Sin tiempo que perder


En un abrir y cerrar de ojos los suburbios dónde siempre había crecido con cierta seguridad se esfuma.

Y al ser de noche aquellos alaridos y ruidos fue la peor sinfonía.

Directa del infierno que se desencadenó en la tierra.

Los vecinos de las Nocedas salían en coches mientras sus casas se quemaban, las patrullas que estaban con policías dispararon sin discreción, todo se volvía un caos, los gritos y olor a fuego y muerte despertaron a Luz, quien confundida se quiso asomar por la ventana pero a los primeros disparos se tiró al suelo.

Lucia está en el baño metiendo el kit de primero auxilios a su mochila, intenta mantener la calma, pero con todo el ruido, con esos gritos y con el sonido de la puerta de la sala siendo forzada la distraían.

Tomo el bolso con las cosas medio bien hechas pues lo golpes en las puertas continuaron, y corrió a la habitación de su hermana, dejo las cosas en el suelo.

— Luz ayúdame a mover la cama. — Murmuró apresurada y su hermana y ella arrastraron la cama y luego Lucia sola atoró la puerta con otros muebles.

Seguido de esto tomo a Luz, la mochila, y el bate de su hermana color rojo y se encaminaron hasta el clóset de su hermana.

Lucia cerro lo más silenciosa y ya sentadas abrazo a su hermana y puso su mano sobre la boca de ella, pues se escuchaba la voz de una vecina, pidiendo ayuda, no era solo una eran dos más.

— ¡Señora Noceda! Mi mamá está herida por favor, Luz — Suplico con voz quebrada.

El ruido externo era constante, pero el de la casa se fue quedando callado. Lucia no escuchaba las voces de los vecinos, ahora eran pasos, por las escaleras, luego golpes, podían escuchar como revuelven las cosas de las habitaciones, y luego un golpes.

Seguidos de gritos de ayuda a la puerta donde Lucia y Luz están ocultas, eran golpes fuertes, arañazos contra la puerta, jadeos y sollozos pidiendo ayuda.

— ¿Mamá?, Alan lleva a mamá a la sala. — Dice la voz femenina. — Lucía por favor se que Luz tomo un curso de enfermería necesitamos ayuda, si es dinero lo que quieres y lo pago pero por favor ayúdanos. 

La voz era baja y en susurros, y de un momento llegaron los sollozos de la mujer súplicas y pequeños golpes a la pared, cuando pareció que el ruido de la calle entro a casa de las Nocedas, pues se escuchó un profundo grito de dolor, seguido de gruñidos y como si alguien moviera todos los muebles de la sala.

Y la delgada puerta blanca de madera se escuchaban rezos mezclados de un llanto.

— Por favor déjenme entrar — Fue una débil súplica.

Luz intento levantarse pero fue sujetada aún con más fuerza por su hermana e intento hablar, pero un alarido de dolor la hizo estremecer, y tembló en cuando escucharon como la puerta de madera era golpeada, todo en lo que estaba en el segundo piso era golpeado.

Se escucharon alaridos y gemidos de dolor y terror, y después solo fueron sonidos de como alguien comía.

Podían escuchar como algo come, y después un potente olor a sangre y putridez casi hace toser a Lucía, quien se tapo la boca con su antebrazo.

Y los ruidos continuaron, hasta que la puerta de la habitación comenzó a ser golpeada lentamente, no solo la puerta si no también las paredes, y pasos retumbaron por la casa, y seguido de eso estruendosos golpes con constantes gruñidos guturales.

Luz se le escapan las lágrimas de sus ojos, y sigue con un nudo en su garganta, y Lucía no ha dejado de estar en alerta.

Luz tomo su teléfono y vio la hora eran las tres treinta y tres de la mañana, irónicamente.

Y cuando los gruñidos parecían enmudecer junto con los de la calle, los sonidos de disparos las alertaron, y dentro de la casa escucharon como si hubiera cientos de personas en sus casa corriendo y golpeandose contra los muros.

Los disparos sonaron como si tuvieran eco, y no cesaron hasta después de un rato y el solitario silencio reino.

— ¿Porqué no me dejaste ayudar a la vecina? — Luz dice en un tono irritado pero con la voz temblando del miedo.

