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Jimin y yo pasamos desapercibidos ante todos los demás invitados, sin despedirnos, nos habíamos salido del edificio del museo, iríamos al departamento de Jimin, cosa que definitivamente me estaba haciendo sentir sumamente nervioso, el viaje no había durado mucho, y Jimin se veía sumamente tranquilo a comparación de mí, en cuanto mi amante había encontrado sitio en donde estacionar su vehículo, ambos salimos para dirigirnos al ascensor, aquel trayecto en el ascensor se sentía eterno, su presencia varonil a mi lado solamente causaba cosquillas en todo mi ser, que estaba sumamente ansioso por saber lo que ocurriría a continuación.

Y en cuanto las puertas del ascensor se abrieron, la oscuridad del departamento nos abrumo a ambos, pero la luminosidad de la ciudad entera desde afuera de los grandes ventanales del fondo, hacia que todo pudiera verse un poco más, no hubo necesidad de encender las luces, no cuando sentí cuando Jimin me abrazo por la cintura, rodeándome con su brazo y apegándome a su cuerpo, chocando nuestros cuerpos uno contra el otro.

Mire hacia arriba, y me percate de que él estaba mirándome a los ojos, su mano libre tomo mi mentón con la punta de sus dedos, y elevo mi rostro para que pudiera verlo más de cerca, él aproximo su rostro al mío, y mi respiración se entrecorto al sentir su suave aliento sobre mis labios, trague saliva y me permití mirar hacia sus labios, demonios, me removí un poco entre su abrazo, y él termino de acortar la distancia para unir nuestros belfos en un suave beso.

Solté un jadeo pequeño al sentir como Jimin movía con suma maestría sus labios sobre los míos, era un ir y venir de su parte que solamente me estaba haciendo suspirar en el momento, gemí entre el beso al sentir como su lengua se pegaba levemente a mis labios, relamiéndolos suavemente y haciéndome estremecer por aquel contacto, ladee mi cabeza para permitirle más acceso a mi boca, y él encajo sus dientes con suavidad sobre mi labio interior haciéndome temblar levemente, entendí lo que quería, y definitivamente lo dejaría hacerlo, abrí mi boca y él dejo que su lengua entrase a mi cavidad bucal para comenzar a explorarla, no tardo en dar con mi lengua, y comenzó jugar con ella, enredándola entre la suya y haciéndome suspirar por la sensación de sus acciones.

Maldije a la falta de aire por separarnos de golpe, sentía mis labios calientes y palpitantes por aquel beso que Jimin me había propinado al momento, mis piernas se sentían débiles y mi cuerpo no dejaba de tener esa enorme sensación de querer que él me siguiera besando tan bien como lo había hecho, mi respiración era errática, miré a Jimin quien tenía los labios húmedos por aquel contacto entre nuestros labios, relamió la comisura derecha de sus labios y me sonrió ladino.

—Tus labios son muy adictivos, gatito —susurro por lo bajo y volvió a juntar sus labios con los míos en un corto beso pequeño, pero no se separó mucho de mi rostro—, me encantan —y volvió a unir sus labios y separarlos un poco, y así sucesivamente.

—Mmmmh Ji-min —gemí su nombre en cuanto nos separamos del beso, relamí mis labios, el calor y la maldita ropa empezaban a ser un enorme estorbo para mí, pero a pesar de la excitación que estaba comenzando a sentir emanar de todo mi cuerpo, supe que decir su nombre estaba mal en esos momentos, él sigue siendo mi amo, y quizás ahora este molesto.

—Gatito —estaba pensando en la posibilidad de que me regañase como otras veces lo ha hecho, que me corrigiera por mi error, pero a cambio, recibí una suave caricia sobre mi tersa piel de la mejilla, haciéndome verlo a los ojos, esos ojos que brillaban levemente entre la oscuridad—, sólo esta vez... —hablo en voz baja, sin dejar de acariciarme—, quiero escucharte gemir mi nombre, gatito.

Joder, este hombre sabe utilizar las palabras adecuadas, sonreí levemente y él se separo un poco de mí, no podía dejar de verlo, y él a mí. No podía creer que él quisiera escucharme llamarlo, era increíble, la primera vez que lo hice fue porque él seguía tratando de convencerme, pero ahora... ahora no entendía la razón por la que él quería escucharme gemir su nombre, pero no me negaría, después de todo es él quien me esta dando todo lo que me esta gustando en estos momentos, es él quien me tenía totalmente loco de amor, y no me negaría a decir su nombre en cada suspiro, quiero complacerlo tanto como él me complace a mí.

