Capítulo 3: Confusión

Sintió una suave caricia en su mejilla que le erizó la piel por completo. Tragó en seco, nervioso por la cercanía del otro al sentir su respiración lenta casi juntándose con la suya. Una sonrisa lo dejó casi indefenso y sin pensarlo ya estaba tranquilo.

Esa era la sensación y la influencia que Mika provocaba sobre él. 

—Eh, Yuu...

El chico de cabellos oscuros esperó que dijera algo.

—¿No te das cuenta?

—¿De qué?

Mika lo miró serio unos segundos, pero después se formó una dulce sonrisa. Pasó una mano por sus cabellos negros y nuevamente por su mejilla hasta detenerse ahí. Luego vio su cabello dorado moverse más cerca. Y luego algo suave rozar sus labios. 

Él lo estaba besando. Mika lo estaba besando. 

Los dedos se enredaban en las hebras negras y quedo de pie, paralizado por la sorpresa. 

Entonces despertó.

Abrió los ojos y se sentó en su cama mirando a la pared. Todo estaba silencioso. 

—¿Qué? — musitó para si mismo. 

Le había parecido tan real, y en ese momento estaba en su cama, recién despierto. 

Más tarde estaba mirando fijamente a la nada. En su cabeza no se dejaban de repetir las palabras y el tacto que no fue real, pero se sintió como tal.

—¿Sucede algo, Yuu? 

El chico se quedó quieto como piedra al escuchar la voz que conocía tan bien. Movió ligeramente su cabeza para encontrarse con el vampiro mirándolo preocupado. 

—Sí —titubeó al hablar. El rubio no le creyó, y se acercó a él para observarlo más de cerca. 

—Estás muy distraído.

—Solo pensaba...

—¿En qué?

Yuu recapitulo el beso y su cara se tornó roja , rascó ligeramente su mejilla nervioso, desvió el rostro, tratando de no encontrarse con los ojos azules que lo seguían. No dijo nada, solo se separó un poco, buscando espacio. 

Mika iba a preguntar nuevamente, pero un saludo hizo a ambos voltear. 

—Buenos días —saludó Shinoa alegre, y Yuu se alegro de ver a la chica y poder quitarse de encima la pregunta del vampiro. Se apresuró a acercarse y la saludo de forma efusiva, causando el enojo del rubio.  

—Buenos días —saludó Mika para sorpresa de los recién llegados, y para Shinoa y Yuu también. Mika los había saludado con un «Buenos días», claro, no se escuchó para nada cómodo, tampoco feliz. Yuu se acercó de inmediato a  Mika, son una gran sonrisa resplandeciente.

—Mika...

Ambos se miraron y el rubio sonrió al ver la expresión alegre de Yuu. Todo desapareció unos segundos al estar los ojos verdes y los azules completamente perdidos en su mundo. O eso era hasta que Mitsuba tosió levemente para que ambos dejaran su estado de trance.  

—Así que... ¿tenemos vacaciones temporales? —preguntó Kimizuki intentando en parte cambiar el ambiente. 

—Sí, vamos a estar libres una semana. Así que podemos aprovechar para descansar —dijo Shinoa—, o quizá hacer otras cosas...

La chica miró sugerente a todos sus compañeros, quienes la observaron interrogantes. Entonces Yoichi fue el primero en moverse.

—¿Ya te vas, Yoichi? —preguntó Yuu. Él sonrió como respuesta, asintiendo con la cabeza—. Voy a practicar con el Mayor General Shinya. 

—Te llevas muy bien con él —comentó Shinoa. 

—Sí, me ha enseñado algunas cosas —sonrió—. Ahora me voy. 

Vieron al castaño marcharse y cada uno de fue por su lado para disponer como quisiera de su tiempo. Yuu vio a Mitsuba y Shinoa susurrarse cosas mientras se reían. Sintió un calosfrió cuando las vio convivir de esa manera que no significaba nada bueno. 

Dio la vuelta para marcharse de una buena vez. Entonces vio a Mika marcharse por su cuenta. Se acercó a él para acompañarlo. Sin embargo él desapareció antes de poder seguirlo. Un suspiró salió de sus labios. Mika seguía marchándose cuando iba por algo de sangre. No quería que él lo acompañara nunca.

Entones lo dejo ir, como siempre hacía cuando sabía que el vampiro iba a alimentarse y no podía hacer nada por él. 

Fue hasta su habitación para quitarse el uniforme y colocarse algo más cómodo. Volvió a salir, en esas ocasiones se daba cuenta de que era bastante aburrido estar sin hacer nada. Con ese excesivo tiempo libre que últimamente todos tenían. Pero Shinoa y Mitsuba se la pasaban hablando entre ellas de quien sabía qué. Kimizuki estaba más silenciosos, y cuando hablaba, lo hacía para decir alguna cosa que expresara su mal humor. Yoichi y su amistad con su nuevo tutor lo mantenían ocupado. Y Mika, Mika desaparecía una gran cantidad de tiempo. 

