Capítulo 17: Interrogantes

La mañana siguiente fue extrañamente tranquila para Yuu. Como pocas veces en mucho tiempo hizo las cosas sin tomar en cuenta los sucesos próximos a ocurrir. Estaba feliz, pero era un clase de felicidad que lo hacía sentir fuera de lo que era en verdad su propia realidad.

Una vez que estuvo arreglado salió para encontrarse con el grupo. Todos estaban de la misma manera que el día anterior, sin hablarse unos a otros. Sin embargo se podía notar la diferencia de actitudes con respecto a Mika y a Yuu.

El muchacho de ojos verdes movió su cubierto en la comida sin ni siquiera tocarla. Se enfocaba en el rubio que estaba sentado diagonalmente a él. 

  —¿Sucedió algo ayer? —preguntó Mitsuba a Shinoa. La chica de cabellos purpuras la miró sin saber que responder. No sabía de nada que hubiera sucedido la noche anterior.

—Quizá sucedió algo cuando estábamos en el comedor y ambos desaparecieron. 

De repente el sonido de la silla de Kimizuki se escuchó y todos dirigieron su mirada al muchacho. Él se dirigió donde Mitsuba con su semblante serio.

 —¿Puedo hablar contigo un momento? —preguntó a la rubia. Ella lo observó unos segundos antes de levantarse con naturalidad de su lugar para acompañar al chico de cabellos rosados. El resto vio interesado como se marchaban. 

Yuu se preguntó desde hace cuanto tiempo ellos tenían algo de complicidad. Si intentaba recordar algo, Mitsuba fue quien acompañó a Kimizuki cuando él peleó con Mika hace tan solo unos días. Eso significaba que compartían alguna clase de secreto.

Dejó de indagar en el asunto cuando Yoichi se levantó de igual manera. Él se veía tan tranquilo como siempre, sin embargo, pudo notar algo de trsiteza en su mirada al tiempo que sonreía con dulzura para sus amigos.

  —No tengo mucho apetito hoy —habló—. Voy a entrenar mis tiros. Si necesitan algo ya saben donde pueden encontrarme.

  Así, Yoichi se marcó del lugar de igual manera. Los tres integrantes que quedaban en la mesa miraron al castaño con pena. No era agradable ver a un chico tan alegre y dulce como lo era Yoichi, sin ánimo alguno. Yuu posó su mentón en su mano, pensó en algo que hacer por la situación. La verdad era que ninguno estaba completamente cómodo con su situación, debían resolverse muchas cosas que solo se habían quedado en la incógnita. 

 —Vaya —Shinoa fue la que habló primero—. No esperé que la situación se fuera tan mala.

Mika y Yuu miraron a la chica de cabellos lila con curiosidad. 

—¿Tú sabes que sucedió aquel día en el cual se pelaron?

—No —respondió Shinoa—. Pero Kimizuki debía decir algo muy malo para hacer enojar a Yoichi de esa manera. Lo malo es que la personalidad de Yoichi hace que se sienta culpable por lo que sucedió. 

Yuu pensó en el día que Yoichi fue a llorar con él. Recordó el día el cual lo había conocido. A pesar de que él se comportó mal en un principio, el siempre fue amable. Era el primer amigo que había hecho en todos esos años que estuvo en ese lugar. Entre ese montón de estudiantes a los cuales no conocía ni quería conocer. 

No le gustaba verlo triste. Tampoco le gustaba verlo llorar. Pero no conocía ninguna información de que fue lo que pasó esa noche. Así que no podía intervenir sin saber lo que produjo aquel incidente. 

  —Quiero ayudarlo —dijo Yuu mirando su plato de comida. Sus ojos verdes después se fijaron en Mika y Shinoa. Ambos entendieron la determinación en los ojos contrarios. No era necesario hacer una pregunta directa, solo iba a hacer lo que Yuu les pidiera.