Mi amante volvió a unir nuestros labios, mientras sentía como sus manos seguían un pequeño viaje hacia mi cintura, sobre la tela del saco, no tardaron en deslizarse hacia el frente, para quitar los botones que lograban mantener abrochado el saco a mi cuerpo, cerré mis ojos y solté un suspiro al sentir como los labios de Jimin dejaban los míos por breves y escasos segundos para volver a juntar nuestras bocas en un chasquido, me estaba haciendo delirar en el proceso, un sonido sordo se escucho cuando mi saco por fin había caído al suelo y Jimin seguía ocupándose de mis labios sin detenerse por mucho tiempo.

Se separo de mí un poco para recuperar el aliento, junto nuestras frentes, haciéndome sentir sumamente completo con esa acción.

—Vamos a un lugar más cómodo, gatito —dijo y antes de que pudiera dar un asentimiento a sus palabras, él me tomo de la mano para comenzar a caminar dentro del departamento.

El calor en mi cuerpo estaba a más no poder, quería que Jimin me tomará, era lo que más estaba anhelando en ese momento, lo quería con todas mis ganas. Mire hacia los ventanales, percatándome de la ciudad iluminada ante nosotros, observando a la luna totalmente llena brillar en el cielo oscuro, el departamento era iluminado por todas aquellas luces de otros lugares que evitaban de ese modo que chocásemos con algo, aunque Jimin conocía mucho más este lugar que yo, seguimos nuestro camino, pasando por la estancia y dejando atrás la cocina, por unos momentos pensé que él me llevaría a su habitación exclusiva para sus juegos sadistas, pero no fue así, aquella puerta cerrada fue lo que vi pasar, y no entendí la razón por la que él no me había llevado directamente a aquel lugar, por unos momentos pensé que sería una locura que me llevase a su habitación, era imposible.

Seguimos por otro pasillo corto en cuanto la cocina había desaparecido de nuestra vista, y entonces me permití mirar hacia el frente, observé que había otra puerta allí, justo al final del pasillo, Jimin me llevaba directo hacia aquella habitación.

—¿No me llevarás a tu habitación favorita? —pregunte recalcando la última palabra para hacerlo entender a cuál de las habitaciones me estaba refiriendo.

—No —dijo en respuesta—, esta vez —escuche el seguro de puerta abrirse, las bisagras rechinaron levemente y ante mi se mostro otra habitación diferente—, quiero disfrutarte a mi modo.

Nos adentramos a la habitación totalmente oscura, pero lo primero que llamaba más la atención, era que al fondo había ventanales tan grandes como la pared, podía ver lo que había afuera, la otra parte de la ciudad iluminada ante mis ojos, del lado izquierdo, se encontraba una cama de sabanas oscuras, y solamente tenía una almohada encima, la cama no era como la que se encontraba en la habitación en donde Jimin guardaba sus juguetes, esta cama lo único que tenía destacable era que tenía un respaldo alto de color marrón oscuro casi negro, mire del lado derecho, se encontraba una pared, con otra puerta, además había un librero pequeño y largo de tres repisas que estaba repleto de libros de distintos tamaños, y sobre aquel librero, se encontraban distintos retratos, además de algunas figuras de cerámica y una computadora portátil que estaba abierta pero apagada, note que Jimin tenía una mesita de cada lado de la cama, y que en ambas había una lampara, y en la de la derecha se encontraba colocado un reloj digital, ya eran casi las once.

—Tu habitación... —dije en voz baja, era más para mí mismo que para él.

—Sí —dijo Jimin, sentí como afianzaba el agarre a mi mano, así que lo mire, él sonrió ladino y no tardo en jalarme hacia su cuerpo para que volviéramos a invadir nuestros espacios personales en su totalidad, solté un leve quejido cuando choque contra su fornido cuerpo, mi vista fue a dar detrás de Jimin encontrándome con los edificios vecinos, él lo noto—, no te preocupes por que nos vean —volví a regresar a mirarlo—, los vidrios están polarizados.

Joder.

Me removí un poco al sentir el bulto que se pegaba por mi abdomen bajo, tragué saliva, demonios. No tuve que decir nada, no cuando Jimin volvió a unir nuestros labios en un beso, era suave, muy suave, tan suave que me permití volver a cerrar los ojos para disfrutar del contacto entre nuestros labios, pero no me dejo disfrutarlo por mucho tiempo, pues se separó un poco.

—Jim... aaah —sus manos se colaron por debajo de mi camisa, haciéndome sentir sus dedos acariciar mi piel, su tacto era firme, sus labios se acercaron a mi mandíbula, repartiendo besos por el lado izquierdo, pequeños y cortos cosquilleos en cada uno de sus besos.