Entonces pensó que él también debería entrenar para distraerse. Tomó a Asuramaru en sus manos y salió. 

Hacía un buen clima, el cielo estaba despejado y el viento soplaba con fuerza. 

Estuvo un largo tiempo entrenando, entonces el tiempo pasó con rapidez para él. Se marchó satisfecho por tener un día más o menos productivo. 

Se encontró con Mika más adelante, y fue hasta él.

—Yuu...

—¿Qué sucede?

El vampiro lo miró de pies a cabeza, fijándose en que el chico de ojos verdes no llevaba su uniforme como lo hacía habitualmente. Yuu se puso nervioso con los ojos azules encima de su persona con insistencia. Así que pasó una mano por su cabello y trató de esquivar la atención ajena.

—¿Acaso me veo mal?

—Para nada —respondió veloz—. Tú luces bien con cualquier cosa.

Yuu sintió el calor subir por sus mejillas cuando Mika le sonrió después de decirle ese cumplido que casi y lo deja sin poder respirar. 

—¿Vamos a dar una vuelta? —sugirió Mika sonriendo como solo podía hacerlo si se trataba de Yuu, él asintió con la cabeza y ambos caminaron un largo trayecto. Disfrutaban la compañía del otro aunque no intercambiaran palabras. 

Llegaron a un lugar para sentarse uno a lado del otro, el anochecer era cada vez más anaranjado y oscuro mientras estaban juntos en aquel lugar. Pero como la noche caía, también tenían que marcharse pronto.

Yuu sintió algo rozar sus dedos, era la mano de Mika. Se quedó quieto, esperando por alguna razón que no entendía que se acercara un poco más. Quería tomar su mano, pero no podía, estaba nervioso. Mika lo ponía demasiado nervioso en ese momento. 

—Yuu.

El de cabellos oscuros se enfocó en su amigo, y luego que había estado observado sin disimular mucho, la mano de su amigo. Buscó alguna escusa en cuestión de segundos, pero sin siquiera tuvo que decirla, ya que el vampiro le sonrió y tomó su mano. 

Nuevamente sintió el calor subir por su cara hasta que sus mejillas enrojecieron, se sintió embriagado de felicidad. Mika movió su mano ligeramente para entrelazar sus dedos, siempre observando al frente. 

—¿Qué expresión tendrá ahora? —preguntó Yuu mentalmente. Tenía curiosidad, ¿Mika estaba tan nervioso como él? ¿Por qué tomó su mano? ¿No le incomodaba?

—Mika... —llamó inconscientemente Yuu, el vampiro lo miró—. Me alegra que estés aquí. 

—Me alegra estar contigo... 

Ambos se sonrieron y estuvieron callados durante varios minutos hasta que tuvieron que levantarse para entrar al edificio. 

Pasaron por los largos pasillos hasta encontrarse con personas que los miraban de una forma muy extraña. Yuu no entendía a qué se debía la atención prestada de todos aquellos que pasaban a un lado de ellos. 

Escuchaba murmullos cada vez que pasaban, fue cuando se percató exactamente en que se estaban fijando todos. Seguía tomado de la mano con el vampiro. 

Antes de soltarse sintió como Mika apretó ligeramente su mano, no para las timarlo, pero si para reafirmar el toque que los unía. No hizo nada en contra y siguió el resto del camino, avergonzado con su vista en el piso mientras escuchaba aún los murmullos. 

Cuando se dio cuenta ya no escuchaba a nadie ni nada. Mika lo dejó en la puerta de su habitación para dejarlo descansar. Aunque no había pasado mucho desde que anocheció.

Una vez que se fue cerró la puerta a sus espaldas y se tiró en la cama. Aun no se podía quitar la vergüenza que sentía. 

—¿Qué sucede, Yuu? —una voz sonó y el mencionado solo escuchó—. Creía que eres más determinado ¿y no pudiste tomar su mano primero? 

—Asuramaru... — susurró Yuu.

—Por cierto, estabas temblando tanto que me comenzabas a marear. 

Yuu se sentó en la cama, Asuramaru casi nunca hablaba cuando él quería hacerlo, por lo cual en ocasiones olvidaba que sabía todo lo que hacía, quisiera o no.  

—No estaba temblando.

—¿Entonces tiritabas del frío? —hizo una pausa—. Porque parecía que tenías mucho calor. 

Yuu suspiró. No podía hacer nada para defenderse, porque no podía ocultar nada a su espada. 

—Como sea...

Dejó el arma a un lado para esconder su cara en la almohada. Estaba feliz, había sido un buen día.

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