—Entonces consigamos información —sonrió Shinoa—. No podemos hacer nada si no tenemos eso en nuestras manos. Puedo hablar con Mitsuba para que me cuente algo con respecto a lo que sabe de Kimizuki. Les dejo a Yoichi a ustedes —dijo Shinoa antes de levantarse de su lugar para dirigirse en busca de la rubia. Antes de irse les sonrió con complicidad a ambos. 

El vampiro fijó su mirada en Yuu y se dirigieron en busca del castaño. 

Salieron del edificio en silencio. No sabían como iniciar una conversación en ese momento.  La noche anterior se habían dicho todo lo que debían decirse. La tediosa espera había terminado, sin embargo, había algo más grande acercándose. El tiempo que tenían juntos no era más que una distracción de lo que estaba por venir. 

En el exterior escucharon un derrumbe e identificaron al culpable. Desde lejos vieron escombros y a Yoichi señalando a un lugar en específico. Se acercaron notando como otro lanzamiento fue disparado hacía un objetivo no identificado.

Yoichi escuchó pisabas detrás de él y se encontró con Mika y Yuu. Los miró con curiosidad y bajó su arma.

  —Hola —saludó—. ¿Sucedió algo malo?

  —No.

Yuu sonrió para no levantar sospechas en ese momento. 

—Hoy vamos a pasar algo de tiempo contigo, ¿te parece?     

  —Claro —respondió Yoichi sonriendo. 

Ambos le dijeron a Yoichi que iban a observar sus lanzamientos. Yuu notó como parecía cada vez más seguro. Lo que más había cambiado era su mirada antes de disparar, ahora se veía lleno de confianza y seriedad antes de volver a tener su mirada normal.

Shinya había entrenado muy bien a Yoichi. En ese momento Yuu pensó en las probabilidades de que Shinya supiera algo de lo que estaba sucediendo, ¿por qué no hacerlo? Después de todo se convirtió en algo parecido a su tutor y encima de eso el castaño parecía tener confianza con él.

Se preguntó a si mismo si era una buena idea preguntarle. No iba a hacerlo, quizá Guren se enteraba de algo. 

¿Qué tal si Guren se enteraba de lo de Mika? 

Su rostro enrojeció ante la posible idea. Miró de reojo al vampiro y se imaginó a si mismo diciéndole a alguien acerca de sus sentimientos por el rubio. No pudo terminar la idea, porque no se imaginaba a sí mismo explicándole a nadie sobre su situación. 

—Has mejorado mucho —comentó Mika de la nada. Yuu salió de sus pensamientos. Yoichi dirigió su atención a Mika.

—¿Tú crees? 

—Sí, pareces más concentrado en tu objetivo —respondió Mika. Él lo había visto practicar un par de veces cuando no tenía intenciones de acercarse al grupo—. Claro, puede ser eso o...

—¿O...?

—¿Acaso estás concentrado en eso porque te obliga a olvidar? —dijo Mika de repente. Yuu lo vio impresionado sin esperar la manera en la cual el vampiro quería obtener la información. Al parecer no iba a esperar mucho tiempo para poder encontrar lo que buscaba. 

Ambos esperaron ver la reacción que tendría. El muchacho miró a varios lados como si quisiera pensar en algo que decir, sin negar nada. Su reacción era muy calmada a pesar de todo, bajó sus ánimos en gran parte y no se molestó en ocultarlo.

  —Es mejor si me concentro en algo —dijo Yoichi—. Si ustedes en realidad están preocupados por eso, lo lamento, no quiero hablar.

La respuesta tan directa los sorprendió. Mika respiró antes de cambiar su jugada, no había estaba en sus cuentas aquella respuesta, necesitaba pensar en algo rápido.

  —Me gustaría escucharlo de todas formas —respondió Mika—. La situación no puede seguir así. Aun si yo tengo problemas con él, lo único que parece afectar en mayor partes es que ambos no pueden siquiera mirarse a los ojos.

