Capítulo 53
Naruto jalaba sus manos tratando de salir de las esposas, puso sus pies en la cabecera de la cama "maldito Obito" pensaba, el metal era de acero reforzado, jalaba con fuerza tratando de romperlas, se sentía débil sin su chakra, respiró agitado -babea la maldita mano cachorro, pon más saliva para que resbale, ese desgraciado hijo de puta, no sé porqué demonios confiaste nuevamente en él, te dije que era un idiota -el rubio volteó los ojos agitado por el esfuerzo -demonios, me siento como un maldito muñeco de trapo -el zorro y los bijus pensaban cómo salir de ese lugar. El menor observaba las esposas pensando, toda su herramienta estaba en su sello y no tenía chakra para librarse, apretó el ceño con duda, observó la hebilla de su chamarra, levantó ambas manos bajando un poco el cierre, comenzó a maniobrar tratando de abrir las malditas esposas, movía de un lado a otro sus manos, no entraba, estaba muy grande, dejó la hebilla, giró su mirada viendo la comida y la cama, no había forma de sacar las cadenas con las esposas, se levantó, estiró las esposas, se dejó caer de la cama forzando el metal, con sus pies se aventaba, pero ni siquiera movía la maldita cama, sus ojos se aguaron con desesperación.
-Cachorro cálmate, ya saben dónde estás, ese remolino hace días era el mangekyou de Kakashi, deben lograr abrir el portal, ten calma, por lo menos ya sabemos que nos buscan -el menor cerró sus ojos con frustración -gracias Kurama, no sé qué haría sin ustedes chicos -el zorro apretó el ceño -ahí viene ese maldito -Naruto apretó el ceño haciendo gris su mirada, el remolino se abrió una vez más.
Obito entró a su espacio observando al rubio, su mirada era fría, suspiró quedito -¿aún me odias? -Naruto lo vio cómo si fuera estúpido -me tienes amarrado a una maldita cama en medio de la maldita nada, me secuestraste y te has aprovechado cuánto has querido ¿debería odiarte? ni siquiera entiendo tus verdaderas intenciones, no sé si haces esto por órdenes de ese anciano, estoy nervioso y de mal humor ¿qué pretendes? -el Uchiha rascó su nuca con ansiedad escuchándolo gritar -te lo dije, me gustas, Madara me ordenó sacarte del camino, no especificó cómo, no puedo traicionarlo, vi la oportunidad de tenerte a mi lado -Naruto apretó el ceño, Kurama le había dicho del sello títere, lo observó acercarse a él nuevamente.
Obito lo veía con cariño, no podía odiarlo, sólo era un idiota al que manipulaban; ya había pasado el efecto de la droga, cuando iba a besar sus labios giró su rostro recibiendo el beso en su mejilla. El Uchiha lo observó un momento -eres hermoso -susurró con cariño acariciando su mejilla -Naruto suspiró quedito con cansancio -tengo novio Obito, debe estar buscándome -el azabache apretó el ceño, lo tomó de los hombros, lo jaló a su cuerpo abrazándolo posesivamente -ahora estaremos juntos, olvídate de él y acéptame Naru, te juro que te cuidaré y te haré feliz si me aceptas -el rubio abrió sus ojos bastante, se incómodo al sentirse entre sus brazos, no era el calor de su hombre, sintió un beso en su cuello, trató de alejarse, pero tenía una fuerza sorprendente el chico y no tenía fuerza alguna en ese momento -Obito, por favor, me lastimas-
El azabache cerró sus ojos con frustración, lo soltó suavemente. Naruto con molestia trató de alejarse, pero el Uchiha lo atrajo del rostro, lo besó con desesperación introduciendo su lengua, el rubio lo aventó cómo podía -mggg -trataba de zafarse, pero su maldita fuerza estaba reducida a la de un maldito bebé. El mayor comenzó a darle suaves piquitos después de ese intenso besó, sabía que Naruto lo rechazaba y lo estaba forzando, pero lo necesitaba, lo abrazó una vez más sintiendo la resistencia del menor -demonios Obito, te dije que tengo pareja ¿qué sigue después de esto? ¿abusarás de mí? -el Uchiha negó con desesperación, lo vio a los ojos con dolor -no soy un monstruo, sólo quiero que me ames -
Naruto lo vio sufrir, cerró sus ojos con desesperación, recargó su frente en su pecho ablandando la mirada -eres mi amigo Obito, te quiero, en verdad te quiero, pero no de la manera en que tú buscas, no hagas que te odie -el mayor lo abrazó con fuerza absorbiendo su aroma suavemente, acarició su espalda con cariño, no quería que lo odiara, se sentía frustrado -si me liberas, puedo eliminar el sello títere y ambos podemos regresar a Konoha, tu hermano, tu familia te extraña, nosotros te extrañamos, tu equipo también-
Obito negó con molestia alejándose de él -eso es mentira, nadie me extraña, los he visto reír en mi ausencia, mi hermano es feliz sin mí, me sustituyeron, no quieras verme la maldita cara -Naruto apretó el ceño cabreado -¿me estás diciendo mentiroso ttebayo?, puedo ser un maldito bocón, pero nunca un mentiroso -Obito apretó el ceño, bajó su mirada escuchando -tu hermano sufre tu ausencia, es obvio que está feliz, si recuperó -guardó silencio -no diré más, en este momento no sé de qué lado estás -Obito apretó el ceño -¿recuperó qué? Itachi robó mi lugar en mi familia, nunca los había visto tan felices y es sin mí ¿Cómo crees que me siento? Siempre fui el apestado del clan y ahora -apretó sus puños con frustración.
Naruto ablandó su mirada, sabía lo que eso se sentía, lamió sus labios sin saber qué decir -también te tiene a ti, todo lo que amo ahora es suyo, no te entregaré, no volveré a ese lugar donde evidentemente no soy necesario -el rubio lo vio dejar su comida y desaparecer una vez más, los azules veían a la nada -está muy malditamente traumado ese mocoso, cachorro -Naruto asintió con fastidio, vio el ramen, no dudó en comerlo, tenía hambre y a él el hambre no se le iba ni con la angustia, necesitaba convencerlo de alguna forma de que era un idiota.
….
Itachi veía el techo de su habitación con desesperación, no había podido dormir más que unas horas esos últimos días, extrañaba a su rubio, extrañaba su calor, sus cariños, sus sonrisas, todo era silencio sin él, recordó esa soledad de su otra vida, sentía que se asfixiaba sólo de pensar en eso, no quería volver a sentirse de esa forma, su rubio era su otra mitad, su complemento, su amor, quería cerrar sus ojos y abrirlos con su pareja entre sus brazos, hacerle el amor y decirle cuánto lo había extrañado, cuánto lo necesitaba, apretó la manta con desesperación -mi Naru… -susurró con dolor.
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