El silencio fue peor que el ruido
Pov Amelia
Comenzó a correr por toda la casa sin importar que me golpeará con muebles y decoraciones, eso no importaba, nuevamente escuché esos gruñidos que retumbaron por las habitaciones vacías, sentía como mi respiración era muy difícil de controlar mi pecho le dolía de latir con tanta fuerza, no sabía si había mas gente en casa, no me importa ahora, tenía que salir como diera lugar y buscar a mis hermanos.
Terminé tropezando con mis propios pies y golpeé mis rodillas y brazos, pero tuve que levantarme de inmediato, y me di cuenta que estaba en la cocina de los empleados, busque con las manos temblando abrí los cajones sin preocuparme de ser cuidadosa y saque el primer cuchillo que pude encontrar.
Y comencé a correr, a la puerta, o donde se supone que debía estar la puerta, y llegué al jardín y comencé a correr dándole la vuelta a parte de la mansión tuve cuidado de no tropezar o resbalar en la piscina y llegué, hasta la gigantesca barda llena de arbusto, seguí corriendo por todo el límite asustada, hasta llegar a la gran reja que se abría de forma automática, aun nerviosa me acerco a la caseta y veo al guardía de seguridad cómodamente sentado, y cuánto me ve salta de su lugar.
— Ama Blight — Dice dirigiendo sus ojos a mi cuchillo. — ¿Que ha hecho?
No quise responder, solo empuje la puerta dr la caseta y entre y cerré de inmediato.
Toda yo temblaba y jadeaba por aire, el hombre seguía mirando sin decir nada.
Yo me recargue en la.pared blanca, y suspiré, y solté el cuchillo y poco a poco me deslicé hasta el suelo.
— Voy a llamar a una ambulancia — El se dió la vuelta, y yo no pude responderle nada, solo busque mi teléfono, y comencé a llamar a Edric.
Y en cuanto contesto y me llamo por mi nombre, mi garganta se le formó un nudo asfixiante, algunas lágrimas cayeron, que le debía de decir, que mamá y papá estaban...¿Muertos?
Cuando el sonido de un helicóptero me hizo reaccionar, débilmente me levanté y miro a través del cristal y veo aviones de combaten dirigiéndose al centro de la ciudad.
Tarde un rato en poder formular alguna oración a Edric que seguía en llamada.
— Mantente junto a Emira y Mittens, ya voy por ustedes, quédate con el teléfono a la mano. Cuidense.
El respondió algo, me sentía algo aturdida y mareada, pero no importo, colgué el teléfono.
Y me di cuenta que el guardia se dirigía a la mansión, y mi ritmo cardíaco que apenas había calmado estalló haciendo que retumbe en mis oídos, salí por la puerta de la caseta.
Y tome aire de mis pulmones y grite.
— ¡No abra la puerta! — pero él guardia ya está muy lejos para escucharme, o si lo hizo me ignoró. — ¡No abra la puerta!— Volví a gritar dando unos pasos más cerca y fue cuando un sonido estruendoso y seco retumbó, haciéndome estremecer.
Eran disparos, y un grito débil.
El hombre que era algo robusto comenzó a correr de regreso y esa fue mi bandera roja para darme media vuelta y comenzar a correr de regreso a la caseta, golpeó mi cuerpo contra puerta y abro la perilla y entro, cuando me doy la vuelta, lo que pensé ver fue a mi padre detrás del guardia, papá salto encima del guardia golpeando contra el suelo, y unos horripilantes gritos de dolor escuché.
Cerré los ojos cuando ví que el guardia saco su arma y disparo.
Pero solo atrajo lo que eran las mucamas, pero los gritos continuaron, y llegó el silencio.
Force mi vista y veo a mamá, correr como nunca antes en la vida la había visto correr, pero no tenía su brazo, ni su cara, y de su vientre pude ver las entrañas moviéndose, y lo primero que hice fue cerrar la puerta, y poner la silla para atorar la puerta, y para cuando mamá, y la servidumbre llegó solo pude ver esos rostros y un olor a muerte.
Todos ellos comenzaron a golpear el cristal con lo cualquiera de sus extremidades.
Mire los ojos de mi madre, y sentí que mi alma salí de mi cuerpo, y cuando escuché el vidrio estrellándose, reaccioné por fin y tome el cuchillo del suelo, el teléfono y salí por la otra puerta que daba para la enorme y vacía callé, cerré la puerta tras de mi.
