Capítulo 13: ¿Ayuda o problema? II

Yuu suspiró en antes de sentarse en unas gradas con Yoichi a su lado. Intentó calmar el enojo que sentía muy dentro de él. No sabía a qué se debía ese molesto sentimiento en su pecho, ese sentimiento que lo había impulsado a golpear Mika y Kimizuki.

Su mente lo llevó a recordar los sucesos que los habían llevado a la situación de esa misma mañana, y que al mismo tiempo, lo tenían confundido en más de un sentido.

«Mika le había confesado sus sentimientos por él tan solo el día anterior. Y tenía miedo de acercarse porque no sabía qué hacer. Aun así, estaba muy feliz y se había levantado con buen ánimo ese día.

Fue caminando por las extensas escaleras mientras subía varios pisos, llegando finalmente a la azotea para observar todo el paisaje a su alrededor. Una explosión y varios escombros le hicieron ver quienes estaban entrenando para variar. Sonrió al ver a Yoichi tan animado, siempre estaba feliz cuando entrenaba con Shinya.

Una duda pasó por su cabeza cuando los vio, Yoichi estaba bastante animado. Aunque no debía mal interpretar lo que estaba viendo, después de tantas conversaciones no podía evitar que su imaginación volase para pensar todo tipo de cosas con respecto a la persona especial para su amigo.

Bajó las gradas cuando vio que Yoichi volvía al edificio principal y Shinya iba por su camino. Al salir se encontró con el castaño.

—Hola —saludó Yuu sonriéndole al castaño. Yoichi respondió con una sonrisa y se acercó al pelinegro.

—Hola.

Ambos caminaron un poco hasta que Yuu decidió preguntar lo que había estado pensando.

—Yoichi —llamó. El chico se volteó para tomar atención en Yuu—. ¿A ti te gusta Shinya?

El castaño lo miró sorprendido y su cara se tiño de rojo casi de inmediato, empezó a balbucear palabras inentendibles mientras movía sus brazos de un lado a otro. Yuu se rió cuando lo vio actuar de esa manera.

—No — respondió finalmente —. Él me ayuda a entrenar y me da consejos, eso es todo.

—¿Y por qué tu cara está tan roja?

Yoichi cubrió su rostro con una mano cuando vio por encima del hombro de Yuu, sus ojos se abrieron con sorpresa entendiendo que había alguien detrás de él. Cuando se fijó, Kimizuki los observaba a ambos sin ninguna expresión en su rostro.

—Idiota —se reclamó mentalmente Yuu.

Kimizuki desvió su rostro de ambos chicos y Yuu lo notó pensativo mientras miraba hacía otros lugar. Su expresión se tornó poco después seria.

—¿Puedo hablar contigo un momento, Yuu?

El pelinegro lo miró confundido y se volteó hacía Yoichi, el rostro del castaño se había tornado de rojo a una clase de pálido que lo preocupo. Sin embargo, Yoichi sonrió antes de que Yuu dijera algo y lo tomó de los hombros para que se dirigiera dónde Kimizuki.

—Está bien, ve a hablar con Kimizuki —dijo amable. El pelinegro lo observó unos segundos antes de marcharse, no veía bien a su amigo.

Cuando se alejaron un poco Kimizuki detuvo su andar mientras le daba la espalda a Yuu.

—¿Qué sucede? —preguntó el chico de ojos verdes, estaba inquiero por la tranquilidad y seriedad del muchacho de cabellos rosados.

—Ni yo mismo lo entiendo —habló Kimizuki causando intriga en Yuu—. No había entendido mi mal humor en los últimos días, ni tampoco porque algunas cosas me irritaban tanto, en especial si tenían que ver contigo.

Yuu frunció ligeramente el ceño.

—¿Te molesta mi presencia? —preguntó Yuu. Kimizuki se volteó para verlo sin quitar su expresión seria.

—Yo nunca dije eso.

—Ahora estoy peor que antes —comentó el pelinegro—. ¿Qué quieres decirme?

—Después de todo este tiempo, he tenido la respuesta pero no quería saberlo. Y tal vez mi opinión con respecto a esto también ha cambiado. Por eso estoy algo molesto.

—¿Eso quiere decir?

Kimizuki se acercó a Yuu y lo tomó de los hombros, mirándolo fijamente a los ojos.