— Te tengo que proteger, mamá me ordeno que no abramos la puerta a nadie — Responde Lucia en un susurro firme.

— Y desde cuándo le haces caso a lo que mamá te ordena — Reclama algo enojada.

— Desde que tú puedes salir lastimada — Dice gruñendo.

Luz estaba antes de replicar aún más molesta, pero Lucia la abrazó y unas lágrimas cayeron de forma silenciosa aunque su pecho subía y bajaba

— ¿Lucía? — Le verdad era que tenía tanto miedo, pero ahora sí prioridad era Luz. — ¿Sabes que está pasando?

— No lo sé bien, mamá me llamo me dijo que nos fuéramos lo más pronto posible con Edalynn.

— ¿Y la vamos a esperar para irnos en la mañana? — Luz dijo en un tono de ingenuidad, pero Lucia no contesto, lo último que su mamá le dijo fue que cuidara a su hermana, que se cuidarán y que las amaba, que no se acercarán a los hospitales o lugares con muchas personas, y que ella intentaría llegar con sus ellas y después de mucho ruido, gritos, disparos y después silencio al otro lado de la llamada. Su mamá...— Lucia, ¿Mamá va a venir mañana en la verdad?

Luz jadeo ante el silencio de su hermana, que en sus ojos reflejaban angustia y una tristeza profunda, y los ojos cafés de Luz brillaron por las lágrimas.

— ¿Dónde está mamá? — Sollozo y con un creciente dolor en su pecho.

— Luz — No quería admitir la más obvia posibilidad, no quería, existía la minima esperanza, no hay que dejar que muera. — Ella dijo que haría todo lo posible para llegar con Edalynn, pero no podía pasar por nosotros, las autopistas están atascadas de gente, nos pidió que nos adelantemos lo antes posible. — Trato de decir lo más segura que pudo, todo lo que dijo en parte era verdad, pero que tan realista era, ese era el detalle que decidió omitir.

Luz cayó dormida y Lucia descanso por un rato, no podía dormir solo tenía los ojos cerrados dormitando.

Y pudo entretenerse con el celular de su hermana menor, jugando jueguitos sencillos, hasta que recibió una notificación de noticias.

Llevo a su boca la cadena que siempre ha usado de pequeña y jugo con ella dentro de su boca mientras leía las noticias.

"Las carreteras principales se encuentra congeladas por la cantidad de automóviles y camiones"

"Extraña enfermedad de origen asiática comienza a causar cada vez mayores estragos en diversos países"

"Diversos cuerpos de combate son desplegados"

"Comienzan los disturbios saqueos centros comerciales y supermercados"

"Se realizaron evacuaciones en hospitales de personal médico y pacientes"

Cada noticia que miraba era peor más desalentadora que la anterior, y comenzaba a preguntarse si valía le pena escapar de esa casa y adentrarse hasta llegar a la casa de Eda. Aunque tal vez solo era en la ciudad tal vez las Islas hirvientes estén bien.

Lucia suspiro y su estómago rugió, había alcanzado meter algunas cosas de comida enlatada, barras de cereal, y bebidas energéticas, tal vez debió tomar agua pero todavía no quería bajar a la cocina no sabía con que se encontraría.

Espero más tiempo hasta que la habitación fuera iluminada por la luz del amanecer, abrió la puerta y se asomó fuera del clóset, su cuerpo está totalmente entumecido por haber estado por tanto tiempo en la misma posición, la habitación esta igual que siempre, el sol se alzaba con lentitud y Lucia solo se estiraba provocando que algunos de sus huesos crujan y sus adoloridos músculos le provoquen hormigueos.

Con lentitud y en cuclillas se acero a la ventana y se asomó.

El panorama matutino fue desconcertante, una parte de ella querías sorprenderse pero no pudo, se sentía más aborrecida y con algo de temor.

Había varios coches algunos estrellados contra casas, otros abiertos y con luces encendidas, las ambulancias y patrullas seguían ahí.