Hubo silencio. Yoichi levantó su arcó y lanzó un ataque nuevamente al edificio. Yuu vio unas latas colocabas en una ventana distante siendo derribadas una por una con rapides y agilidad. 

—Insinuó que me gustaba El Mayor General Shinya —respondió directamente antes de derribar otra lata—. Dijo después que parecía que no me importaba como estaban todos ustedes porque pasaba tiempo con él más seguido —continuó diciendo. De repente bajó el arma sin voltear a verlos.

 Ambos se acercaron con cautela unos segundos.

—Dijo que ya no parecía del grupo y que seguía siendo el "niño" que conoció antes de obtener el mi arma demoníaca —siguió, entonces su voz se cortó demostrando que estaba rompiendo en llanto su explicación—. A pesar de lo duro que he trabajado para intentar ser más fuerte y apoyarlos. Y él me ve como un niño aunque he intentado hacer todo lo que puedo... para que me note...

Finalmente escucharon los sollozos del castaño que no los miraba. Ambos se miraron entre ellos con sus rostro preocupados y se acercaron al chico. Yuu se colocó frente a él y vio sus ojos olivo llenos de lágrimas antes de que Yoichi se echara a llorar en sus brazos. Yuu buscó instintivamente a Mika con la mirada. El vampiro dudó un momento antes de acariciar la cabeza de Yoichi como consuelo. 

Mika se sintió culpable, si bien quería saber que sucedió, no era su intención provocar que Yoichi llorara. 

Ninguno encontró palabras para reconfortarlo, por lo cual, ambos hicieron un acuerdo silencioso de permitirle al castaño desahogarse todo lo necesario. Estuvieron un tiempo así, hasta que Yoichi dejó de llorar permaneciendo únicamente escondido en Yuu mientras Mika acariciaba su cabello de manera casi fraternal. 

—Lo siento —se disculpó Yoichi separándose de ambos. Pasó una mano por sus ojos mejillas, limpiando cualquier rastro de lágrimas que quedara.  Sus ojos estaban cristalinos y su nariz se había pintado de un color rojizo. Yuu pensó en que de verdad se veía como un niño por la manera tan dulce en la cual lucía después de llorar, pero de inmediato se sintió culpable al pensar que eso era exactamente lo que había dicho Kimizuki de él y era lo que molestaba a Yoichi.

Mika por su parte no creía que era el parecido a un niño lo que fuera malo. Yoichi solo era un chico que no había cambiado a pesar de las malas circunstancias. No le vio nada de malo que mantuviera su parecido al de un niño. Entonces creyó entender que tal vez las palabras habían sido mal interpretadas. 

—Está bien —respondió Yuu—. Vamos, será mejor que te laves la cara.

Los tres muchachos caminaron por los pasillos. En el camino varias personas vieron el estado del castaño y en consecuencias Mika y Yuu recibieron malas miradas, tachándolos como si fueran los culpables. 

Ambos solo pudieron mirar al suelo como si los hubieran regañado. Mika no se molestó tanto, si lo pensaba bien, él había provocado su llanto sin intenciones.

Llegaron a la habitación de Yoichi. El castaño los dejó en su habitación mientras entraba al baño y cerraba la puerta a sus espaldas. Los muchachos yacían sentados.

— ¿Qué piensas? —preguntó Yuu a Mika. 

—No sé que podemos hacer por él —confesó—. Parece algo que deben solucionar ellos mismos.

La puerta del baño se abrió y Yoichi se secó la cara con una toalla. Ya estaba por completo calmado, caminó unos hasta su cama, acostándose mientras miraba al techo. Yuu se levantó del mueble y se acercó hasta la cama, colocándose a un lado de Yoichi.  Ambos miraban el techo sin decir absolutamente nada. Entonces Mika los vio y decidió sumarse acostándose al otro lado de Yoichi.

Permanecieron en silencio unos segundos. El techo no tenía nada interesante.