—Me gustas desde hace tiempo, es por eso que he estado tan enojado. No me gusta verte con Mika, estoy celoso.

La mirada de Yuu se desencajó y abrió ligeramente la boca sin poder creer lo que estaba escuchando. Se pudo a pensar en varias cosas al mismo tiempo, desde la actitud de Kimizuki hasta la actitud de sus amigas para molestar y luego Yoichi. Una punzada se creó en su corazón por dos razones.

La primera razón, tenía a su amigo confesándole de la manera más sincera —y directa—, los sentimientos que tenía sobre él. Y la segunda, se sintió como un estúpido por pensar las cosas equivocadas y sin desearlo, causarle un mal a otro de sus amigos.

—¿Seguro que no estás equivocándote? —preguntó Yuu, la cercanía lo estaba incomodando. No tenía la misma sensación que tenía cuando Mika estaba cerca o cuando le confesó sus sentimientos la noche anterior. Al parecer se iban a poner de acuerdo para que dijeran lo que sentían.

—No —respondió—. Como dije antes, supongo que el tiempo me está haciendo dudar. Así que tienes que disculparme, pero necesito probar algo.

Yuu se quedó quieto cuando sintió los labios contrarios tocar los suyos. No supo que hacer, porque muchas cosas pasaron por su cabeza. Mika y su confesión de la noche anterior. Kimizuki y sus sentimientos hacía él, y Yoichi con sus propios sentimientos. Era un idiota, definitivamente, sentía que estaba traicionando a los tres de alguna u otra forma. Nadie puede sentirse a gusto sabiendo todas las cosas de por medio que había en ese momento.

Cuando se separó, vio la expresión de Kimizuki entre algo triste y al mismo tiempo confundido por lo que acababa de pasar. Quizá de la misma manera que él.

—Gracias —susurró—. Pero ahora estoy más confundido que antes.

Se separó de Yuu antes de marcharse. Yuu frunció el ceño, él también estaba confundido. Dio la vuelta e intentó alcanzar a Kimizuki mientras se marchaba, lo tomó por el hombro e hizo que volteara para mirarlo.

—No entiendo que estás diciendo, Kimizuki, dame una explicación.

—Creo que me gusta alguien aparte de ti —comentó—. O quizás no.

Yuu dejó que Kimizuki se fuera mientras su expresión se volvió nuevamente a la sorpresa. Volvió a confundirse, no entendía que estaba sucediendo, parecía que de un momento a otro las cosas estaban mezclándose de una manera que no quería. Así que se fue por su propio camino.

Pensó en todo detenidamente. Cuando abrazaba a Yoichi intentando consolarlo por una persona, no era cualquier persona, era Kimizuki, y cuando decía que esa persona estaba enamorada de otra persona, no hablaba de cualquiera sino de él mismo.

Ser parte de la tristeza de un amigo causaba un mal sabor de boca. Se sentía mal consigo mismo, por ser un idiota que no supo ver las cosas tan claras como estaban. Era más que obvio todo lo que estaba sucediendo, sin embargo, estaba muy distraído sobre todo. Mientras se la pasaba detrás de Mika y se perdía en sus ojos, lastimaba a Kimizuki y a Yoichi por igual.

Se molestó, eso de estar enamorado era más complicado de lo que parecía cuando habían personas y sentimientos no correspondidos de por medio.

Pero también, parte de todo lo que había pasado le daba tiempo para pensar. Cuando Kimizuki estaba cerca e incluso cuando él lo besó, no sintió nada más que nervios por la idea de ser un mal amigo en todos los sentidos. En cambio, cuando pensaba en Mika, las cosas eran totalmente distintas, solo necesitaba que el rubio se acercara más de lo debido para ponerlo nervioso y una agradable sensación lo embriagara de felicidad.

Cuando besó a Mika, sintió felicidad y que podía acostumbrarse a la sensación que le ofrecía cuando estaban juntos. Por eso había regresado cuando Mika lo besó por primera vez, porque quería hacerlo y eso era algo que no podía negar ahora que las cosas parecían estar más claras que nunca antes.

Volvió a su habitación con el corazón extraño de tantas cosas. No sabía qué hacer, porque cada decisión que pensaba, significaba que alguien tenía que sufrir. No había salida para lo que se había formado, porque la única salida era intentar hacer las cosas él mismo.