Y varias casas tenían puerta y ventanas destruidas y lo que le hacía sentirse perturbada era ver a sus vecinos o restos de vecinos caminando y gruñendo, todo estos se encontraban quietos de vez en cuando se movían, y si no estaban levantados e inmóviles, estaban en el suelo o al menos sus restos abiertos y vacíos, los vecinos  tenían sus estómagos abiertos con viceras al aire libre, brazos colgando de apenas unos pedazos de carne roja, sus rostros estaban demacrados en algunos no había rostro que reconocer, hubo uno de sus vecinos que al verlo se quedó muda, sin saber que decir, quería gritar, llorar, vomitar.

Podía ver su cráneo, su rostro colgaba de algunos pedazos de carne y no tenía ojos, solo unos huecos negruzcos que brota líquido negro y sangre, no sabía si la miraba a o no, porque eso parecía que la miraba con esos abismos en sus rostros, mientras se arranca así mismo trozos de su descubiertas viceras, vio como la estiró y arranco como si nada de su cuerpo y se la llevó a su boca masticando con la boca abierta, como si nada y no lo engulló. Lo dejo en su boca y cuando abrió su boca para hacer lo mismo pedazos de su órgano cayó al suelo mientras metía otro a la cavidad bucal.

Un fuerte jadeo seguido de un casi grito la hizo reaccionar, Luz esta a su lado aterrorizada, Lucia la tiró al suelo cubriendo su boca pues aquel ruido hizo que las cabezas de todas esas personas se girará en su dirección y comenzarán a dirigirse con lentitud tortuosa hasta la casa.

Los ojos de Luz dejaron salir lágrimas aúnque estén cerrados los apretó aún más y cerro sus puños, y dejo de moverse se quedó quieta mientras su pecho sube y baja, asustada, pues en la casa habían ruidos fuertes, Lucia mordió un pedazo de tela de su playera para evitar gritar, era un intento de calmarse.

Su mano se aferraba al bate de béisbol rojo, sus nudillos estaban blancos, y solo intentaba calmarse, sentía que sus latidos hacían tanto ruido como su respiración, ambas hermanas tiemblan del miedo e incertidumbre.

Cuando un segundo ruido más claro las hizo preocuparse, se escuchó un motor encenderse, Luz abrió los ojos mirando a su hermana, Lucia le hizo un ademán de silencio, y se asomó por la ventana esos muertos vivientes comenzaron a tomar vuelo dirigiéndose a un automóvil encendido, era un Tsuru rojo con flamas en el capo, este automóvil aceleró por la calle sin frenarse, pasando por encima de esos cadáveres.

Y otros autos salieron detrás de el, algunos eran patrullas de policías, otros eran de igual forma Tsurus o Cadillacs antiguos acelerando, podía escuchar risas, mientras más aceleraban dando vueltas y quemando las llantas y con potencia el silencio que había sido perturbado por los conductores ruidosos, fue acompañado por música.

"tu mañana ya te fuiste pero antes me dijiste que el futuro es hoy"

La canción sonó por aquellas bocinas, y los vecinos muertos se acercaban a las coches pero eran golpeados por los capos, destrozados por las llantas de los autos, se siguieron escuchando aullidos de estos conductores y después de un rato todos los autos siguieron su camino por las calles causando ruido, y todos estos cuerpos andantes comenzaron a correr a una buena velocidad tras los autos algunos de ellos se arrastraron provocando que otros se tropezaran pero todos siguieron su camino de gruñidos.

Algunos se quedaron atrás, y poco a poco quedaron inmóviles nuevamente, ambas hermanas suspiraron en alivió y Luz aún temblando se sentó intentando calmarse respirando hondo y dejando ir su respiración.

— Vamos a desayunar. — Lucia dijo tomando la mochila que esta muy llena de cosas. — ¿Hey, me traje un cereal de azúcar lo quieres probar con Monster? — dice en voz baja y en un intento de animar a su hermana menor.

Ella sonríe y niega con la cabeza, Lucia abrió el cereal y se llevó.un puño de este a la boca y luego abrió la bebida y le dió un trago.

— Eh comido peores cosas. — Dice sin saber si sabia bien o no.

— Si, como el sushi de esa gasolinera — Luz recordó con gracia.

— Pensé que moriría en el baño de la otra estación. — Lucia Murmuró recordando.