La casa más cercana estaba en dirección contraria a la que empecé a correr cuesta abajo para llegar a la ciudad, buscaría ayuda.
La carretera está rodeada de arboledas y había una pequeña banqueta en aquella gran carretera, seguí corriendo hasta sentirme lo más lejos de mis padres, y reduje mi paso, continúe jadeando y sostuve con una de mis manos el costado derecho, llevaba tiempo sin correr de esa forma, desde que había dejado de practicar Lacrosse, hace cuatro años.
No sabía que clase de mirada recibiría al llegar al llegar a las islas hirvientes, seguramente me metería en problemas, o me lleven en una patrulla.
Suspiré cansada, ahora tenía sed, revise mis bolsillos y al menos conserva su billetera. Trato de calmarse un poco y al llegar al comienzo del pueblo pudo notar que todo está igual, aunque pudo ver varias patrullas merodeando las calles, así que para parecer menos como una loca deje en los arbustos el cuchillo.
La gente, hay demasiada gente en las calles, entre a una tienda y tome una botella de agua, y cigarros, pase de inmediato al baño solo necesito estar sola un momento.
Me mire en el espejo, y me veía fatal, mi cabeza comenzo a doler, y no recuerdo haber tomado de las Aspirinas, así que como pude limpie la sangre de mis rodillas por las tantas caídas, y de igual forma las de mis manos, seguía con la ropa del dia de ayer, apestaba alcohol.
Pero la verdad es mala idea ir a casa con ellos en ese estado, llamé a una ambulancia y no contestaron, seguí llamando, mi plan es enviar paramédicos o policías para que se encarguen, pero tan solo en recordar a mis padre, mis ojos se llenaron de lágrimas y mi cuerpo se sacudió, tardo en contestar.
La voz del operador sonaba agitado, y por encima de la voz podía escuchar algo de interferencia mucho ruido.
— Escuché disparos en la zona residencial, es la casa de los Blights. — No entendí lo que decía el hombre, conteste de forma rápida sin detalles.— Apreciaría que envíen policías, por favor.
El hombre me aseguro que ya envían gente, y esa fue mi señal para colgar, y baje mi teléfono, mis pensamientos inundaron todo en mí. Y algunas lágrimas cayeron quise gritar de lo que sentía, pero no pude seguir sollozando pues mi teléfono vibró, me tomo unos segundo para recuperar mi voz y limpie mis lágrimas, saque mi teléfono que viéndolo bien me di cuenta que lo había estrellado, eso no me importo tanto, lo desbloqueo y contesto la llamada.
— Hola Amelia, no te vayas a enojar pero....Amity se fue a la biblioteca — La voz de mi hermana hablo, y yo no pude evitar fruncir mis cejas
— Mierda. — Le dije, y ella comenzó hablar y yo antes de responder, escuché mucho ruido. Tome la botella de agua y me asomé por la puerta ví que había gente charlando pero de forma ansiosa. — Escuchen par de idiotas, quédense en la escuela y no salgan por ningún motivo, consigo un taxi y voy por ustedes.
Espere que contestaran, y me despedí de ellos, suspiré y llame a Amity, el teléfono sonó por un rato, me sentía tan cansada y adolorida que fui por unas cajas de medicina, tome una botella energética y cigarros, y una goma de mascar y me fui a pagar.
Tuve la suerte que ninguna de mi ropa se llenará de sangre, había manchas pero al usar pantalones negros y una blusa oscura no era tan obvio la sangre, que podía medianamente confundirse con tierra, al igual que mi chaqueta está algo sucia de quién sabe que, pero era bastante ligera la chaqueta oscura.
Tome las pastillas y me las lleve a la boca, después de pagar, no tenía mucha hambre siendo honesta, así me encamine afuera, y la gente seguía saliendo, ese día parece estar la gente más nerviosa y ajetreada.
Y Amity al fin contesto.
— Dónde mierda estás — tome mi encendedor y me lleve el cigarro a mis labios.
— Vine a devolver unos libros a la biblioteca — Contesta tranquila, y yo dejo que el humo del cigarro salga por mi boca.
— Les dije que se quedarán en la escuela — Bufo fastidiada y masajeando mi sien.
— ¿Entonces vuelvo a la escuela? — pude notar su tono de voz también fastidiado, cansado.