—¿Qué vas a hacer? —preguntó Mika. 

—Nada —respondió. El rubio frunció el ceño y Yuu hizo una mueca ante la respuesta. Hubo otro silencio extraño antes de que Yuu decidiera hablar.

—Si quieres Mika y yo podemos golpearlo —habló Yuu.

Yoichi hizo un gesto de preocupación.

—Sí, ya lo he hecho —habló Mika—. Podría hacerlo de nuevo con gusto.

—No, gracias... no creo que sea una buena idea.

Yuu se encogió de hombros y Mika bufó.

—Puede reconsiderar la propuesta cuando quieras —habló Mika. Yoichi rió por lo bajo. Esa risa calmó a los muchachos, al menos ya había reído.

Por ese día no iban a entrenar. Ya debían haber saltado el almuerzo con todo y lo que estuvieron hablando. Así que no vieron el punto de levantarse. Se quedaron en el lugar que estaban durante horas. 

Mika pensó en lo extraña que era la situación, a la vez que algo cálida. Le agradaba. Había estado con los vampiros mucho tiempo, y estar con ellos en ese momento era algo parecido a ser un humano. Él, después de todo, solo pasaba el tiempo con vampiros mucho mayores que él. Estar con chicos de su edad era extrañamente refrescante.

Debía ser una de esas pocas veces en las cuales se sentía cómodo con la presencia de un humano. Tal vez no era tan malo estar con los humanos.

—¿No tienen hambre? —preguntó Mika. Los muchachos fijaron su mirada en él. —Después de todo ya casi está anocheciendo y ninguno de ustedes comió su desayuno.

—Es verdad, no podemos estar todo el día aquí —comentó Yuu.

—Creo que pasamos todo el día aquí —comentó Yoichi al ver el cielo anaranjado. 

Mika y Yuu sonrieron antes de levantarse y mirar por la ventana. Salieron de la habitación para caminar, aun no era hora de cenar, por lo cual iba a esperar que así fuera. Mika por su parte prefería esperar para poder beber la sangre que necesitaba.

En el camino vieron el movimiento de personas que había en el lugar. Quizá alguna noticia se había esparcido y por eso todo el bullicio del lugar. Así, en el camino vieron a Shinoa, ella los saludo con una mano antes de acercarse.

—Hola —saludó—. ¿Puedo hablar contigo un momento, Mika? 

El rubio dudó por un momento, pero terminó por ceder y alejarse para hablar con Shinoa. De pasó vieron a Mitsuba llegar a un lado de Shinoa. 

Mientras tanto Yuu y Yoichi esperaron. Los ojos oliva se fijaron en alguien que vio pasar por el lugar caminando. Yuu vio a Yoichi y su mirada decaída nuevamente, entonces decidió decir algo.

—Yoichi —lo llamó, recibiendo la atención de inmediato. Yuu sonrió sin mirar a Yoichi antes de comenzar a hablar—. No te rindas, tú no eres un cobarde, ya no eres el chico de antes. Puedes hacer las cosas mientras sigas intentándolo. Además... —hizo una pausa antes de mirar los ojos olivo del más bajo—, yo confió en ti. 

El castaño miró a su amigo sorprendido. Una sonrisa se formó en sus labios al poco tiempo. Pensó por un momento lo que le había dicho. Estaban a punto de comenzar con una guerra abierta, no tenía tiempo. Todos estaban haciendo preparativos a su alrededor, ¿por qué intentar hacer algo en ese momento? Tal vez por esa misma razón, porque ese era el momento indicado de hacer algo.

Mika regresó junto con las dos muchachas hasta ellos, sin embargo, Yoichi se marchó antes de que terminaran de llegar. El grupo miró atentamente hacía donde iba.

—¡Kimizuki Shiho! —escucharon gritar a Yoichi mientras se acercaba al muchacho.  El mencionado se volteó para verlo sorprendido, el castaño no había querido dirigirle la palabra desde que lo golpeó e insultó. 