Se iba a disculpar con Yoichi por decir las cosas que dijo frente Kimizuki, por no entender lo que estaba pasando y por lastimarlo más sin que lo deseara. Luego, si era posible, iba a charla con Kimizuki para intentar solucionar en algo las cosas y por último, iba a decirle a Mika lo que sentía por él.

Al día siguiente caminó por los pasillos para buscar a Yoichi antes que nadie, alcanzó a ver su cabellera castaña mientras caminaba. Intentó alcanzarlo mientras avanzaba su pasó, una vez que estuvo lo suficientemente cerca, lanzó lo que quería decir desde la noche anterior.

—¡Lo siento!

—¿Yuu?

—Lo siento, no yo pensé, es decir... —las palabras se trabaron antes de poder decirlas correctamente. Yuu levantó la mirada para encarar a su amigo, ambos sabía ahora lo que estaba sucediendo—. Yo no sabía de todo esto, soy un idiota.

—Está bien, cálmate Yuu...

—No está bien, Yoichi —contestó desanimado. El chico de cabellos oscuros sintió los brazos de Yoichi alrededor de él en un intento de calmarlo y hacerle saber que no estaba enojado.

—Tranquilo, está bien.

Yuu tardó unos segundos en abrazar a Yoichi de vuelta, fue entonces cuando vio a Mika acercarse por el pasillo y su mente se nubló durante un segundo. Se sintió nervioso, no estaba en condiciones de hablar con Yoichi si Mika estaba cerca, además, la mirada azul de Mika estaba más seria que de costumbre.

—Buenos días... — saludó Yuu nervioso. Yoichi se separó de pelinegro y sonrió a Mika para saludarlo de igual manera. El vampiro saludó intentando que la situación no se sintiera tan incómoda como realmente lo era.

Después de caminar unos pasos Yuu vio como Mika se inquietó y sus ojos se abrieron como si hubiera visto algo interesante.

—Tiene una oportunidad, ahí mismo —dijo Mika. Yoichi tembló y Yuu no entendió a qué se refería Mika con eso. Vio la dirección por la cual estaban caminando y su mirada se encontró con la de Kimizuki, sintió nervios instantáneos que fueron borrados cuando escuchó a Mika suspirar y tomar a Yoichi del brazo y hacerlo avanzar un par de pasos. Los vio con confusión, porque no entendía que estaba sucediendo.

Entonces, Mika empujó a Yoichi contra la pared y se acercó a él. Yuu vio todo completamente frío, sintió peso en su pecho al mismo tiempo que un ligero nudo en la garganta. Los cabellos de Mika habían cubierto la imagen, así que no había terminado de ver absolutamente nada, pero solo imaginarse un beso había hecho que sus ojos se sintieran húmedos.

Yuu escuchó unos pasos rápidos, pero aún seguía con los pensamientos turbios. Un fuerte sonido lo hizo voltear y encontró a Mika en el suelo.

—¿Qué demonios estás haciendo? —escuchó—. Vuelve a hacer algo así y vas a lamentarlo.

Yuu volvió a la realidad después de mirar la situación, Kimizuki estaba dispuesto a dejar a Mika en la enfermería varios días. Así se acercó a ambos en un intento de separarlos y cuando acabaron con su paciencia, terminó golpeándolos a ambos. Finalmente, se llevó a Yoichi con él, puesto que lo vio tan sorprendido que no se podía mover de su lugar.

No miró hacía donde iba, lo único que deseaba era alejarse lo máximo que pudiera. Pasó una mano por sus ojos cansados y notó que uno de ellos había derramado una lágrima indeseada. Se limpió con rapidez y paró antes de seguir caminando hacía ningún lugar.»

—¿Yuu?

El pelinegro se enfocó en su amigo castaño, lo vio tan confundido como él. Entonces, un botón en su mente pareció encenderse para notar algo en particular. La reacción de Kimizuki había sido demasiado explosiva de su parte. Nunca lo había visto tan molesto, o al menos no podía recordar alguno momento en el cual estuviera en ese estado. Sin embargo, Mika parecía estar de la misma forma con respecto a Kimizuki, ninguno estaba feliz, tal vez Mika solo estaba disfrutando al principio, cuando vio al chico de cabellos rosados enojado.

