¿última vez?

— ¿Emira? — Dice en una voz temblorosa. — ¿Estas Bien? — Silencio en al otro lado de la puerta.

Dentro de su corazón hay punzadas, un nudo en su estómago que le hace saber que algo no está bien.

— ¿Em? — Se sentía nuevamente como un niño indefenso, abandonado, siente lágrimas calientes bajar por sus mejillas. Sumando escalofríos.

Acelerado vuelve a golpear la puerta algo insistente.

— Emira no es divertido sal ya — Dice en voz alta, pues los ruidos en su casa estaban fuera de lugar, o así lo sentía el. — Emmy

Sacude la perilla con fervor, gritando el nombre de su hermana, pues no hay respuesta, no hay ningún comentario burlón, sarcástico, irritado, no hay indicios de que sea una broma.

— Emira — Golpea la puerta intentando llamar a su hermana. — Emira, no escuches lo que dice madre. — Dice en una voz algo quebrada. — Emira

Dentro suyo está sensación de vacío infinito, su pecho se siente comprimido casi puede jurar que alguien destroza sus costillas con sus desnudas manos en busca de su corazón para desgarrarlo mientras el sigue vivo. Tiene angustia, su cabeza se llena de pensamientos intrusivos.

La vuelve a llamar por su nombre asustado en un grito, la puerta es gruesa, pero a la vez era delgada.

Vuelve a golpear la puerta y a jalar la perilla, de repente siente como si alguien cortará su garganta, llevándose su habilidad de hablar, mientras lágrimas saladas caen, la paranoia le hace mal a su mente y su corazón late con velocidad, el tiempo se siente tortuosamente lento, sus extremidades arden del dolor.

Sus músculos se contraen, junto con el aprieta su mandíbula.

Vuelve a golpear la puerta con su cuerpo intentando forzar la manija.

Quería que su hermana abriera la puerta y le dijera algo, lo que sea, incluso un insulto, no importaría quería saber que ella estuviera bien.

Sus pulmones no querían tomar aire, como si estuviera bajo del agua.

Por fin pareció que tuvo la fuerza de gritar con toda la fuerza que sus pulmones y diafragma le permite.

— ¡Amelia!

Las figuras de sus otras dos hermanas aparecieron, no las podía ver pues tenía los ojos llorosos. Sentía desesperación por abrir la puerta, pero por qué ahora se siente tan alejados de todos.

Por qué puede ver cómo Amelia recoge a su hermana más blanca de que su tono de piel, desvanecida.

No parecía respirar.

Y tampoco el sentía que podía respirar, o hacer algo, ni siquiera llorar.

Solo se sentía ajeno como un espectador.

Intento jalar aire, pero sus pulmones se sentían llenos de agua caliente, tal vez no era agua, tal vez era sangre.

Quería llamar a Amity, pero ella se desvaneció.

Y se quedó solo.

Siente que muere, que el mundo lo quiere devorar, absorber cada hora de vida, y después su cuerpo estará tan vacío y tan entumido que no sentirá el dolor agónico, pero aun así gritara hasta quedarse afónico, hasta que no quedé nada de él.

Todo era negro.























Edric se despertó de un sobresalto, por accidente golpeó su cabeza con la pared, maldiciendo entre dientes, su cabeza fuera de cuerpo se sentía terrible, ajeno, con una sensación amarga en sus labios, sigue siendo abrazado por la interminable penumbra. También tiene hambre, pero después de pellizcar su brazo volvió a comprobar que seguía vivo y que está encerrado en un salón abandonado, sin comida y sin alguna idea si podría salir de aquel lugar.

Era normal sentirse tan aterrado, tan aterrado que comenzó a acurrucarse en una esquina a la misma distancia de las puertas, abre su teléfono y no hay ninguna señal, las redes sociales estaban caídas y la batería agoniza, así que debe de apagar la linterna y dejarse engullir por la oscuridad total. Tiene frío, y de hecho se cuestiona si es que estaba vivo, lleva tanto tiempo en la misma posición, los ruidos de por fuera del pasillo eran escabrosos y hacen ecos sombríos.

Se quedó en esa posición, asustado.

Y por milésimas de segundos deseó haberse quedado a dormir, deseó que sus hermanas estuvieran con él y poder molestar a Mittens, ser regañados por Amelia, y después él y Emira burlarse de ambas y...

Está llorando.

Desearía que más cosas fueran diferentes.

Conocía bien la escuela toda su vida había estado en ese lugar gracias a sus padres, pero el problema era que era no tenía ni siquiera lentes de contacto, está lo que sigue de ciego, pero tenía esa sensación de ir a buscar a su gemela, al menos burlarse de ella por una última vez.

Debería hacerlo en ese instante o esperar al día, no sabe si lo que está afuera ve solamente de día, que tal si es igual de ciego y se esconde.

Muchas ideas se formularon.

No tenía nada que perder, una última vez haciendo sus estupideces. . .

Se preparó mentalmente para bajar cuatro pisos y buscar a su hermana, busco algo con que defenderse si fuese necesario, encontrando un palo de escoba, sabe que un palo de escoba no era la gran cosa, que era un plan estúpido, pero el pobre acababa de despertar de esos sueños que te hacen cuestionar tu realidad sobre si despertaste o no. Quería intentarlo, debía al menos intentar.

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