Una vez que el más bajo llegó, lo empujó de improviso, haciéndolo chocar contra la pared a sus espaldas.

—¿¡Yoichi!?

Lo vio levantar la mano, cerró los ojos esperando que un golpe doloroso llegara a su mejilla. Pero no llegó tal cosa. En su lugar sintió como era jalado de la camiseta y abrió los ojos al tiempo que los labios contrarios se unieron con los suyos.

El ruido del lugar pareció silenciarse gradualmente. El grupo de muchachos miraron la escena con los ojos muy abiertos, Yuu sonriendo por la escena tan interesante que se había creado.

La sorpresa fue demasiada para Kimizuki. No hubiera esperado eso de nadie, mucho menos del tranquilo e inocente Yoichi. Aun si eso solo era un simple roce de labios toda su piel se erizó con el contacto.

El castaño se separó. Vio en sus ojos la mirada que llevaba cuando utilizaba su arma demoníaca.

—Tenía que hacerlo —expresó antes de sonreír un poco—, por si moría en el campo.    

Una vez dicho eso se marchó. La impresión lo dejó estático.

  —Vaya, eso demuestra que cualquiera puede hacer algo con la correcta motivación —se escuchó. Yuu encontró a Guren y Shinya a unos pasos de ellos—. ¿También tengo que besarte para que me prestes atención, Guren?

Eso si tomó de sorpresa a Yuu. El grupo volvió a entrar en otro trance extraño al escuchar eso. Todos a excepción de Shinoa, quien encontró una oportunidad para molestar a Teniente Coronel en ese mismo momento. 

—No digas tonterías —respondió Guren, sonando avergonzado en realidad. Yuu pasó una mano por su rostro hasta sus cabellos y luego miró a otro lado sin saber que decir. Mitsuba también volteó la mirada por respeto a sus superiores. Mika por su parte no desvió la vista ni dijo nada, solo tuvo un leve pensamiento de que tal vez ya no quería pasar tanto tiempo con los humanos. Shinoa sonreía, ya se había imaginado algo así desde hace mucho tiempo, después de todo, conocía a ambos desde que era una niña.

—Sí, Teniente Coronel —habló Shinoa llamando la atención de los mayores—. ¿Por qué no presta más atención al Mayor General Shinya?   

Shinya entendió el propósito de la chica y decidió molestar un poco más.

—Sí, eres muy malo.

Guren pasó su mirada de un lado al otro, hasta mirar bien la situación. Kimizuki estaba en el mismo lugar sin decir una palabra, Mitsuba miraba a otra dirección sin decir ningún comentario, Mika por su lado estaba normal, pero Yuu parecía aun sorprendido mientras buscaba un lugar al mirar. Shinya y Shinoa en acuerdo para molestarlo. 

Y ése era el futuro de la humanidad.

—No, no voy a hacer nada, tengo cosas más importantes en las cuales enfocarme —dijo Guren dando la vuelta. El comentario de Shinya de verdad lo había distraído demasiado, más de lo que realmente quería admitir.

Yuu se retiró de la sala antes de escuchar nada más. Era mejor no pensar en nada de lo que había escuchado. La imagen de Guren y Shinya besándose lo había impresionado demasiado, más en pensar en Guren de esa manera. En esos momentos odiaba tener imaginación. Mitsuba y Mika salieron de igual manera, se dirigieron al comedor y esperaron que por gracia del cielo Kimizuki no estuviera cubierto de arañas en la mañana. También que Shinya y Shinoa no amanecieran muertos.

Fueron al comedor y como nunca en la vida, estaban dos tres solos. Yuu pensó en ese momento que Mika y Mitsuba no habían convivido en lo más mínimo. Esperaba de verdad que se llevaran bien. Un poco de tiempo pedía para que pudiera cumplirse su deseo. Que Mika acepte a toda su nueva familia. 

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