Sí... 

Yuu abrió sus ojos con sorpresa, teniendo varias ideas en su cabeza.

—¿Acaso es Shinoa? ¿O quizá Mitsuba?

Yoichi sonrió, sin estar completamente divertido. Le parecía gracioso, pero seguía con nervios que eran claramente notorios.

—No, ellas no son. 

—¿Entonces quién?

Yuu se recapituló a varias mujeres en su cabeza. Intentado sacar una conclusión, sin embargo, sintió una mano en su hombro que llamó su atención. Vio a Mika negar lento con la cabeza.

—No creo que «ella» sea lo que estás intentado descifrar. 

Yuu tardó unos segundos en comprender lo que el vampiro intentó decirle, cuando buscó con la mirada una afirmación por parte de Yoichi, lo vio agachar levemente la cabeza. Eso dio por sentado las palabras del rubio.

Entonces se acercó a él, mirándolo serio. Se detuvo frente al castaño, acariciando su cabeza lentamente para después sonreír. 

—Está bien —dijo agachándose a la altura de su amigo—. No llores, no tiene caso. Hemos estado en peores situaciones, ¿no? Si no quieres decirme quien es él, no importa. 

—Yuu... 

—Puedes quedarte aquí. Hasta que te sientas mejor, supongo que debió pasar algo para que te hayas llegado en ese estado. 

—No, lo siento, solo te voy a incomodar... 

—Te dijo que está bien. 

— Pero creo que los he interrumpido. No era mi intención...

Mika y Yuu abrieron los ojos con sorpresa. El pelinegro sintió su cara arder, por ese corto lapsus de tiempo había olvidado los besos que se dio con Mika hace tan solo minutos. Quería salir corriendo por la vergüenza que sintió en ese momento. Y algo más, quería saber que clase de expresión tenía el vampiro a sus espaldas. 

Yoichi los miró a ambos, curioso de que se pusieran nerviosos por la sola mención que hizo de ambos hace un momento, antes de que él llegase. Entendió que había sucedido algo, y tal y como pensó, había interrumpido algo.

—N-No... —tartamudeó Yuu—. No has interrumpido nada, de hecho, habíamos terminado...

Lo último lo dijo susurrante. Eso causo más intriga en el castaño.

—Yo ya me voy. 

Mika abrió la puerta, no sin antes mirar de reojo a Yuu para después salir. Una vez que la puerta se volvió a cerrar el chico de ojos verdes suspiró, respirando más tranquilo. Se sentó en el piso, apoyando se cabeza en el colchón de su cama. 

—¿Sucede algo malo? —preguntó Yoichi. Sin embargo, Yuu no pudo dar una definición buena o mala de lo que acababa de ocurrir. Estaba confundido completamente.

—No lo sé... —dijo acomodando su cabeza entre sus brazos—. Sinceramente, no lo sé... 

Yuu se levantó del suelo y camino hasta mirar por la ventana de la habitación. Era otra de esas noches de verano, cuyo cielo despejado permitía ver las estrellas a la perfección en la gran extensión oscura. 

—Yoichi...

—¿Si?

—¿Cómo supiste en verdad que estabas enamorado?

Yoichi colocó una mano en su mentón mientras pensaba detenidamente en la respuesta.

—Creo que fue cuando vi su sonrisa. 

—¿Su sonrisa?

Yuu se volteó hacía su amigo. Él solo sonrió, mientras recordaba.

—Son varias cosas, en conjunto. Como las que te dije antes.  Pensar todo el día en esa persona, o estar nervioso cuando estás en su compañía. También el no poder decir las cosas correctamente, como quisieras decirlas.  

—¿Y solo viendo como sonreía lo diste por sentado?

—Creo que cada persona se da cuenta de distintas maneras —respondió—. En todo caso, Yuu, te lo voy a preguntar de nuevo, ¿estás enamorado?

—¿Por qué lo crees? —dijo como respuesta a sus turbios pensamientos. 

—¿Por qué me preguntas cómo supe que estaba enamorado? Eso suelen preguntar las personas cuando tienen curiosidad, o quizá no es solo eso.