— Jamás había visto a mamá manejar tan rápido para llevarte a un hospital. — ambas ríen con ls voz baja, pues ellos seguían afuera. Lucia nuevamente se llevó otro puño de cereal mastico y llevo el Monster a su boca — Te va a dar una indigestión.

— Pft, después de comer tierra toda mi niñez, comer la comida de Eda, comer sushi de esa gasolinera, mi estómago estará bien. — le resto importancia, no sabía tan mal de todos modos.

Luz tomo una botella de agua que tenía de días atrás y tomo la barra de cereal y eso comieron.

Ambas se quedaron sentada en silencio.

Luz, llevaba años sin ver a Eda, sin duda la quería bastante, sin dudar extrañaba la casa de Eda, era tan genial, tenía cosas raras y por toda la casa.

Su madre había puesto distancia cuando se entero que Edalynn estaba en constantemente metiendose en problemas con la policía, y haciendo estafas, que en algún momento pudieron poner en peligro a sus hijas.

O al menos esa es la visión de Luz pues era muy pequeña y apenas el año pasado había vuelto a tener contacto con ella.

Pero la visión de Lucía era más detallada, su madre trabajaba todo el tiempo en el hospital privado de Las Islas Hirvientes, y se quedaban en una casa en las afueras del pueblo en el bosque con Edalynn Clawthorne,

Edalynn puede que le allá enseñado a Lucía cosas que una chica tan pequeña no necesitaba saber, le enseño a robar los bolsillos de las gentes en lugares públicos o robar a simple vista de todos, y de igual forma le enseño a defenderse, a pelear, todo esto a espaldas de Camila, y todo era tranquila, hasta que Edalynn estafo alguien que no debía, está persona consiguió dar con la casa de Eda un día que Camila no estaba y que ese día Eda no quiso llevar a Luz y a Lucía a la escuela. Ese día por la mañana, entraron a la casa y golpearon a Eda y a Lucía y Luz las encerraron en un cuarto.

Todo fue un susto doloroso, Luz cuando pudo salir por una ventana corrió y fue Eda y la intento ayudar cómo pudo poniéndole banditas de su serie favorita por las heridas y moretones. Mientras que Lucia llamaba a su madre. Ese día ambas mujeres discutieron toda la noche, y pasaron las semanas Camila cuido de Eda, hasta que ella mejoró y ese fue la última vez que se vieron. Y ella y Lucia se siguieron hablando, el año pasado se escapó hasta las islas hirvientes para visitar a Edalynn, Eda llamo a Camila y volvieron entablar contacto.

— ¿Cuál es el plan? — Luz habló.

— Trae tu mochila de acampar y ropa cómoda ¿y aún tienes tu propio bate verdad?

Luz se quedó unos momentos pensativa.

— ¿Creo que está en el ático?

— Tsk, trae tus cosas  — Lucia se quedó mirando como Luz sacaba algunas ropas y las dejo en el suelo y luego trajo la mochila de acampar que aún tenía algunas cosas dentro.

Lucia aún recordaba las muy dinámicas clases de Edalynn sobre el acampar.

Se pusieron de acuerdo en llevar la mitad de comida y la mitad de medicina y vendas en ambas mochilas solo por si acaso perdían una, tenían todavía algunas cosas básicas para irse de campamento de los días de ir con Eda.

Lucia se quedó mirando la ventana viendo si tenían una buena ruta de escape o algo así, a la vista había quince cosas de esas, algunas sin piernas.

De momento lo único en que pensaba era que tendría que tomar un auto y comenzar a manejar, lo cual no era difícil, se le complicaba saber si esos autos estaban con esas cosas o no.

Suspiro, rendida y vio la hora en el teléfono de Luz, dos de la tarde, trato de pensar en que hacer, pero lo primero lo primero, en su habitación tenía una vieja navaja suiza, y en el ático estaba el bate de béisbol de su hermana, así que tenían que salir que temprano de ese cuarto,  necesitaban agua enbotellada.

Ambas se dieron ánimos y movieron de la forma más silenciosa toda la cama, no del todo pero si lo suficiente para entrar y salir, y por como veían a esas cosas eran torpes.