— No, ya quédate ahí mismo, voy por ti y luego por los otros engendros.
Escuché algo de risa al otro lado de la línea.
— Mamá te ha dicho que no los llames así. — Contesta ella algo más alegre.
— Odalia ya no está aquí para regañarme — Terminé de decir esa oración y recordé que Odalia ya no estaba literalmente, mi papá...tendría que decirles yo que ha pasado, pero realmente ni yo se bien que les pasó.
Jadeo y por consiguiente me ahogo con mi propio humo y me doy unos golpes al pecho por mi tos.
— bueno, no tardes, aquí te espero.
— Si luego te veo.
Colgué, y limpie unas lágrimas por mi ataque de tos y veo más helicópteros por el cielo, y veo gente entrando desesperados a la tienda. Yo salgo apurada por llegar con mi hermana.
Y veo un taxi, me apresuró a tomarlo y al subir, el taxista me mira de abajo arriba, yo lo miro con la peor cara que puedo poner y el se gira.
— ¿A dónde la llevo?
— A la biblioteca de Bonesbourgh, ¿le importa si fumo? — Le digo con un tono fuerte, el niega con la cabeza y sigo fumando.
El enciende su radio pero la música no era constante en ninguna de las estaciones, y conforme avanzamos vimos pasar ambulancias y bomberos a toda prisa, seguidos de patrullas.
Yo mordí mis uñas, mi cabeza se llena de muchas ideas, que tal si Odalia me ha seguido, y es su culpa, si es el guardia de seguridad que lo deje ahí.
El coche avanza y los malos presentimientos comenzaron hacerme mal en el estómago, le doy un apretón a la tela de mi chaqueta, comencé a notar que el ruido de las calles era muy fuerte, mire a mi alrededor la gente comenzaba a moverse de un lado a otro, había más gritos de los usuales.
El viaje en coche se siente eterno, apreté mi mandíbula, mi respiración es pesado.
Mis latidos retumban en mis oídos, el taxi se detuvo, enfrente de la biblioteca, le dije que esperara y le di dinero y el asintió.
Entre a la biblioteca, me sentía como si estuviera en un sueño, ente al lugar y había gente, muy poca pero había gente.
Tome mi teléfono y envíe mensajes a Amity, le dejé saber que estoy en la entrada. Nerviosa, salí de la biblioteca y volví a sacar un cigarrillo, movía mi pie con ansiedad, y miró a todos lados y veo automóviles pasando con velocidad, y volví a escuchar ambulancias, y vi pasar mas patrullas.
— A padre no le gusta que fumes — La voz de Amity me hizo sobresaltarme, nuevamente pensé en nuestros padres, y un nudo se me hizo en la garganta y le di otra calada al cigarrillo y evite mirarla a la cara.
Terminé el cigarro y lo pise, y la tomé del brazo y subimos al taxi.
— A Hexside — Dije en un tono amargó, y el taxista comenzó andar.
Amity tomo su teléfono, pero hizo una mueca siguió moviendo algo en su celular, pero su mueca no se quita.
— ¿Qué sucede Manoplas? — Pregunté jalando su mejilla provocando un gruñido.
— Las redes se están cayendo. — Murmuró y apagó sin más su celular y se recostó en el sofá.
Yo revolví su cabello castaño, y ella me miro de reojo, ella tiene el cabello de papá, pero sus facciones son un poco más parecidas al de mamá.
Tiene los ojos de ella, volteo los ojos a otro lado, y resopló.
— ¿Qué te sucede?
El nudo de culpa me lastimo mi garganta, y comencé a pensar que decirle, ella seguía mirándome, casi examinado de arriba abajo, deje ir un suspiro fuerte, y cuando me armó de valor la miro a los ojos lo más sería.
Ella dejo su teléfono y me miro, extrañada.
— Amity, algo pasó en casa. Oda- mamá y papá. — Sus ojos no se quitan de encima mío
El coche freno de un momento a otro, cerré los ojos tras golpear el asiento frente mío. Abro los ojos y miro a Amity revisando que ella esté bien.
Y antes de reclamar veo al frente y hay un accidente en coche, con varios coches involucrados. Y antes que yo le pueda decir algo sobre rodear, escucho una bocina y giro mi cabeza a mi lado derecho y veo unas luces de automóvil dirigiéndose hacía nosotros.
Y todo se volvió negro y silencioso.
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