Yuu no respondió. Sentía que si decía algo para tratar de contrarrestar ese argumento, iba a terminar cavando una tumba muy profunda. Así que permanecieron en silencio hasta que Yoichi decidió marcharse. Antes de que se fuera se acercó a él. Si no fuera porque él había llegado, hubiera tenido de hablar con Mika, y parecía que ambos no tenían idea de que decir.

—Yoichi.

—¿Qué sucede?

—Gracias...

—¿Por qué?

—No preguntes, solo gracias...

El castaño sonrió y asintió con la cabeza antes de salir por la puerta. 

Yuu fue hasta su cama, sentándose mientras pensaba detenidamente que debía hacer. Algo era seguro,al día siguiente le sería imposible mirar a Mika a la cara. Solo pensar en ello hacía que su estomago de revolviera una y otra vez.

Se metió en las cobijas para intentar dormir, pero seguía pensando en todo lo que pasó. Desde el momento el cual Mika lo ayudó cuando chocó con el estante, hasta el momento en el cual él mismo se acercó para besar de vuelta al rubio.

En ese momento todo había parecido mucho más largo que cuando lo recordaba. Se relamió los labios preguntándose si seguiría el sabor de Mika, pero después de hacer eso se sintió avergonzado de su actitud y se dio varias vueltas en la cama. 

No podía dormir, no importaba cuentas veces cerrara los ojos, no tenía sueño. Pero esa noche no iba a salir como todas aquellas noches en las cuales no sentía sueño, ya que había la remota posibilidad de toparse con el vampiro.

Se envolvió en sus cobijas, cubriendo su rostro por completo. Se rió con poco se si mismo, parecía un niño.

Así, la mañana llegó más rápido de lo que hubiera deseado, se se levanto, arregló su cama y con toda la pereza que podía tenerse en una mañana, salió de su habitación. 

Estaba mirando a todas partes, tratando de evitar encontrarse con Mika. Pero entre más caminó se percató de algo que lo dejó sorprendido por completo.

Mika estaba caminando, pero no solo, estaba hablando con Yoichi. Esa fue la imagen más excepcional jamás se imaginó, sintió felicidad inmediata con eso. Vio al castaño muy tranquilo, y hasta sonrió, eso significaba que Mika no estaba siendo hostil con él. Por fin estaba siendo amable con alguien del grupo. Eso era un gran avance.

No quería acercarse, así que se fue por otro camino completamente alegre. Esperó tanto tiempo porque Mika hablara con alguien, al menos con uno solo de su grupo. Que se acercara más a ellos, y se diera cuenta de que no eran malos. 

—Buenos días —saludó Shinoa. Él giró hasta la chica y la vio junto a Kimizuki quien también lo saludo de la misma forma, sonrió par ambos.

—Buenos días.

—Vaya que estás alegre hoy —comentó Shinoa—, ¿habrá sucedido algo bueno con Mika? — canturreó al final. Yuu bajó la mirada algo avergonzado, sonrió apenas un poco recordando lo que acababa de ver y siguió el camino si decir nada.

Shinoa y Kimizuki se miraron entre ellos sin entender el comportamiento del pelinegro. Lo siguieron para hablar de triviales a las cuales Yuu respondía muy animado, incluso reía despreocupado, cosa que no hacía por completo desde hace varios días.

Cuando llegaron a la cafetería pudieron ver a Mika y Yoichi hablando de manera natural.

—¿Me perdí de algo? —habló Mitsuba cuando llegó a un lado de Shinoa y Kimizuki quienes estaban igual de sorprendidos que ella. Ambos no pudieron responder a su pregunta, dado que no entendían tampoco que sucedía.

—Parece que el lindo de Yoichi pudo simpatizar con Mika —comentó Shinoa.

—Bueno, si lo vemos desde ese punto, Yoichi tenía más probabilidades de acercarse a Mika —comentó Mitsuba.

—Quien pudiera odiarlo con esa carita de niño bueno que trae —volvió a hablar Shinoa. 

—Sí, es muy lindo —dijo Kimizuki. 