Suspire al sentir como terminaba de besarme aquella zona para pasar sus besos hacia mi cuello, hice al lado contrario mi cabeza para permitirle acceso a mi cuello, sintiendo como su lengua salía por su boca y lamía la extensión de mi piel, la tibieza de su lengua se iba dejando una pequeña corriente de frio sobre la zona lamida con anterioridad, mientras que sus manos comenzaban a desabrochar cada uno de los botones de mi camisa para exponerme ante él, gemí bajo al sentir como terminaba con los botones, y mordía levemente mi cuello con parsimonia, haciendo que mis piernas se sintieran como gelatina en un instante.

—M-mierda, Ji-min —gemí al sentir como mordía con un poco más de fuerza y se separaba de mi cuello, bajo mi atenta mirada se relamió sus labios, haciéndome entender de ese modo que me estaba disfrutando demasiado.

—Eres sumamente exquisito, gatito —sus manos me despojaron de mi camisa, dejándome casi completamente expuesto ante él—, ¿quieres que use protección?

—N-no —dije, mientras que sus manos volvían a mi cuerpo, y con leve temor a que me parte de él, lleve mis manos hacia él, justo a los botones de su saco—, quiero s-sentirte... —dije mientras me dedicaba a desabotonar los últimos dos botones que me faltaban.

Jimin me ayudo a quitarle el saco, pero me dejo que yo le quitase la camisa, sus manos seguían puestas sobre mi cintura, apretándola levemente, y sentía su pesada mirada sobre mí, mientras me dedicaba a desabotonar el ultimo botón, y dirigía mis manos hacia su corbata, sentí una de sus manos separarse de mi cintura para ir directamente a mi cuello para quitarme aquella pañoleta que ya era un estorbo en ese momento, en cuanto lo hizo, dejo de tomarme por completo de la cintura para despojarse de su camisa, en mis manos tenía la corbata, y él me la quito para dejarla caer sobre el suelo.

Trague pesado cuando mis ojos fueron a dar un paseo por su cuerpo, su abdomen perfectamente marcado, sus brazos tonificados, demonios, ¿en verdad esto no era un maldito sueño? Jimin sonrió ladino para volver a acercarse a mi cuerpo, tomándome por la cintura y volviendo a juntar sus labios con los míos, gemí entre el beso por la sorpresa de sus acciones, mientras que Jimin me empujaba levemente, obligándome de ese modo a caminar hacia atrás, el cosquilleo que estaba sintiendo en mi vientre bajo no me dejaba en paz, y cuando sentí que mis pantorrillas habían tocado por fin la suavidad de las sabanas que cubrían el colchón, cuando Jimin me empujo.

Caí en la mullida cama, y él sonrió levemente, estaba encima de mí, recargando su peso en sus brazos, sus manos estaban apoyadas a cada lado de mi cabeza, mientras no dejaba de mirarme, se incorporo un poco, y levante la cabeza para verlo, Jimin no tardo en llevar sus manos hacia mi pantalón para despojarme de aquella prenda, llevándose consigo mis boxers y haciéndome sentir levemente tímido al estar expuesto totalmente ante su mirada, sentí mis mejillas arder en ese instante, no importaba cuantas veces este hombre me haya visto completamente desnudo, la vergüenza siempre estaba en mí, como si fuera la primera vez que él me ve.

Bajo mi atenta mirada, él se despojo de sus pantalones, y de igual forma de sus boxers, dejándome ver su falo viril que estaba más que preparado para que me tomase. Jimin se acerco hacia mí, mientras se tomaba su hombría y se masturbaba un poco, con su mano libre, se aproximo hacia mis piernas, separo mis rodillas con cuidado y dejo de masturbarse para volver a estar más cerca de mi cuerpo, arrastro mi cuerpo hacia él, para juntar por fin nuestras intimidades, sentí su hombría pegar por mi entrada, haciéndome jadear levemente, Jimin tomo mi hombría con una de sus manos, apretándola levemente, estaba igual de excitado que él y lo sabía perfectamente, comenzó a masturbarme haciendo leves movimientos de arriba hacia abajo.

—Jimin... —solté su nombre en un suspiro.

—¿Te gusta, gatito? —me pregunto, lo vi sonreír ladino antes de acercarse hacia mi pecho, con su mano libre, tomo mis manos haciendo que las levante por sobre mi cabeza, su agarre era firme.

Comenzó a repartir pequeños besos por debajo de mis pezones, pequeños besos que solamente me estaban haciendo removerme en mi sitio, y de ese modo podía sentir la hombría de mi amante en mi entrada, rozándose ligeramente y haciéndome suspirar. Jimin dejo de acariciar mi hombría para pasar a mi entrada, sentí dos de sus dedos jugar un poco, rozando aquella zona y entrando levemente haciéndome soltar un jadeo, mientras que su boca se concentraba ahora en darle atención a mis pezones, dejando besos con leves mordidas en uno y luego en el otro, haciéndome sentir espasmos repartiéndose en todo mi cuerpo.