—Lo siento —dijo Yuu—. Estoy me ha tomado por sorpresa, no sabía cómo reaccionar.

Vio a Yoichi mirar de reojo varios sitios alrededor de ambos, estaba nervioso y además, vio sus ojos llenos de pena que se enfocaban en los suyos en ocasiones.

—Lo siento.

—No te molestes —dijo Yuu formando una sonrisa para intentar calmar a Yoichi—. Estamos a mano.

—Yuu, no es lo que parecía —expresó el castaño moviendo sus manos mientras negaba varias veces —. Mika no me besó.

El pelinegro agrandó sus ojos con sorpresa y casi pudo sentir como su corazón se liberaba de la presión mientras se relajaba lentamente. Un suspiro salió de sus labios, sin poder ocultar lo aliviado que sentía con solo escuchar esas cuatro palabras.

—Entiendo... —dijo intentando ocultar la momentánea felicidad. Pasó una mano por sus cabellos oscuros mientras analizaba la situación.

Quizá estaba por tener una buena oportunidad para cambiar las cosas a su favor, después de todo, el comportamiento de Kimizuki podría darle cierta esperanza. Eso lo alegró, así que se acercó a Yoichi con una sonrisa.

—Quizá esto fue mejor de lo que esperábamos —dijo Yuu—. Podemos hacer algo por ti, pero tienes que seguirme el juego en parte y probablemente a Mika también.

Yuu tomó a Yoichi de la mano para llevárselo nuevamente, esta vez con algo diferente en mente y sin esperar que el castaño le respondiera. Pasó por los pasillos una vez más, su sonrisa se borró cuando vio algunos rostros indeseados frente a él.

Odiaba los días en los cuales los vampiros debían entrar para hablar de sus planes junto con los altos mandos. Eso lo exasperaba porque no podía evitar tener el sentimiento de degollar a todos ellos —en especial a ese vampiro de cabellera plateada—. Pero en ese momento, era mucho más el desagrado que sentía, porque verlo precisamente a él, cerca de Mika, lo hacían querer desenvainar su espada sin importarle que sucediera.

Soltó a Yoichi despacio a la vez que se acercaba hasta ese par. Ferid estaba con su habitual sonrisa, pasando un brazos sobre los hombros de Mika mientras le decía algo bajo. No pudo escuchar nada, aunque tampoco le importó mucho.

Tomó su espada en mano y puso la empuñadura en el cuello del vampiro. Los presentes lo miraron sorprendidos por la acción tan extraña.

—¿Podrías tomar tus distancias? —preguntó—. Puedes hablar un poco más lejos.

—Yuichiro Hyakuya —canturreó Ferid—. ¿Por qué estás tan enojado? No he hecho nada.

—Ya has hecho suficiente —respondió Yuu. Ferid se separó de Mika sin borrar la sonrisa de su rostro. El pelinegro bajó la espada cuando lo vio lo suficientemente lejos de su rubio amigo, estaba especialmente irritado después de lo que pasó esa mañana como para soportar alguna acción que ejerciera otro vampiro con Mika.

Yuu bufó molestó antes de dar vuelta para marcharse por su parte. No iba a entrar en la dichoso reunión, por lo cual, no habían motivos para presentarse. Sin embargo, sintió una mano sobre su hombro y volteó para encontrar un par de zafiros fijos en sus ojos. Los nervios volvieron a su cuerpo y el mal humor se disipo por unos segundos.

—Tengo que decirte algo.

El pelinegro tembló ligeramente a esperar que Mika dijera algo, pero no escuchó llegar ninguna palabra. Se volteó para ver a Mika y entendió porque no podía hablar de todo bien, nadie podría si todas las miradas estaban encima de ambos mientras el rubio intentaba decirle algo.

—Yo también —confesó Yuu en un susurro. Volvió a enfocar su vista en todos los espectadores y los nervios desaparecieron. El chico de ojos verdes suspiró cansado y bajó su cabeza con pereza mientras se desesperaba un poco por la situación—. Hablaremos después.

Yuu se alejó del lugar con Yoichi a su lado, tenía algo que decirle a Mika, pero también había muchas cosas que faltaban de hacerse y tenía que comenzar desde ese preciso momento. Con una buena oportunidad en sus manos podía lograr hacer algo que beneficiaría a más de uno. 

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