Los tres muchachos dirigieron su mirada hacía el chico de cabellos rosados. Ahora las cosas parecían más extrañas que nunca. Kimizuki hizo una mueca a los tres.

—Bien, no volveré a hacerle un cumplido a nadie. 

—Es que eso fue extraño en más de un sentido... —dijo Mitsuba—. Nunca dices un cumplido ni por accidente.

Shinoa asintió ante este comentario. 

—Es que ustedes no tienen nada bueno que recalcar... 

—Pero si yo no estaba diciendo nada —se quejó Yuu. 

—Hablaba con ellas.

—Oh... está bien, continúa. 

Mitsuba comenzó a reclamar a Kimizuki y a Yuu mientras estos sonreían al verla enfadada. El ruido del grupo llamó la atención de los dos chicos que yacían sentados en paz. Vieron a Mitsuba sacar su arma, amenazando al par que estaban aun felices molestado. 

—No seas agresiva Mitsuba. No es mi culpa que un chico sea más lindo que tu —rió Yuu. 

Pronto el lugar amenazó con convertirse en un campo de batalla cuando por error Kimizuki mencionó por la estatura de Shinoa. Yuu y Kimizuki se alejaron de la peligrosa arma que estuvo muy cercana de sus cuellos. Para protegerse sacaron sus armas, dispuestos a luchar.

—¿Quieren que probemos las armas de nuevo? —retó Yuu.

Las puertas del lugar se abrieron de repente y todas las miradas pasaron a ese lugar.

—¿Qué demonios están haciendo? —escucharon hablar al Teniente Coronel—. ¡Si tienen tantas energías puede marcharse de una buena vez!

Guren miró la escena unos segundos. Mika y Yoichi de espectadores en el lugar. Shinoa y Mitsuba trabajando juntas para intentar matar a Yuu y Kimizuki que también estaban trabajando juntos.

—¿Qué sucedió aquí? —se escuchó la tranquila voz de Shinya detrás de Guren. 

Después de unos minutos todos estaban sentados en la misma mesa. A excepción de Guren y Shinya, quienes estaban parados frente a la mesa.

—Si comienzan a pasar más tiempo juntos de seguro van a destrozar algún lugar...

—Pero somos un grupo, es normal —sonrió Shinoa. — Usted también pasa tiempo con sus compañeros...

—No estoy todo el tiempo.

—¿Y entonces por qué cada vez que lo vemos está con el Mayor General? — esta vez habló Kimizuki.

—Este idiota me sigue todo el día.

—Te hago compañía —corrió Shinya con su habitual sonrisa, a lo cual Guren respondió mirándolo serio. 

Entonces el ambiente cambió para todos cuando Guren los miró.

—Tengo que hablarles acerca de una nueva orden. Pero esta no será fácil.

El grupo terminó en la oficina del Teniente Coronel, esperando a que diera la explicación al respecto de lo que iban a hacer. 

—Tienen que exterminar un grupo de vampiros que están siendo un problema. Ayer perdimos a un grupo, solo quedó un sobreviviente para darnos a conocer su verdadero paradero y el nivel de sus poderes. Ya que están con Mika tendrán un mayor nivel de éxito en su misión. Sin embargo, existe la posibilidad de que hayan cambiado de lugar por otro grupo más fuerte. 

—¿No podremos con el segundo grupo? —preguntó Shinoa.

—Tienen probabilidades con cualquiera de los dos. El problema es que no debe existir ningún error en su estrategia. O tendrá mayores probabilidades de un fracaso total. Y con los errores, me estoy refiriendo a que hagan exactamente lo que Shinoa planifica, no que se dejen llevar por sus emociones —lo último lo dijo mirando a todos uno por uno, pero deteniéndose especialmente en Mika—. Está un poco lejano, así que tardaran un día en llegar. 

Al final de  la explicación todos salieron del lugar. 

—Espera un momento, Yoichi —habló Shinya. El castaño se acercó al mayor, escuchando algo con completa atención. El grupo sintió curiosidad de lo que podía ser. 

Caminaron a través de las enormes puertas para salir al exterior para comenzar con su misión de exterminar al grupo de vampiros. El problema por ahora iba ser ir todos juntos.

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