Al mover la cama miraron un charco de sangre, y un olor que al abrir la puerta sus narices se arrugaron por el hedor, y se asomaron con lentitud.
Lucia salió sosteniendo el bate, y lo único que vio en el suelo fueron entrañas y siguiendo el camino hasta baño encontró a medio comer a la vecina, inmóvil el olor era potente, y no quería que Luz viera esa escena roja, simplemente con lentitud cerro la puerta y se asomó por su habitación hecha un desastre, pero no había sangre como en el pasillo donde hasta en los techos esta un líquido espeso negro con sangre.

Busco en su escondite y encontró sus cigarros, las navajas que tenía pero solo tenía por presumir lo bonitas que eran, y busco el porta cuchillos que Eda le había regalado el año pasado.

Lo ajusto y puso la navaja ahí, y la navaja suiza se le dejo en el bolsillo, tomo su beanie y una chaqueta gruesa pero que le permite moverse.

Caminó lentamente hasta el pasillo y movió un banco de madera y se subió y alcanzó ya con facilidad las escaleras.

— Luz ven aquí — Susurro su la mayor y la otra se acercó. — Tomas tu bate de béisbol y bajas.
Voy a revisar la planta de abajo si no subo yo no bajes.

Ella asintió, e hizo lo indicado, cuando llegó a las escaleras tenían sangre y tripas, y al bajar por completo pudo ver la sala comedor hecho un desastre, con sangre también, y al bajar por completo vio a un chico, bueno su torso desnudo, porque ni siquiera su cabeza estaba  y del torso solo quedaban huesos y algo de músculos y grasa.

Se dio la vuelta y con su camisa la subió hasta su nariz para evitar inhalar todo eso.

Pero se quedó inmóvil en la ventana rota está una vecina suya, mirando fijamente, levantó su bate con lentitud, y la vecina que tenía su ropa desgarrada su cuerpo lleno de mordidas y su mandíbula rota, y sus miradas cruzadas, la tensión en el ambiente fue sofocante, contenia la respiración.

Pero una idea se le vino a la cabeza, una muy idiota pero tenía que intentar, se acercó al torso, y aquella cosa le prestó más atención, y comenzaba a meterse a la casa por la ventana clavándose pedazos de vidrio por todos lados, Lucia con rapidez lanzó el torso por la puerta abierta y con toda la fuerza que pudo el torso lo arrojo a los muertos, incluyendo a la vecina que al levantarse se fue desgarrando dejando su piel.

Algunas de esas cosas se empezaron a comer entre ellas, cosa que le disgusto a Lucía así que se dirigió a la cocina y lo más silenciosa que pudo tomo latas de comida y lleno la cantiflora con agua.

Y por qué no en una botella de plástico vierte del tequila que su madre tenía guardado, solo por si a caso, guardo la botella en su mochila y junto con los nuevos alimentos, y tomo un cuchillo de carnicero, subió las escaleras y golpeó la escalera, Luz bajo con el bate de acero y con pica hielos, y un martillo.

Luz se fue a su cuarto ya con su mochila, y dejo las bolsas de fuera, el pica hielo y el martillo.

— ¿Y ahora? — Luz dice esperando una idea de su hermana.

Ya eran las cuatro pasadas de la tarde, cuando recordó algo.

— Deja intento hacer una llamada — Lucia tomo su teléfono y comenzó a marcar, aún había señal, no quería perder la oportunidad de hacer llamadas y menos si era para salvar su pellejo y el de su hermana.

El teléfono sonó y sonó, hasta que la voz al otro lado la hizo sonreír.

— Park —

— Noceda, sigues viva —

— Y me alegra que tu también, ¿Dónde estás?, Sigues aquí en la ciudad o que. — Lucia hablo en un tono decente de voz forzando un tono despreocupado.

— Estoy en los invernaderos, intentando contactar a mi hermana, ¿Que es lo que se te ofrece?

— Tengo una idea, ¿cual es el depósito de autos del Tibbles más cercano?

— Hmm — Hubo un largo silencio de espera — El de las bodegas, ¿Que planeas hacer?

— Solo a sacar uno de sus bebés, necesito la contraseña y tu eres lista, ¿Qué dices?

Otro largo silencio reino, dónde Lucía golpeó su pie contra el suelo.

— Estás loca Noceda, pero que demonios anota las indicaciones que te voy a dar, no podemos perder tiempo.













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