—¡Ji-min! —gemí alto al sentir como dejaba que sus dedos entraran dentro de mí y salían un poco—. A-aaahhh...

—¿Cuántas veces tengo que hacértelo? —me pregunto en un suspiro—. Sigues siendo tan apretado, gatito.

—M-más... más, Jim-in —cerré mis ojos de golpe al volver a sentir otra leve embestida de sus dedos.

—¿Deseas que te tome, gatito? —me pregunto, mientras que dejaba de sostener mis muñecas, trague saliva y solté un suave suspiro al volver a sentir sus dedos abrirse y cerrarse para dilatarme, joder, los espasmos en mi cuerpo no paraban, me enviaban sensaciones sumamente placenteras, y Jimin me miraba como si no hubiera un mañana—. Pídemelo...

—T-te aaaahh... deseo, Jim —gemí de nuevo al sentir como mi entrada palpitaba alrededor de sus dedos.

Él sonrió levemente y volvió a apartarse un poco de mí, saco sus dedos, dejándome allí con las ganas de querer volver a sentirlo dentro de mí, pero no tardo en hacerme sentir su falo erecto.

—¿Listo, gatito? —me pregunto burlón, yo fruncí levemente mi ceño.

—S-sólo... —ni siquiera me dejo terminar, se enterró en mí despacio, pero haciéndome sentir de golpe sus acciones, arquee mi espalda y apreté mis dientes con fuerza—. ¡Hazlo! M-mierda... —jadee, demonios, Jimin había logrado con aquella estocada dar en mi punto más sensible.

Me deje caer de nuevo sobre la cama, y él se inclino hacia mí, relamí mis labios y él soltó un suave suspiro, con una de sus manos, acerco las mías, haciendo que las colocase sobre sus hombros, me aferré a su piel tibia, enterrando levemente mis dedos.

—Voy a moverme, gatito.

Di un asentimiento a sus palabras para que dejase de pensarlo y lo hiciera, Jimin no espero más tiempo, comenzó a moverse, haciendo que cerrase los ojos en el momento, pero no quería quedarme embriagado por el placer, Jimin gruñía levemente.

—M-mírame, gatito —dijo en un suspiro, y yo abrí los ojos.

Él me sonreía con satisfacción, sin dejar de penetrarme en el momento, haciéndome jadear por sentirlo dentro de mí, entraba y salía, pero esto era sumamente distinto, no llevaba prisa, no era como si solamente quisiera tenerme para él como las otras veces, él me estaba penetrando despacio, salía de mi interior casi por completo y volvía a enterrarse en mí.

—Jimin... —volví a gemir su nombre—, aaaah, Ji-min... —sonrió ladino al escucharme.

—No dejes... de gemir —gruño por lo bajo y se inclino para acercarse a mi rostro—, me encanta cuando gimes mi nombre, gatito.

No estaba dispuesto a desobedecerle, gemí más su nombre, aunque él me hacía guardar silencio cuando sus labios se juntaban con los míos de nuevo en un beso, uno que hacía que fuese duradero entre nosotros, gemía en sus labios mientras él se deleitaba con todo mi ser por completo, jamás creí que podía tener una mejor situación intima en la cama, pero en verdad que esto me estaba volviendo loco.

Jimin repartía besos sobre mis labios de vez en cuando, y se concentraba en seguir penetrándome despacio, haciendo que la sensación tan placentera y cálida de mi orgasmo se sintiera cada vez más cerca y cada vez más lejos, los temblores en mi cuerpo eran evidentes en cada una de sus estocadas profundas y llenas de parsimonia, pero demonios, amaba que siguiera ese ritmo lento, me estaba matando internamente con eso y me encantaba.

Desee que no dejase de hacerlo, desee que este preciso momento no se esfumará, pero por supuesto el orgasmo en mi cuerpo no tardo en aparecer, enrede mis piernas en la cintura de Jimin en cuanto sentí que estaba a punto de llegar al clímax.

—¡Aaaah, Jimin! —gemí alto y volví a arquear mi espalda pegando con su cuerpo, nuestros rostros estaban sumamente cerca, y él me tomo por la espalda baja para sostenerme, mientras me liberaba sobre ambos, la fina capa de sudor en nuestros cuerpos brillaba bajo la luz de la luna que lograba filtrarse por los ventanales.

Jimin me dio un par de estocadas más antes de llegar a su preciado orgasmo, liberándose de ese modo dentro de mí y haciendo que sintiera su esencia inundar mi interior.

—J-joder, gatito —gruño por lo bajo y junto su frente con la mía mientras recuperaba el aliento, sonreí levemente haciendo que él copiará mi acción—, ¿te gusto, encanto?

—Fue perfecto —dije y él volvió a unir sus labios con los míos, ni siquiera había salido de mí, y estaba feliz de tenerlo así.

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